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Autopublicación, ¿sueño o pesadilla?

Con el mundo literario convertido en un mercado amplio y competitivo, la autoedición se presenta para muchas escritoras y escritores como una seductora vía para dar a conocer sus obras. Pero, ¿cómo se halla actualmente su situación en nuestro país?

De pequeño leía durante el recreo en lugar de dar puntapiés a un balón. Conocía El Señor de los Anillos antes del estreno de sus películas y sus redacciones recibían elogios cada curso. Y finalmente se lo plantea, despeja el escritorio y enfrenta el miedo a la página en blanco. Unos le animan, otros le piden que busque un trabajo de verdad. Sigue su instinto y se sorprende al haber tecleado un tocho de 500 páginas. Sólo le falta plantar un árbol y tener un hijo. El libro le parece mejor de lo esperado, y a los amigos o familiares que tienen la voluntad de leerlo les gusta. Querría que más gente lo conociese. Pero, ¿cómo lograr tal hazaña?

La fiebre por la escritura ha tenido en nuestro país sus altibajos, sin desaparecer nunca del todo. La crisis del coronavirus y su consiguiente encierro pueden haber hecho aflorar esta pasión. Al mismo tiempo que el superventas Stephen King publica su obra Mientras escribo, con una serie de consejos para todo aquel que desee conocer los secretos de su triunfo comercial, no es raro ver anunciados en plataformas como YouTube cursos en línea que prometen las claves del éxito literario. Según el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, y basándose en el número de ISBN expedidos (el DNI de los libros, por decirlo de alguna forma), desde el año 2019 se da un repunte en dicho baremo superando ese año los 90 000 libros editados. El análisis realizado a nivel europeo por la entidad Books on Demand avala tales cifras. Con las dificultades de ser apadrinado por una editorial clásica, se refuerza la posibilidad de recurrir a empresas como Bubok o Lulu especializadas en la autopublicación bajo demanda. A ellas se suma ahora, cómo no, Amazon. La colosal compañía de Jeff Bezos se abre camino ofreciendo múltiples ventajas como costes de fabricación y envío competitivos, libertad creativa, elevado porcentaje sobre el precio de venta para el autor y un público amplísimo. Pero no todo es de color de rosa para estos autores.

Autora en pleno proceso creativo / Autor: Kampus Production

Daniel P. Carazo, madrileño con un pie en Barcelona y otro en la capital, ha autopublicado su primera novela: La mala costumbre de morir, un futuro distópico que bebe del género zombi para criticar nuestras reacciones individuales y colectivas frente a las crisis. Y lo ha hecho con Amazon tras haber tenido contacto con editoriales convencionales, experiencia que define como amable al principio, pero de la cual aún espera respuesta más de dos años después. Como aspectos positivos de su elección final destaca el control sobre el manuscrito y la plena transparencia en costes y ventas. Por contra, asegura que «en la autopublicación, si no estás día a día moviendo tu obra, no va a haber fuerza en el universo que consiga evitar que se dirija hacia el olvido». La promoción la lleva a cabo mediante Twitter. Los 280 caracteres le bastan para publicar consejos literarios o microcuentos que atraigan lectores: «Un ilustrador puede mostrar su portafolio, un músico fragmentos de sus pistas, un poeta sus poemas. Un novelista lo tiene un poco más difícil». Las ferias y mercadillos son también un buen trampolín, aunque tiene claro que «ahí no va uno a ganar dinero».

«En la autopublicación, si no estás día a día moviendo tu obra, no va a haber fuerza en el universo que consiga evitar que se dirija hacia el olvido»

Otra autora novel que emplea las redes para promocionar sus novelas es Lidia Ciprés Rosa. Más de 19 000 seguidores en Instagram visualizan sus posts diarios en los que recomienda sus lecturas favoritas. Lidia siempre había querido escribir y desvela que comenzó «en primaria haciendo fanfics de Harry Potter». La escritura emergió en ella como una necesidad para, según sus propias palabras, «dar vida a aquello que vivía en mi cabeza». Sus contactos en el pasado con editoriales clásicas fueron decepcionantes, pero avanza que su último intento ha resultado fructífero y que está muy emocionada. Mantiene que «la autopublicación es una manera bastante buena de dar a conocer tu libro cuando no tienes la opción de que te respalde una editorial tradicional», y destaca el claro inconveniente de no contar con respaldo económico ni de publicidad. Sobre las redes sociales asegura que es vital «poder tener una plataforma gratuita en que tú puedes dar a conocer tus libros», desvelando que su primer trabajo del género fantástico –Auras Negras– pasó casi inadvertido, mientras que su nueva Enártika ha arrancado fuerte en ventas y reseñas gracias a la visibilidad que le dan estas plataformas.

Estantería repleta de libros / Autor: Les Chatfield

Para este perfil de escritores, la figura del booktuber o bookstagrammer (según la red predominante) es fundamental: personas con una comunidad sólida que leen y recomiendan novelas. Es el caso de Rosa Cortés García, periodista con más de 12 000 seguidores en Instagram y otros tantos lectores en su blog Viviendo mil vidas. Rosa lee y reseña aproximadamente cuarenta libros cada año, de los cuales son autopublicados unos cuatro o cinco. Cuenta que sus seguidores «parecen mostrar curiosidad por los libros autopublicados y, en ocasiones, han mostrado interés por comprar alguno de ellos». Pero inmediatamente añade tener la impresión de que «los lectores se inclinan más por leer libros de autores consagrados». Aunque algunos reseñadores piden entre veinte y treinta euros por reseña además de la copia del libro; Rosa no obtiene ningún beneficio económico por este tipo de lecturas, «mucho menos de autores autopublicados a los que me gusta ayudar desinteresadamente».

Por su parte, María Cobos y Teresa Marín, bajo el seudónimo de “Amantes literarias”, llevan más de 70 novelas reseñadas desde verano del 2020. De ellas, unas quince han sido autopublicadas. Defienden que la gestión de su canal es un gran entretenimiento y que no necesitan compensación económica para mantenerlo. A las impresiones que tienen sus seguidores sobre estas obras, donde se enfrentan la curiosidad y el escepticismo, añaden que «los lectores prefieren adquirir estas novelas en formato digital por si se decepcionan, de forma que no invierten tanto dinero como en un libro físico». Esta gratuidad de lo virtual aumenta los pretendientes a libro revelación del año, y nuevas herramientas de promoción llevan aparejada la responsabilidad de ser constantes para destacar.

«Los lectores prefieren adquirir estas novelas en formato digital por si se decepcionan, de forma que no invierten tanto dinero como en un libro físico»

Ejemplo de fotografía de redes sociales literarias / Autor: Kirsty Stanley

Pero las redes no son el único espacio en que moverse, y las ferias destinadas a obras autopublicadas crecen en popularidad. Es el caso del Your Stories’ Market, que celebró su primera edición el pasado año en el Centro Cívico Cocheras de Sants reuniendo a decenas de escritores en la ciudad condal. Su organizadora, Carolina Galobardas Pérez, afirma que pese a que existen numerosas ferias literarias, su idea era «hacer algo distinto donde el público pudiera acceder gratuitamente y que pudieran venir muchos autores a vender sus libros». Cree que no hay un único perfil de autor autopublicado, e intenta que haya representación «de todos los géneros posibles, ya que así el lector tiene más variedad donde elegir». Pese a la crisis sanitaria, el evento tuvo buena acogida y ya hay dos fechas previstas para 2022.

En este 23 de abril, no serán pocos los autores autopublicados que intentarán que su obra termine siendo el regalo de algún lector o lectora predispuestos, o que realizarán promociones o eventos especiales a través de las redes. Y es posible que quien lea estas líneas, si decide obviar el best seller de turno para darle una oportunidad a estos otros autores y autoras, se lleve una grata sorpresa.

El arte de la escritura / Autor: Steve Wickham
Imagen destacada: Feria de libros a pie de calle / Autor: QHEM

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