La buena calidad del agua y la conservación de especies nativas, clave en el biocontrol de los mosquitos

Investigadores capturando fartets en las piscinas de cría del Consorcio para la Protección y la Gestión de los Espacios Naturales del Delta del Llobregat.  Foto: Francesc Xavier Santaeufemia.
Investigadores capturando fartets en las piscinas de cría del Consorcio para la Protección y la Gestión de los Espacios Naturales del Delta del Llobregat. Foto: Francesc Xavier Santaeufemia.
Investigación
(30/09/2020)

Un nuevo trabajo de la Universidad de Barcelona ha analizado la eficiencia en la captura de mosquitos de dos especies de peces: la gambusia (Gambusia holbrooki), una especie invasora introducida en España en 1921 para controlar la malaria, y el fartet mediterráneo (Aphanius iberus), un pez autóctono en peligro de extinción. Los resultados muestran que la turbidez causada por un exceso de algas —principalmente debido al impacto de la creciente urbanización del territorio y la excesiva fertilización— disminuye significativamente la eficiencia en la captura de mosquitos en las dos especies estudiadas. Según los autores, este resultado refuerza la evidencia de que es necesario conservar la buena calidad del agua en las masas de agua continentales, que incluyen ríos, embalses, lagos y zonas húmedas, para mantener el control biológico de los mosquitos.

Investigadores capturando fartets en las piscinas de cría del Consorcio para la Protección y la Gestión de los Espacios Naturales del Delta del Llobregat.  Foto: Francesc Xavier Santaeufemia.
Investigadores capturando fartets en las piscinas de cría del Consorcio para la Protección y la Gestión de los Espacios Naturales del Delta del Llobregat. Foto: Francesc Xavier Santaeufemia.
Investigación
30/09/2020

Un nuevo trabajo de la Universidad de Barcelona ha analizado la eficiencia en la captura de mosquitos de dos especies de peces: la gambusia (Gambusia holbrooki), una especie invasora introducida en España en 1921 para controlar la malaria, y el fartet mediterráneo (Aphanius iberus), un pez autóctono en peligro de extinción. Los resultados muestran que la turbidez causada por un exceso de algas —principalmente debido al impacto de la creciente urbanización del territorio y la excesiva fertilización— disminuye significativamente la eficiencia en la captura de mosquitos en las dos especies estudiadas. Según los autores, este resultado refuerza la evidencia de que es necesario conservar la buena calidad del agua en las masas de agua continentales, que incluyen ríos, embalses, lagos y zonas húmedas, para mantener el control biológico de los mosquitos.

El trabajo, publicado en la revista Hydrobiologia, está firmado por los expertos Oriol Cano Rocabayera, Adolfo de Sostoa, Sergi Vargas y Alberto Maceda, de la Facultad de Biología y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de la UB, y por Carles Aranda, del Servicio de Control de Mosquitos del Consejo Comarcal del Baix Llobregat.

El exceso de algas dificulta la acción de los depredadores

El objetivo del estudio fue analizar la eficiencia en la captura de mosquitos de la gambusia y el fartet con distintos niveles de turbiedad del agua, ya fuera causada por algas o por arcilla en suspensión. Los resultados de las pruebas demuestran que el aumento de la turbidez producida por la acumulación de algas reduce, de media, la eficiencia de las dos especies en un 32 %, en comparación con su eficacia en condiciones de turbidez inorgánica o con el agua clara. «El exceso de algas puede disminuir significativamente la eficiencia en la captura de mosquitos en las dos especies debido a que son depredadores visuales. En cambio, la turbidez por sedimentos o inorgánica, que se presenta de forma natural en lagunas o sistemas deltaicos, tuvo un impacto nulo, ya que estos peces están adaptados a las particularidades lumínicas causadas por este tipo de turbidez», explica Oriol Cano.

Estos resultados muestran la importancia de mantener en buen estado ríos, embalses, lagos y zonas húmedas. «Es necesario reducir el exceso de nutrientes y materia orgánica de origen antrópico en las masas de agua continentales, ya que incluso valores bajos de turbidez, si esta es causada por un crecimiento excesivo de algas en suspensión, pueden romper la interacción entre depredador y presa y dificultar la acción de los depredadores en el control biológico de mosquitos», destaca Oriol Cano.

El impacto negativo de la gambusia

El trabajo también comparó la eficacia de la gambusia y el fartet: ambas especies depredaron de forma eficiente las larvas de mosquito común (Culex pipiens), pero la gambusia ofreció una respuesta más rápida ante el estímulo visual de la presa, y su voracidad y tasa de consumo fueron superiores tanto en las pruebas de laboratorio como en condiciones seminaturales. «Ahora bien, en ecosistemas naturales hay que tener en cuenta otros factores muy importantes en el control biológico no estudiados aquí, como los efectos poblacionales (mayor o menor densidad de peces) y la interacción de estas dos especies con otros potenciales depredadores de mosquitos», apunta Cano.

Actualmente, la introducción de peces exóticos como la gambusia está prohibida en muchos países debido a los efectos colaterales negativos (por ejemplo, competencia o depredación) en peces, anfibios e invertebrados. En este sentido, los autores destacan la necesidad de prevenir nuevas introducciones indiscriminadas de gambusia en masas de agua como charcas, canales de riego y estanques particulares. «Junto con la necesidad prioritaria de mejorar el estado de los ecosistemas acuáticos, también hacemos un llamamiento a las administraciones para emprender un programa de reintroducción del fartet dotado económicamente, con el fin de recuperar parte de su distribución natural, perdida en pocas décadas», concluye el investigador.

Referencia del artículo:

Cano-Rocabayera, O.; Vargas-Amengual, S.; Aranda, C. et al. 2020 «Mosquito larvae consumption in turbid waters: the role of the type of turbidity and the larval stage in native and invasive fish». Hydrobiologia, 847, 1371-1381, febrero de 2020. Doi: https://doi.org/10.1007/s10750-020-04195-0