Siete mujeres ponen en marcha el nuevo grupo UB de apoyo a personas con cáncer de mama

El grupo lo forman siete mujeres que han superado la enfermedad y quieren compartir inquietudes y experiencias vitales con otras personas que estén pasando por la misma situación.
El grupo lo forman siete mujeres que han superado la enfermedad y quieren compartir inquietudes y experiencias vitales con otras personas que estén pasando por la misma situación.
Institucional
(03/07/2017)

Esta es una historia que se explica con nombres propios. Los de Àngels Molina, Àngels Pedrazuela, Elvira Ruiz, Glòria Furdada, Maite Buendía, Montse Maurelo y Roser Guàrdia, siete mujeres unidas por una enfermedad común: el cáncer de mama, del que solo en Cataluña se diagnostican alrededor de 4.000 casos nuevos cada año. El diagnóstico significó un punto de inflexión en sus vidas. Ahora, una vez superada la enfermedad, han decidido unirse para crear un grupo que ofrezca acompañamiento y apoyo, desde su experiencia personal, a todas aquellas personas que estén pasando por la misma situación. Su objetivo: normalizar la enfermedad y transmitir un mensaje de optimismo.

El grupo lo forman siete mujeres que han superado la enfermedad y quieren compartir inquietudes y experiencias vitales con otras personas que estén pasando por la misma situación.
El grupo lo forman siete mujeres que han superado la enfermedad y quieren compartir inquietudes y experiencias vitales con otras personas que estén pasando por la misma situación.
Institucional
03/07/2017

Esta es una historia que se explica con nombres propios. Los de Àngels Molina, Àngels Pedrazuela, Elvira Ruiz, Glòria Furdada, Maite Buendía, Montse Maurelo y Roser Guàrdia, siete mujeres unidas por una enfermedad común: el cáncer de mama, del que solo en Cataluña se diagnostican alrededor de 4.000 casos nuevos cada año. El diagnóstico significó un punto de inflexión en sus vidas. Ahora, una vez superada la enfermedad, han decidido unirse para crear un grupo que ofrezca acompañamiento y apoyo, desde su experiencia personal, a todas aquellas personas que estén pasando por la misma situación. Su objetivo: normalizar la enfermedad y transmitir un mensaje de optimismo.

El Grupo UB de apoyo a mujeres con cáncer de mama tiene su origen en una de sus integrantes: Àngels Molina. «De hecho, la idea surgió de mi jefa, la entonces comisionada para Desarrollo Social y Envejecimiento, Misericòrdia Garcia. Era el año 2015 y a mí me habían detectado un cáncer de mama. Yo era su secretaria, y ella vivió muy de cerca la enfermedad conmigo», recuerda. «A raíz de ello —continúa—, se le ocurrió la idea de hacer un llamamiento por correo electrónico para crear un grupo de mujeres que también hubieran vivido un cáncer de mama y ​​quisieran reunirse para dar apoyo o para poder charlar, explicar por lo que habían pasado y hacer un poco de divulgación, construir red, podernos ayudar. A mí me pareció una buena idea».

El correo se envió a toda la comunidad universitaria. Y hubo respuestas. A partir de ahí se puso en marcha este grupo de voluntariado. Todas las integrantes son trabajadoras de la UB (en el grupo están representados los colectivos de PAS y PDI). Elvira es la única excepción: «En mi caso, la información me llegó a través de mi marido. Él trabaja en la Universidad. Cuando recibió el correo, respondió: "A mi mujer le haría ilusión". Y aquí estoy. Me gustó la idea y me gustaron ellas», dice.

Glòria se apuntó con un objetivo muy concreto: devolver la ayuda que ella recibió cuando fue diagnosticada, hace nueve años. «Cuando recibí la noticia, recordé que tenía una antigua amiga, que quizá hacía veinte años que no veía y de la que me había enterado que había sufrido un cáncer. No lo dudé. Cogí el teléfono, la llamé y le dije: "Te extrañará que te llame...". "¡Qué!", me respondió ella. Y se presentó en mi casa con una caja de bombones y me dijo: "No uno, he pasado dos y mira, aquí estoy". A mí aquello me ayudó tantísimo, que pensé que era lo que yo quería hacer para otras personas», afirma. «Acompañarlas especialmente en aquellos momentos iniciales de dudas, cuando te diagnostican un cáncer, que son a menudo los más difíciles», añade.

Àngels P. también quiere hacer acompañamiento, pero en una vertiente más lúdica. «Les propondré ir al cine o al teatro, y las acompañaré con mucho gusto. A películas que hagan reír un poco», apunta. Jubilada anticipada de la Universidad, «y quiero pensar que jubilada del cáncer de mama también», fue diagnosticada hace veinte años. Recuerda que a ella le ayudó ir al cine: «Me gusta mucho el cine, vivo en Gràcia y tengo los Verdi al lado. Entonces yo cogía y me marchaba allí por las tardes y allí lloraba lo que no está escrito. Claro, lo de menos era la película. Era que yo tenía ganas de llorar y entonces ya tenía la excusa perfecta». Y continúa: «Al principio iba sola, pero luego encontré una amiga que me acompañaba y las dos llorábamos. Pero llorar acompañado no es lo mismo que llorar solo».

 

Un blog de consulta, conferencias y tareas de acompañamiento y apoyo

El grupo no solo ofrece acompañamiento. «Este es un grupo de gente voluntaria. Por lo tanto, para que funcione, cada una hacemos lo que voluntariamente queremos y nos apetece hacer. Por eso, aquí hay un espectro de actividades muy amplio», detalla Glòria. Àngels M., por ejemplo, está interesada en organizar charlas sobre nutrición, deporte y, en general, hábitos de vida saludable. «En la Universidad, tenemos médicos y profesores que podrían dar charlas de forma voluntaria. Es un tema que a todos, más de cerca o más de lejos, nos toca, y yo creo que la gente colaborará».

De momento, el grupo ha puesto en marcha un blog de consulta para personas que padecen la enfermedad o que tienen algún familiar o conocido que la está pasando. Lo han hecho con la ayuda de Mar Tapia, del Laboratorio de Estudios Geofísicos Eduard Fontseré del Instituto de Estudios Catalanes, y amiga de Glòria. En este blog, además de su contacto, publican tanto noticias de actualidad como artículos y recomendaciones de libros sobre cáncer, alimentación y deporte, así como recetas de cocina sana «que a nosotras nos han ayudado». También se recogen actividades externas y enlaces a otras asociaciones de apoyo a enfermos. «Nosotras no queremos, en ningún momento, sustituir a los profesionales de la Medicina y la Psicología», remarca Glòria. «Lo que hemos hecho, en nuestro proceso, es enterarnos de una serie de cosas que consideramos que, en general, son positivas. Y lo que queremos es que esta información circule y, quien quiera, la pueda utilizar».

A Maite la operaron hace diez años. Entonces no tuvo acceso a ninguna información sobre alimentación ni sobre otras terapias complementarias que pudiera hacer. «Eran otros tiempos. No había el boom de información, a veces exagerada, que hay ahora», interviene Elvira. «Pero aunque ahora hay mucha literatura al respecto, siempre se aprenden cosas nuevas. Yo, egoístamente, he aprendido mucho de ellas», dice Àngels M.«No es egoístamente, es inteligentemente», puntualiza Glòria.

 

«Con unas cuantas palabras, ya entiendes lo que está pasando la otra persona»

Todas coinciden en que hablan el mismo idioma: «Con unas cuantas palabras, ya entiendes lo que está pasando la otra persona», asegura Maite. «Esto se lo cuentas a una persona que no lo ha vivido y te escucha, y puede ser muy buena amiga, pero no es lo mismo», dice Roser. Ella tuvo cáncer de mama hace seis años. Padecer la enfermedad nunca es fácil, pero aún lo es menos cuando eres madre de niños pequeños. «Recuerdo que en casa tenía que hacer de tripas corazón. Entonces necesitas un lugar donde tú te puedas soltar, donde no tengas que ser siempre fuerte. Y, en ese sentido, pienso que está bien que nos podamos apoyar», afirma.

Roser confiesa que, a pesar de sentirse curada, «el día que me toca la mamografía, me sale todo de nuevo, lo vuelves a revivir todo». Esta forma de sentirse «en vilo», como dice Àngels P., la comparten muchas de ellas. Pero en el grupo cierran filas. «Yo, por ejemplo, también me apunté aquí porque creo que te ayuda mucho ver que hay gente que ha logrado sobreponerse y que lo vive de una manera natural, y te explica como lo ha superado», valora Roser. «Podemos mostrar que estamos sanas y eso es muy importante», añade Glòria.

Al grupo puede dirigirse cualquier persona, aunque no sea de la UB: «Estamos abiertos a todos. Si bien, tal vez, a los miembros de la comunidad UB les es más fácil contactar con nosotras, que somos de la UB, que con otras asociaciones que seguramente son mejores y con mucha más experiencia, pero que igualmente no ven tan cercanas como la nuestra», afirma Àngels M.

El deseo de estas siete mujeres es que el grupo siga creciendo con nuevos miembros, «porque las experiencias de todas nos enriquecen y nos aportan cosas», dicen. En definitiva, que quienes se puedan encontrar en esta situación (no exclusivamente mujeres, sino también hombres) sepan que hay un grupo de personas dispuestas a ayudar en lo que necesiten.

Es posible contactar con el grupo escribiendo al correo donesub@ub.edu o, a través de su blog, en este enlace.