Una explosión estelar condiciona la habitabilidad del exoplaneta más cercano a la Tierra

Los investigadores del ICCUB, Octavi Fors y Daniel del Ser.
Los investigadores del ICCUB, Octavi Fors y Daniel del Ser.
Investigación
(02/07/2018)

Un equipo de investigadores del Instituto de Ciencias del Cosmos de la UB (ICCUB), de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill (UNC-CH, EE. UU.) y de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona (RACAB), ha detectado la primera superfulguración observable a simple vista de la estrella Próxima Centauri, la más cercana al Sol. Los resultados obtenidos limitan la habitabilidad del exoplaneta Próxima b, que orbita esta estrella.

Los investigadores del ICCUB, Octavi Fors y Daniel del Ser.
Los investigadores del ICCUB, Octavi Fors y Daniel del Ser.
Investigación
02/07/2018

Un equipo de investigadores del Instituto de Ciencias del Cosmos de la UB (ICCUB), de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill (UNC-CH, EE. UU.) y de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona (RACAB), ha detectado la primera superfulguración observable a simple vista de la estrella Próxima Centauri, la más cercana al Sol. Los resultados obtenidos limitan la habitabilidad del exoplaneta Próxima b, que orbita esta estrella.

Una fulguración es un fenómeno que provoca un aumento del brillo de una estrella debido a su actividad magnética. En el caso de Próxima Centauri, una estrella más activa que el Sol, estas fulguraciones emiten cantidades letales de radiación ultravioleta y partículas cargadas, tales como protones, que pueden destruir el ozono (O3) de la atmósfera del planeta Próxima b. Esta investigación, publicada en la revista The Astrophysical Journal Letters, establece que «la distribución temporal de estas superfulguraciones es de al menos cinco por año, lo que implica que el 90 % del O3 de Próxima b quedaría eliminado en cinco años, y el resto se eliminaría en escalas de 100.000 años», explica Octavi Fors (ICCUB, UCN-CH, RACAB), uno de los autores del trabajo.

«El hecho de que Próxima b no tenga O3, y que el nivel de radiación ultravioleta sea unas cien veces más intenso que el que puede soportar el microorganismo más resistente conocido, constriñe mucho el tipo de vida posible en la superficie del planeta. Esta debería circunscribirse a organismos extremadamente resistentes a la radiación ultravioleta», comenta Daniel del Ser (ICCUB, UNC-CH, RACAB), coautor del estudio. «De hecho —continúa el investigador—, las formas de vida que no estén protegidas bajo una superficie (un océano, por ejemplo) difícilmente podrían sobrevivir en un planeta expuesto a este tipo de emisiones ultravioletas tan violentas».

Los datos se obtuvieron del telescopio Evryscope, que realiza observaciones de todo el cielo austral visible cada dos minutos. Concretamente, esta superfulguración se observó en marzo de 2016, cuando la estrella Próxima Centauri se hizo setenta veces más brillante y por tanto fue observable a simple vista.

Simultáneamente a las observaciones de Evryscope, mediante el espectrógrafo de alta resolución HARPS se ha podido analizar el espectro visible de la superfulguración para, entre otras razones, determinar la existencia de eyección de masa coronal. Además, se han modelizado los efectos fotoquímicos de los compuestos atmosféricos producidos por esta actividad estelar extrema.

 

Referencia del artículo:
Ward S. Howard, Matt A. Tilley, Hank Corbett, Allison Youngblood, R. O. Parke Loyd, Jeffrey K. Ratzloff, Nicholas M. Law, Octavi Fors, Daniel del Ser, Evgenya L. Shkolnik, Carl Ziegler, Erin E. Goeke, Aaron D. Pietraallo, Joshua Haislip. «The first naked-eye superflare detected from Proxima Centauri». The Astrophysical Journal Letters, 860:L30, 20 de junio de 2018.