Joaquín Prats (Dir.) "Sida Saber Ayuda" Investigación evaluativa de la aplicación del programa. Barcelona: ICE Universidad de Barcelona y Fundación La Caixa". 1996. 204 p.

 

INVESTIGADORES:

 

  • Joaquín Prats (Dir.)
  • Joana Prats (coordinadora). (Fundación La Caixa)
  • Vicente Ferreres (Universidad Rovira i Virgili).
  • Eustaquio Martín (UNED),
  • José Vte. Peña(Universidad de Oviedo),
  • Pedro de Vicente (Universidad de Granada)

 

libro sida

 

 

 

 

RESUMEN DE LA INVESTIGACIÓN

 

 

INTRODUCCIÓN

 

A principios de la década de 1990, el SIDA se había convertido en uno de los problemas sociales que en la sociedad occidental provocaba más preocupación. Probablemente, influía el hecho de que, desde la época del cólera y la tuberculosis, los países ricos no habían vivido nunca más una epidemia mortífera. En  estos años, todavía no se habían descubierto medios para atajar el crecimiento de la infección y se produjo la circunstancia que determinados sectores de la sociedad de estos países se vio especialmente afectada por este problema. Se pusieron en marcha muchas campañas mediáticas y, como siempre, se pensó en intervenir en la educación como un instrumento de formación sólido y con futuro.

 

En el campo educativo español se realizaron proyectos impulsados, casi siempre, por los programas de educación para la salud que existen en el organigrama de casi todas las administraciones educativas. El denominador común de estos programas era, como es lógico, los temas de prevención, centrada en evitar las prácticas que se detectaban en los que, entonces, se comenzaron a denominar grupos de riesgo (homosexuales y heroinómanos) que, en los países occidentales, eran los más afectados. En estos programas, dirigidos a los estudiantes, se ofrecía una visión del problema enmarcado, fundamentalmente, en el contexto sanitario del fenómeno Sida.

 

En 1994, el grupo de profesionales que creamos Sida Saber Ayuda nos propusimos impulsar un proyecto educativo que contemplara todos los aspectos que pudiesen ser tratados para entender un fenómeno social, histórico, económico, médico, filosófico etc. que comportaba la nueva epidemia. Se trataba de elaborar un programa que contribuyera a que nuestros jóvenes tuviesen una visión completa, racional y movilizadora ante el  fenómeno. Para ello, planificamos un proceso de trabajo que incorporaba el grado más amplio posible de rigor metodológico. El ámbito geográfico en el que se lanzó el material educativo, que debía de dar cuerpo a la realización de las experiencias, era el conjunto del territorio español. La propuesta iba destinada a alumnado de 15 a 17 años de educación secundaria, tanto de centros educativos públicos, como los que asistían a colegios de titularidad privada. En su lanzamiento, se pretendió ofrecer a todos los institutos y centros privados de educación secundaria de España, no sólo una serie de materiales de calidad sino, lo que es más importante, una formación para el profesorado que los quisiera aplicar, un seguimiento de su actuación y un asesoramiento, aspectos en los que se solicitó la colaboración de las administraciones educativas españolas y de algunas organizaciones educativas que posee la enseñanza privada.

 

Nuestra idea de la educación y de la formación integral del individuo nos llevó a pensar en un programa que ofreciera una completa información y una consecuente formación para afrontar con responsabilidad el peligro del contagio y, principalmente, los fenómenos paralelos que el SIDA ha producido en la sociedad occidental.

 

 

 

EL DISEÑO Y LAS FASES DEL PROYECTO

 

Se determinaron cuatro fases de trabajo para elaborar el programa.  En la primera, se constituyó un grupo de discusión, integrado por personas de diversos ámbitos profesionales, de la cultura y de la ciencia (educadores, historiadores, sociólogos, psicólogos, escritores, científicos, médicos, diseñadores, filósofos, creadores teatrales, publicistas etc), que realizó una reflexión conjunta, que suponía una clarificación conceptual del fenómeno y, sobre todo, una aportación de lo que debía ser la introducción de un tema de gran trascendencia social en el marco escolar. Fruto del trabajo de este seminario fueron algunas ideas que permitieron tomar decisiones sobre: la determinación de los objetivos, los niveles de utilización, los recursos necesarios, el planteamiento didáctico y las estrategias de comunicación.

 

En la segunda fase, se procedió, por un lado, a diseñar el Programa en todas sus vertientes, sobre todo en  la elaboración de los materiales y elementos que debína componer la caja de recursos, y en el diseño de un potente plan de formación de profesorado.

 

En la tercera fase, se experimentaron los materiales en tres centros educativos y se realizó una evaluación diagnóstica que sirvió para retocar algunos elementos de la caja de recursos, orientar mejor los cursos de formación permanente de profesorado y, por último, para establecer las hipótesis de investigación que serían la base de las dos evaluaciones posteriores, una cuantitativa y otra de carácter cualitativo.

 

Por último, en la cuarta fase, se difundió el Programa, estableciéndose un sistema de distribución de la caja de recursos que suponía, que para recibirla, debía cursarse una solicitud a la Fundación "La Caixa" firmada, al menos, por dos profesores o profesoras de cada centro educativo. Lo que garantizaría un grado de compromiso de utilización y participación el  programa.

 

Se constituyó, también, un seminario permanente que incorporaba alumnos y profesores pertenecientes a treinta centros españoles que fueron seguidos, de manera especial, en su experiencia didáctica. El final de dicho seguimiento culminó con la apasionante experiencia del "Forum Sida y Juventud". El Forum supuso un trabajo de coordinación de un año y concluyó en unas jornadas de varios días en las que se encontraron casi quinientos estudiantes de bachillerato (Educación Secundaria) y más de cien docentes.  Allí se pudo reflexionar sobre el fenómeno Sida y se presentaron comunicaciones sobre la experiencia educativa, vista por alumnos y profesores. Y se finalizó con un manifiesto público, aprobado por los quinientos jóvenes que defendía valores y proponía actuaciones institucionales y personales, como puede verse en el documento anexo.

 

 

 

DIFUSIÓN E IMPACTO

 

El programa Sida Saber Ayuda ha sido, posiblemente, el  proyecto interdisciplinar que más difusión ha tenido en la historia de la educación secundaria española. Más del ochenta y cinco por ciento de los centros españoles  de este nivel educativo habían solicitado a finales de 1998, de manera explícita, el envío de los materiales. Los datos de evaluación y los sondeos realizados por el equipo del programa ponen de manifiesto que, de este porcentaje, más del setenta por ciento lo habían aplicado por lo menos en dos o más asignaturas en diferentes cursos. En algunas provincias españolas, como es el caso de Lleida, la práctica totalidad del alumnado había trabajado el tema del Sida con estos materiales y siguiendo las pautas pedagógicas que ofrecían las directrices didácticas del programa. En el cuadro siguiente se ofrecen estimaciones que se han realizado sobre el número de alumnos que han participado en el programa durante un periodo de cinco años.

 

 

ALUMNOS QUE HAN UTILIZADO EL PROGRAMA EN ESPAÑA (ESTIMACIÓN)

 

Cajas de recursos  distribuidas en centros de educación secundaria

 

Periodo  1995-2001

Numero de alumnos (estimado) que han utilizado el materia SIDA SABER AYUDA

 

Periodo  1995-2001

7.942 1.983.000

 

 

Considerando que el material del Programa es fundamentalmente un recurso didáctico, debe señalarse que su utilización  ha producido, directa o indirectamente, varios efectos beneficiosos para la dinámica educativa de los centros que lo han aplicado. Estos efectos pueden situarse en tres ámbitos distintos:

 

1º En los programas de formación del profesorado, en la medida que ha creado un espacio de reflexión sobre la propia práctica, y estimula al profesorado a encontrar e incorporar nuevos modos plantear contenidos educativos.

 

2º En los programas de innovación educativa, en la medida que ha constatado la posibilidad de incorporar nuevas técnicas y procedimientos didácticos y abre la puerta a la utilización de estrategias para trabajar de forma interdisciplinaria.

 

3º En la renovación de los contenidos curriculares, integrando, de manera eficaz, los referidos a las actitudes (formación cívica y humana) con los de carácter científico y cultural.

 

 

 

LA INVESTIGACIÓN PARA LA EVALUCIÓN DEL PROGRAMA

 

Sida saber Ayuda fue evaluado por múltiples procedimientos. Su singularidad y el ser una propuesta innovadora en el panorama educativo español exigía una información rigurosa sobre su funcionamiento y su eficacia educativa.  Se realizaron tres investigaciones evaluativas  por equipos distintos, aunque dirigidas por un mismo director con el fin de garantizar la coherencia en las tres investigaciones.  La primera (Prats, J. (dir.) Vilagut, M. (coord.) et al, 1995) fue una observación cualitativa en tres centros de educación secundaria.  Los  resultados de este trabajo sirvieron de primer test, de punto de partida, y de elemento de contraste con las investigaciones siguientes. La segunda investigación fue una amplia encuesta por cuestiorario autocumplimentado a casi mil profesores y profesoras (López del Amo, I Prats, J. 1996), que nos permitió constatar la actitud y las dificultades que encontraba el profesorado para aplicar el programa.  La tercera fue una investigación cualitativa, muy en profundidad, que se realizó en ocho centros de educación secundaria situados, en distintos lugares de la geografía española (Prats, J. (dir) Prats, J. (coord..), 1996).

 

 

 

EL PROCESO EVALUADOR

 

Como se ha señalado, el primer paso del proceso de evaluación lo constituyó la investigación sobre una aplicación experimental del Programa, previa a la generalización. Se efectuó durante el periodo que va de septiembre de 1994 a enero de 1995. Se realizó en Cataluña, y supuso una primera aproximación al conocimiento del impacto que había tenido "SIDA. SABER AYUDA" en determinados centros de bachillerato. El principal objetivo de esta investigación fue el de actuar de prueba previa que sirviese para ajustar y definir más correctamente los instrumentos que se debían elegir en el diseño de las evaluaciones posteriores, así como para poder concretar mejor las hipótesis de trabajo. El mencionado trabajo cumplió estas exigencias.

 

Parte de los instrumentos utilizados en la segunda y tercera evaluación tienen su base en los resultados obtenidos en esta primera. Así, la evaluación de la aplicación previa del Programa permitió: la elaboración de un cuestionario definitivo de evaluación para el profesorado; la determinación de los registros, y la elaboración de los rasgos de la observación, tanto de la dinámica del  profesorado en los diferentes centros, como de las reacciones y actuación del alumnado; el perfeccionamiento de las dos pruebas destinadas a determinar los saberes iniciales y finales del alumnado, tanto en relación con los conocimientos, como con las actitudes; y por último, el diseño definitivo de la investigación cualitativa, que se realizó en tercer lugar.

 

Junto a estos resultados, de carácter metodológico, nos permitió la elaboración de algunas hipótesis sobre el grado de influencia y aceptación en los centros de Educación Secundaria de una propuesta innovadora, centrada en un problema social, como es el Sida. Así se obtuvieron los primeros resultados sobre:

 

 

  • Reacción del profesorado ante el material, y las posibilidades que observaba el mismo para la realización de una serie de sesiones de clase, de características especiales, dedicadas al tema en cuestión.
  • Tipo de diseños de aplicación realizados, y grado de interdisciplinariedad conseguido por los respectivos equipos docentes.
  • Análisis de la dinámica de preparación de las sesiones destinadas al tratamiento del tema.
  • Funcionamiento en la clase: motivación, participación, amenidad, dinámica, reacciones y análisis de conductas.
  • Aprendizajes básicos de los alumnos relacionados, tanto con los contenidos conceptuales, como con las actitudes.
  • Valoración, por parte de los alumnos y de los profesores, de los diferentes elementos que componen el material del Programa.

 

 

El segundo paso del proceso  de evaluación lo constituyó el estudio de la opinión del profesorado sobre la temática, el rendimiento y la idoneidad del Programa. Para ello, se remitió a todo el profesorado de los centros docentes que, en aquel momento, habían aplicado el Programa, un amplio cuestionario que, una vez cumplimentado, debía ser devuelto a la Fundación "la Caixa". El resultado de esta acción, desarrollada entre los meses de enero y junio de 1995, constituye una extensa muestra que permitió obtener un informe específico de gran interés, no sólo por la información que aporta, sino como investigación de contraste con la evaluación cualitativa, que cierra el dispositivo evaluador, especialmente en aquellos aspectos relacionados con lo que explicita el profesorado encuestado.

 

El tercer paso del proceso, consistió en una investigación cualitativa. Con ella se cerró el proceso evaluador, cuyos resultados permitieron completar y profundizar en aquellos aspectos de orden didáctico y prospectivo que deben ayudar a definir el futuro del Programa. La evaluación cualitativa se realizó en  ocho centros de bachillerato situados en cinco comunidades autónomas.  La selección de los centros fue criterial en función de rasgos ligados al entorno urbano, social y económico de los centros.  No tuvo nada que ver en la elección la actitud inicial del profesorado hacia el programa que tenían que aplicar a sus alumnos de Educación Secundaria [1] .

 

El resultado de las gestiones supuso que grupos de profesores accedieran a colaborar desinteresadamente en la aplicación de los materiales que ofrecía la Fundación "La Caixa" y a ser evaluados. Debe señalarse que este contacto directo con el profesorado de los centros, objeto de estudio, no supuso la aportación de una información suplementaria, ni una formación específica para ellos, por lo que el estilo y la metodología empleada en  la aplicación es fruto exclusivo de las iniciativas y visión de los respectivos grupos docentes de los centros estudiados.

 

La selección de ocho centros escolares, en los que participaron más de treinta profesores y profesoras y más de trescientos estudiantes, suponía una base suficientemente representativa para conseguir una explicación suficiente, ello si se tiene en cuenta el carácter cualitativo de este tipo de investigación. Así mismo, la muestra elegida resultaba abarcable, teniendo en cuenta que nos planteábamos una disección muy completa de lo que pensábamos evaluar. Téngase en cuenta que se iban a emplear nueve instrumentos diferentes de recogida de información, utilizando diversos procedimientos: narraciones, cuestionarios y grabaciones. Ello  aconsejaba dimensionar la muestra de manera que permitiera un control muy cercano, y la homogeneización completa de los procedimientos. Los criterios de selección de centros docentes fueron los siguientes:

 

 

  • Centros que impartiesen BUP (bachillerato) o segundo ciclo de Educación Secundaria (nuevo sistema después de la implantación de la Ley  General de Ordenación del Sistema Educativo [LOGSE]) [2] .
  • Centros públicos y privados: 5 institutos públicos y 3 colegios privados (dos de ellos religiosos).
  • Centros situados en zonas centrales urbanas (3), en zonas urbanas suburbiales (3) y en zonas rurales o poblaciones relativamente aisladas (2).

 

 

 

METODOLOGÍA EMPLEADA EN LA EVALUACIÓN

 

La naturaleza y características de nuestro objeto de evaluación determinaron la metodología adoptada. El proceso seguido se articuló de forma que, en los distintos momentos que requiere la aplicación del Programa, se pudiera recoger una información lo más amplia y rica posible de los sujetos para los se elaboró: profesorado y alumnado.

 

La aprehensión de este objeto de evaluación, polivalente y dinámico, nos exigió la elección de un aparato metodológico que podría definirse como pluralista, pues si, por un lado, se ha hecho uso de procedimientos, técnicas, e instrumentos de corte cualitativo, no hemos desconsiderado la conveniencia de emplear dispositivos de naturaleza cuantitativa que nos proporcionaran un mayor y más completo conocimiento de nuestro objeto de evaluación.

 

Metodológicamente, la planificación de la evaluación cualitativa se diseñó para que se pudiera hacer un seguimiento del Programa, desde el mismo momento en que llegaba el material al centro hasta la finalización de la aplicación. En el cuadro adjunto, se presenta una matriz de planificación para los procedimientos de recogida de información, en la que se exponen, en la misma secuencia temporal en que se llevó a cabo el estudio, las distintas dimensiones de nuestro objeto de evaluación - ¿qué se necesita conocer? -, los elementos que pueden permitir encontrar evidencias de lo que se quiere conocer en cada momento - ¿qué datos responden a esta cuestión? -, de dónde se pueden obtener los datos - fuentes de información - y quiénes van a obtenerlos - responsables de la recogida de información -.

 

 

 

Evaluación cualitativa.  Matriz de planificación para los procedimientos de recogida de datos (Prats, J. (Dir) y Prats, J. (coord.), 1996).

 

 

¿Qué queremos conocer? ¿Qué datos responden a esta cuestión? Fuentes de información Responsable recogida información
¿Cómo es acogido el Programa en el centro?

Reunión y registro de la presentación del Programa.

 

Entrevista con el profesorado

Departamentos didácticos del profesorado de 1º y 3º de BUP. Evaluadores.
¿Cómo trabaja y prepara el desarrollo del Programa el profesorado?

Reuniones del profesorado.

 

Documentos de planificación, programaciones de aula.

 

Observación del trabajo de preparación.

Departamentos didácticos y equipos docentes de cada uno de los cursos. Evaluadores.
¿Qué conocen y saben del Sida los alumnos/as antes de que se lleve a cabo el Programa? Prueba inicial o de conocimientos previos para el alumnado. Alumnado de 1º y 3º de BUP. Evaluadores y profesorado de los cursos.
¿Cómo se desarrolla el Programa en las aulas? Observación externa del trabajo en las aulas. Dinámicas de las aulas. Evaluadores.
¿Qué aprendieron los alumnos/as como consecuencia de la aplicación del Programa? Prueba final de conocimientos para el alumnado. Alumnado de los cursos en los que se aplicó el Programa. Evaluadores y profesorado de los cursos.
¿Cómo vivió el profesorado el desarrollo del Programa? Cuestionario para profesores/as. Profesorado participante en la experiencia. Evaluadores.
Características de los centros.

Entrevista director.

 

Documentación centro.

Directores centros.

 

Equipos directivos.

Evaluadores.
Repercusiones del Programa en el alumnado y profesorado.

Cuestionario profesores.

 

Materiales de alumnos/as.

Profesorado y alumnado participante. Evaluadores y profesorado.

 

 

De la lectura atenta de la tabla pueden inferirse, así mismo, otros aspectos relevantes de la metodología utilizada. Como puede comprobarse, los procedimientos seguidos permitían validar y contrastar la información recogida a través de la triangulación de fuentes, técnicas e instrumentos y momentos. Con respecto a las primeras es evidente que se tenían en cuenta las opiniones y vivencias de los distintos actores que participan en la experiencia, principalmente profesorado y alumnado. Sus posiciones en distintos escenarios, y a veces en un mismo escenario, pero ocupando lugares diferentes, se complementan con los registros realizados por los observadores externos. Las técnicas e instrumentos empleados, con diferentes formatos y características -observación externa, cuestionarios y entrevistas-, permiten, en cierta medida, evidenciar y compensar los posibles sesgos de información, que no resolvería el uso de una sola de ellas. Los planteamientos técnicos han estado, como no podía ser de otra forma, al servicio de la concepción y filosofía de la investigación evaluadora. Y todo el aparato técnico-instrumental se justifica desde los aspectos concretos del Programa que se desean conocer.

 

 

 

RESULTADOS DE LA EVALUACIÓN

 

Los resultados de las investigaciones evaluativas [3] los hemos distribuido en tres apartados. En el primero se expresan las actuaciones, las  opiniones y las actitudes del profesorado participante. En el segundo se expresan los aprendizajes producidos en el alumnado. En el tercero se analiza el funcionamiento general del programa.

 

 

 

EL PROFESORADO: SU VISIÓN Y SU ACTUACIÓN

 

El profesorado tenía, en el momento de la evaluación, una información sobre el Sida que, en general, no presentaba ningún rasgo especial respecto a la información con que contaba la mayor parte población de un nivel de estudios medio-alto o alto. Sus fuentes de información eran los medios de comunicación, y se posicionaban siguiendo las visiones más correctas que éstos ofrecían sobre el síndrome.

 

En general, manifestaron tener actitudes de tolerancia, comprensión e incluso solidaridad con los afectados, aunque estas actitudes se enmarcan, en la mayoría de los casos, en un sentimiento de lejanía práctica del problema. Inicialmente, la práctica totalidad de los encuestados (94% del profesorado) mostraba un interés por el tema, considerándolo (un 80% del profesorado) una cuestión relevante para ser tratada en el ámbito escolar. Las razones que se esgrimían para llevarlo a las aulas eran tanto ideológicas (una opción personal), como de inquietud profesional. Por el contrario, no se le otorgaba una excesiva importancia a que una actividad educativa de este tipo parezca ser coherente con la reforma educativa en curso. Al final de la aplicación se detectó un claro refuerzo de la opinión inicial sobre la conveniencia de tratar este tipo de cuestiones en el marco escolar.             La mayoría del profesorado pensaba que el problema del Sida debía tratarse de forma interdisciplinar, aunque, según manifestaron, casi nadie poseía gran experiencia en cómo hacerlo. Por otra parte, no quedaba claro en la investigación la concepción que cada uno de los profesores encuestados y observados tenía sobre el concepto: interdisciplinariedad. Todos los datos apuntan a la inexistencia de un consenso sobre las características y rasgos del mencionado concepto didáctico.

 

Una vez aplicado el Programa, la gran mayoría del profesorado valoró positivamente la experiencia, en la medida en que el uso del Programa "SIDA. SABER AYUDA" había conseguido, según lo que manifestaron, crear conciencia en el alumnado, motivarlo y formarlo. En lo metodológico, opinaban que el material proporciona pautas y líneas de acción, facilita la actividad (sobre todo los debates) y propicia y estimula  la coordinación entre los profesores, independientemente de lo que cada uno de ellos entienda por coordinación. El Programa, opina el profesorado, ha servido, también, para avanzar profesionalmente, sobre todo porque ha ayudado a integrar nuevos conocimientos y porque ha obligado a plantearse un trabajo conjunto.

 

Como tendencia general puede señalarse que la preparación de la aplicación didáctica supuso, en mayor o menor grado, un cierto esfuerzo de coordinación y preparación conjunta (el deseo de trabajar de forma interdisciplinaria).  Esta coordinación, técnicamente se hizo de manera deficiente o poco adecuada: no se realizaron de manera sistemática las suficientes reuniones de planificación; en la mayoría de los centros estudiados, no se elaboraron documentos amplios de programación, ni se plantearon demasiadas actividades didácticas conjuntas; y, sobre todo, no se confeccionaron ni planearon dispositivos de evaluación conjunta de las diversas áreas intervinientes.

 

Pese a ello, se llegó en todos los casos a un alto nivel de coordinación en temas horarios, técnicos y, en la mayoría , se intentó unificar el "mensaje" y delimitar los contenidos de la temática para cada una de las áreas o asignaturas.  En dos centros se programaron las sesiones de clase de manera conjunta entre diversas áreas y en un caso, integrándolas plenamente en los diseños curriculares del correspondiente curso académico.

 

La valoración de cada uno de los materiales del Programa fue muy alta, si bien es cierto que no fue valorado cada uno de ellos por el mismo número de sujetos encuestados. Fueron mejor valorados los que más se emplearon: los libros, el video y las transparencias. El resto sólo fue valorado en los casos en que se empleó de manera significativa (guiones, carteles). No se consideró demasiado el juego informático y nada el boletín telemático, ya que fueron  poco o nada empleados.

 

Se produjo, en muchos casos, una cierta apropiación de los materiales por parte del profesorado y, en un centro, no se comunicó al alumnado que todos los recursos formaban parte de una caja y de un programa educativo propuesto por una determinada fundación.

 

La valoración global del programa (planteamiento, materiales, dinámica que promueve, etc.)  fue muy alta para este tipo de propuestas no enmarcadas dentro de una frontera disciplinar (8'21 puntos de media sobre 10). En los centros públicos, las mujeres lo puntuaron mejor (en torno a 9 puntos) que los varones. Fue mejor valorado por el profesorado de los centros privados que por el de los públicos.

 

El profesorado consideró que el Programa era relativamente fácil de aplicar. Resaltó, como virtudes, la gran motivación que provocaba en el alumnado, el tratamiento del contenido, la facilidad de aplicación de los materiales en las clases y de implicación del centro. Encontró más dificultades en la adecuación del material a los diversos niveles, y en la evaluación y la planificación coordinada de las clases. Los aspectos que más valoraron fueron, por este orden: su interés social, la utilidad de los materiales, el enfoque ético-social, el interés pedagógico, el enfoque histórico-cultural y el carácter interdisciplinario. Es de destacar, como uno de los aspectos más apreciados, la transferencia de conocimientos a la vida cotidiana. Cerca del 90% pensaba que el Programa lograba incorporar contenidos relevantes y útiles a la asignatura que impartía.

 

Se detectaron algunas incoherencias entre el pensamiento y la acción del profesorado, sobre todo entre el enfoque didáctico, que casi parecía totalmente homogéneo en el pensamiento del profesorado, y la práctica concreta que posteriormente se realizó, muy variada y con diversos grados de elaboración.

 

 

 

EL ALUMNADO: QUÉ HAN APRENDIDO

 

Todos los datos apuntan a que la aplicación del Programa sirvió para ampliar la visión del alumnado respecto a la enfermedad y sus corolarios, y para fomentar conductas de autoprotección ante el posible contagio. Es cierto que casi todos los alumnos de estas edades ya habían oído hablar del síndrome, sobre todo en la televisión y "en la calle" (95%) y la mitad, también, en su casa o en el centro docente.

 

En los casos en que el tema había sido tratado anteriormente en el marco escolar, la manera de hacerlo fue poco intensa y extensa. En realidad, algo menos del 50% del alumnado había escuchado alguna charla o referencias al tema en algunas clases (Ciencias Naturales, Religión y Ética). Tan sólo un porcentaje muy escaso lo habían trabajado de manera específica en el aula y, en estos casos, sin demasiada dedicación de tiempo.

 

A través del Programa, fueron conocidos, y posteriormente considerados, por los alumnos y alumnas nuevos aspectos del fenómeno Sida (aspectos históricos, éticos, sociales, geográficos, comunicativos, etc.), que no se suelen abordar en la mayoría de la información que les llega a través de los medios de comunicación. Se incorporaron algunos conocimientos, generalmente desconocidos a estas edades sobre: el síndrome y sus causas, sus consecuencias en el cuerpo humano, la geografía de las enfermedades infecciosas, procedimientos de prevención, el tratamiento, etc. En cualquier caso, se detectó que el alumnado ya tenía, antes de trabajar con  el Programa "SIDA. SABER AYUDA", conocimientos generales sobre el Sida y los mecanismos de contagio. El resultado de la aplicación didáctica vino a reforzar, clarificar y ampliar, en parte, lo ya sabido. Como ejemplo de lo dicho puede citarse que, de un 52% del alumnado que conocía con una cierta corrección las causas del Sida, al final de la experiencia pasó a ser más del 95%.

 

Si inicialmente una mayoría del alumnado expresaba actitudes tolerantes y solidarias con los afectados por el síndrome, al final de la aplicación estas actitudes eran prácticamente unánimes: en el 80% de los centros estudiados se citaron y propusieron estrategias de movilización social para atender y ayudar a los infectados.

 

Con la aplicación del Programa no se consiguió plenamente transmitir la visión del problema de las enfermedades infecciosas a nivel general, lo que hubiera supuesto una determinada visión planetaria de la solidaridad, en la que los países del Tercer Mundo serían los más necesitados de ayuda. Una inmensa mayoría del alumnado llegó a saber que África es, con mucho, el continente más afectado por el Sida y que los enfermos no tienen en esta zona casi ningún tipo de protección ni de atención sanitaria. La percepción emocional del problema se centró en la realidad más cercana (los enfermos que viven en nuestro entorno social y cultural). En relación con los afectados de nuestra sociedad, el 98% de los alumnos opinó que debería crearse un espacio solidario y afectuoso con los que sufren las consecuencias del síndrome.

 

Los alumnos de 3º de Bachillerato (16-17 años) adquirieron más conocimientos, especialmente  de carácter científico, que los alumnos más jóvenes de 1º de bachillerato (14-15 años)  Las alumnas mostraron mayor interés, mejor disposición y una información más consolidada e integrada que sus compañeros (los chicos), sobre todo en lo referente al conocimiento de las medidas preventivas y a las actitudes y estrategias de solidaridad y comprensión hacia los enfermos.

 

Ciertos tópicos (grupos de riesgo, culpabilización de conductas, confusión entre opción de vida y causa de la enfermedad, etc.) no fueron superados con porcentajes significativos. Incluso en un centro se produjo una ligera regresión al incrementarse el porcentaje de alumnos que expresaban errores tópicos. En otros centros, pocos, se produjo, por el contrario, un claro avance en estas cuestiones.

 

El alumnado valoró positivamente los materiales del Programa. Al igual que el profesorado, puntuó más positivamente los materiales que más había usado, en especial el video. El juego informático fue poco usado y por lo tanto menos valorado, pese a que, con frecuencia, se solicitó al profesorado su utilización. Los escasos alumnos que pudieron jugar con el programa informático lo valoraron como el mejor elemento de la caja.

 

 

 

RESULTADOS SOBRE LA DINÁMICA GENERAL DEL PROGRAMA

 

SIDA SABER AYUDA ha permitido una gran versatilidad y estilos de aplicación didáctica muy diferentes. Se produjeron diversas estrategias de aplicación y de orientación educativa (preventiva, formación humana, transmisión de conocimientos científicos y culturales etc.), que se justifican en función de la adscripción del profesorado participante y de sus ideas y conocimientos previos a la recepción del Programa.

 

La capacidad de incrementar los conocimientos y de generar participación y movilización en el alumnado, estaba en relación directa con el tipo de estrategias didácticas empleadas por el profesorado. Así mismo, existía una relación directa entre la eficacia del Programa y la mayor o menor participación, en equipo, de profesores de las distintas áreas curriculares. En cualquier caso, incluso empleando los mismos materiales, el nivel de aprendizajes y de participación venía dado por la intensidad y la mayor sofisticación didáctica diseñada por el profesorado respectivo.

 

Las diferencias de aplicación en los diversos centros educativos no fueron significativas ni por su ubicación (rural, urbana, zona de servicios, etc.), ni por el tipo de titularidad (público o privado), sino por la tradición pedagógica del centro, el modo en que fue introducido y conocido el Programa, y la existencia o no de algunos profesores previamente concienciados, por cuestiones de esta naturaleza.

 

Todos los instrumentos utilizados en la evaluación de Sida SABER AYUDA, apuntan a que el Programa había servido, como mínimo, de catalizador para la generación de un proceso de incorporación de una problemática social a la cotidianeidad de las aulas. Dicho de otro modo, la aceptación del Programa había creado la necesidad de situar este tipo de conocimientos en un contexto curricular, de generar dinámicas de coordinación entre áreas, y de lanzar una propuesta educativa que rompiesen la monotonía y la parcelación de las asignaturas.

 

La aplicación del Programa supuso, en algunos centros, una primera experiencia, más o menos intensa, de planteamiento interdisciplinar. En cualquier caso, el hecho del planteamiento no supone, necesariamente, una adecuada y exitosa aplicación de este tipo de orientación.

 

En la valoración de la experiencia, se produjo un alto grado de satisfacción del profesorado, satisfacción que no se correspondía, en algunos casos, con la calidad de los aprendizajes obtenidos por sus alumnos.  Dicho de otro modo, la imagen que generan de sí mismos los profesores es relativamente independiente de la calidad de los aprendizajes que consiguen en sus alumnos, y se explica en este programa por el buen clima del aula que, en general, se dio en todos los centros estudiados.

 

Respecto a los progresos en conocimientos y actitudes que, de manera muy general, pueden vincularse a la labor del profesorado,  puede afirmarse que el resultado ha sido positivo o muy positivo en los siguientes aspectos:

 

  1. La incorporación de nuevos conocimientos sobre el tema de las enfermedades infecciosas y, en especial, sobre el fenómeno Sida, tanto para el profesorado como para el alumnado.

  2. La mejora de actitudes respecto al problema social y la generación de estímulos y propuestas de movilización social para ayuda de los afectados (profesores y alumnos).

  3. Las repercusiones en la preparación del alumnado (es fácil pensar que también en el profesorado), respecto al conocimiento de las vías de contagio, y de las consecuentes conductas y prácticas preventivas.

  4. La valoración positiva (de profesores y alumnos) del tratamiento de un problema social de primer orden, en el marco de la actividad académica normal y dentro de los ámbitos disciplinarios.

  5. La transferencia de conocimientos y actitudes, fundadas en el razonamiento y aplicación de conocimientos científicos y culturales, al mundo cotidiano de la calle (vertebrado a partir de los medios de comunicación), lo que supone una iniciación al procesamiento de mensajes e informaciones desde una posición de mayor rigor de lo que es habitual en este tipo de temas.

 

Respecto al uso de material informático, se constata, una vez más, que existe una mejor receptividad y disposición del alumnado que del profesorado.  Ello queda patente en la propuesta del alumnado de incorporar la telemática y la utilización de un juego informático.

 

 

 

BIBLIOGRAFÍA CITADA

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Habermas, J.  1989 Teoría de la acción comunicativa. Complementos y estudios previos. Madrid. Cátedra.
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Prats, J. 1998. « Sida. Saber Ayuda cuatro años después. Historia de un programa interdisciplinar". Cuadernos de Pedagogía, nº273, págs.  46-55.
Prats, J. 2002. "Internet en las aulas de educación secundaria". En: Iber. Didáctica de las Ciencias Sociales Geografía e Historia. nº 31
Santos, M.A. 1990. Hacer visible lo cotidiano. Teoría y práctica de la evaluación cualitativa de los centros escolares. Madrid. Akal_Universitaria.
Sida Saber Ayuda. Un programa educativo multidisciplinario para el conocimiento y la prevención del SIDA. 1996. Barcelona. Fundación La Caixa. [Caja que contiene: documentos, vídeo, carteles, propuestas teatrales y material informático]
DIRECCIÓN INTERNET
http://www.sidasaberayuda.com (consulta 2/01/2001)

 

 

 

NOTAS

[1] -Cuatro de los ocho centros no sabían de su existencia y accedieron a aplicarlo a petición del equipo evaluador.
[2]   En el año que se realizó esta investigación, algunos centros ya habían iniciado los nuevos planes de estudio que establecía la reforma educativa que se ha realizado en España durante la década de 1990.
[3] -El presente apartado constituye un resumen de punto 4.1. de la obra  J.  Prats (Dir.)  SIDA.  SABER AYUDA Investigación evaluativa...  pp.167 a la 174.  En lo referente al profesorado, se han incorporado las conclusiones procedentes de: I. López Del Amo  Y J. Prats 1996. "Resultados de la evaluación cuantitativa del programa SIDA. Saber AYUDA".  Barcelona. (Informe de Investigación)