Árboles y bosques en el lenguaje: ¿las palabras no te dejan ver la regla?

«Es básico que se conozca mejor la influencia de la atención en la adquisición del lenguaje» explica la profesora Ruth de Diego Balaguer.
«Es básico que se conozca mejor la influencia de la atención en la adquisición del lenguaje» explica la profesora Ruth de Diego Balaguer.
Investigación
(04/11/2011)

La facultad del lenguaje siempre ha suscitado un fuerte interés entre la comunidad científica, ya que puede desenmascarar la clave de la naturaleza humana. Sin embargo, el lenguaje, sin entrar en cuestiones evolutivas, no es una entidad uniforme. No conlleva solo la capacidad de memorizar listas de palabras —algo que también pueden hacer algunos animales sorprendentemente bien—, sino también la capacidad de conocer las reglas implícitas que regulan cómo debemos combinar y transformar las palabras para formar una frase con el objetivo de transmitir un mensaje específico. Por ejemplo, saber que noche, invitar y cena son palabras del español es un buen comienzo, pero si no las transformamos y ordenamos en una frase como «esta noche Pedro ha invitado a cenar a María» no podremos comunicar exactamente lo que pretendemos. Y es que las reglas son mucho más complejas que las palabras y los que aprenden una segunda lengua son totalmente conscientes de ello: incluso tras años de práctica, se equivocan con más facilidad con las reglas que con el uso de las palabras adecuadas.  

«Es básico que se conozca mejor la influencia de la atención en la adquisición del lenguaje» explica la profesora Ruth de Diego Balaguer.
«Es básico que se conozca mejor la influencia de la atención en la adquisición del lenguaje» explica la profesora Ruth de Diego Balaguer.
Investigación
04/11/2011

La facultad del lenguaje siempre ha suscitado un fuerte interés entre la comunidad científica, ya que puede desenmascarar la clave de la naturaleza humana. Sin embargo, el lenguaje, sin entrar en cuestiones evolutivas, no es una entidad uniforme. No conlleva solo la capacidad de memorizar listas de palabras —algo que también pueden hacer algunos animales sorprendentemente bien—, sino también la capacidad de conocer las reglas implícitas que regulan cómo debemos combinar y transformar las palabras para formar una frase con el objetivo de transmitir un mensaje específico. Por ejemplo, saber que noche, invitar y cena son palabras del español es un buen comienzo, pero si no las transformamos y ordenamos en una frase como «esta noche Pedro ha invitado a cenar a María» no podremos comunicar exactamente lo que pretendemos. Y es que las reglas son mucho más complejas que las palabras y los que aprenden una segunda lengua son totalmente conscientes de ello: incluso tras años de práctica, se equivocan con más facilidad con las reglas que con el uso de las palabras adecuadas.  

Los bebés también muestran diferencias en su patrón de aprendizaje. Empiezan por reconocer las palabras individualmente para más tarde comprender las sutiles transformaciones inducidas por las reglas. ¿A qué se debe esta distinción durante el desarrollo? Una forma de estudiar esta cuestión es simulando el primer contacto de una persona con una lengua desconocida.
 
En nuestro laboratorio observamos cómo variaba la actividad eléctrica cerebral mientras un grupo de adultos aprendía un lenguaje artificial simplificado en el que se repetían palabras con ciertas reglas. Mediante un gorro elástico, similar a los de piscina, con sensores colocados en distintos puntos del cuero cabelludo, analizamos los potenciales evocados que registraban los cambios en el electroencefalograma en respuesta a la presentación sucesiva de palabras de esa lengua artificial.
 
Conforme iba avanzando el proceso de aprendizaje, las respuestas relacionadas con la adquisición de las palabras aparecieron pronto e indicaron una progresiva memorización. Por el contrario, las respuestas relacionadas con el aprendizaje de las reglas aparecieron más tarde, y fueron completamente distintas. De hecho, las respuestas fueron similares a las detectadas cuando se requiere un control de la atención para filtrar la información irrelevante. Para la extracción de las reglas, parece que es necesario un cambio en el centro de atención hacia los elementos comunes de ese mar de palabras y cuanto más se aprende, mayor es la respuesta cerebral que se detecta.
 
Clásicamente, el lenguaje se ha estudiado de forma independiente a otras funciones intelectuales, pero estos resultados indican que aspectos centrales del lenguaje humano requieren la coordinación de otras funciones en el transcurso de su aprendizaje, como la memoria o la atención.  De hecho, debido a su situación profunda y central en el cerebro, el núcleo estriado es una estructura especialmente privilegiada para esta coordinación. Tiene abundantes conexiones con múltiples áreas relacionadas con el lenguaje, la atención y la memoria y, además, es una estructura esencial en la adquisición de secuencias motoras. Sin embargo, su papel en el desarrollo del lenguaje no es demasiado conocido.
 
Estudiamos el caso de pacientes con lesiones en esta estructura debidas a una rara enfermedad neurodegenerativa hereditaria llamada corea de Huntington y, durante el aprendizaje de este lenguaje artificial simplificado, estos pacientes experimentaron dificultades, especialmente para extraer las reglas del lenguaje. También observamos que los pacientes con una dificultad mayor en el control de la atención fueron los que tuvieron mayores dificultades en la adquisición de las reglas. En el caso de los niños, se han hecho estudios sobre el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDA-H) y se han documentado anomalías en el estriado y dificultades en la adquisición del lenguaje. Podría haber, pues, una estrecha relación entre estos dos aspectos a la luz de los resultados previamente mencionados.
 
Es básico que se conozca mejor la influencia de la atención en la adquisición del lenguaje, ya que favorece la detección y el tratamiento precoz esenciales para prevenir los riesgos de alteraciones. Ahondar en estos conocimientos también puede permitir diseñar programas de rehabilitación más adecuados para niños y adultos. Es decir, si sabemos que el aprendizaje de reglas depende de un adecuado desarrollo de las capacidades relacionadas con la atención, un tratamiento específico de esta función podrá incidir, indirectamente, en una mejora de la adquisición del lenguaje. Por otra parte, en caso de lesión cerebral, el conocimiento de los circuitos neuronales implicados también es importante para aumentar la posibilidad de obtener resultados satisfactorios en los tratamientos para la preservación de la función lingüística cuando existe la posibilidad de tratamiento con regeneración neuronal o cirugía de tumores cerebrales.
 
 
Dra. Ruth de Diego Balaguer
ICREA/Dept. Psicologia Básica
Facultad de Psicología