El uso del portafolio docente para el alumnado de Ciencias de la Salud mejora el aprendizaje
El Grupo de Educación y de Evaluación de la Competencia Clínica en Bellvitge (COMBELL), adscrito al Departamento de Ciencias Clínicas de la Facultad de Medicina en el campus de Bellvitge, utiliza, desde el año 2000, el portafolio docente en papel como herramienta de aprendizaje de algunas asignaturas de Medicina y de Odontología. A partir de 2010, se introduce también el portafolio electrónico (e-portfolio) dentro del Campus Virtual de la Universidad. Ahora, Rosa Villalonga, una de las profesoras que forma parte del grupo COMBELL, que tiene la calificación de grupo de innovación docente consolidado, valora positivamente esta experiencia porque esta herramienta «es útil para la enseñanza y también para el aprendizaje».
El Grupo de Educación y de Evaluación de la Competencia Clínica en Bellvitge (COMBELL), adscrito al Departamento de Ciencias Clínicas de la Facultad de Medicina en el campus de Bellvitge, utiliza, desde el año 2000, el portafolio docente en papel como herramienta de aprendizaje de algunas asignaturas de Medicina y de Odontología. A partir de 2010, se introduce también el portafolio electrónico (e-portfolio) dentro del Campus Virtual de la Universidad. Ahora, Rosa Villalonga, una de las profesoras que forma parte del grupo COMBELL, que tiene la calificación de grupo de innovación docente consolidado, valora positivamente esta experiencia porque esta herramienta «es útil para la enseñanza y también para el aprendizaje».
Se entiende por portafolio docente una colección de materiales, pruebas o evidencias, organizada y orientada a unos objetivos concretos, que demuestra el conocimiento y las habilidades adquiridas por el alumno a lo largo del tiempo. Sin embargo, el portafolio docente adquiere otra dimensión; ya que no se limita a la recopilación de trabajos, sino que también incluye una narrativa reflexiva, que debe servir para facilitar el proceso de aprendizaje. Todo ello permite evaluar y valorar si el alumno ha adquirido los conocimientos necesarios para poder desarrollar una competencia determinada. Otro valor añadido es que el mismo alumno, mediante la reflexión, es quien dirige y hace su propia autoevaluación y autoaprendizaje.
Durante los últimos cinco años, más de 730 alumnos de las enseñanzas de Medicina y Odontología han trabajado con el portafolio electrónico. El grado de satisfacción de los estudiantes es del 97%, y todos destacan, sobre todo, la mejora importante que conlleva el uso de este material tanto para la preparación como para la presentación de los trabajos. Asimismo, se ha demostrado que las notas de los estudiantes han mejorado en los últimos años en aquellas asignaturas en que se ha empleado el portafolio docente. «Fundamentalmente, el beneficio para el alumno y el valor añadido que supone esta herramienta docente respecto a otras es que fomenta el autoaprendizaje, la autorreflexión, el criterio crítico y el aprendizaje autónomo de búsqueda bibliográfica», explica Villalonga. «El grado de satisfacción del profesorado, aunque implica una sobrecarga de trabajo muy importante, también es muy elevado», subraya la profesora.
El uso de los portafolios como herramienta docente en el ámbito de las Ciencias de la Salud comenzó en 1995, sobre todo en Canadá, el Reino Unido y los Países Bajos. Con la introducción del espacio europeo de educación superior, se han ido implantando progresivamente y han demostrado ser una herramienta muy útil para evaluar competencias tanto transversales como técnicas.