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NFTs: Qué son y por qué se valoran en millones

Durante estos últimos meses, las siglas “NFT” se han visto continuamente en los titulares de los grandes medios. Este acrónimo, que en inglés significa Non Fungible Tokens, se traduce al español como ‘tokens’ no fungibles.

Mientras que un billete de diez euros se puede intercambiar por dos de cinco, algo que no es fungible no puede ser intercambiado por nada, puesto que tiene unas propiedades únicas. La explicación más sencilla de qué es un NFT sería: una obra o archivo digital que lleva un certificado que acredita su autenticidad y exclusividad. Básicamente, se podría decir que son la versión digitalizada de las piezas coleccionables.

¿Cómo funcionan?

En la red es muy fácil crear reproducciones y copias de archivos, por lo que es difícil imaginar cómo puede haber algo que sea único y original. Aquí es donde entra en juego la tecnología Blockchain, responsable de esta nueva revolución en el mundo digital. Cuando el artista sube la obra, archivo, imagen, etc. en alguna de las plataformas que usan Blockchain, se genera automáticamente un contrato digital que da autenticidad a su obra, acreditando que es suya. Blockchain mantiene un registro de quién posee qué, así como de todas las transacciones que se realizan. «Es como hacer anotaciones en un libro contable (ahora esto pasa a esta persona, después a esta…), un libro muy detallado, seguro, y totalmente transparente», explica Javier Arrés, pionero del criptoarte en España.

Parte del collage de Beeple vendido por 69 millones de dólares en Christie’s. Fuente: Christie’s

Mundos muy parecidos

Tener una copia de un cuadro de Picasso en la pared no es igual que tener un Picasso original. No tienen el mismo valor. El comprador del NFT recibe el contrato que certifica que es propietario del “auténtico”. Por muchas reproducciones que se realicen de esa obra, solo serán copias. Pero, ¿qué ocurre cuando alguien sube una obra que no existía antes en el registro y se apropia de ella, es decir, la roba? En este caso seguramente sería denunciado. El verdadero artista debería demostrar de alguna manera que es suya, y el problema se solucionaría expulsando a esa persona y ‘quemando’ la obra, que después podría volver a subir su autor original verificado. Como explica Javier Arrés, «son problemas que también se dan en la vida del arte tradicional físico. Los mundos del mercado tradicional y el del criptoarte son iguales, solo cambian algunas formas como la compraventa y otras cosas así, pero las circunstancias son muy parecidas». Aquellas personas que compran NFTs también son coleccionistas. Les impulsa lo mismo que a los que se ocupan del arte tradicional. Quieren adquirir algo único, ya sea por su pasión, por el arte o por la inversión.

Javier Arrés y una de sus últimas obras “The neon glasses”. Fuente: Instagram. Imágenes cedidas por Javier Arrés

Huella climática

Otra de las cuestiones que rodea el criptoarte es el impacto medioambiental. Para registrar transacciones en las cadenas de bloques se necesitan cantidades muy grandes de energía, hecho que ha generado mucha polémica. «El CO2 que produce la criptomoneda o el criptoarte es muy infinitamente menor que en otros campos. Una de las industrias que más contamina en España, si no me equivoco, es la industria del cemento, y no es noticia», afirma Arrés. «En este mercado gastar energía es perder dinero, de manera que se está trabajando para mejorar eso, y ya hay resultados», añade.

Liliana Arroyo, doctora en sociología y especialista en innovación digital, también cree que no es tan grave, pero que es un problema que, sin duda, hay que solucionar: «Creo que es un argumento que se utiliza para ponerle un freno o una barrera, pero es cierto también al final, no deja de ser un procesado de muchas cantidades de datos, y sabemos que los centros de datos son grandes contaminantes, con lo cual ese impacto ambiental está ahí».

“Los NFTs son el futuro”

En marzo, un artículo sobre tecnología de The New York Times se vendía por casi 500.000 euros en forma de token. Asimismo, el grupo de rock americano Kings of Leon publicaba su nuevo disco en formato NFT. Desde memes, canciones o tweets, este mercado ha abierto todo un mundo de posibilidades. Entre ellas, el uso de esta tecnología con finalidades sociales, como es vender tokens de animales para financiar la conservación de la vida silvestre. «Han encontrado una manera de mercantilizar algo que era inmercantilizable. Consiguen lo que se llama la ‘estrategia de la escasez’, de un recurso que parecía infinito, como es algo digital, que es replicable, viralizable y demás, consiguen capturarlo en un token y venderlo», afirma Liliana Arroyo. «Esto nos hace pensar que se puede abrir toda una especie de mercado de subastas solidarias».

Las posibilidades de este nuevo fenómeno son inalcanzables y está por ver cuál será su evolución en los siguientes años. Sin duda, el hecho que esta tecnología disponga de una trazabilidad exenta de manipulaciones y abierta a todo el mundo, será una de las claves de su éxito. «Los NFTs seguirán por la funcionalidad y las ventajas que nos dan», vaticina Javier Arrés.

Imagen encabezado: Fuente Beeple

Estudiant de Comunicació i Indústries culturals. M'agrada escriure, principalment, sobre temes relacionats amb la societat. Algunes de les meves aficions són llegir i descobrir nous llocs. Com deia Miguel de Cervantes: "Qui llegeix molt i camina molt, veu molt i sap molt".

  1. Holaaa Lorena, que buen artículo! Lo has explicado muy claro lo de NFTs. Me interesa mucho, gracias!

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