Investigadores de la UB descubren una enfermedad que amenaza a la estrella de mar más abundante en los fondos antárticos

Expertos de la Facultad de Biología y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de la Universidad de Barcelona han descrito la primera patología que afecta a un equinodermo, la estrella de mar <i>Odontaster validus</i>, en los ecosistemas antárticos.
Expertos de la Facultad de Biología y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de la Universidad de Barcelona han descrito la primera patología que afecta a un equinodermo, la estrella de mar Odontaster validus, en los ecosistemas antárticos.
Investigación
(01/08/2018)

Una investigación liderada por expertos de la Facultad de Biología y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de la Universidad de Barcelona ha identificado una enfermedad que afecta a la estrella de mar Odontaster validus, una de las especies más frecuentes en los fondos marinos antárticos. Esta patología —la primera descrita en un equinodermo del medio marino antártico— ha llegado a afectar hasta al 10 % de las poblaciones de esta especie, que es el depredador bentónico más importante de las comunidades costeras de la isla Decepción y otras regiones marinas de latitudes antárticas. El nuevo trabajo, publicado en la revista Scientific Reports, está firmado por los expertos Conxita Àvila y Carlos Angulo Preckler (IRBio, de la UB), Laura Núñez Pons (Estación Zoológica Anton Dohrn de Nápoles, Italia), Thierry M. Work (Servicio Geológico de Estados Unidos) y Juan Moles (Universidad de Harvard, Estados Unidos).

 

Expertos de la Facultad de Biología y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de la Universidad de Barcelona han descrito la primera patología que afecta a un equinodermo, la estrella de mar <i>Odontaster validus</i>, en los ecosistemas antárticos.
Expertos de la Facultad de Biología y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de la Universidad de Barcelona han descrito la primera patología que afecta a un equinodermo, la estrella de mar Odontaster validus, en los ecosistemas antárticos.
Investigación
01/08/2018

Una investigación liderada por expertos de la Facultad de Biología y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de la Universidad de Barcelona ha identificado una enfermedad que afecta a la estrella de mar Odontaster validus, una de las especies más frecuentes en los fondos marinos antárticos. Esta patología —la primera descrita en un equinodermo del medio marino antártico— ha llegado a afectar hasta al 10 % de las poblaciones de esta especie, que es el depredador bentónico más importante de las comunidades costeras de la isla Decepción y otras regiones marinas de latitudes antárticas. El nuevo trabajo, publicado en la revista Scientific Reports, está firmado por los expertos Conxita Àvila y Carlos Angulo Preckler (IRBio, de la UB), Laura Núñez Pons (Estación Zoológica Anton Dohrn de Nápoles, Italia), Thierry M. Work (Servicio Geológico de Estados Unidos) y Juan Moles (Universidad de Harvard, Estados Unidos).

 

Sobrevivir bajo condiciones extremas

Las temperaturas bajas, las corrientes marinas, la erosión por las masas de hielo, los cambios estacionales del régimen de luz y el acceso difícil a los alimentos son condiciones extremas que afectan a los ecosistemas marinos en los fondos antárticos. En estos hábitats límite, la estrella de mar Odontaster validus es una especie abundante en los sustratos marinos dentro de un amplio rango de profundidades.

El nuevo estudio amplía los conocimientos sobre la vulnerabilidad de las comunidades del bentos antártico —en este caso, ante nuevas patologías— y revela que esta estrella de mar tan emblemática de los fondos antárticos podría estar amenazada por una enfermedad «que afecta a los tejidos de la epidermis, y causa decoloraciones —manchas blancas—, ulceraciones e inflamaciones de los tejidos que llegan a nivel subepitelial. En algunos especímenes también se ha observado necrosis a nivel epitelial», detalla la profesora Conxita Àvila, del Departamento de Biología Evolutiva, Ecología y Ciencias Ambientales y del IRBio, y responsable de los proyectos de investigación Bluebio, Distantcom, Ecoquim y Actiquim, sobre la ecología de las comunidades de invertebrados marinos en la Antártida.

«No se trata de una enfermedad de origen bacteriano ni fúngico», indica Conxita Àvila, «y todo apunta a que es una infección causada por virus o micoplasmas, hipótesis que ahora estamos estudiando con más detalle». «Tampoco sabemos —añade— si hay relación directa con la temperatura, pero es posible, ya que hemos visto que los periodos con mayor porcentaje de estrellas enfermas —hasta un 10 % de la población— han coincidido con años de temperaturas extremadamente altas. En otros años, la enfermedad solo afectaba a un 3 % de las comunidades, pero no sabemos todavía el porqué de estas variaciones».

 

Una enfermedad que afecta a las estrellas de mar en la isla Decepción

La patología publicada en el artículo de Scientific Reports es el primer caso descrito de una enfermedad que afecta a una sola especie de equinodermo. Hasta ahora, la bibliografía científica había definido algunas enfermedades que afectan normalmente a más de una especie, en equinodermos de otras zonas geográficas.

«En cambio, en nuestro estudio hemos visto que la patología afecta solo a las poblaciones de la especie Odontaster validus, en la isla Decepción, lo cual ya indica unos rasgos diferenciales respecto a lo que se había descrito antes en otras zonas marinas del planeta. En otras áreas donde hemos trabajado —en el mar de Weddell, en la península antártica y hacia el sur hasta la base científica de Rothera— no hemos visto ninguna estrella, ni Odontaster validus ni ninguna otra, con estos signos de afectación. Por tanto, no es posible saber si hay más individuos afectados en otras zonas o no», comenta la investigadora.

Según los expertos, la patología podría estar ligada a la densidad de especímenes —el caso más habitual en equinodermos de otras zonas geográficas—, pero no parece transmitirse por contacto entre individuos. La enfermedad, además, no parece de progreso rápido, aunque en la Antártida los procesos metabólicos son lentos, lo que podría ocultar la evolución de la patología en el tiempo.

 

Proteger la biodiversidad de los ecosistemas antárticos

Profundizar en el conocimiento sobre la enfermedad y sus efectos y luchar contra su propagación en los hábitats antárticos —si es que es posible— son los principales objetivos para el equipo del IRBio. Si la causa de la patología descubierta es un efecto patogénico, vírico o micoplásmico, y relacionada directamente con el aumento de temperatura global, la única estrategia viable sería implementar todas las medidas de lucha contra el cambio climático a escala individual y colectiva.

«La Antártida está sufriendo ya los efectos del cambio climático y las medidas que deben tomarse a nivel planetario son extremadamente urgentes», alerta Conxita Àvila. «Sin duda, la desaparición de una especie como Odontaster validus provocaría cambios muy relevantes en la composición faunística de estas comunidades antárticas, lo que alteraría la red trófica y rompería el equilibrio natural en el ecosistema marino».

«En caso de que la enfermedad no produzca la desaparición de esta especie —sino únicamente una disminución de la densidad de especímenes—, el efecto no sería tan drástico, aunque afectaría igualmente al resto de fauna y a las relaciones entre los organismos de los ecosistemas marinos antárticos. Si los efectos son menores sobre la fisiología de la especie —si causan inactividad o disminución de la depredación, etc.—, el impacto sería igual pero a menor escala. Tampoco sabemos si la persistencia de la enfermedad en hábitats antárticos también podría acabar afectando a otras especies locales a largo plazo», concluye la investigadora.