Igual que ocurre en un curso tradicional, no siempre es fácil saber si los y las estudiantes están trabajando o si realizan actividades menos productivas (de forma más o menos visible y consciente). Sin embargo, existen algunos indicadores posibles:
-
¿Aparecen nuevas cuestiones en el grupo? ¿Se discuten las cuestiones propuestas por la clase?
-
¿Se están buscando respuestas (propias o ajenas, por ejemplo, en Internet o en los libros)?
-
¿Los y las estudiantes toman iniciativas, hacen cosas que no se les han pedido (y que estén relacionadas con la indagación, por supuesto)?
Del mismo modo que en un partido de fútbol, tampoco es necesario que todos hagan siempre lo mismo. En este punto, el equipo docente puede ayudar asignando tareas o roles a aquellos estudiantes o grupos que queden algo al margen de la indagación, proponiéndoles verificar alguna hipótesis, buscar determinados datos o respuestas, recopilar las cuestiones y dudas que van surgiendo, etc.
Ahora bien, todos deben responsabilizarse de las producciones colectivas, independientemente del rol asumido. Y deberán rendir cuentas de ello al final, tanto de forma grupal como individual.