Detalle

Publicado el estudio de delincuencia urbana en el que ha participado Noemí Pereda, profesora de la Facultad

Noticia | 03-06-2021

Las políticas de confinamiento provocadas por la epidemia de COVID-19 supusieron un importante descenso de la delincuencia urbana, a excepción de los homicidios. Así lo constata un estudio publicado en la revista Nature Human Behaviour en el que ha participado Noemí Pereda, directora del Grupo de Investigación en Victimización Infantil y Adolescente (GReVIA) de la UB. El trabajo ha comparado los efectos de este tipo de políticas en los niveles de criminalidad en 26 ciudades de 23 países del mundo, a partir de los datos recogidos por la policía sobre seis tipos de delitos: agresión (sin incluir la violencia intrafamiliar), robo, robo a domicilios, hurto, robo de vehículos y homicidio. Los resultados también muestran que Barcelona, la única ciudad española que forma parte del estudio, es uno de los lugares donde más se redujo la delincuencia, acercándose a un descenso del 80 % durante el periodo de confinamiento, junto con Lima (Perú) y Mendoza (Argentina).

Este estudio descriptivo ha sido liderado por el Instituto de Criminología de Cambridge y la Universidad de Utrecht y ha tenido la participación de 26 instituciones de investigación de distintos países. El trabajo también está firmado por Raül Aguilar, miembro de la Policía de la Generalitat – Mossos d’Esquadra, doctor en Derecho y Sociedad, psicólogo y criminólogo, que ha asesorado técnicamente en el análisis de los datos sobre Barcelona.

 

El efecto del confinamiento domiciliario estricto

Los investigadores han analizado los datos sobre delitos registrados desde principios de 2018 hasta el 15 de mayo de 2020, por lo que se incluyen en el trabajo el inicio de las medidas de restricción a la movilidad tomadas en diversos países para reducir la expansión de la COVID-19. «Nuestros hallazgos muestran que las políticas de confinamiento se asociaron a un descenso considerable de la delincuencia urbana, pero con variaciones sustanciales entre ciudades y tipo de delincuencia. Los resultados de metarregresión mostraron que las restricciones más estrictas a los movimientos en el espacio público predicen una disminución mayor de la criminalidad urbana», destaca Noemí Pereda, que también es profesora de la Facultad de Psicología e investigadora del Instituto de Neurociencias de la UB.

En este sentido, los investigadores también destacan que las medidas de confinamiento domiciliario estricto, como las implementadas en España (toque de queda, multas y detenciones), se relacionan con un descenso más pronunciado en la comisión de delitos. «Ahora bien, restricciones más severas como el cierre de las escuelas, trabajar desde casa, prohibir reuniones privadas o los desplazamientos internos no parecen estar relacionadas con una mayor reducción de la delincuencia urbana», destaca la investigadora.

 

Una reducción delictiva global de un 37 % de media

La rápida desaceleración de la actividad urbana en todas las ciudades tuvo efectos comparables en categorías similares de delincuencia, a pesar de la variación de tamaño, ubicación geográfica y estructura social. De promedio, se produjo una reducción global de la criminalidad de un 37 % en las ciudades analizadas. El descenso más importante se dio en hurtos (-47 %) y robos (-46 %), seguido de los robos de vehículos (-39 %), las agresiones (-35 %), el robo en domicilios (-28 %) y los homicidios (-14 %).

Según explican los autores en el artículo, los efectos más importantes se observan en los delitos que implican la convergencia de delincuentes y víctimas en el espacio público, probablemente porque «se redujeron las oportunidades de cometer delitos y muchas menos víctimas potenciales pasaban tiempo en espacios como por ejemplo zonas del centro de las ciudades, donde hay concentraciones de empresas y lugares de ocio», argumentan.

En cambio, los homicidios, que son los que tienen un descenso menos pronunciado, responderían a otros patrones. «En muchas sociedades, una proporción sustancial de los homicidios se comete en contextos domésticos y, por tanto, no se ve afectada por la reducción de la movilidad. Además, una proporción variable de homicidios se asocia con el crimen organizado, conflictos entre bandas o conflictos relacionados con el tráfico de drogas, que estarían menos influidos por los cambios en las rutinas diarias», explican los investigadores.

La excepción han sido los resultados de tres de las ciudades estudiadas (Cali, Lima, Río de Janeiro), donde habitualmente hay muchos homicidios cometidos por bandas. Estos crímenes bajaron sustancialmente en esas ciudades durante el confinamiento. «Una posible explicación es que los grupos criminales utilizaron la crisis para fortalecer su control del territorio imponiendo sus propios toques de queda y restringiendo los movimientos en los territorios que controlan», destacan los investigadores.

El punto más bajo de los niveles de delincuencia tuvo lugar entre las dos y las cinco semanas después del inicio de las medidas de confinamiento, y se volvió a los niveles habituales durante las semanas posteriores.

 

Barcelona: de una media de 385 hurtos diarios, a solo 38

Barcelona es una de las ciudades donde los efectos del confinamiento tuvieron mayores consecuencias en la criminalidad, especialmente en el caso de los hurtos, que pasaron de un promedio de 385 a 38 diarios durante el confinamiento. El descenso también se dio en el resto de los delitos, a excepción de los homicidios, que se mantuvieron: disminuyeron los robos (de 39,5 de media al día, a 8,6), el robo en domicilios (de 31,2 de media al día, a 9,3), el robo de vehículos (de 12,9 de media al día, a 2), y las agresiones (de 34,6 de media al día, a 14,6).

«En función del número de denuncias, Barcelona no es una ciudad con un alto nivel de delincuencia urbana, en especial respecto a delitos graves. El confinamiento ha reducido significativamente la delincuencia urbana, pero, por ejemplo, las agresiones no se han visto afectadas de forma tan significativa, al igual que ha pasado con el homicidio, porque es probable que este tipo de delito esté vinculado con contextos altamente delictivos o con puntos calientes que no se han visto influidos por el confinamiento como los delincuentes comunes», explica Noemí Pereda.

Además, según la investigadora, estos resultados de Barcelona serían «extrapolables a otras ciudades españolas, dado que la situación en ellas ha sido muy similar y las medidas han sido las mismas».

 

El estudio de la violencia intrafamiliar

Esta investigación continúa en marcha, ya que los expertos están analizando actualmente los datos de delitos registrados hasta mayo de 2021. Además, también están trabajando en las consecuencias del confinamiento para otros tipos de delito. «Ahora mismo, lo más relevante es ver si este descenso en la criminalidad se da también en la violencia intrafamiliar y en los delitos que pueden haberse producido dentro de los hogares, como el maltrato infantil, el abuso sexual o la violencia en la pareja, que no se han incluido en esta investigación», concluye Pereda.


Compartir: