Anna Villarroya y Núria Pumar: «La dimensión de género en la investigación no es muy conocida y no se aplica de forma general»
En el documento publicado recientemente por la Liga de Universidades de Investigación Europeas (LERU), Gendered research and innovation, se analiza el papel del género y del sexo en investigación e innovación (I+D+i), y se discute la necesidad de integrar mejor este concepto en la financiación, el contenido y la ejecución de los proyectos de I+D+i.
En el documento publicado recientemente por la Liga de Universidades de Investigación Europeas (LERU), Gendered research and innovation, se analiza el papel del género y del sexo en investigación e innovación (I+D+i), y se discute la necesidad de integrar mejor este concepto en la financiación, el contenido y la ejecución de los proyectos de I+D+i.
Según el documento, la dimensión de género en la investigación y la innovación (GRI) es un tema desconocido, poco estudiado y que no está bien integrado en el diseño de muchas de las investigaciones actuales, exceptuando algunos casos como el de la investigación biomédica. En el documento, en el que la LERU presenta veinte recomendaciones para incluir la dimensión de género en la investigación, han participado las profesoras Anna Villarroya, de la Facultad de Biblioteconomía y Documentación, y Núria Pumar, de la Facultad de Derecho. Ambas forman parte del Grupo de Trabajo de Género de la LERU y son miembros de los grupos de Igualdad de la UB.
¿En qué medida la investigación actual tiene en cuenta el género a la hora de diseñar los estudios?
El programa europeo Horizonte 2020 ha representado, sin embargo, un avance enorme en este sentido; porque pide a los solicitantes de fondos que expliquen cómo se tiene en cuenta esta dimensión, en caso de que sea pertinente, en el contenido de los proyectos que presentan. Además de la integración de esta vertiente en el diseño de la investigación y el análisis de los resultados, el programa promueve la presencia equilibrada de mujeres y hombres en todas las fases del proceso de investigación, incluyendo tanto la composición de los equipos de investigación como la de los paneles de personas expertas que han de evaluar los proyectos.
Aunque el programa Horizonte 2020 es un buen impulsor, aún queda mucho trabajo por hacer: de ahí que el documento publicado recoja una serie de recomendaciones dirigidas a todos aquellos agentes que forman parte del proceso de investigación, empezando por las propias universidades y siguiendo por los gobiernos, entidades financiadoras de la investigación y revistas académicas.
¿Cuál ha sido la aportación de la Universidad de Barcelona a este dosier?
La Universidad de Barcelona ha participado aportando ejemplos de cómo se tiene en cuenta la dimensión de género y sexo en varias fases del proceso de investigación en nuestra institución. Así, la Universidad dedica una sección a la dimensión de género en la investigación en el folleto informativo sobre las oportunidades de financiación del programa Horizonte 2020. La Facultad de Medicina, por ejemplo, incluye la violencia de género como uno de los temas que deben tratarse en algunas materias obligatorias. De los diferentes proyectos que presentó la UB para ejemplificar esta dimensión en la investigación, se escogieron dos: por un lado, el proyecto Youth4Youth, financiado por el programa Daphne III de la Comisión Europea y destinado a prevenir y combatir la violencia de género entre los adolescentes; por otra parte, un proyecto de investigación financiado por la convocatoria REDICE de la UB sobre la perspectiva de género en la práctica docente universitaria.
¿Cuál es el papel de las ciencias sociales y las humanidades en este terreno?
Dado que el análisis con perspectiva de género y sexo está más desarrollado en estos ámbitos y las metodologías son sensibles a este tema, los investigadores de las ciencias sociales y las humanidades podrían aportar ideas valiosas y ayudar a identificar las cuestiones de investigación más adecuadas en equipos de investigación pluridisciplinares. Así, investigadores de las ciencias, la ingeniería o la medicina se podrían beneficiar de estos enfoques más pluridisciplinares al trabajar conjuntamente con investigadores de las ciencias sociales y las humanidades.
En esta misma línea, en septiembre de 2013, la LERU publicó otro documento innovador, Social Sciences and Humanities: essential fields for european research and in Horizon 2020, en el que se aportan ejemplos de la necesaria implicación de las ciencias sociales y las humanidades para hacer frente a los retos planteados en Horizonte 2020
Desde su punto de vista, ¿cuál sería la conclusión principal del trabajo?
La aprobación de este documento para todas las universidades de la LERU implica el compromiso de cada una de ellas de liderar con el ejemplo. El hecho de considerar el análisis de género y sexo en la investigación y la innovación supone que su alcance, impacto y utilidad podrán ser igualitariamente válidos para hombres y mujeres. De esta forma, la investigación en las universidades de la LERU puede incrementar su excelencia dando respuesta a los grandes retos de nuestras sociedades, y por tanto, mejorando el bienestar social y el progreso económico.
Si tuviéramos que resumir nuestra percepción en unas cuantas líneas, diríamos que la dimensión de género en la investigación, a día de hoy, no es muy conocida y no se aplica de forma general: es necesario que crear más conciencia sobre ella, y la formación es clave. En algunas áreas es más obvio que en otras: hay que prestar atención a todas las fases del proceso de investigación, y también hay que conseguir el apoyo de todos los actores involucrados en la investigación.
Para dar respuesta a estos retos, la Unidad de Igualdad de la UB pondrá en marcha diversas iniciativas. Entre ellas, la organización de actividades formativas dirigidas al personal investigador y los técnicos de investigación de nuestra Universidad.