El último collar de los neandertales

Falange de águila imperial con marcas de corte procedente de la cueva Foradada. Imagen: Antonio Rodríguez Hidalgo
Falange de águila imperial con marcas de corte procedente de la cueva Foradada. Imagen: Antonio Rodríguez Hidalgo
Investigación
(01/11/2019)

Las garras de águila son consideradas los primeros elementos utilizados como ornamento personal, en una práctica que se remonta a los neandertales y que se extendió por el sur de Europa hace entre 120.000 y 40.000 años. Ahora, se ha encontrado evidencia por primera vez de este uso ornamental en la península ibérica. Un artículo que ha sido portada de la revista Science Advances se hace eco del hallazgo, que ha tenido lugar en el yacimiento de la cueva Foradada de Calafell (Tarragona). El estudio ha sido liderado por Antonio Rodríguez Hidalgo, investigador del Instituto de Evolución Humana en África (IDEA) y miembro del equipo de investigación de un proyecto del Seminario de Estudios e Investigaciones Prehistóricas (SERP) de la UB.

Falange de águila imperial con marcas de corte procedente de la cueva Foradada. Imagen: Antonio Rodríguez Hidalgo
Falange de águila imperial con marcas de corte procedente de la cueva Foradada. Imagen: Antonio Rodríguez Hidalgo
Investigación
01/11/2019

Las garras de águila son consideradas los primeros elementos utilizados como ornamento personal, en una práctica que se remonta a los neandertales y que se extendió por el sur de Europa hace entre 120.000 y 40.000 años. Ahora, se ha encontrado evidencia por primera vez de este uso ornamental en la península ibérica. Un artículo que ha sido portada de la revista Science Advances se hace eco del hallazgo, que ha tenido lugar en el yacimiento de la cueva Foradada de Calafell (Tarragona). El estudio ha sido liderado por Antonio Rodríguez Hidalgo, investigador del Instituto de Evolución Humana en África (IDEA) y miembro del equipo de investigación de un proyecto del Seminario de Estudios e Investigaciones Prehistóricas (SERP) de la UB.

El interés del descubrimiento radica en que se trata de la pieza de este tipo más moderna que se ha documentado hasta ahora en el mundo neandertal, y la primera localizada en la península ibérica. Esta circunstancia amplía los límites temporales y geográficos que se habían estimado para esta clase de ornamento. Se trataría «del último collar elaborado por los neandertales», en palabras de Antonio Rodríguez Hidalgo.

«Los neandertales usaron garras de águila como elementos simbólicos, probablemente como ornamentos de tipo colgante, desde el inicio del Paleolítico medio», explica Antonio Rodríguez Hidalgo. En concreto, lo que se ha encontrado en la cueva Foradada son huesos de águila imperial ibérica (Aquila adalberti) de más de 39.000 años de antigüedad, con marcas que indican que habían sido manipulados para extraerles las garras y hacer colgantes con ellas. Los restos encontrados corresponden a la pata izquierda de un águila de dimensiones importantes. Por el tipo de marcas, y por analogía tanto con restos de varios yacimientos prehistóricos como con documentación etnográfica, los investigadores han determinado que el animal no se manipuló para consumirlo, sino con una finalidad simbólica. Las garras de águila son los elementos ornamentales más antiguos que se conocen en Europa, anteriores incluso a las primeras conchas de mar perforadas por los Homo sapiens sapiens en el norte de África.

El hallazgo pertenece a la cultura chatelperroniense, propia de los últimos neandertales que vivieron en Europa, y que coincidió con el momento en que esta especie entró en contacto con los Homo sapiens sapiens, originarios de África y en expansión desde de Oriente Medio. De hecho, Juan Ignacio Morales, investigador del programa Juan de la Cierva adscrito al SERP y firmante del artículo, plantea que este uso de las garras de águila podría haberse transmitido de los neandertales a los humanos modernos, que adoptaron esta práctica después de llegar a Europa.

La cueva Foradada alberga el yacimiento de cultura chatelperroniense más meridional de Europa. Su descubrimiento significó un cambio en el mapa del territorio donde se produjo el paso del Paleolítico medio al superior hace 40.000 años, y donde posiblemente tuvo lugar la interacción entre los neandertales y los Homo sapiens sapiens. Los trabajos en la cueva Foradada comenzaron en 1997. Actualmente, la dirección de la excavación está a cargo de Juan Ignacio Morales y de Artur Cebrià. El estudio arqueológico de este yacimiento se incluye en un proyecto del SERP financiado por el Departamento de Cultura de la Generalitat y en otro financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, encabezados ambos por Josep M.ª Fullola, catedrático de la UB y director del SERP.

El artículo en Science Advances lo firma en primer lugar Antonio Rodríguez Hidalgo, y además de los miembros del SERP,  también participan en el estudio investigadores de la Universidad Rovira i Virgili, el Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES), el Museo Nacional de Historia Natural de París, la Universidad de Salamanca, la Universidad de Calgary (Canadá) y el Centro Nacional de la Investigación Científica (CNRS) de Francia.

Referencia del artículo:

A. Rodríguez-Hidalgo, J. I. Morales, A. Cebrià, L. A. Courtenay, J. L. Fernández-Marchena, G. García-Argudo, J. Marín, P. Saladié, M. Soto, J.-M. Tejero y J.-M. Fullola. «The châtelperronian neanderthals of cova Foradada (Calafell, Spain) used imperial eagle phalanges for symbolic purposes», Science Advances, noviembre de 2019. Doi: 10.1126/sciadv.aax1984