Ferran Busquets dirige Arrels Fundació desde 2012, asocicación a la que se incorporó hace 16 años. Día tras día, combate el sinhogarismo y la pobreza extrema en las calles de Barcelona para darles a los más desfavorecidos la oportunidad de concebir una vida mejor.
Julieta Palermo
Ferran Busquets i Fores (1974) es oriundo de Barcelona y elige no darle la espalda a la desigualdad social que hay en su ciudad. La empatía es una de sus grandes cualidades y por eso ha elegido darle a su vida un propósito social. La realidad de las personas que lo rodean lo afectan de forma positiva o negativa. Así fue como acabo siendo Director de Arrels Fundació, una organización no gubernamental que acompaña y orienta a las personas sin hogar que viven en las calles de Barcelona.
El camino que Busquets ha escogido para su vida requiere de algo más que solo empatía: es necesario tener convicción. La certeza de lo que observa, piensa o siente es una de las características del director de Arrels. Su visión ilumina los escenarios sociales más ignorados de la sociedad y los vuelve visibles para todos. “Somos una entidad incómoda. Pero nuestro objetivo es poner los problemas sobre la mesa. Cumplir con los propósitos de sensibilizar y provocar cambios es muy difícil si no eres incómodo”, aseguraba Busquets en una entrevista a VilaWeb.
Voluntarios de la organización censaron las calles de Barcelona por última vez en junio de este año. Detectaron 1.231 personas durmiendo a la intemperie, número que supera la cifra del informe anterior. El censo no solo funciona como una estadística, sino que comprueba un hecho de suma importancia: si normalizamos la situación de aquellos que viven en la calle provoca que la situación se vaya multiplicando. Busquets lo tiene claro y dirige un plan de llamado a la acción comunitaria. Su objetivo es sensibilizar y concienciar tanto a ciudadanos como a la administración pública. Para el director de Arrels el futuro del sinhogarismo está en la vivienda y en que la ciudadanía decida que esto es una situación inaceptable. “La política no deja de ser un instrumento de la ciudadanía, cuando la ciudadanía hace presión, la política no tiene más remedio que hacerlo”, afirma el Busquets con la certeza de alguien que ya lleva diez años en su cargo.
Para hablar de marginalidad y pobreza extrema, se ha adoptado el término sinhogarismo. Quizás porque decir sin hogar o sin techo suena menos crudo que decir pobre o marginal. Pero no son sinónimos. Es necesario acercarse a la realidad cotidiana de quién padece la calle y observar más allá de las ideas preconcebidas, para descubrir el significado detrás de cualquier tipo de etiqueta con la que escojamos denominarla. Los caminos que han llevado a las personas sin techo llegar a esa situación son diversos, aunque todos son consecuencia de la exclusión social. No se trata sólo de no tener un lugar dónde dormir. Vivir sin hogar significa subsistir con una sensación constante de provisionalidad, sin generar relaciones sociales estables, sin rutinas, sin dirección y con muy pocas posibilidades de reconstruir una red de apoyo y solidaridad, revela un informe de capacitación del voluntariado para el análisis y el debate sobre políticas sociales elaborado por entidades sociales de Catalunya.
«Para hacer vivienda se necesita dinero y no buena voluntad«
FERRAN BUSQUETS
“El sinhogarismo es una parte de la pobreza que tiene como componente lo económico. Para hacer vivienda se necesita dinero y no buena voluntad”, argumenta Busquets en una entrevista a Diari de Barcelona. Arrels atiende a un 70% más de personas sin hogar que hace diez años. La ayuda de ciudadanos que se han implicado económicamente fue crucial. Pero este año, la organización atraviesa una crisis económica sin precedentes. Las consecuencias de la guerra en Ucrania y la escalada inflacionaria han impactado directamente en la entidad. Hoy enfrentan un déficit de 757.000 euros, que se acompaña con una baja de los donativos y cuotas. El líder de Arrels no se deja abrumar por las crisis y ha realizado en el pasado mes de noviembre un llamado a la acción comunitaria a fin de sostener las actividades que realizan en los centros de día para brindar higiene, alimentación y vestimenta, talleres de oficio, pisos de acogida, entre otros.
Sin embargo, ese no es el único reto al que se enfrenta el director Arrels. “Otro desafío del sinhogarismo es vencer al racismo. Es vacío que la gente diga que no quiere que haya pobreza ni gente durmiendo en la calle, pero no es gratis. ¿Estamos dispuestos a pagar más impuestos? ¿A tener menos bienes materiales? Es muy bonito decir ‘nadie debería dormir en la calle‘, pero la pregunta es: ¿tú qué estás dispuesto a aportar para que la gente no duerma en la calle?”, reflexiona Busquets.
Busquets afirma que a los políticos los incomoda que cuando les dicen que el sinhogarismo tiene solución. Goffman, prestigioso sociólogo del siglo XX, sostenía la teoría de que la persona como residente de una ciudad adquiere características psicológicas y sociales asociadas al barrio o ciudad. Aquello construye una forma de identificarse en relación con otros. Por lo tanto, la construcción de esta identidad urbana resulta de las interacciones de los ciudadanos con el ambiente en el vive y con los de fuera. Esto define la forma en la que vive una comunidad. “Si la gente estaba en la calle porque quería no era un problema, era una decisión y debía respetarse. En el momento en que la gente dice que existe una solución, surge el problema. Por tanto, si el ciudadano sabe que parte de la responsabilidad es suya, tiene un problema moral encima. Si sabe que el señor está ahí porque quiere, tiene un problema menos”, expresa el director de Arrels, quien reconoce que el entendimiento logra cambiar la mirada de quienes no están implicados en la causa
Como todo líder, su rol es sumamente cuestionado. La agenda de quienes se comprometen con su trabajo al nivel en que lo hace Busquets no descansa en vacaciones ni feriados. Su rol demanda una presencia de tiempo completo para poder decidir y gestionar desiciones cruciales para toda la sociedad. Él entiende cuando es necesario hacer frente y conoce a quienes debe escudar. Espera que su labor sirva de ejemplo y así lograr, de una vez por todas, una sociedad más justa para todos.
«Es muy bonito decir ‘nadie debería dormir en la calle’, pero la pregunta es: ¿tú qué estás dispuesto a aportar para que la gente no duerma en la calle?»