Investigadores españoles hallan una nueva especie de gusano «comehuesos» en la Antártida

Tubo de <i>Osedax deceptionensis</i> en el que se pueden ver al trasluz los palpos. Campaña de enero de 2013. Foto: S. Taboada
Tubo de Osedax deceptionensis en el que se pueden ver al trasluz los palpos. Campaña de enero de 2013. Foto: S. Taboada
Investigación
(13/09/2013)
Un equipo de investigadores de la Universidad de Barcelona y del Instituto Español de Oceanografía (IEO) ha descubierto una nueva especie de Osedax, un tipo de invertebrado marino que se alimenta de huesos, al que se ha denominado Osedax deceptionensis.
Tubo de <i>Osedax deceptionensis</i> en el que se pueden ver al trasluz los palpos. Campaña de enero de 2013. Foto: S. Taboada
Tubo de Osedax deceptionensis en el que se pueden ver al trasluz los palpos. Campaña de enero de 2013. Foto: S. Taboada
Investigación
13/09/2013
Un equipo de investigadores de la Universidad de Barcelona y del Instituto Español de Oceanografía (IEO) ha descubierto una nueva especie de Osedax, un tipo de invertebrado marino que se alimenta de huesos, al que se ha denominado Osedax deceptionensis.
 
Esta nueva especie, junto con la especie Osedax antarcticus, descubierta simultáneamente por un equipo liderado por el Museo de Historia Natural de Londres, son las dos primeras especies de este tipo de gusano marino halladas en la Antártida. Los resultados se han publicado recientemente en la revista Proceedings of the Royal Society B y han tenido una importante difusión en otras publicaciones como Nature, Science y National Geographic, entre otras.
 
Como explica Conxita Àvila, investigadora de la Universidad de Barcelona, «lo interesante es que las dos especies se han encontrado en zonas muy cercanas geográficamente, a pocos kilómetros entre ellas, pero a distintas profundidades. Así, la diferencia de batimetría hace que se trate de dos especies adaptadas a diferentes profundidades, tal y como se aprecia en los estudios genéticos que se han llevado a cabo». «Además —continúa la investigadora—, hasta ahora la mayoría de las especies se habían hallado a gran profundidad, del orden de centenares o incluso miles de metros, mientras que el O. deceptionensis, descubierto a 20 m, es el primero encontrado a tan poca profundidad».
 
Este gusano osteófago que se alimenta de esqueletos de ballenas en descomposición se halló durante la campaña de 2010 del proyecto Actiquim-II en un experimento realizado en isla Decepción, de ahí su nombre, en la base española antártica Gabriel de Castilla como centro de operaciones.
 
En el descubrimiento han participado, además de la profesora Àvila, del Departamento de Biología Animal de la UB y miembro del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio), también de la UB, los investigadores Sergio Taboada, del mismo Departamento, y Javier Cristobo, del IEO (Gijón).
 
En la campaña de 2010 sólo encontramos un individuo de 2 mm, pero fue suficiente para poder describir la especie. Se trataba de una hembra adulta a partir de la cual se pudo llevar a cabo el estudio morfológico y genético. En campañas posteriores, hemos podido recoger más individuos, lo que nos permitirá definir mejor la especie y la relación interna en el grupo», explica Taboada.
 
«Sin duda, las difíciles condiciones de muestreo en la Antártida realzan la importancia de cada descubrimiento», destaca Javier Cristobo. «Sumergirse en aguas turbias a -1,5 ºC y fondear experimentos durante un año implica una preparación logística muy cuidadosa».
 
Como resultado de este mismo experimento, los investigadores también han podido describir tres nuevas especies de gusanos anélidos, dos Dorvilleidae y un Cirratulidae.
 

Osedax: gusanos «comehuesos»

Hasta ahora sólo había cinco especies descritas del género Osedax, todas ellas procedentes de latitudes más templadas. Estos gusanos (anélidos poliquetos), descritos por primera vez hace apenas diez años, tienen características muy particulares. Los machos son microscópicos (del orden de unas 100-500 micras) y viven dentro de un tubo que construyen las hembras, donde sólo desempeñan una función reproductiva.
 
Las hembras, por su parte, presentan una simbiosis con bacterias que les permite degradar la materia orgánica retenida en los huesos de ballena. No tienen ni boca ni tracto digestivo, así que se alimentan directamente mediante estas bacterias. De esta forma, estos pequeños organismos ayudan a devolver al ecosistema la materia orgánica que almacenan los huesos.
 
A grandes rasgos, las hembras presentan una región que queda fuera del hueso, formada por un tronco y una parte cefálica de donde salen los palpos, de color rosado debido al paso de los vasos sanguíneos, que actúan a modo de branquias y realizan el intercambio de gases. Las raíces en las que almacenan las bacterias se localizan en la parte interior del hueso.
 

Proyecto Actiquim

El proyecto Actiquim (I y II), iniciado en el año 2007 y coordinado por la profesora Àvila desde la UB, está financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación y tiene como objetivo estudiar la ecología química de invertebrados marinos que habitan en el fondo del océano Antártico.
 
Desde la base antártica Gabriel de Castilla, el equipo desarrolla una amplia actividad investigadora, que incluye tanto protocolos experimentales en el laboratorio como el muestreo del fondo marino, realizado mediante inmersiones con escafandra autónoma en las inhóspitas aguas polares.
 
En un escenario más global, el proyecto Actiquim-II contribuye a integrar los conocimientos sobre la funcionalidad y la estructura de los ecosistemas marinos, la gestión y la conservación del medio natural, así como las bases ecológicas para desarrollar nuevos productos bioactivos de interés farmacológico y biotecnológico.