«Detrás de la violencia física de género hay una serie de estructuras en nuestra sociedad que la hacen posible»

Las autoras del documental ganador del proyecto «La UB contra la violencia machista», en el vestíbulo del Edificio Histórico.
Las autoras del documental ganador del proyecto «La UB contra la violencia machista», en el vestíbulo del Edificio Histórico.
Entrevistas
(25/01/2016)

Carla Gallén, estudiante de Bellas Artes; Clara Machín, estudiante de Estudios Ingleses, y Raquel Suárez, estudiante de Comunicación e Industrias Culturales, son las autoras del documental Les sirenes que conserven la veu: violències i microviolències a lʼentorn universitari, trabajo ganador del proyecto «La UB contra la violencia machista: ¡Únete de verdad!». Dirigido al alumnado, este proyecto estaba impulsado desde la Comisión de Igualdad de la Universidad con el apoyo del Ayuntamiento de Barcelona. El objetivo era elaborar propuestas de prevención y actuación frente a la violencia machista que pudieran aplicarse a la Universidad. 153 estudiantes respondieron a la convocatoria presentando 45 trabajos.

El documental ganador recopila testimonios de los diversos colectivos de la comunidad universitaria para visibilizar las desigualdades de género que se producen en la Universidad. «El lenguaje y las estructuras físicas y simbólicas generan discursos de poder y sumisión que se perpetúan. Hacernos conscientes de esta realidad que a menudo nos pasa por alto es la única forma de replantear la universidad desde una perspectiva basada en el respeto, la no violencia y los feminismos activos», explican las autoras. Conversamos con las tres estudiantes ganadoras sobre qué les ha supuesto la participación en el proyecto.
 

Las autoras del documental ganador del proyecto «La UB contra la violencia machista», en el vestíbulo del Edificio Histórico.
Las autoras del documental ganador del proyecto «La UB contra la violencia machista», en el vestíbulo del Edificio Histórico.
Entrevistas
25/01/2016

Carla Gallén, estudiante de Bellas Artes; Clara Machín, estudiante de Estudios Ingleses, y Raquel Suárez, estudiante de Comunicación e Industrias Culturales, son las autoras del documental Les sirenes que conserven la veu: violències i microviolències a lʼentorn universitari, trabajo ganador del proyecto «La UB contra la violencia machista: ¡Únete de verdad!». Dirigido al alumnado, este proyecto estaba impulsado desde la Comisión de Igualdad de la Universidad con el apoyo del Ayuntamiento de Barcelona. El objetivo era elaborar propuestas de prevención y actuación frente a la violencia machista que pudieran aplicarse a la Universidad. 153 estudiantes respondieron a la convocatoria presentando 45 trabajos.

El documental ganador recopila testimonios de los diversos colectivos de la comunidad universitaria para visibilizar las desigualdades de género que se producen en la Universidad. «El lenguaje y las estructuras físicas y simbólicas generan discursos de poder y sumisión que se perpetúan. Hacernos conscientes de esta realidad que a menudo nos pasa por alto es la única forma de replantear la universidad desde una perspectiva basada en el respeto, la no violencia y los feminismos activos», explican las autoras. Conversamos con las tres estudiantes ganadoras sobre qué les ha supuesto la participación en el proyecto.
 

En junio del año pasado, la Universidad ponía en marcha, por primera vez, el proyecto «La UB contra la violencia machista: ¡Únete de verdad!». ¿Qué os motivó a participar en esta iniciativa?

Clara: El hecho de que fuera un trabajo sobre feminismo y de formato libre fue importante a la hora de matricularnos. También, que nos permitía indagar en las diferencias de género y la violencia para hablar de cosas a las que no se las considera como tales, como las microviolencias o la división laboral. Pero lo que nos terminó de convencer fue que, por fin, encontrábamos un proyecto interdisciplinario que nos daba la oportunidad de abordar el tema de una forma artística.

Nuestro proyecto se basa en la teoría de que detrás de la violencia física de género hay una serie de estructuras en nuestra sociedad que la hacen posible, y que, de hecho, hacen que tenga más sentido que exista (la violencia de género) que no que no exista. Exploramos esta teoría con las personas entrevistadas y nos fijamos sobre todo en cómo se ve esto en el entorno universitario.

¿Cómo surgió la idea del documental?

Raquel: Hicimos una lluvia de ideas sobre qué medios creativos pensábamos que podían ser más amenos para transmitir un mensaje complicado de forma sencilla. Surgieron muchas ideas y nos quedamos con dos principales: la página web y el documental. Pensábamos que hacer una página web sin documental quedaba un poco colgado, y que hacer un documental sin más no iba a ser suficiente. Por lo tanto, decidimos que el principal canal para llegar a un público objetivo sería el documental, pero a través de una página web.

¿Cuál es el objetivo principal de vuestra propuesta?

Raquel: El objetivo de nuestro trabajo era informarnos sobre las violencias de género dentro de la Universidad y de cómo las veían tanto los profesionales (profesorado y PAS) como los alumnos. Pensamos que el documental es una manera muy directa de transmitir una información al público en general. Trata de poner voces y caras a opiniones diferentes sobre una misma temática. La conclusión a la que hemos llegado es que hay mucha gente desinformada sobre cómo está el tema en las universidades; pero del mismo modo que hay gente no informada, hay personas que colaboran para que esto se acabe y vivamos una educación sin discriminación de género.

Vuestro documental ha resultado el ganador del proyecto. ¿Qué significa para vosotras este premio?

Clara: Estamos muy contentas de que las ideas propuestas (no diré nuestras, porque nacieron a raíz de artículos, clases y conferencias) sean consideradas las adecuadas por el jurado. Este jurado tiene repercusión dentro de la Universidad; porque está formado por miembros de las comisiones de Igualdad de las diferentes facultades y, por tanto, las posibilidades de cambio (o, como mínimo, de concienciación) son elevadas.

Aparte de la implicación social del trabajo, también es un logro personal importante y una afirmación de que nuestra investigación y lucha vital van por buen camino.

Según un estudio de la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género, uno de cada tres jóvenes de 15 a 29 años considera «inevitable o aceptable», en determinadas circunstancias, controlar los horarios de la pareja, impedir que vea a la familia o las amistades, o decirle lo que puede o no puede hacer. Los datos son preocupantes... ¿Qué creéis que puede hacerse para cambiar esta situación?

Raquel: Efectivamente los datos son preocupantes; porque primero empezamos mirando el móvil de la pareja,  luego controlando con quién queda y a qué hora, pero después eso termina en una situación más grave que puede tener consecuencias desagradables. No creo que haya una única solución; pero pienso que todo pasa por el respeto a la otra persona. Por el respeto a sus libertades y a sus sentimientos y, sobre todo, por una confianza que se gana con sinceridad. Las personas no podemos evitar sentir; por tanto, no podemos evitar sentir celos. Debemos aceptar estos sentimientos negativos con calma y comunicación. Esto es lo que puede hacer una persona a nivel individual. Ahora, como institución o colectivo, pienso que todo debe comenzar con una mejora del sistema educativo y, poco a poco, ir creciendo y enseñando valores básicos de respeto a todos los niños por igual.

Este proyecto de la Universidad de Barcelona plantea una colaboración entre la Universidad y los estudiantes para combatir la violencia machista y generar cambios en la sociedad. ¿Pensáis que se deberían llevar a cabo más iniciativas como esta en el ámbito universitario?

Carla: No solo en el ámbito universitario y no solo contra la violencia machista. Hay que activarse en múltiples lugares: sindicatos, reuniones de vecinos, empresas...; pero sobre todo en el día a día. Y también en causas diversas: las violencias de género, sí; pero también por razones de clase, lugar de origen, capacidad económica... La lucha feminista es una lucha transversal, y no se puede iniciar esta lucha sin hacer un replanteamiento completo del statu quo. Eso quiere decir que hay que actuar sobre todas las formas de violencia que sustentan el modelo capitalista y heteropatriarcal en que vivimos. Cualquier iniciativa que fomente núcleos de acción y reflexión no es solo deseable, sino también necesaria.