Arts escèniques i visuals Contorns Teatre

¿No es verdad, Barcelona de humor, que llega El Tenoriu?

Alrededor del 1 de noviembre, Día de Todos los Santos, decenas de teatros en España acogen al eterno Don Juan Tenorio, ese personaje controvertido que, generación tras generación, sigue seduciendo al público con sus versos.

Ya es tradición, desde hace décadas, que estas representaciones del clásico escrito por José Zorrilla en 1844 se lleven a cabo entre la última semana de octubre y la primera de noviembre. El origen de la relación entre la festividad y la obra es incierto, aunque en esta última se trata claramente el tema de la muerte, por ejemplo, a través de las conversaciones que el propio galán mantiene con espíritus en el cementerio. Sin embargo, este año en Barcelona el mito se despoja de toda la seriedad que pueda tener y se viste de humor con El Tenoriu, una versión moderna e ingeniosa dirigida por Carles Sans y producida por El Terrat.

Esta adaptación rinde homenaje al icónico Don Juan Tenorio de Joan Capri y Mary Sampere, bajo la dirección en 1976 de Ventura Pons para el Teatre Romea. El Tenoriu, que también transforma el romanticismo trágico de Zorrilla en una fiesta de carcajadas, ofrece al público un espectáculo único del que saldrán con una gran sonrisa en el rostro.

A media tarde, en el corazón de la concurrida Rambla de Barcelona, el Poliorama se convierte en un oasis de desconexión. Desde que entré a este pequeño y acogedor teatro, el murmullo de la gente anunciaba que estábamos a punto de presenciar algo especial. Por megafonía se informó que el espectáculo comenzaría con unos minutos de retraso, pero a nadie pareció molestarle esto; había un clima de gran ilusión general. Era entrañable observar la cantidad de personas mayores entre el público, este parecía estar compuesto principalmente por asistentes de cincuenta años en adelante, que esperaban con gran expectación el inicio de la obra.

También flotaba en el ambiente una curiosidad palpable. La pareja formada por Andreu Buenafuente (Don Juan) y Silvia Abril (Doña Inés), primera vez que actuaban juntos sobre un escenario, es sinónimo de garantía: su química, en lo personal y profesional, es indiscutible y asegura un buen espectáculo. Sin embargo había cierta intriga por lo que sucedería los próximos 85 minutos, ya que, aunque vendieron todas las entradas semanas antes de iniciar las representaciones, la sinopsis de esta reinterpretación humorística de Don Juan Tenorio era bastante vaga. Así que se podría decir que para el espectador fue un ejercicio de fe ciega en la profesionalidad de Buenafuente, Abril y el propio Sans, quienes eran los nombres más reconocidos del cartel.

Lo que más me sorprendió, ya que no recordaba haberlo leído en ningún sitio, fue encontrarme frente a una obra bilingüe, en la que se pasaba del catalán al castellano, y a la inversa, con una fluidez magistral. Esto creó un ambiente espontaneo que reflejaba perfectamente la esencia de la capital catalana. Asimismo, era extraordinario cómo los actores constantemente rompían la cuarta pared, haciendo que el público se sintiera como un personaje más de la función y respondiera y aplaudiese con gran
entusiasmo.

Además de la pareja protagonista, el reparto lo completaban Roger Julià (Don Luis Mejías y la monja repostera), David Olivares (Ciutti y el Comendador) y Anna Bertran (Doña Ana de Pantoja, Brígida, la Abadesa y el padre de Don Juan), con el apoyo de Toni González Lillo y la voz en off del director, Carles Sans. Todos estuvieron excepcionales, pero destaco especialmente las actuaciones de Silvia Abril y Roger Julià, que nos regalaron momentos de risa a lágrima viva. Cabe resaltar también que aunque Buenafuente era el miembro del elenco con menos experiencia en teatro, supo defender su papel con gran soltura y nos ofreció un Tenorio fanfarrón y muy dicharachero.

En conclusión, ha sido una experiencia verdaderamente divertida y terapéutica. Estaría genial si se animaran a traerla de nuevo el año que viene, para que más personas puedan disfrutar de este espectáculo tan único y especial. Quién sabe, quizás, con los años, termine convirtiéndose en el Tenorio de Barcelona.

Imagen destacada: Fuente El Terrat.
  1. Maria Gualda Garcia

    Maravilloso artículo, escito desde tu pròpia experiència, es ameno e interesante y me ha despertado las ganas de ver la obra si vuelve a Barcelona. Felicidades.

Deixa un comentari

L'adreça electrònica no es publicarà. Els camps necessaris estan marcats amb *