Lluís Payrató: «La exportación más curiosa que conozco de gesto catalán es la del gesto de burla que denominamos ʻfer pam i pipaʼ»

Lluís Payrató es especialista en pragmática, etnografía lingüística y sociolingüística.
Lluís Payrató es especialista en pragmática, etnografía lingüística y sociolingüística.
Entrevistas
(03/06/2013)

El profesor del Departamento de Filología Catalana de la UB Lluís Payrató ha publicado El gest nostre de cada dia (Publicacions de lʼAbadia de Montserrat, 2013), una reflexión a medio camino entre el ensayo y la investigación sobre el gesto como mecanismo comunicativo y como patrimonio básico de la cultura popular, que ahora hace justo un año ganó el 28 Premio Valeri Serra i Boldú de cultura popular. En el libro, Payrató analiza la función de los emblemas o gestos autónomos, con significado independiente del lenguaje verbal. La obra trata desde los gestos relacionados con los saludos, la expresión de los sentimientos o los estados de ánimo, hasta los que son propios de los juegos, el deporte, las actividades profesionales o los rituales religiosos. El autor hace, además, un repaso a la historia y la tradición de algunos de estos gestos, analiza las particularidades y semejanzas respecto a gestos de otras culturas, y muestra la relación que pueden tener con la fraseología popular y las metáforas y metonimias en que se fundamentan.

Catedrático de Lingüística Aplicada y Pragmática del Catalán, Payrató ha trabajado en varios campos de la pragmática, el análisis del discurso, la etnografía lingüística y la sociolingüística aplicadas a la lengua catalana. Recientemente, ha publicado The pragmatics of Catalan (2011), en colaboración con Josep Maria Cots, y la segunda edición de Pragmàtica, discurs i llengua oral. Introducció a lʼanàlisi funcional de textos (2010).

 

Lluís Payrató es especialista en pragmática, etnografía lingüística y sociolingüística.
Lluís Payrató es especialista en pragmática, etnografía lingüística y sociolingüística.
Entrevistas
03/06/2013

El profesor del Departamento de Filología Catalana de la UB Lluís Payrató ha publicado El gest nostre de cada dia (Publicacions de lʼAbadia de Montserrat, 2013), una reflexión a medio camino entre el ensayo y la investigación sobre el gesto como mecanismo comunicativo y como patrimonio básico de la cultura popular, que ahora hace justo un año ganó el 28 Premio Valeri Serra i Boldú de cultura popular. En el libro, Payrató analiza la función de los emblemas o gestos autónomos, con significado independiente del lenguaje verbal. La obra trata desde los gestos relacionados con los saludos, la expresión de los sentimientos o los estados de ánimo, hasta los que son propios de los juegos, el deporte, las actividades profesionales o los rituales religiosos. El autor hace, además, un repaso a la historia y la tradición de algunos de estos gestos, analiza las particularidades y semejanzas respecto a gestos de otras culturas, y muestra la relación que pueden tener con la fraseología popular y las metáforas y metonimias en que se fundamentan.

Catedrático de Lingüística Aplicada y Pragmática del Catalán, Payrató ha trabajado en varios campos de la pragmática, el análisis del discurso, la etnografía lingüística y la sociolingüística aplicadas a la lengua catalana. Recientemente, ha publicado The pragmatics of Catalan (2011), en colaboración con Josep Maria Cots, y la segunda edición de Pragmàtica, discurs i llengua oral. Introducció a lʼanàlisi funcional de textos (2010).

 

En un momento en que nuevamente hay que defender el catalán como idioma propio, usted compila y analiza los elementos que configuran también un lenguaje no verbal autónomo —que se reconoce sin el apoyo del lenguaje verbal— y específicamente catalán. ¿De dónde surge la idea de recopilar esta información sobre el gesto catalán y qué objetivos persigue?
 
La idea vino, justamente hace más de veinte años, de un estudio sobre el contacto de lenguas y, en concreto, sobre la interferencia: si hay interferencias y préstamos entre lenguas con respecto al léxico o a las construcciones sintácticas, ¿puede haberlos también entre los gestos? ¿Esto querría decir, pues, que hay gestos propiamente catalanes? Un hablante catalán utiliza hoy otras lenguas (castellano, francés...), ¿pero su gestualidad es independiente de la lengua que habla? De aquí procede la idea de recopilar muestras sobre el gesto catalán, una tarea que Joan Amades inició con una compilación en 1957 y que Jaume Mascaró, profesor de nuestra Universidad, continuó. Yo seguí sus pasos a partir de 1989; de hecho, dediqué la tesis doctoral a una parte de este tema...

¿Hasta qué punto podemos decir que existe el gesto genuinamente catalán? ¿Y el de otros lugares?

La respuesta rigurosa debería ser que no lo podemos decir; porque no lo sabemos exactamente, ya que no tenemos suficientes estudios. Esta es la pregunta que Joan Amades no se acaba de hacer. Por un lado, parece que implícitamente respondería que sí; pero por otro su compilación se titula El gest a Catalunya, no Els gestos catalans (o algo similar), hecho que hace sospechar que rehuyó el tema. Jaume Mascaró, en cambio, da parámetros concretos que algún día tienen que permitir medir hasta qué punto nuestros gestos son diferentes de los de otras comunidades. Mientras tanto, podemos decir que, sin duda, hay «gestos catalanes» en el sentido de que son las «producciones gestuales» de los hablantes catalanes; pero que tienen muchos parecidos con los de otras áreas vecinas, sobre todo de las culturas mediterráneas.

En el caso concreto que más se ha estudiado, el de los emblemas, hay muchos elementos comunes. Pensemos, por ejemplo, en gestos de insulto, como el de levantar el dedo del medio, o de burla, como el de sacar la lengua. Pero también existen gestos particulares de algunas zonas, como Italia, Gran Bretaña, Grecia, donde se usan gestos de insulto específicos.

¿Los gestos se heredan, se importan o se toman prestados? ¿Se puede decir que existen, con respecto al gesto, los equivalentes a los neologismos o a los barbarismos de la lengua hablada?

Heredamos gestos en el sentido cultural: los mantenemos generación tras generación, y existen bastantes, por ejemplo, que nos vienen de la antigüedad griega y romana (levantar el dedo como insulto, los cuernos, sacar la lengua, etc.). También los importamos o los tomamos prestados de culturas vecinas: por ejemplo, estos tan conocidos hoy como levantar el pulgar (ʻbienʼ), hacer un círculo con el índice y el pulgar (ʻde acuerdoʼ), o hacer el gesto de victoria (la V con los dedos) son de influencia anglosajona.

Los neologismos los vemos hoy mismo, por ejemplo, con gestos de jóvenes y adolescentes, a menudo procedentes del castellano: me parto (de risa) es una expresión castellana que puede ir acompañada de un emblema (darse golpes en el pecho). Antes había pasado con gestos como el de darse golpecitos en la mejilla, que se asocia a caradura, una palabra castellana; en catalán, la expresión equivalente sería más bien barrut, y el gesto, el de tocarse la mandíbula.

¿Qué es un gesto global? ¿Por qué lo es o qué es lo que hace que llegue a serlo?

Es un tipo de gesto que se ha popularizado y expandido por muchas áreas geográficas gracias a la influencia de los medios de comunicación, el cine, la televisión y la propaganda gráfica. El gesto de levantar el pulgar sería un ejemplo; pero alerta, porque hay muchos gestos que pensamos que se dan en todo el mundo y en realidad son culturales. Incluso el de autoestop, por ejemplo, se hace de formas diferentes. O el de suicidio, que es un ejemplo típico, se hace según los hábitos de cada comunidad. Para hablar de gestos globales también tendríamos que mencionar el caso de acciones emparentadas con gestos de los primates y que tienen significados bastante similares, pero tampoco exactamente idénticos, a lo largo de todas las culturas: sonreír, arquear las cejas, encoger los hombros...

¿Los catalanes «hemos globalizado» algún gesto?

La exportación más curiosa que conozco es la del gesto de burla que denominamos fer pam i pipa. Ya es muy indicativo que el gesto, en nuestra tierra, tenga nombre, para empezar, y resulta además que en Argentina y el Uruguay se lo conoce como el pito catalán. De hecho, funciona incluso la expresión verbal con el significado de ʻburlarse de alguienʼ. Es muy fácil de comprobar con una simple búsqueda en Internet.

¿Cuándo podemos decir que un gesto se convierte en emblema? ¿Cuáles son sus ámbitos de dominio prioritario (en qué momentos o situaciones se utilizan preferentemente)?

El emblema es el fruto de un proceso de convencionalización, que implica que un determinado acto no verbal, dicho en términos neutros, pero que suele ser un gesto ilustrador de algún aspecto del habla, adopta una morfología cada vez más convencional y social. A la vez, en este proceso también se produce un proceso de estilización formal del gesto y de autonomía respecto del habla. Esto quiere decir que un gesto que inicialmente solo se entendía junto al lenguaje verbal, cada vez es más comprensible sin necesidad de la lengua oral.

Los emblemas, de hecho, se caracterizan porque se pueden usar con independencia del lenguaje verbal, e incluso se entienden de manera descontextualizada. En un anuncio de la Generalitat de hace unos cuantos años se podía oír ya que « el polze serveix per dir ʻmolt béʼ (el pulgar sirve para decir ʻmuy bienʼ)», o sea que el gesto ha llegado bastante lejos. Y los gestos son muy útiles, sobre todo los emblemas, cuando el canal verbal está bloqueado o encuentra obstáculos: a una cierta distancia (por ejemplo, en los saludos o insultos), bajo el agua, si hay ruido, si queremos disimular o ser discretos...

Todos los seres humanos hacen gestos, pero en cada grupo territorial —más o menos amplio— hay diferencias —también más o menos amplias. ¿Por qué unos territorios son más ricos que otros en el uso de los emblemas? ¿El lenguaje no verbal autónomo es un vestigio de los antepasados o es un elemento que ha evolucionado de manera paralela a la propia evolución de las civilizaciones?

Esta es una de las grandes preguntas que se hacen los estudiosos, por ejemplo Adam Kendon, cuando analiza la gestualidad italiana (sobre todo la de Nápoles). Él propone que las razones se deben buscar en el hábitat de cada cultura. De hecho, él mismo es un gran estudioso de los lenguajes de signos (manuales) de los aborígenes australianos, y también en el caso de las culturas indias de América hay lenguajes de signos manuales. Los emblemas parecen propios de muchas culturas, y tenemos datos que hacen ver que en muchos casos se trata de repertorios que suelen tener alrededor de cien ítems. Todavía estamos lejos de poder hacer comparaciones realmente fiables; pero como mínimo cada vez tenemos más datos, más estudios de campo y más diccionarios de gestos, sobre todo de emblemas. Y que las culturas mediterráneas hacen más uso de los emblemas que las nórdicas, es evidente —es un tópico incluso—; pero ya sabemos que en el sur somos más de contacto que en el norte. En el caso de Nápoles, Kendon habla del hecho de que hay mucha vida en la calle, y seguramente este es un rasgo que se debe tener en cuenta.

Con respecto a los aspectos evolutivos, David McNeil, el otro gran estudioso de la gestualidad, con Kendon, siempre dice que la gesticulación que acompaña al habla es propiamente una parte del habla, y que no la tenemos que ver como un simple complemento o un tipo de vestigio inútil sino como un canal que aporta información a los enunciados. En cualquier caso, el discurso verbal oral no se puede entender sin la gestualidad que lo acompaña: las manos, la expresión facial, la postura... En la conversación ordinaria, coloquial, hay muchísima información que no se encuentra en las palabras, en los enunciados verbales. Por ese motivo, cada vez hablamos menos de comunicación no verbal (que la hace dependiente del lenguaje) y más de comunicación multimodal: diferentes códigos y canales que funcionan a la vez.