Un entierro humano de 78.000 años de antigüedad en África

  Reconstrucción virtual de la posición de Mtoto en la fosa. Imagen: Jorge González y Elena Santos
Reconstrucción virtual de la posición de Mtoto en la fosa. Imagen: Jorge González y Elena Santos
Investigación
(06/05/2021)

Àfrica Pitarch, investigadora Beatriu de Pinós en el Seminario de Estudios e Investigaciones Prehistóricas de la UB (SERP-UB), participa en un estudio internacional publicado en Nature que analiza el que sería el primer entierro humano en África, de 78.000 años de antigüedad. Se han encontrado los restos en posición flexionada de un niño de entre 2,5 y 3 años en una fosa poco profunda en el yacimiento de Panga ya Saidi (Kenia). Este entierro se añade a otras evidencias sobre los primeros comportamientos sociales complejos de los Homo sapiens.

  Reconstrucción virtual de la posición de Mtoto en la fosa. Imagen: Jorge González y Elena Santos
Reconstrucción virtual de la posición de Mtoto en la fosa. Imagen: Jorge González y Elena Santos
Investigación
06/05/2021

Àfrica Pitarch, investigadora Beatriu de Pinós en el Seminario de Estudios e Investigaciones Prehistóricas de la UB (SERP-UB), participa en un estudio internacional publicado en Nature que analiza el que sería el primer entierro humano en África, de 78.000 años de antigüedad. Se han encontrado los restos en posición flexionada de un niño de entre 2,5 y 3 años en una fosa poco profunda en el yacimiento de Panga ya Saidi (Kenia). Este entierro se añade a otras evidencias sobre los primeros comportamientos sociales complejos de los Homo sapiens.

Si bien los enterramientos son una de las primeras evidencias de comportamiento humano moderno, en África son muy escasos y, a veces, incluso dudosos. Por lo tanto, no hay mucha información sobre los orígenes y el desarrollo de esta práctica en el continente donde nació nuestra especie. Ahora, el hallazgo de un niño enterrado en la cueva de Panga ya Saidi (Kenia) hace 78.000 años revela cómo las poblaciones de la Edad de Piedra media interactuaban con los difuntos.

Panga ya Saidi ha sido un yacimiento clave para la investigación de los orígenes humanos desde que se comenzó a excavar en 2010, en el marco de una colaboración a largo plazo entre arqueólogos del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia de la Humanidad (MPI-SHH, Jena, Alemania) y los Museos Nacionales de Kenia (NMK, Nairobi). «El yacimiento de Panga ya Saidi es clave en la costa este de África, con un registro extraordinario de 78.000 años de actividades culturales, tecnológicas y simbólicas», afirma Nicole Boivin, investigadora principal del proyecto y directora del MPI-SHH.

Los primeros restos de los huesos de este hallazgo se localizaron durante las excavaciones en Panga ya Saidi de 2013, pero no fue hasta 2017 cuando la pequeña fosa donde estaban los huesos quedó completamente al descubierto. La fosa, situada a unos tres metros de profundidad y de forma circular, contenía un conjunto de huesos compactados y en un estado de conservación muy deficitario, hecho por el que se requirieron trabajos de estabilización sobre el terreno.

Restos humanos descubiertos en el laboratorio 

Una vez estabilizados con vendas de yeso, los restos se llevaron al Museo Nacional de Nairobi y, más tarde, a los laboratorios del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), en Burgos, para analizarlos y hacerles un tratamiento especializado. Los investigadores pudieron confirmar a partir de dos dientes que los restos correspondían a un niño de entre 2,5 y 3 años. Recibió el apodo de Mtoto, ʻniñoʼ en suajili.  Un análisis microscópico de los huesos y de la tierra que los rodeaba indicó que el cuerpo había sido cubierto rápidamente después de ser enterrado y que la descomposición tuvo lugar en la fosa. Es decir, Mtoto fue enterrado intencionadamente después de morir. 

Los investigadores sugieren que el cuerpo flexionado de Mtoto, que se encontró en la parte derecha, con las rodillas mirando hacia el pecho, debía de estar envuelto con un tejido vegetal o algún otro material perecedero. «La inclinación y el desprendimiento del cráneo y de las tres primeras vértebras cervicales señalan la existencia de un espacio vacío bajo la cabeza, lo que sugiere su colapso a causa de la descomposición de un soporte perecedero. Estos elementos apuntan a un ritual complejo que probablemente requirió la participación activa de diversos miembros de la comunidad», señala María Martinón-Torres, primera autora del trabajo y directora del CENIEH.

Estudio de los sedimentos y los restos

Àfrica Pitarch comenzó a trabajar en el yacimiento de Panga ya Saidi en 2015. Estudió los restos de materias colorantes (ocres) halladas a lo largo de toda la secuencia estratigráfica. «Cuando aparecieron los restos del niño, todo el equipo se volcó a estudiarlos. En mi caso, junto con investigadores de la Universidad de Burdeos y del CENIEH, analizamos el material que los rodeaba», explica. La investigadora detalla: «Lo que queríamos saber era si realmente nos encontrábamos ante una sepultura y, en caso afirmativo, si los restos de ocre descubiertos cerca del esqueleto podían estar relacionadas con algún tipo de práctica mortuoria. El análisis del sedimento confirmó que, en efecto, se trata de una fosa excavada intencionadamente en el terreno, mientras que el estudio de los fragmentos de ocre nos indicó que serían más bien de origen natural y que, en principio, no se habían empleado deliberadamente durante el entierro del cuerpo».  

Enterramientos de humanos modernos y neandertales 

La datación con técnicas de luminiscencia sitúa a Mtoto hace 78.000 años, lo que convierte el suyo en el entierro humano más antiguo encontrado en África. Los enterramientos posteriores en África durante la Edad de Piedra africana también incluyen a individuos jóvenes, e indican un tratamiento especial para cuerpos de niños en este periodo antiguo.  Los restos humanos se encontraron en niveles arqueológicos con industria lítica típica de la Edad de Piedra media, un tipo de tecnología diferente que se ha argumentado que está relacionada con más de una especie de homínido. «La asociación entre el entierro y la industria lítica de la Edad de Piedra media ha jugado un papel fundamental a la hora de demostrar que fue un Homo sapiens el fabricante de estos útiles de piedra», comenta Emmanuel Ndiema, del NMK.

Aunque el descubrimiento en Panga ya Saidi constituye hasta ahora la prueba más antigua de un entierro en África, los enterramientos de los neandertales y los humanos modernos en Eurasia datan de hace unos 120.000 años e incluyen tanto adultos como jóvenes y niños. Las razones para la falta de enterramientos tempranos en África en comparación con Eurasia no están claras. Quizá se pueden explicar por las diferencias en las prácticas mortuorias o por la escasez de trabajos de campo exhaustivos en otras regiones del continente africano. «El enterramiento de Panga ya Saidi muestra que la inhumación de los muertos es una práctica compartida entre Homo sapiens y neandertales», señala Michael Petraglia, del MPI-SHH. «Este hallazgo plantea nuevos interrogantes sobre el origen y la evolución de la cultura de la muerte en dos especies humanas estrechamente relacionadas».

Las excavaciones en Panga ya Saidi las dirigen conjuntamente el MPI-SHH (Jena, Alemania) y el NMK (Nairobi). La conservación y el análisis de los restos de esqueleto de Panga ya Saidi fueron dirigidas por el CENIEH (Burgos, España). El consorcio internacional de científicos incluye a miembros de organizaciones y universidades de Kenia, Alemania, España, Francia, Australia, Canadá, Sudáfrica, el Reino Unido y Estados Unidos. 

Información elaborada a partir de la nota de prensa del Instituto Max Planck. 

Artículo de referencia: María Martinón-Torres, Francesco dʼErrico, Elena Santos, Ana Álvaro Gallo, Noel Amano, William Archer, Simon J. Armitage, Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez de Castro, James Blinkhorn, Alison Crowther, Katerina Douka, Stéphan Dubernet, Patrick Faulkner, Pilar Fernández-Colón, Nikos Kourampas, Jorge González García, David Larreina, François-Xavier Le Bourdonnec, George MacLeod, Laura Martín-Francés, Diyendo Massilani, Julio Mercader, Jennifer M. Miller, Emmanuel Ndiema, Belén Notario, Africa Pitarch Martí, Mary E. Prendergast, Alain Queffelec, Solange Rigaud, Patrick Roberts, Mohammad Javad Shoaee, Ceri Shipton, Ian Simpson, Nicole Boivin y Michael D. Petraglia. «Earliest human burial in Africa». Nature, 5 de mayo 2021. DOI : 10.1038/s41586-021-03457-8.

El viernes 7 de mayo tendrá lugar la presentación en línea de un documental sobre las investigaciones en Panga ya Saidi del equipo francocatalán.