Antoni Remesar: «Recordar lo que significó un lugar es un ejercicio imprescindible para comprender de dónde venimos y hacia dónde vamos»

«Desde la perspectiva del diseño urbano y del arte público, proponemos que la ciudad incorpore algún elemento de comunicación que explique la memoria histórica».
«Desde la perspectiva del diseño urbano y del arte público, proponemos que la ciudad incorpore algún elemento de comunicación que explique la memoria histórica».
Entrevistas
(30/04/2013)
Son muchas las personas que pasan cada día por uno de los puntos más concurridos de la avenida Diagonal, en la plaza de la Reina María Cristina, sin saber que en este lugar se levantaba la antigua Prisión de Mujeres de Les Corts (1939-1955), en el emplazamiento que actualmente ocupa un conocido centro comercial. Esta es una de las trece localizaciones de la «Ruta de la Memoria Histórica de Les Corts», una propuesta del Centro de Investigación Polis: Arte, Ciudad, Sociedad de la UB, a partir del proyecto desarrollado durante el curso 2011-2012 por los estudiantes del máster de Diseño Urbano, con la colaboración de la Asociación por la Cultura y la Memoria de Cataluña (ACME). Este trabajo de investigación ha cobrado forma de itinerario urbano con una web a modo de guía, una pequeña exposición asociada —que se exhibió en enero en el Centro Cívico Can Deu— y varias ideas para hacer visibles espacios que han caído en el olvido.
 
Entrevistamos al Dr. Antoni Remesar, comisario de la exposición junto con la Dra. Núria Ricart, y director del Centro de Investigación Polis —vinculado al Departamento de Escultura de la Facultad de Bellas Artes de la UB—, que nos presenta este proyecto para descubrir el pasado de Les Corts.
«Desde la perspectiva del diseño urbano y del arte público, proponemos que la ciudad incorpore algún elemento de comunicación que explique la memoria histórica».
«Desde la perspectiva del diseño urbano y del arte público, proponemos que la ciudad incorpore algún elemento de comunicación que explique la memoria histórica».
Entrevistas
30/04/2013
Son muchas las personas que pasan cada día por uno de los puntos más concurridos de la avenida Diagonal, en la plaza de la Reina María Cristina, sin saber que en este lugar se levantaba la antigua Prisión de Mujeres de Les Corts (1939-1955), en el emplazamiento que actualmente ocupa un conocido centro comercial. Esta es una de las trece localizaciones de la «Ruta de la Memoria Histórica de Les Corts», una propuesta del Centro de Investigación Polis: Arte, Ciudad, Sociedad de la UB, a partir del proyecto desarrollado durante el curso 2011-2012 por los estudiantes del máster de Diseño Urbano, con la colaboración de la Asociación por la Cultura y la Memoria de Cataluña (ACME). Este trabajo de investigación ha cobrado forma de itinerario urbano con una web a modo de guía, una pequeña exposición asociada —que se exhibió en enero en el Centro Cívico Can Deu— y varias ideas para hacer visibles espacios que han caído en el olvido.
 
Entrevistamos al Dr. Antoni Remesar, comisario de la exposición junto con la Dra. Núria Ricart, y director del Centro de Investigación Polis —vinculado al Departamento de Escultura de la Facultad de Bellas Artes de la UB—, que nos presenta este proyecto para descubrir el pasado de Les Corts.
 
¿Cómo surge esta iniciativa?
 
Desde hace tiempo, en el Centro de Investigación Polis: Arte, Ciudad, Sociedad de la UB tenemos abierta una línea de investigación vinculada con lo que podríamos llamar espacios de memoria, centrada especialmente en el periodo 1929-1939 y en periodos posteriores del franquismo. El proyecto surge de la convergencia de intereses entre la Asociación por la Cultura y la Memoria de Cataluña (ACME) y nuestro grupo por reflejar los temas relacionados con la memoria en el espacio público. El primer paso fue montar dentro de una de las asignaturas del máster de Diseño Urbano de la UB un pequeño proyecto exploratorio, que acabó siendo la exposición «Ruta de la Memoria Histórica de Les Corts», presentada en el Centro Cívico Can Deu el pasado mes de enero.
 
El proyecto propone una ruta por trece lugares del distrito vinculados con acontecimientos históricos de la Segunda República, la Guerra Civil y la dictadura franquista. ¿Con qué finalidad?
 
El objetivo es hacer visible la memoria que nuestro entorno construido ha ido soterrando. A partir de aquí, intentamos ver cómo este reconocimiento de la memoria puede quedar plasmado en el espacio público: es decir, cómo marcamos este territorio actual con el recuerdo de lo que allí se encontraba o de lo que allí pasó. Este es uno de los temas que nos interesan en el contexto de diseño urbano y arte público.
 
¿Cómo se han escogido las trece localizaciones que forman la ruta?
 
Nos hemos basado fundamentalmente en la documentación facilitada por la ACME. Algunos enclaves son contundentes y potentes, como es el caso de la antigua Prisión de Mujeres de Les Corts, un emplazamiento con una fuerte historia social y humana de represión franquista, y otros vienen casi marcados por su desaparición, como el antiguo monumento dedicado a José Antonio Primo de Rivera y el monumento a Los Caídos. Y entremedio tenemos otros que son bastante claros, como por ejemplo el recuerdo del Congreso Eucarístico Internacional de 1952, justo delante del Princesa Sofía.
 
Ya existen varios proyectos para recuperar y difundir la memoria histórica de barrios y distritos de Barcelona. ¿Qué diferencia esta iniciativa de otras?
 
Básicamente y en caso de implementarse, la gran diferencia es que deja marcas en el territorio. Desde la perspectiva del diseño urbano y del arte público, proponemos mopque la ciudad —o sea, el territorio físico de la ciudad— incorpore algún sistema o elemento de comunicación que explique la memoria histórica.
 
En este sentido, el proyecto propone instalar paneles informativos con códigos QR en cada una de las localizaciones.
 
Efectivamente. La idea es que desde dispositivos móviles se pueda acceder a la información del lugar. Este código te llevaría a la web del proyecto, que te ampliaría la información reconduciéndote a otras webs, como por ejemplo el sistema de información de Arte Público de Barcelona, que también hemos desarrollado nosotros con el Ayuntamiento de Barcelona. Se trataría, pues, de ir ligando sistemas de información y crear toda una cadena, una ruta virtual para aumentar la información sobre el lugar. De este modo, si por ejemplo estuvieras en el antiguo monumento a Los Caídos, podrías consultar a través del teléfono la historia del monumento, por qué se derribó, etc. Todo desde una perspectiva comunicativa.
 
Es aquí donde radica la diferencia respecto a otras propuestas de recuperación de la memoria histórica: si el proyecto que proponemos se acabara realizando, la gente podría reconocer en la calle los lugares de la ruta, porque tendrían algún tipo de identificación.
 
¿Ahora mismo no hay ningún tipo de señalización?
 
No. De momento, el itinerario solo se puede seguir a través de la web de proyecto, desde donde te puedes descargar el tríptico de la ruta, a modo de guía, que incluye un mapa e información de cada una de las paradas.
 
Como ya he explicado, lo que pretendemos con esta iniciativa es poner en evidencia que el territorio debe estar marcado: todo esto ha de acabar fijado en la calle. Es decir, que algún signo comunicativo tiene que facilitar el acceso a lo que se quiere explicar sobre aquel lugar concreto, y esto es una primera experiencia. Ahora bien, nosotros no presentamos un proyecto para realizar; sino para reflexionar sobre el hecho de que es posible llevarlo a cabo. El Ayuntamiento de Barcelona, si quiere, ya hará lo que haga falta.
 
El proyecto también propone ideas de intervención en tres espacios donde en la última década se han derribado monumentos franquistas.
 
Se proponen tres proyectos de arte público y diseño urbano para hacer visibles tres espacios «sin memoria»: los monumentos a José Antonio Primo de Rivera y a Los Caídos, y la Prisión de Mujeres. Básicamente son propuestas para identificar lo que había allí, con objeto de no dejar desaparecer el rastro del recuerdo en aquel lugar.
 
¿En qué consisten estas propuestas de intervención?
 
Dependiendo de las características del territorio, cambia el tipo de propuesta. Por ejemplo, en los jardines donde antes se levantaba el monumento a Los Caídos, ante el Palacio Real de Pedralbes, se propone la instalación de plafones informativos con imágenes y juegos de palabras en las principales interfaces de transporte público que conectan la zona, para hacer visible la historia del monumento.
 
En la antigua Prisión de Mujeres de Les Corts, en la plaza de la Reina María Cristina, hoy solo queda una pequeña placa que identifica el emplazamiento de forma genérica. En este caso, se propone marcar el perímetro que actualmente ocupa un conocido centro comercial, mediante un diseño de elementos de espacio público donde se incluirían apartados de la historia de la prisión a partir de material gráfico y verbal. La idea es profundizar en las vivencias personales grabando cada dos metros el nombre de las reclusas y las fechas de internamiento, así como frases que expliquen historias personales y colectivas de los hechos vividos en este lugar hace cincuenta años.
 
Y, por último, en el desaparecido monumento a José Antonio Primo de Rivera, en la avenida de Josep Tarradellas, donde ahora solo queda una explanada, se propone revalorizar el espacio y reflotar la memoria de este monumento. La intervención plantea una reflexión sobre la memoria histórica desde un punto de vista crítico, creando un pequeño desnivel completamente accesible que se contraponga al significado del antiguo monumento y una línea del tiempo de los acontecimientos más significativos para dar a conocer la historia de este lugar.
 
En los tres casos, las propuestas de intervención tratan básicamente de comunicación, delimitación y reordenación del territorio.
 
¿Se prevén más acciones en el marco del proyecto?
 
Esta propuesta estaría acabada. Pero en principio continuaríamos con la idea de trabajar Les Corts más a fondo; puesto que somos del barrio, y de este modo potenciaríamos la relación entre la zona universitaria y el distrito. De hecho, ya estamos hablando con la ACME para hacer otro ejercicio, otro planteamiento para el curso próximo que dé continuidad a este proceso de identificación que se ha expuesto.
 
Con los nuevos estudiantes que llegarán al máster, procedentes de todo el mundo (básicamente de China, Grecia, Norteamérica y América Latina), se ha pensado en profundizar en esta ruta. Seguramente se tratará de buscar otros lugares para incorporar al itinerario y dar un paso más en el proyecto. No obstante, esta vez será más difícil; porque tendremos que identificar espacios de memoria que no son tan obvios ni tan claros.
 
¿Cree que la proliferación de proyectos para recuperar la memoria histórica no solo en Barcelona, sino en toda España y en el mundo, obedece a un ejercicio de responsabilidad democrática?
 
Es un ejercicio de ciudadanía y de derecho absolutamente necesario. Recordar qué pasó y qué significó un lugar, un símbolo, un hecho, es un ejercicio imprescindible para comprender de dónde venimos y hacia dónde vamos.
 
Desgraciadamente, todo el planteamiento actual más neoliberal quiere negar las memorias. Ahora, más que nunca, se debería reivindicar el análisis de cómo se ganaron los derechos sociales y cómo se consiguió el estado de bienestar; porque estamos retrocediendo a momentos anteriores a todas esas luchas. En algunos aspectos, estamos volviendo casi a un sistema de pre-Revolución Francesa. Y, claro, ¡hay más de 200 años entremedias!
 
Propuestas como las que planteamos teóricamente tienen que servir para ayudarnos a abrir los ojos.
 
¿Y qué papel juega la universidad en todo esto?
 
La universidad es clave en el sistema institucional de la democracia. Tiene la obligación, primero, de estar al día y vinculada con la sociedad; pero también ha de servir a esta sociedad. ¿De qué manera? Con una implicación muy directa en los temas sociales, culturales, etc. del entorno cercano. Esta es nuestra perspectiva desde hace muchos años. No es la habitual; porque esta perspectiva implica que no debemos pensar en las otras instituciones única y exclusivamente como proveedoras de proyectos, sino que debemos trabajar en proyectos que sean conjuntos, estén o no financiados, dado que tenemos un gran potencial de conocimiento, de creatividad, etc., y esto puede abrir muchas puertas.
 
La iniciativa que presentamos es un ejemplo de ello. Con este proyecto mostramos que la universidad puede trabajar con la ciudadanía y aportar ideas para conseguir que quede algún tipo de registro de los espacios de la memoria porque, si no, al final perdemos las raíces y la identidad. Ahora es el turno del Ayuntamiento.
 
¿De mover ficha?
 
Exactamente. Son ideas que se podrían llevar a cabo de forma sencilla para hacer aflorar la historia en el espacio público, y si el Ayuntamiento quiere, las podría implementar.