La UB incorpora el uso de drones para preservar el Edificio Histórico

El dron inspeccionando la fachada principal del Edificio Histórico.
El dron inspeccionando la fachada principal del Edificio Histórico.
Cultura
(05/05/2021)

Cuando en 1862 el arquitecto Elias Rogent inició las obras de construcción del Edificio Histórico, poco se podía imaginar que, 150 años más tarde, un vehículo aéreo teledirigido —conocido con el nombre de dron velaría por preservarlo. La Universidad de Barcelona ha incorporado la tecnología más puntera, desarrollada por la empresa CPI Integrated Services, para inspeccionar el estado de conservación del Edificio Histórico, declarado monumento histórico-artístico y bien cultural de interés nacional.

 

El dron inspeccionando la fachada principal del Edificio Histórico.
El dron inspeccionando la fachada principal del Edificio Histórico.
Cultura
05/05/2021

Cuando en 1862 el arquitecto Elias Rogent inició las obras de construcción del Edificio Histórico, poco se podía imaginar que, 150 años más tarde, un vehículo aéreo teledirigido —conocido con el nombre de dron velaría por preservarlo. La Universidad de Barcelona ha incorporado la tecnología más puntera, desarrollada por la empresa CPI Integrated Services, para inspeccionar el estado de conservación del Edificio Histórico, declarado monumento histórico-artístico y bien cultural de interés nacional.

 

Estos días, un dron ha sobrevolado el Edificio Histórico para hacer un reconocimiento de las fachadas y detectar eventuales patologías en los elementos constructivos y ornamentales. Agustí Alcoberro, vicerrector de Patrimonio y Actividades Culturales de la UB, subraya la «gran utilidad» que supone implementar las tecnologías más modernas en la restauración del edificio. «El dron permitirá conocer y diagnosticar espacios y detalles del Edificio Histórico de difícil acceso. Después de todo, este es el espíritu de nuestra Universidad: una institución académica con más de cinco siglos de historia y, al mismo tiempo, un puntal de la investigación», afirma.

Andrés Lezcano, director del Área de Infraestructuras y Servicios Generales de la UB, añade que esta acción es «una alternativa a una inspección tradicional», que requeriría medios auxiliares muy costosos, como andamios o plataformas elevadoras. «Con la información obtenida, podremos diagnosticar y prever con más conocimiento y precisión dónde y qué actuaciones de conservación se deben hacer», asegura.

 

Un patrimonio histórico importante, unos medios técnicos de vanguardia

La empresa CPI Integrated Services, del Grupo Copisa, es la que está detrás del proyecto IRIS (Industrial Recognition Inspection Surfaces), una tecnología pionera consistente en un dron para el reconocimiento y la inspección de superficies. La nave no tripulada, de fabricación propia, está dotada de un innovador sistema que incluye una cámara termográfica y una cámara RGB de alta definición. Mediante un nuevo software, las cámaras vuelcan en tiempo real la información obtenida en el vuelo. El aparato también incorpora tecnología de redes neuronales que permite detectar y clasificar las diferentes patologías.

Lo que se obtiene es una información fotográfica de muy alta resolución a la que se superpone una imagen termográfica que da pistas sobre eventuales cambios de materiales y posibles patologías. «A través de esta tecnología, podemos geolocalizar las distintas patologías, que quedan inventariadas con las mediciones correspondientes, lo que nos permitirá ver en el tiempo cómo evolucionan», explica José Luis Meana, jefe de Proyectos de CPI Integrated Services. Se trata, en definitiva, de obtener, sin ser intrusivo, un análisis lo más detallado posible de la situación, para diagnosticar eventuales y futuras intervenciones de restauración y consolidación.

 

El primer vuelo en Barcelona

Esta ha sido la primera vez que el dron desarrollado por CPI Integrated Services vuela en la ciudad de Barcelona, ​​hecho que añade excepcionalidad a una actuación ya de por sí pionera. «Es difícil realizar acciones de este tipo en entornos urbanos. Hay limitaciones muy importantes por el alto riesgo que tienen los vuelos con drones, y eso ha supuesto un esfuerzo», destaca Andrés Lezcano. Para José Luis Meana, aplicar toda esta tecnología a situaciones reales genera «una cadena de valor». En ese sentido, agradecen que todas las autoridades competentes, desde Navegación Aérea hasta la Guardia Urbana, hayan dado el visto bueno a la iniciativa, «porque nos ayuda mucho en este proceso de conservación del patrimonio», concluye Lezcano.