Águila perdicera: cinco pasos para evitar la mortalidad por causas no naturales en las rapaces más amenazadas

Algunas de las aves más perjudicadas por la electrocución con líneas eléctricas pertenecen a especies emblemáticas como el águila perdicera.
Algunas de las aves más perjudicadas por la electrocución con líneas eléctricas pertenecen a especies emblemáticas como el águila perdicera.
Investigación
(17/06/2020)

Un artículo publicado en la revista Global Ecology and Conservation presenta un nuevo protocolo en cinco fases para mitigar la mortalidad de aves a causa de accidentes con infraestructuras (líneas eléctricas, balsas, etc.) y otras causas no naturales, como la persecución directa. El protocolo, que se podría aplicar también a la conservación de otros vertebrados terrestres —incluso a especies acuáticas—, es una nueva contribución científica del Equipo de Biología de la Conservación de la UB, dirigido por el profesor Joan Real, de la Facultad de Biología y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de la Universidad de Barcelona.

 

Algunas de las aves más perjudicadas por la electrocución con líneas eléctricas pertenecen a especies emblemáticas como el águila perdicera.
Algunas de las aves más perjudicadas por la electrocución con líneas eléctricas pertenecen a especies emblemáticas como el águila perdicera.
Investigación
17/06/2020

Un artículo publicado en la revista Global Ecology and Conservation presenta un nuevo protocolo en cinco fases para mitigar la mortalidad de aves a causa de accidentes con infraestructuras (líneas eléctricas, balsas, etc.) y otras causas no naturales, como la persecución directa. El protocolo, que se podría aplicar también a la conservación de otros vertebrados terrestres —incluso a especies acuáticas—, es una nueva contribución científica del Equipo de Biología de la Conservación de la UB, dirigido por el profesor Joan Real, de la Facultad de Biología y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de la Universidad de Barcelona.

 

El estudio integra un amplio espectro de factores demográficos, ecológicos y poblacionales de las especies afectadas por la mortalidad de origen no natural, y unifica criterios sobre las acciones que deben emprenderse de modo secuencial —a distintas escalas espaciales— para priorizar de manera eficiente las áreas, las poblaciones y las infraestructuras en las que hay que centrar los esfuerzos de mitigación. También son autores del trabajo los expertos Antonio Hernández Matías, Santi Mañosa, Àlex Rollan y Rafel Bosch (UB-IRBio).

 

Cinco pasos para mitigar la mortalidad por causas no naturales

 

La mayoría de poblaciones animales se divide en subpoblaciones que contribuyen de forma diferente a la dinámica poblacional de todo el conjunto. Así, algunas poblaciones locales se comportan como fuentes demográficas —aportan individuos a otras poblaciones locales— y otras se consideran sumideros, es decir, se extinguirían si no fuera por la entrada neta de ejemplares de otras poblaciones.

 

El nuevo protocolo permite identificar en un primer paso las poblaciones locales en las que habría que centrar las acciones más eficaces para reducir la mortalidad por causas no naturales. «La primera fase del protocolo sería identificar cuáles son las poblaciones sumidero, que muestran más mortalidad que natalidad debido a la amenaza que se quiere mitigar», explica Joan Real, director del Equipo de Biología de la Conservación de la UB-IRBio.

 

«Conservar estas poblaciones —continúa—, no solo tiene un efecto sobre ellas mismas, sino también sobre el conjunto de la especie, ya que podría evitar que estos sumideros arrastren hacia la extinción a otras poblaciones locales vecinas que actúan como fuentes demográficas».

 

En la fase siguiente, habría que identificar las áreas o subáreas más frecuentadas por los individuos (nidificación, alimentación, etc.) en los territorios donde se encuentran estas poblaciones sumidero. Posteriormente, el protocolo avanza con la determinación de las infraestructuras que suponen algún grado de amenaza, tanto por sus características (balsas sin rampas para evitar el ahogamiento de animales, carreteras sin elementos para evitar atropellos, etc.), como por su ubicación en el hábitat preferente de la especie estudiada. Finalmente, en la última fase se integran todos los datos obtenidos con la información relativa a las infraestructuras donde se han registrado episodios que han provocado la muerte de ejemplares.

 

 

Líneas eléctricas: una amenaza para las aves de todo el mundo

 

La electrocución es una amenaza global que afecta a un número cada vez más elevado de aves en todo el mundo. Algunas de las más perjudicadas pertenecen a especies emblemáticas como el águila perdicera (Aquila fasciata), el águila imperial ibérica (Aquila adalberti), el águila imperial oriental (Aquila heliaca), el quebrantahuesos (Gypaetus barbatus), el alimoche (Neophron percnopterus), el búho real (Bubo bubo), el buitre del Cabo (Gyps coprotheres), el cóndor de California (Gymnogyps californianus), el cóndor andino (Vultur gryphus), el águila marcial (Polemaetus bellicosus) o el pigargo americano (Haliaeetus leucocephalus).

 

Para mitigar la incidencia de riesgos no naturales, el protocolo integra como referencia el águila perdicera, una rapaz amenazada en todo el continente europeo. «Centrar el protocolo en especies concretas está justificado cuando estas presentan un nivel de amenaza elevado, por lo que resulta prioritario impulsar actuaciones que mejoren la conservación de sus poblaciones», remarca Hernández Matías, profesor del Departamento de Biología Evolutiva, Ecología y Ciencias ambientales UB y primer autor del estudio.

 

El experto añade que, «en el caso de considerar la mitigación de amenazas (atropellos, colisiones, electrocuciones, ahogamientos en balsas) en el conjunto de especies afectadas y en un escenario de presupuestos limitados, se podrían dedicar grandes esfuerzos a mitigar amenazas en áreas que son relevantes únicamente para las especies más comunes y no para las más amenazadas».

 

 

Un protocolo con criterios de actuación a distintas escalas espaciales

 

En el caso de Cataluña y el resto de la Península, los accidentes con líneas eléctricas y la persecución humana causan la mayor parte de las muertes de águilas perdiceras. El nuevo protocolo permitiría mejorar la viabilidad de esta ave a largo plazo, con niveles de supervivencia elevados y poblaciones más numerosas y autosostenibles, reguladas por factores naturales. «El mayor impacto positivo se conseguirá mitigando los episodios de electrocución en las poblaciones y los territorios sumidero. Una vez identificados, se aplicarán los criterios de uso espacial y de peligrosidad de las infraestructuras para mejorar la eficiencia de las acciones de conservación», detalla Hernández Matías.

 

Conocer cuál es el uso diferencial del territorio que hace una especie y el nivel de riesgo de los diferentes soportes eléctricos es decisivo en un espacio natural donde nidifican pocas parejas de una rapaz amenazada. «El nuevo estudio revela que en un área utilizada por siete parejas de águila perdicera hay 15.428 apoyos, de los cuales solo 219 —un 1,4 %— suponen una mayor amenaza y son de corrección prioritaria.

 

Cuando la región geográfica es mucho más extensa, conviene considerar la heterogeneidad demográfica de toda la población para optimizar las actuaciones, ya que la contribución a la viabilidad de la especie no es homogénea en todos los grupos poblacionales.

 

 

Mejorando la eficiencia de las acciones de mitigación en el medio natural

 

La mitad norte peninsular y Cataluña son áreas geográficas donde habría que priorizar acciones de mitigación para proteger las poblaciones del águila perdicera. La eficacia de las correcciones dependerá de la idoneidad de las acciones desplegadas y de la adecuada priorización de las áreas y de los soportes con más impacto negativo, apuntan los autores. La escasa uniformidad en los criterios y sistemas para corregir apoyos peligrosos y la falta de información centralizada sobre las operaciones de corrección dificultan aún más el éxito de las acciones de mitigación en líneas eléctricas.

 

«Mitigar el impacto de la electrocución en las aves no es sencillo y el proceso para obtener toda la información necesaria es muy largo y costoso. El gran número de soportes que hay que corregir y el elevado coste económico que se deriva de ello es el primer factor condicionante para reducir esta amenaza en el medio natural de Cataluña, donde cerca del 60 % de los territorios muestran niveles de supervivencia bajos para esta especie», detallan los autores.

 

El método de corrección es el segundo factor condicionante. El sistema más efectivo es modificar la estructura original del soporte con un diseño de baja peligrosidad que elimina el problema para siempre. En algunos casos, se trata de intervenciones relativamente sencillas; en otros, las opciones más efectivas son más costosas (soterramiento de la línea eléctrica, supresión en algunos puntos, etc.). Además, son acciones que exigen un seguimiento a largo plazo para garantizar que el apoyo no vuelve a ser peligroso.

 

En un contexto de sostenibilidad ambiental y económica, «el protocolo desarrollado proporciona un marco de referencia para poder cuantificar en cada paso el coste económico de las correcciones en infraestructuras y para obtener el beneficio esperado en la población de las aves en peligro», concluyen los autores.

 

 

Artículo de referencia:

 

Hernández-Matías, A.; Mañosa, S.; Rollan, A.; Bosch, R.; Real, J. «Using multi-scale spatial prioritization criteria to optimize non-natural mortality mitigation of target species», Global Ecology and Conservation, abril de 2020. Doi: 10.1016/j.gecco.2020.e01082