Javier Martín Vide, director del Instituto del Agua: «Nuestro instituto de investigación es singular y estratégico»

Javier Martín Vide.
Javier Martín Vide.
Entrevistas
(15/09/2015)

El catedrático de Geografía Física Javier Martín Vide es el nuevo director del Instituto del Agua de la UB, en el año en que esta institución cumple el décimo aniversario, después de que en 2005 se transformase de observatorio en instituto. Experto en climatología, cambio climático, análisis de las precipitaciones y riesgos climáticos, el catedrático nos explica en esta entrevista sus directrices al frente del instituto y el contexto actual en el que se realizan las investigaciones sobre el agua.

 

Javier Martín Vide.
Javier Martín Vide.
Entrevistas
15/09/2015

El catedrático de Geografía Física Javier Martín Vide es el nuevo director del Instituto del Agua de la UB, en el año en que esta institución cumple el décimo aniversario, después de que en 2005 se transformase de observatorio en instituto. Experto en climatología, cambio climático, análisis de las precipitaciones y riesgos climáticos, el catedrático nos explica en esta entrevista sus directrices al frente del instituto y el contexto actual en el que se realizan las investigaciones sobre el agua.

 

¿Cómo concibe usted el Instituto del Agua?

El Instituto del Agua es muy especial, probablemente único dentro de los catorce institutos de investigación de la UB, en el sentido de que es un instituto pluridisciplinar o multidisciplinar, en el que convergen investigadores de ramas muy diferentes del conocimiento. Desde la economía (economía del agua) hasta el derecho (hay una ley de aguas) o la biología, la geología, la química, la toxicología, la climatología... Incluso hay presencia del mundo del arte. Precisamente se ha incorporado hace poco al instituto un catedrático que proviene de la Facultad de Bellas Artes, y que estudia las manifestaciones artísticas centradas en el agua. Hay un abanico muy grande de especialidades. Tenemos esta singularidad. Los otros institutos de la UB están claramente concentrados en un área de investigación (biomedicina, cosmos, nutrición y seguridad alimentaria, cognición, etc.).

 ¿Cuál es mi visión de todo ello? Hemos de dar un paso más y convertir el instituto más bien en interdisciplinar. Yo hago una distinción entre multi o pluridisciplinar, por un lado, e interdisciplinar por otro. Multidisciplinar significa que convergemos todos en un instituto desde diferentes áreas. Ahora se trata de dar un paso más, se trata de integrarnos. Se trata de buscar las interfaces, los planos de encuentro. Siempre se ha dicho que la ciencia avanza por las fronteras; entonces, juntar a un microbiólogo con un climatólogo y con un químico analítico probablemente permitirá avanzar en el conocimiento de esas fronteras que resultan marginales en cada disciplina pero que pueden suponer unas áreas de interés y unas investigaciones de gran valor.

En conclusión, el vicerrector de Investigación, Innovación y Transferencia Jordi Alberch ha comentado a veces que considera que este es un instituto estratégico. Es un instituto singular y estratégico.

 

¿Cuál es su plan de acción como director de la institución?

Mi plan de acción, en primer lugar —aunque esto no sea propiamente investigación—, es dar visibilidad al instituto en la sociedad y en los medios de comunicación. Que no sea un instituto concentrado en una o muchas áreas pero sin mayor repercusión social. Además, cada vez se valora más la participación de los profesores en los medios de comunicación. La segunda acción es incorporar a las nuevas generaciones para que realicen investigación sobre el agua. Creo que, en estos momentos en que se han recortado los recursos para investigación al personal más joven, hay que apoyar en la medida de lo posible que se pueda incorporar al instituto la gente que está haciendo tesis doctorales con cada uno de sus grupos de investigación. Y si tenemos recursos, apoyar la presentación de pósteres e investigaciones en los diferentes congresos internacionales del nivel más alto.

Luego nos hemos de concentrar en la formalización de nuevos convenios, de proyectos con instituciones y con empresas, sean de carácter propiamente investigador o de carácter profesionalizador. Asociado a esto, queremos liderar proyectos compartidos de ámbito internacional. Nos vamos a mover para que desde el instituto surjan propuestas compartidas por varios grupos y que la gente que lo desee y que esté mejor situada pueda liderarlas a nivel europeo. En nuestro instituto ya hay personas que tienen proyectos europeos; pero vamos a intentar llevar a cabo proyectos compartidos, integrados, e intentar liderarlos como investigadores principales a nivel internacional. Y luego poner en marcha acciones imaginativas alrededor del agua, que es nuestro nexo de unión.

Finalmente, otro objetivo importante es posicionarnos estratégicamente en todos aquellos foros nacionales e internacionales donde a veces la UB no llega. Vamos a intentar dar ese salto.

 

¿El agua es un elemento cada vez más central también en el mundo de la investigación?

La temática del agua está cada vez más presente en un mundo cambiante como el nuestro, complejo e imprevisible. La característica que yo veo en el planeta en estos momentos es un cambio continuo, acelerado, complejísimo; hace treinta años sabíamos que había dos bloques y, o bien guerra fría, o bien la tercera guerra mundial. Hoy día no: hoy día un pequeño suceso en un lugar lejano del planeta tiene repercusión global. Pues bien, muchas veces el agua está presente en estos conflictos. El agua adquiere cada vez mayor importancia en este mundo cambiante. Puedo poner el ejemplo —porque tendrá lugar pronto— de la conferencia de las partes (COP) sobre cambio climático que se reunirá en París dentro de tres o cuatro meses, y que es decisiva. Oiremos hablar mucho de la reunión de París, en la que se tiene que llegar a un acuerdo político internacional vinculante —si no es vinculante, es papel mojado— para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, que son las causantes del calentamiento global. Pues bien, en esta reunión de París se hablará de cambio climático, y dentro del cambio climático el agua tiene un papel fundamental: el vapor de agua es un gas de efecto invernadero. Por otro lado, bajo las nuevas condiciones de cambio climático, el agua será más escasa en los lugares donde ya es escasa (por ejemplo, en el mundo mediterráneo) y probablemente más abundante en aquellas regiones del planeta donde disponen de muchos recursos hídricos. Es decir, que el cambio climático va a extremar la abundancia y la escasez de agua.

El mundo empresarial, el mundo de la investigación, cada vez destina más esfuerzos humanos y materiales al agua. Un ejemplo: ahora, gracias a los controles y la capacidad analítica que tienen nuestros químicos para detectar sustancias en el agua, se ha descubierto un mundo inimaginable. En el agua que consumimos o que va a parar a los ríos, se detecta una gran cantidad de, por ejemplo, antibióticos, corticoides o Viagra, entre otras substancias. Se abren nuevas actividades, nuevas investigaciones que son de interés para las empresas o que son de interés general.

 

Usted impartió la conferencia inaugural del proyecto La ciencia del agua, organizado por la UCC+i de la UB. En aquella ocasión, para explicar la realidad actual del agua, usted habló de distintos tipos de agua.

Desde un punto de vista geográfico, y en una visión general, yo hablaba, por un lado, de un agua tranquila, que es aquella que reposa en los lagos o que se acumula en un manto de nieve blanca. Es un recurso que no genera ninguna perturbación, ningún peligro, ningún riesgo. Por otro lado, hablaba del agua turbulenta porque, en la naturaleza, el agua casi siempre se manifiesta de esta forma: una nube es agua y esa agua es turbulenta; el agua de un río que circula suele ser turbulenta; la de una cascada, no digamos. En tercer lugar hablé del agua extrema, que es un concepto que va ligado al riesgo. En ese caso el agua es un recurso y al mismo tiempo es un riesgo: es el agua que acompaña a un temporal marítimo, a una lluvia torrencial, es el agua de un alud. En cuarto lugar hablaba del agua escasa, que no se ve en el paisaje, en el territorio, pero se sospecha. Es el caso que se evidencia, por ejemplo, en lugares del sudeste de la península ibérica: una huerta, algunos cultivos, una mancha de vegetación. Uno ve la vegetación y sabe que hay agua en el subsuelo; pero no se manifiesta: es el agua casi invisible. Y por último, el agua en cambio. ¿Por qué? Porque dentro del cambio climático, el ciclo del agua está reforzándose progresivamente.

 

¿Hay motivos para preocuparse respecto al ciclo del agua? ¿Qué salud tiene?

Yo no tengo argumentos para ser optimista, pero he de ser forzosamente positivo. Positivo en el sentido de ser proactivo, dinámico, de intentar trabajar en la buena dirección. Bajo el cambio climático, con la elevación de la temperatura, el ciclo del agua se está reforzando. ¿Qué significa esto? Que se evapora más agua de la superficie porque tenemos un planeta más cálido (como cuando en una cazuela, mientras calentamos el agua, esta se va evaporando). Pero al mismo tiempo, si se evapora más, como no se puede acumular indefinidamente en la atmósfera, ha de retornar. Se está reforzando el ciclo. ¿Qué repercusiones tiene esto, positivas o negativas? Depende de cada región del planeta.

En algunas regiones, el retorno de esa agua puede producirse de una forma más compulsiva, con lluvia más intensa. En otros lugares puede haber un desajuste entre lo que se evapora y lo que retorna. A lo mejor se evapora más agua de la que vuelve, y el terreno se desertiza. En el caso de la península ibérica, o en el caso de nuestro ámbito del Mediterráneo occidental, el agua tenderá a ser más escasa, según las proyecciones de los modelos climáticos. Si tomamos un observatorio tan bueno como el Observatorio Fabra, que tiene más de cien años de registros continuos, observamos que hoy todavía llueve lo mismo que hace un siglo. Pero los modelos climáticos, que son la herramienta más potente de que disponemos para estudiar la evolución del clima, nos anuncian que la lluvia en buena parte de la Península y del Mediterráneo tenderá a disminuir a lo largo del presente siglo. Y aunque no disminuyera; como muy probablemente la temperatura va a seguir elevándose, va a haber menos recurso hídrico, se va a evaporar más agua.