Un estudio de ciencia ciudadana detecta una alta cantidad de microplásticos en las zonas de baño catalanas

Muestra recogida en la playa de San Sebastián de Barcelona, de la cual se pueden inferir los distintos tipos de microplásticos que flotan en la costa catalana. Foto: Grupo de Investigación Consolidado (GRC) en Geociencias Marinas de la UB.
Muestra recogida en la playa de San Sebastián de Barcelona, de la cual se pueden inferir los distintos tipos de microplásticos que flotan en la costa catalana. Foto: Grupo de Investigación Consolidado (GRC) en Geociencias Marinas de la UB.
Investigación
(09/05/2022)

La investigación oceanográfica ha documentado ampliamente la presencia de microplásticos en los océanos, pero los datos sobre la situación en las zonas de baño a pocos metros de la costa son muy escasos debido a las dificultades de acceso de los barcos científicos. Miembros del Grupo de Investigación Consolidado (GRC) en Geociencias Marinas de la Facultad de Ciencias de la Tierra de la UB, con la colaboración de la delegación española de la ONG Surfrider Foundation Europe, han estudiado las cantidades y características de los microplásticos en la costa catalana. Esta investigación ha sido posible gracias a una iniciativa de ciencia ciudadana en la que personas voluntarias han recogido casi 25.000 microplásticos con redes especiales arrastradas por embarcaciones sin motor.

Los resultados, publicados en la revista de acceso abierto Environmental Research Letters, revelan que en las zonas de baño existe una gran cantidad de microplásticos cuya presencia está sometida a una gran variabilidad tanto espacial como temporal.

Muestra recogida en la playa de San Sebastián de Barcelona, de la cual se pueden inferir los distintos tipos de microplásticos que flotan en la costa catalana. Foto: Grupo de Investigación Consolidado (GRC) en Geociencias Marinas de la UB.
Muestra recogida en la playa de San Sebastián de Barcelona, de la cual se pueden inferir los distintos tipos de microplásticos que flotan en la costa catalana. Foto: Grupo de Investigación Consolidado (GRC) en Geociencias Marinas de la UB.
Investigación
09/05/2022

La investigación oceanográfica ha documentado ampliamente la presencia de microplásticos en los océanos, pero los datos sobre la situación en las zonas de baño a pocos metros de la costa son muy escasos debido a las dificultades de acceso de los barcos científicos. Miembros del Grupo de Investigación Consolidado (GRC) en Geociencias Marinas de la Facultad de Ciencias de la Tierra de la UB, con la colaboración de la delegación española de la ONG Surfrider Foundation Europe, han estudiado las cantidades y características de los microplásticos en la costa catalana. Esta investigación ha sido posible gracias a una iniciativa de ciencia ciudadana en la que personas voluntarias han recogido casi 25.000 microplásticos con redes especiales arrastradas por embarcaciones sin motor.

Los resultados, publicados en la revista de acceso abierto Environmental Research Letters, revelan que en las zonas de baño existe una gran cantidad de microplásticos cuya presencia está sometida a una gran variabilidad tanto espacial como temporal.

«Las concentraciones medias que hemos encontrado cerca de la costa son superiores a las encontradas anteriormente fuera de las zonas de baño. En las primeras hemos detectado concentraciones máximas mucho más elevadas —de más de seis plásticos por metro cuadrado— y más frecuentes en el tiempo. Además, en algunos puntos y momentos del año, superan en un orden de magnitud a las medias encontradas en el Mediterráneo y a escala mundial», explica la profesora e investigadora de la UB Anna Sanchez-Vidal.

Por otra parte, según la profesora el proyecto ha servido para demostrar que «la ciencia ciudadana es una herramienta muy útil y potente para investigar la contaminación marina, al tiempo que empodera a los ciudadanos con conocimiento científico».

 

Más plásticos en las zonas urbanas muy pobladas

Estas cantidades de microplásticos tan elevadas indican, según los autores, que «ha de haber procesos que tiendan a concentrar o retener los plásticos cerca de la costa». En el artículo se sugieren algunas explicaciones, como las variaciones en las condiciones meteorológicas y oceanográficas; la mayor influencia de riadas en épocas de lluvia intensa; la proximidad de zonas urbanas muy pobladas y de gran afluencia turística estacional, o el efecto concentrador de zonas limitadas por espigones o puertos. «Playas como, por ejemplo, la de la Mar Bella o la de San Sebastián, en Barcelona, suelen encontrarse más resguardadas del viento y el oleaje por estas construcciones y podrían retener y acumular más microplásticos que zonas más expuestas, lo que indica un tiempo de residencia más prolongado», explica William P. de Haan, investigador de la UB y primer autor del artículo. En este sentido, los puntos donde se detectaron más microplásticos fueron las playas de San Sebastián, Nova Icària y Llevant, todas en la capital catalana.

Además, los investigadores identificaron también una posible estacionalidad. «Hemos observado que en zonas como en Llançà o Castelldefels se ve una tendencia a la baja entre enero y febrero, probablemente por la influencia de las corrientes superficiales y los vientos que reducen los microplásticos flotantes, y una tendencia al alza justo antes y después de los meses de verano», subraya el investigador.

 

Averiguar el origen de los microplásticos para diseñar mejores soluciones

El estudio no solo ha determinado la abundancia de microplásticos, sino que también ha aportado una caracterización detallada del tamaño, el color, la forma y la composición que puede ayudar a determinar la fuente de los microplásticos, lo que es fundamental para proponer soluciones a la creciente presencia de plástico en el medio marino. Los resultados mostraron que espumas y filamentos —procedentes por ejemplo de envases de alimentos y de la actividad pesquera— constituían casi el 11 % de los plásticos que recogieron. Sin embargo, la gran mayoría de los plásticos se identificaron como fragmentos y láminas, que posiblemente se originaron por la ruptura de piezas de plástico de mayor tamaño. «Hemos podido identificar fragmentos y láminas de polietileno, provenientes de la fragmentación de bolsas; fragmentos de polietileno y polipropileno, resultantes de la fragmentación de envases o botellas; fragmentos de poliestireno expandido, utilizados en envases de alimentos; filamentos de artes de actividades pesqueras, fragmentos de césped artificial, etc.», detalla Anna Sanchez-Vidal.

Toda esta información, desde las características físicas de los microplásticos hasta las concentraciones en cada una de las zonas de muestreo, puede consultarse en una web con diversas herramientas de visualización para hacer más accesible a la sociedad los hallazgos del estudio.

 

Desde Llançà hasta L'Ametlla de Mar

La investigación ha partido de las muestras recogidas durante siete meses, desde octubre de 2020 hasta junio de 2021, por voluntarios de catorce entidades de toda Cataluña. Desde Llançà hasta L'Ametlla de Mar, estos voluntarios han sido coordinados por Surfrider Foundation Europe. «Ha habido mucha participación, lo que nos ha confirmado que la ciencia ciudadana es una herramienta con un gran potencial para realizar el seguimiento y el estudio del impacto que tienen los plásticos en el medio marino», explica Maria Ballesteros, responsable de voluntariado en Surfrider España.

Con una frecuencia semanal o quincenal, los voluntarios salían a navegar durante aproximadamente una hora con tablas de surf, kayaks u otras embarcaciones de remos. Pegada detrás, las embarcaciones llevaban una red diseñada por los investigadores para recoger los microplásticos flotantes de más de 0,3 milímetros. Las coordenadas de los trayectos se registraron mediante un dispositivo móvil y la aplicación Wikiloc para documentar la latitud, la longitud, el tiempo y la distancia de arrastre. A continuación, los plásticos recogidos se enviaban al laboratorio de la UB para analizarlos. «Nos ha sorprendido el gran volumen de datos de alta calidad y de gran relevancia científica que se han podido obtener en un tiempo y con un presupuesto relativamente inferiores respecto a otros proyectos científicos similares», destaca Anna Sanchez-Vidal.

Desde Surfrider también valoran muy positivamente la colaboración con la UB y el equipo del GRC en Geociencias Marinas: «Los proyectos que involucran a centros de investigación y sociedad son clave para poder continuar con la búsqueda de soluciones a la problemática de los plásticos en los océanos», recuerda Maria Ballesteros.

 

Investigación en la costa catalana y vasca

El siguiente paso del proyecto es analizar si las tendencias detectadas en esta investigación se mantienen en el tiempo, qué factores específicos conducen a las variaciones que se han detectado y cómo evoluciona la concentración de microplásticos a corto y largo plazo.

Con estos objetivos en el horizonte, el proyecto de ciencia ciudadana continuará en los próximos meses gracias a la financiación de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT). Además, ampliará las zonas de muestreo a la costa vasca. «Eso nos permitirá conocer un poco mejor los mecanismos de dispersión y las características de los microplásticos en dos zonas bien diferenciadas: una zona con elevadas densidades de población en un mar semicerrado en el Mediterráneo occidental y una zona con una densidad de población relativamente baja, pero con una gran actividad pesquera en el océano Atlántico», concluye Anna Sanchez-Vidal.

 

Artículo de referencia:

William P. de Haan et al. «Floating microplastic loads in the nearshore revealed through citizen science». Environmental Research Letters, abril de 2022. Doi: https://doi.org/10.1088/1748-9326/ac5df1