Bruno Patino, presidente de la plataforma ARTE France y ARTE GEIE, decano de la escuela de periodismo Sciences Po y colaborador de la revista Rolling Stone, es autor de La civilización de la memoria de pez: Pequeño tratado sobre el mercado de la atención, de Tempestad en la pecera y de Submersion. Patino ha trabajado en diversos medios de comunicación, incluyendo radio, televisión, prensa escrita y revistas. Ejerció como secretario general de la editorial Hachette y ocupó cargos directivos en el Grupo Le Monde, uno de los principales grupos mediáticos de Francia. Es un gran especialista en los medios de comunicación y en los problemas planteados por el mundo digital.
A este autor, le preocupa el impacto de las tecnologías digitales en la atención, la memoria y la capacidad de concentración de las personas, y de eso trata este libro. En la obra se exploran las profundas transformaciones que ha experimentado la sociedad en la era digital, centrándose en el impacto que estas han tenido en la capacidad de atención de la sociedad y la relación con la información.
La civilización de la memoria de pez: Pequeño tratado sobre el mercado de la atención está organizado en 11 capítulos que analizan distintos aspectos de la economía de la atención. La versión física cuenta con 184 páginas, a diferencia de la versión digital, en la que no hay ningún indicio de número de páginas, dado que depende del formato que tenga establecido cada persona en su dispositivo; en este caso se ha leído en formato digital. Patino comienza con una introducción a la idea de la memoria de pez a través de la siguiente comparación: “la memoria de los peces dura 8 segundos y la nuestra 9” (Patino, 2020, cap. 1) y, durante este tiempo, Google intenta captar la atención del usuario, presentándose así un nuevo capitalismo, el digital. En este momento el autor insiste en el hecho de “combatir, no para rechazar la civilización digital, sino para transformarla en su naturaleza y recuperar el ideal humanista que movía a los primeros utopistas de la eclosión del mundo digital” (Patino, 2020, cap.1). A continuación, en el siguiente capítulo que lleva por nombre “Adicciones”, detalla cómo las plataformas digitales están diseñadas para captar y mantener la atención mediante técnicas psicológicas que inducen a la adicción —en este momento (Patino, 2020, cap. 2) se introduce un nuevo término: nomofobia (no mobile phone phobia)—, así como las recompensas intermitentes y las notificaciones constantes.
Hasta hace unos años, la publicidad era la mayor fuente de ingresos de los periódicos, radios o televisiones y, viendo esto, los grandes gigantes de Internet se sumaron al hecho de ganar dinero a través de la publicidad. Pero hubo un momento en que esto quebró, ya que por mucho que la plataforma aumentara, “el espacio publicitario que se puede vender es limitado. Por lo tanto, los precios siempre tienden a la baja” (Patino, 2020, cap. 6). Entonces, “puesto que el espacio no era la ‘mercancía’ publicitaria adecuada, la atención se dirigió al tiempo” (Patino, 2020, cap. 6); la televisión y la radio ya lo hacían muy bien (ejercían esta actividad en un tiempo limitado). Este nuevo foco provocó un análisis más profundo de los datos de los usuarios, para poder conocer su identidad y comportamiento, y que, por consecuencia, trajo el capitalismo de la atención. Esta explotación de los datos ha hecho que Internet se haya reorganizado “como un ecosistema que exige constantemente respuestas a estímulos rápidos y superficiales, que alimentan pulsiones y emociones” (Patino, 2020, cap. 6). Esta ansia, obviamente, conlleva inconvenientes, ya que la información de los usuarios se utiliza sobre ellos eliminando el deseo, por lo tanto, ya no hay tiempo para desear con tanto bombardeo de estímulos basados en los datos. Así pues, tal y como también afirma el autor: “las notificaciones marcan el ritmo de nuestras vidas” (Patino, 2020, cap. 7), y se refleja en el sencillo ejemplo de una persona que recibe mensaje de WhatsApp o Instagram, lo que alteran sus planes e inicia nuevas conversaciones que terminan absorbiendo su tiempo.
Toda esta nueva realidad ha generado una polifonía digital y una incertidumbre global (efecto Rashmon). La economía digital ha permitido liberar la economía de la duda, dado que la ha hecho técnicamente accesible a todos. Esto recuerda a Phineas Taylor Barnum, inventor del circo moderno, ya que él sostenía la tesis de que “hasta qué punto al público le gusta que le engañen, siempre que le diviertan” (Patino, 2020, cap. 9). Así pues, se puede concluir que la “economía de la duda pretende producir verosimilitud para sustituir a la verdad y dar a ideas ‘marginales’ mayor peso del que tienen en realidad” (Patino, 2020, cap. 9).
Al fin y al cabo, lo que intenta explicar el autor es el cambio que se está produciendo en las plataformas digitales, ya que, hoy en día, “todo el mundo puede entrar en el sistema, pero el usuario no tiene acceso a todo el mundo de la misma forma” (Patino, 2020, cap. 10). Así pues, el concepto de gatekeeping se ha invertido; y la influencia de los medios de comunicación de masas sobre el público —más conocida como agenda setting— “está construida con algoritmos, no para la colectividad, sino para cada usuario en función de la eficacia pasional del mensaje, que provocará una reacción y contribuirá a la animación de la red” (Patino, 2020, cap. 10).
Bruno Patino, como ya se ha visto, con La civilización de la memoria de pez: Pequeño tratado sobre el mercado de la atención, no solo describe el problema, sino que también ofrece un análisis crítico de las implicaciones sociales y psicológicas de este fenómeno. Argumenta que el mercado de la atención está deteriorando la capacidad de concentración profunda, hecho que conduce a una disminución en la calidad del pensamiento crítico y una pérdida de la capacidad para participar en discursos significativos y deliberativos. Además, el autor critica la ética de las corporaciones tecnológicas que, en su búsqueda de maximizar el nivel de compromiso (engagement), ponen en riesgo la salud mental de los usuarios. Estos problemas se ejemplifican con estudios como el de The Lancet Child & Adolescent Healt que muestran un aumento en los niveles de ansiedad y depresión vinculados al uso excesivo de redes sociales, especialmente entre los jóvenes.
Aunque el autor sostiene una visión pesimista de los hechos, en los últimos capítulos defiende que “Nada de la sociedad futura está escrito […] Aún pueden cambiar muchas cosas” (Patino, 2020, cap. 11), dado que, para que haya una sustitución del humano por robots, la máquina “deberá aprender a realizar tareas complejas y a gestionar problemáticas con múltiples dimensiones” (Patino, 2020, cap. 11). El autor ofrece las siguientes propuestas para moderar los efectos negativos del mercado de la atención: apoya una alfabetización digital que prepare a los usuarios a gestionar mejor su tiempo y atención; sugiere reformas regulatorias que obliguen a las plataformas digitales a ser más transparentes en sus prácticas y a priorizar el bienestar de los usuarios por encima del beneficio, como por ejemplo, enseñar a los usuarios (especialmente a los jóvenes) a identificar las estrategias de manipulación de las plataformas y a gestionar su tiempo en línea de manera consciente; y defiende un diseño de tecnologías y plataformas que respeten y fomenten la atención sostenida y la reflexión crítica.
Esta obra es oportuna dado que aporta una comprensión profunda del impacto de la economía digital en la sociedad contemporánea. El análisis del autor está bien fundamentado en datos y teorías contemporáneas. Su estilo es accesible, sobre todo en los primeros capítulos, pero a medida que va avanzando el libro, hay ciertas partes, como por ejemplo el capítulo “El caleidoscopio asimétrico”, donde se dificulta la lectura dado el uso de tecnicismos.
En conclusión, La civilización de la memoria de pez: Pequeño tratado sobre el mercado de la atención permite conocer exhaustivamente cómo la economía de la atención está moldeando vidas y la sociedad en general. Patino alerta sobre los peligros de una atención fragmentada e invita a hacer una reflexión crítica sobre el uso individual de la tecnología y a considerar un futuro en el que la tecnología pueda coexistir con una atención plena y una vida digital equilibrada. Finalmente, es importante recordar que “los peces de colores han nacido para vivir ‘en grupo’, entre veinte y treinta años, y pueden alcanzar los 20 centímetros. La pecera ha atrofiado a la especie, acelerado su mortalidad y destruido su sociabilidad” (Patino, 2020, Adenda).