El género como estado líquido, un análisis de “Oil of Every Pearl’s Un-Insides”

Hay personas que son capaces de derretir el molde limitador del pop que forma un único estilo de música y SOPHIE (1986 – 2021) tiene el don de reconstruirlo con plástico brillante y acero líquido. Oil of Every Pearl’s Un-Insides (MSMSMSM, 2018), el elepé debut de la artista escocesa, deconstruye los límites del pop tradicional, transformándolo en una amalgama de sonidos repletos de sintetizadores; un experimento abstracto, donde SOPHIE juega con melodías industriales y electrónicas innovadoras. La intérprete, que daría a conocer un pop experimental, estaría dispuesta a construir una atmósfera que serviría como lugar de acogida a todos aquellos que lo necesiten. El título del elepé, siendo una aliteración de “I love every person’s insides”, invita a descubrir y a honrar –de una manera casi abstracta– a todas las partes de uno mismo.

SOPHIE humaniza cada beat y consigue transmitir una historia detrás de sus piezas. It’s Okay To Cry se encarga de abrir el telón con una dulce melodía de teclado que no rompe hasta los últimos 30 segundos del track, en los que se muestra la verdadera esencia de la intérprete. Mediante sonidos etéreos y una suave voz, SOPHIE brota de una flor escondida para relatar en primera persona su “yo” verdadero –aceptarse como mujer transgénero– y que está bien llorar por eso.

Abandonando la lírica íntima y sublime, la artista sumerge el tema Ponyboy bajo sonidos distorsionados que emprenden el viaje de la canción muy agresivamente con fuertes golpes de percusión y formando un ambiente de cierto caos entre la voz de la artista y las voces monstruosas que la acompañan. Ponyboy es estridente, es ensordecedora y puede sobrecoger al oyente. SOPHIE busca responder al primer tema, pero desde una perspectiva exterior que etiqueta a las mujeres trans como una anormalidad. Ponyboy puede remitir a la teoría de la filósofa Judith Butler (1956), donde el track juega con la performatividad del género, según sus roles y apariencias. Criticar las conductas establecidas por la sociedad, que varían según el género de un Estado binario (Butler, J (1990). El género en disputa. Paidós.).

“My face is the front of shop” es el primer verso con el que SOPHIE presenta Faceshopping, una propuesta más arriesgada, que suena como una pesadilla futurista. Una sarcástica crítica a los estándares de belleza actuales. Con un sonido peculiar, Faceshopping juega con la idea de la imagen personal como mercancía. El sociólogo Zygmunt Bauman (1925 – 2017) sostiene que las relaciones, identidades e instituciones siempre están en un cambio constante, lo que genera una sensación de libertad y de inestabilidad. SOPHIE reta este mismo planteamiento, desde su propia perspectiva del género y de la corporeidad. La voz robótica y los cambios de melodías representan esa identidad moldeable y cómo en la modernidad líquida todo es objeto de consumo (Bauman, Z (2006). Vida Líquida. Paidós).

Is It Cold In The Water e Infatuation son, probablemente, las canciones más desapercibidas del elepé. SOPHIE parece convertirse en un hada automatizada que revuela entre melodías artificiales y pseudo-alienígenas que progresan y crean un éter lleno de dramatismo. Siguiendo esta pareja de tracks, Not Okay se corona como la canción más breve del álbum, dejando una sensación de inconclusión y desconcierto. Aun así, consigue entrelazar diferentes dinámicas que lo convierten un tema único, para dar paso a Pretending, un single de cariz ambiental de seis minutos de duración.

La productora SOPHIE en la promoción de su disco / Fuente: ABC Cultural

Tras esta secuencia, la artista presenta el track más reconocido del disco. Con el estribillo “Immaterial girls, immaterial boys”, SOPHIE nos ofrece en bandeja un chute de energía y adrenalina. Sin duda, la canción más pop del álbum –a pesar de tener los toques electrónicos propios de la artista–, que recuerda al título del single de Madonna (1958), Material Girl. La artista lidera una revolución social, como la misma Madonna logró en los 80’s. Pasando de “chica material” a “persona inmaterial”. Mediante estos ritmos bailables e incluso “bubblegum”, SOPHIE expresa parte de su infancia trans, con versos como “I was just a lonely girl in the eyes of my inner child. But I could be anything I want”, reivindicando la identidad “inmaterial” de las personas LGTBIQ+.

Para acabar con el elepé, SOPHIE cierra con un track de nueve minutos. Whole New World/Pretend World puede ser repetitiva, pero logra teletransportar al oyente hacia un mundo exterior, como si de ciencia ficción se tratase. Se podría deducir que la propuesta busca mostrar un nuevo mundo, como el renacimiento de una flor. La propuesta de SOPHIE es arriesgada. Análogo a una montaña rusa. Probablemente incomprendida en su tiempo, pero adelantada a él. SOPHIE se gana el reconocimiento como una de las artistas transgénero más influyentes. Así, funciona como pionera de una generación musical vanguardista, rompiendo con los cánones establecidos del pop. SOPHIE estableció el “hyperpop” como un género que desafía las reglas convencionales de la música comercial. Oil of Every Pearl’s Un-Insides sirve como una ventana a un nuevo sistema que o bien muchos desconocen o bien suelen ignorar.

A pesar de que la carrera de SOPHIE fue corta, su legado es indiscutible. Oil of Every Pearl’s Un-Insides nos permite llegar a un universo, donde el sonido y el cuerpo se deshacen y se reconstruyen infinitamente. Su ausencia dejó un inmenso vacío, pero su extravagante sonido sigue expandiéndose como una luz que arrasa con la oscuridad. SOPHIE sigue aquí, ayudando a fortalecer a cada persona que encuentra el arte en su propia identidad. SOPHIE nos enseñó un inédito futuro del pop con diferentes técnicas y sonidos, y que podía ser tan ilimitado como nosotros quisiéramos.

Imagen destacada: Portada del álbum “Oil of Every Pearl’s Un-Insides / Fuente: GENIUS.

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