Tosquelles, el subversivo psiquiatra olvidado

La profesora Joana Masó en el Patio de Letras de la Facultad de Filología y Comunicación.
La profesora Joana Masó en el Patio de Letras de la Facultad de Filología y Comunicación.
Cultura
(27/05/2021)

La profesora de Estudios Franceses Joana Masó recupera la figura y la obra de Francesc Tosquelles, el psiquiatra de la República que proponía «curar las instituciones»

Joana Masó, profesora de la Facultad de Filología y Comunicación, ha editado Tosquelles. Curar les institucions (Arcàdia, 2021), un documento fundamental para la historia de la psiquiatría, el psicoanálisis y la cultura en nuestro país. El trabajo es el resultado del proyecto de investigación del Grupo ADHUC de la UB «El legado olvidado de Francesc Tosquelles», que Masó coordina desde 2017 y que está financiado por la Fundación Mir-Puig.  
En abril de 2022 está prevista una exposición en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) sobre Francesc Tosquelles, que se habrá visto previamente este año en Toulouse, donde ha recibido la Distinción de interés nacional otorgada por el Ministerio de Cultura francés. Más tarde, se verá en el Museo Reina Sofía de Madrid y en Nueva York, en el American Folk Art Museum. Y también se está produciendo una película sobre Tosquelles que se estrenará en el Festival Loop este noviembre, en el Arts Santa Mónica de Barcelona.

«Hay que subrayar que esta investigación es fruto de la colaboración entre el sector público y el privado, una demostración fehaciente del sentido que tienen las investigaciones en humanidades y, sobre todo, un ejemplo de transferencia de conocimiento a la sociedad», explica la profesora Masó. Lo primero que sorprende es el hecho de que un psiquiatra sea objeto de investigación desde la Filología: «Tosquelles no es solo un médico, un psiquiatra, sino un heterodoxo transversal en el que se entrecruzan muchos caminos y muchas disciplinas: medicina, teatro, poesía, cine, política...: cultura, en una palabra. Y es desde ahí desde donde nos hemos acercado a él», puntualiza Masó. «Piense que cuando tiene que convalidar su título de Medicina en Francia, en 1947, Tosquelles presenta una tesis sobre el poeta Gérard de Nerval. Con eso ya se puede conocer la medida del personaje», señala.

El libro, de casi 400 páginas, es un objeto en sí mismo: «Reúne una gran cantidad de documentos escritos y gráficos, muchos de ellos inéditos, así como las traducciones, por primera vez al catalán —hechas por el antropólogo y escritor Adrià Pujol—, de los textos del propio Tosquelles», detalla Masó. «La editorial ha hecho un trabajo ingente a la hora de gestionar más de un centenar de permisos de imágenes que se encontraban en archivos personales y familiares. Solo la maqueta de diseño ha comportado medio año de trabajo», añade la experta. A través de esta amplia selección de textos, documentos y fotografías de la época, este trabajo nos propone un itinerario que permite dar vida a una memoria colectiva que va mucho más allá de la historia de la psiquiatría y sus instituciones, para trazar un recorrido por una zona desconocida y esencial de nuestra propia historia.

Para Masó, Tosquelles es un hombre de la República: «Él estudia durante la dictadura de Primo de Rivera, y es durante la República y la Guerra cuando pone en práctica sus conocimientos». Curando a los soldados enfermos cerca del frente, por ejemplo. Él no cree que tengan que ir a hospitales de la retaguardia, sino que la enfermedad debe curarse en el entorno donde se produce, porque no solo hay que curar a los soldados, sino también a los médicos y las enfermeras. Tosquelles cura «la estructura» de la guerra. O requisando unas masías cerca de Reus para tratar niños autistas. «Es la política de la época republicana la que le permite llevar a cabo esas experiencias de vanguardia. Y toda esa experiencia es la que se lleva a Francia y pone en práctica en Saint Alban», recalca Masó.
Tosquelles forma parte de la retirada, y se exilia a Francia después de pasar por el campo de Septfonds, pero no abandonará su militancia política y colaborará con la Resistencia, escondiendo a toda una serie de personajes ilustres, como Paul Éluard, vinculados al surrealismo y al comunismo. «Este es un momento mítico de la cultura francesa —señala Masó—, en el que la confluencia de medicina, cultura y política hace emerger una experiencia con unas herramientas profundamente transformadoras de la realidad».
«Él distinguía entre los establecimientos, que eran lugares gobernados por la burocracia y la administración, a los que no valía la pena dedicar ninguna atención, y las instituciones, que eran las entidades que había que transformar, curar —explica Masó—, y esa es la lucidez fundamental de Tosquelles: para curar a los enfermos, hay que curar primero las instituciones que los cuidan». Por eso, una vez en Francia, Tosquelles puso los cimientos de lo que se conoce como antipsiquiatría: generar vínculos entre el sanatorio y su entorno, a nivel social y económico y, a través del surrealismo —le encantaban las películas de Buñuel, por ejemplo—, poner en el centro la cultura, la poesía, el teatro, el cine, como herramientas que le permitían transformar la realidad. En el fondo, según Masó, Tosquelles nos dice que es la realidad la que está estropeada, y no las personas llamadas enfermas. Es un cambio radical.

Uno de los puntos nodales de su método es el uso de la lengua, de una forma casi derridiana, uno de los campos de conocimiento en que Masó es especialista. Tosquelles tiene frases muy radicales, como por ejemplo: «Yo también hablaba el castellano. Pero casi tan mal o peor de lo que ahora hablo el francés. Como los árabes. Cuando has estado en un país ocupado, hablas la lengua del opresor, pero la deformas». Masó lo clarifica: «Todo bilingüismo es una herramienta de dominación, ya que los catalanes no podemos existir plenamente en catalán en nuestra tierra. Esto es similar a lo que explica Derrida en El monolingüisme de lʼaltre sobre el francés en Argelia». Tosquelles dio un paso transgresor en ese terreno y utilizó el idioma como herramienta terapéutica. Distorsionaba expresamente su acento, tanto en francés como en castellano, lleno de catalanadas, a fin de captar la atención del enfermo, y llevarlo hacia su terreno. Utilizaba la lengua, deformándola, haciendo de ella una herramienta tanto terapéutica como política.
Es un personaje excéntrico, emparentado con otros genios catalanes como pueden ser los mismos Dalí, Pujols, Gaudí o Cerdà. «Eso acaba configurando un problema para nuestra cultura —reconoce Masó—. En vez de tener genealogías culturales, tenemos individuos geniales separados. Yo he intentado vincularlo para salvar ese aislamiento».

«Cuando empecé esta investigación —reconoce la experta—, no sabía quién era Tosquelles. Tuve noticia de él haciendo mi tesis en Francia. Y tirando del hilo, empecé la investigación en 2017. Han sido cuatro años muy fecundos, que me han transformado intelectualmente. He aprendido más sobre la cultura catalana y la República que en toda mi vida de estudiante anterior. Detalles esenciales y tan poco conocidos como el mitin que hizo Dalí en el Bloque Obrero y Campesino en 1930, la existencia de surrealistas que participaron en la Resistencia a la ocupación nazi de Francia, o lo que se conoce como exterminio dulce, en el que se dejó morir de hambre a más de 40.000 enfermos en los hospitales de la Francia ocupada. Yo, a través de Tosquelles, he entrado en la historia».

Francesc Tosquelles (Reus, 1912 - Granges-sur-Lot, 1994) estudió Medicina y Psiquiatría en Barcelona, ​​y recibió formación médica, entre otros, del psiquiatra Emili Mira. Trabajó antes de la Guerra Civil en el Instituto Pere Mata. Catalanista afín al Bloque Obrero y Campesino (BOC) y al Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), en julio de 1936 se marchó al frente de Aragón, donde asistió a combatientes con psicopatías adquiridas en las trincheras. Exiliado en Francia al final de la Guerra Civil, se instaló en Saint-Alban hasta los años 60, y allí llevó a cabo una práctica transformadora que respondió no solo a necesidades terapéuticas, sino también culturales y políticas, en un proceso que implicaba a la institución asistencial misma.
La apertura de los hospitales a sus entornos, la vinculación con el paisaje, la exploración de sistemas de gestión cooperativa con los internos, el trabajo dentro y fuera de los centros, la producción artesanal y el teatro, el cine y la escritura como prácticas colectivas fueron algunas de sus propuestas al servicio del cuidado y de la humanización de la vida.
A finales de los 60, la Gerencia del Instituto Pere Mata de Reus lo contrató como director y lideró la reforma de la institución hasta su muerte. 

Joana Masó (Barcelona, 1978) es licenciada en Letras Modernas por la Universidad París Diderot y en Letras Clásicas por la Universidad París-Sorbona. Es profesora de la Facultad de Filología y Comunicación de la UB e investigadora de ADHUC - Centro de Investigación Teoría, Género y Sexualidad y de la Cátedra UNESCO Mujeres, Desarrollo y Culturas. Comisaria de exposiciones y traductora de varios libros de ensayo y de cine franceses, es también crítica literaria y su trabajo se sitúa en el cruce de la literatura, el arte contemporáneo y el pensamiento. Ha editado en diferentes lenguas los textos sobre arte de Hélène Cixous (Poetas en pintura. Escritos sobre arte: de Rembrandt a Nancy Spero) y los escritos sobre estética y arquitectura de Jacques Derrida (Artes de lo visible [1979-2004] y Les arts de lʼespace). Desde 2017, coordina el proyecto de investigación «El legado olvidado de Francesc Tosquelles».  

La profesora Joana Masó en el Patio de Letras de la Facultad de Filología y Comunicación.
La profesora Joana Masó en el Patio de Letras de la Facultad de Filología y Comunicación.
Cultura
27/05/2021

La profesora de Estudios Franceses Joana Masó recupera la figura y la obra de Francesc Tosquelles, el psiquiatra de la República que proponía «curar las instituciones»

Joana Masó, profesora de la Facultad de Filología y Comunicación, ha editado Tosquelles. Curar les institucions (Arcàdia, 2021), un documento fundamental para la historia de la psiquiatría, el psicoanálisis y la cultura en nuestro país. El trabajo es el resultado del proyecto de investigación del Grupo ADHUC de la UB «El legado olvidado de Francesc Tosquelles», que Masó coordina desde 2017 y que está financiado por la Fundación Mir-Puig.  
En abril de 2022 está prevista una exposición en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) sobre Francesc Tosquelles, que se habrá visto previamente este año en Toulouse, donde ha recibido la Distinción de interés nacional otorgada por el Ministerio de Cultura francés. Más tarde, se verá en el Museo Reina Sofía de Madrid y en Nueva York, en el American Folk Art Museum. Y también se está produciendo una película sobre Tosquelles que se estrenará en el Festival Loop este noviembre, en el Arts Santa Mónica de Barcelona.

«Hay que subrayar que esta investigación es fruto de la colaboración entre el sector público y el privado, una demostración fehaciente del sentido que tienen las investigaciones en humanidades y, sobre todo, un ejemplo de transferencia de conocimiento a la sociedad», explica la profesora Masó. Lo primero que sorprende es el hecho de que un psiquiatra sea objeto de investigación desde la Filología: «Tosquelles no es solo un médico, un psiquiatra, sino un heterodoxo transversal en el que se entrecruzan muchos caminos y muchas disciplinas: medicina, teatro, poesía, cine, política...: cultura, en una palabra. Y es desde ahí desde donde nos hemos acercado a él», puntualiza Masó. «Piense que cuando tiene que convalidar su título de Medicina en Francia, en 1947, Tosquelles presenta una tesis sobre el poeta Gérard de Nerval. Con eso ya se puede conocer la medida del personaje», señala.

El libro, de casi 400 páginas, es un objeto en sí mismo: «Reúne una gran cantidad de documentos escritos y gráficos, muchos de ellos inéditos, así como las traducciones, por primera vez al catalán —hechas por el antropólogo y escritor Adrià Pujol—, de los textos del propio Tosquelles», detalla Masó. «La editorial ha hecho un trabajo ingente a la hora de gestionar más de un centenar de permisos de imágenes que se encontraban en archivos personales y familiares. Solo la maqueta de diseño ha comportado medio año de trabajo», añade la experta. A través de esta amplia selección de textos, documentos y fotografías de la época, este trabajo nos propone un itinerario que permite dar vida a una memoria colectiva que va mucho más allá de la historia de la psiquiatría y sus instituciones, para trazar un recorrido por una zona desconocida y esencial de nuestra propia historia.

Para Masó, Tosquelles es un hombre de la República: «Él estudia durante la dictadura de Primo de Rivera, y es durante la República y la Guerra cuando pone en práctica sus conocimientos». Curando a los soldados enfermos cerca del frente, por ejemplo. Él no cree que tengan que ir a hospitales de la retaguardia, sino que la enfermedad debe curarse en el entorno donde se produce, porque no solo hay que curar a los soldados, sino también a los médicos y las enfermeras. Tosquelles cura «la estructura» de la guerra. O requisando unas masías cerca de Reus para tratar niños autistas. «Es la política de la época republicana la que le permite llevar a cabo esas experiencias de vanguardia. Y toda esa experiencia es la que se lleva a Francia y pone en práctica en Saint Alban», recalca Masó.
Tosquelles forma parte de la retirada, y se exilia a Francia después de pasar por el campo de Septfonds, pero no abandonará su militancia política y colaborará con la Resistencia, escondiendo a toda una serie de personajes ilustres, como Paul Éluard, vinculados al surrealismo y al comunismo. «Este es un momento mítico de la cultura francesa —señala Masó—, en el que la confluencia de medicina, cultura y política hace emerger una experiencia con unas herramientas profundamente transformadoras de la realidad».
«Él distinguía entre los establecimientos, que eran lugares gobernados por la burocracia y la administración, a los que no valía la pena dedicar ninguna atención, y las instituciones, que eran las entidades que había que transformar, curar —explica Masó—, y esa es la lucidez fundamental de Tosquelles: para curar a los enfermos, hay que curar primero las instituciones que los cuidan». Por eso, una vez en Francia, Tosquelles puso los cimientos de lo que se conoce como antipsiquiatría: generar vínculos entre el sanatorio y su entorno, a nivel social y económico y, a través del surrealismo —le encantaban las películas de Buñuel, por ejemplo—, poner en el centro la cultura, la poesía, el teatro, el cine, como herramientas que le permitían transformar la realidad. En el fondo, según Masó, Tosquelles nos dice que es la realidad la que está estropeada, y no las personas llamadas enfermas. Es un cambio radical.

Uno de los puntos nodales de su método es el uso de la lengua, de una forma casi derridiana, uno de los campos de conocimiento en que Masó es especialista. Tosquelles tiene frases muy radicales, como por ejemplo: «Yo también hablaba el castellano. Pero casi tan mal o peor de lo que ahora hablo el francés. Como los árabes. Cuando has estado en un país ocupado, hablas la lengua del opresor, pero la deformas». Masó lo clarifica: «Todo bilingüismo es una herramienta de dominación, ya que los catalanes no podemos existir plenamente en catalán en nuestra tierra. Esto es similar a lo que explica Derrida en El monolingüisme de lʼaltre sobre el francés en Argelia». Tosquelles dio un paso transgresor en ese terreno y utilizó el idioma como herramienta terapéutica. Distorsionaba expresamente su acento, tanto en francés como en castellano, lleno de catalanadas, a fin de captar la atención del enfermo, y llevarlo hacia su terreno. Utilizaba la lengua, deformándola, haciendo de ella una herramienta tanto terapéutica como política.
Es un personaje excéntrico, emparentado con otros genios catalanes como pueden ser los mismos Dalí, Pujols, Gaudí o Cerdà. «Eso acaba configurando un problema para nuestra cultura —reconoce Masó—. En vez de tener genealogías culturales, tenemos individuos geniales separados. Yo he intentado vincularlo para salvar ese aislamiento».

«Cuando empecé esta investigación —reconoce la experta—, no sabía quién era Tosquelles. Tuve noticia de él haciendo mi tesis en Francia. Y tirando del hilo, empecé la investigación en 2017. Han sido cuatro años muy fecundos, que me han transformado intelectualmente. He aprendido más sobre la cultura catalana y la República que en toda mi vida de estudiante anterior. Detalles esenciales y tan poco conocidos como el mitin que hizo Dalí en el Bloque Obrero y Campesino en 1930, la existencia de surrealistas que participaron en la Resistencia a la ocupación nazi de Francia, o lo que se conoce como exterminio dulce, en el que se dejó morir de hambre a más de 40.000 enfermos en los hospitales de la Francia ocupada. Yo, a través de Tosquelles, he entrado en la historia».

Francesc Tosquelles (Reus, 1912 - Granges-sur-Lot, 1994) estudió Medicina y Psiquiatría en Barcelona, ​​y recibió formación médica, entre otros, del psiquiatra Emili Mira. Trabajó antes de la Guerra Civil en el Instituto Pere Mata. Catalanista afín al Bloque Obrero y Campesino (BOC) y al Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), en julio de 1936 se marchó al frente de Aragón, donde asistió a combatientes con psicopatías adquiridas en las trincheras. Exiliado en Francia al final de la Guerra Civil, se instaló en Saint-Alban hasta los años 60, y allí llevó a cabo una práctica transformadora que respondió no solo a necesidades terapéuticas, sino también culturales y políticas, en un proceso que implicaba a la institución asistencial misma.
La apertura de los hospitales a sus entornos, la vinculación con el paisaje, la exploración de sistemas de gestión cooperativa con los internos, el trabajo dentro y fuera de los centros, la producción artesanal y el teatro, el cine y la escritura como prácticas colectivas fueron algunas de sus propuestas al servicio del cuidado y de la humanización de la vida.
A finales de los 60, la Gerencia del Instituto Pere Mata de Reus lo contrató como director y lideró la reforma de la institución hasta su muerte. 

Joana Masó (Barcelona, 1978) es licenciada en Letras Modernas por la Universidad París Diderot y en Letras Clásicas por la Universidad París-Sorbona. Es profesora de la Facultad de Filología y Comunicación de la UB e investigadora de ADHUC - Centro de Investigación Teoría, Género y Sexualidad y de la Cátedra UNESCO Mujeres, Desarrollo y Culturas. Comisaria de exposiciones y traductora de varios libros de ensayo y de cine franceses, es también crítica literaria y su trabajo se sitúa en el cruce de la literatura, el arte contemporáneo y el pensamiento. Ha editado en diferentes lenguas los textos sobre arte de Hélène Cixous (Poetas en pintura. Escritos sobre arte: de Rembrandt a Nancy Spero) y los escritos sobre estética y arquitectura de Jacques Derrida (Artes de lo visible [1979-2004] y Les arts de lʼespace). Desde 2017, coordina el proyecto de investigación «El legado olvidado de Francesc Tosquelles».