Un estudio denominado “Las mujeres en el mercado de trabajo de las tecnologías”, escrito por nuestra investigadora Nuria Vergés Bosch, junto con Ana M. González Ramos (CSIC-IESA) y José Saturnino Martínez García (Universidad de La Laguna) explora la desigualdad de género en el sector tecnológico.
El mercado laboral tecnológico en España, a pesar de su potencial, continúa siendo fuertemente masculino, y las mujeres se enfrentan a numerosos retos que dificultan su plena participación. Este estudio, basado en datos de la Encuesta de Población Laboral de España (EPA), pose de manifiesto las desigualdades estructurales persistentes, como un mayor riesgo de sobrecalificación para las mujeres y su mayor preocupación por el exceso de horas de trabajo. Estos factores apuntan a la discriminación continua y a las expectativas sociales que afectan de manera desproporcionada a las mujeres.
A pesar de estos retos, el sector tecnológico ha demostrado una notable resiliencia durante las crisis económicas, manteniendo oportunidades de ocupación estables. Sin embargo, las mujeres constituyen menos de una cuarta parte de la mano de obra, una situación agraviada por estereotipos negativos, entornos laborales masculinos y dificultades para equilibrar la vida laboral y familiar. La infrarrepresentación de las mujeres en este ámbito refleja cuestiones más amplias dentro de los sistemas educativos y los mercados laborales, que no atraen ni retienen el talento femenino.
La sobrecalificación es un tema significativo, puesto que las mujeres a menudo poseen más credenciales que sus homólogos masculinos para posiciones similares. Este desequilibrio sugiere un sesgo sistémico y una carencia de igualdad de oportunidades para la progresión profesional. Además, las mujeres manifiestan un deseo más fuerte de reducir el tiempo de trabajo, incluso a expensas de unos salarios más bajos, en gran parte a causa de las presiones sociales para gestionar las responsabilidades familiares.
Abordar estas disparidades requiere un cambio sistémico. Las instituciones y organizaciones educativas tienen que promover activamente las carreras tecnológicas para las jóvenes, desafiar los estereotipos perjudiciales y crear entornos de trabajo favorables a la familia. Los cambios estructurales dentro de las organizaciones, como por ejemplo mejores políticas de gestión del tiempo y medidas contra la discriminación, son esenciales para fomentar la diversidad y la inclusión. Estos esfuerzos no solo promoverán la igualdad de género, sino que también mejorarán la innovación y la competitividad del sector.
En conclusión, este estudio subraya la importancia de abordar las barreras que impiden que las mujeres prosperen en el sector tecnológico. Con la implementación de estos cambios, la sociedad puede garantizar la igualdad de oportunidades para todos, al mismo tiempo que aprovecha todo el potencial de la mano de obra en un sector económico clave.
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