Hombres y mujeres presentan rasgos diferenciados en la adicción al juego de apuestas

Susana Jiménez, profesora de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud en el Campus de Bellvitge.
Susana Jiménez, profesora de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud en el Campus de Bellvitge.
Investigación
(08/03/2021)

Hasta el momento no existía casi ningún estudio que comparara por sexos las características de los trastornos relacionados con el juego y su evolución hacia cuadros clínicos graves. Ahora, dos artículos publicados en Scientific Reports y Neuropsychiatrie determinan que hombres y mujeres presentan perfiles distintos tanto en los trastornos ligados al juego de apuestas como en la progresión de la patología hacia estadios más serios.

Susana Jiménez, profesora de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud en el Campus de Bellvitge.
Susana Jiménez, profesora de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud en el Campus de Bellvitge.
Investigación
08/03/2021

Hasta el momento no existía casi ningún estudio que comparara por sexos las características de los trastornos relacionados con el juego y su evolución hacia cuadros clínicos graves. Ahora, dos artículos publicados en Scientific Reports y Neuropsychiatrie determinan que hombres y mujeres presentan perfiles distintos tanto en los trastornos ligados al juego de apuestas como en la progresión de la patología hacia estadios más serios.

Ambos estudios han sido liderados por Susana Jiménez, profesora del Departamento de Ciencias Clínicas de la UB y jefa de la Unidad de Juego Patológico del Hospital Universitario de Bellvitge, y Roser Granero, profesora de la UAB.

Las investigaciones constatan que las mujeres con niveles más elevados de adicción al juego poseen una serie de rasgos que las diferencian de los pacientes hombres con patología también grave. Así, ellas juegan a menos variedad de juegos y lo hacen a una edad más avanzada (aunque una edad de inicio precoz se asocia a mayor gravedad tanto en mujeres como en hombres). Además, viven solas: son predominantemente mujeres sin pareja o que salen de una separación o un divorcio. Su nivel económico es medio-bajo o bajo, su estado de salud es peor que el de los hombres y a lo largo de su vida han experimentado un número mayor de acontecimientos vitales estresantes que ellos. De hecho, a menudo comienzan a jugar de forma problemática después de situaciones traumáticas. También se evidencia que las mujeres con un trastorno de juego más grave presentan más sesgos cognitivos, es decir, más fantasías y creencias irracionales respecto al juego.

«Las mujeres con un trastorno del juego más grave comienzan a jugar más tarde que los hombres, pero en muchas ocasiones su evolución es más abrupta y el juego se convierte en una estrategia desadaptativa para evitar estados emocionales negativos o problemas de salud física», explica Susana Jiménez, también miembro del IDIBELL y el CIBERobn. De esta forma, en las mujeres los patrones de juego problemático se mantienen por un proceso de reforzamiento negativo: el juego se convierte en el mecanismo para evitar o mitigar las emociones ligadas a la tristeza o a los sentimientos de soledad o de frustración con sus vidas.

Otra diferencia notable respecto al sexo masculino es que las mujeres con trastornos severos de juego presentan niveles bajos de autodirección, es decir, que tienen dificultades para tomar decisiones, planificar objetivos vitales y persistir en alcanzarlos. 

En el caso de los hombres, las motivaciones iniciales tienen más que ver con la impulsividad, la excitación que provoca el juego, la posibilidad de ganar premios y la búsqueda de una gratificación inmediata. Sin embargo, la evolución hacia estados más graves de adicción supone, también en los hombres, una progresión hacia la necesidad de huir de las emociones negativas que el juego genera (por pérdida de dinero, deudas, conflictos, mentiras a la familia y a las personas del entorno, etc.). Por lo tanto, la conducta de juego se mantiene también por un patrón de reforzamiento negativo en las fases más avanzadas del trastorno. 

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