Una de las paradojas del mundo intelectual contemporáneo es su infantilización. Además, creo que Carlos Yannuzzi ha tocado en su nubarrón anterior este tema y ha hecho consciente o inconscientemente un homenaje al 8 de marzo.
La canción Disney “Who’s afraid of the Big Bad Wolf?”, que es emblema del temor infantil, queda convertida por el banal parecido del apellido de una escritora famosa en el pavor -quizás igualmente infantil- al feminismo culto en el famoso drama teatral “Who’s afraid of Virginia Woolf?”.
Creo que allí se trata de ironizar, pero a la vez reconocer que todo -y especialmente el matrimonio- se ha vuelto más complicado cuando la mujer puede ser mucho más lista y formada, y por supuesto convencidamente feminista. En el fondo, nos intranquiliza la inteligencia, los valores y la decisión de llevar a cabo una profunda transvaloración de todo lo que huela a patriarcalismo. Especialmente si, como insinúa Carlos, se manifiesta tras unos ojos como aquellos seductores de Elisabeth Taylor.