1.5.3. El segundo nacimiento o la 'psicología de la arquitectura'

El (para la mayoría de autores) nacimiento de la psicología ambiental (segundo nacimiento para Kaminski, 1976, Graumann, 1976, Kruse y Grauman, 1987, Pol, 1988, 1993) surge por causas y contextois diferentes en Europa y en Estados Unidos, aunque en ambos casos lo hace como Psicología de la Arquitectura.

En Europa el proceso vino instigado por la aparición de problemas de diseño, construcción y planificación, en respuesta a las demandas sociales del momento. La necesidad de mejora del diseño de las viviendas, de los barrios, de los lugares de trabajo, o, en una palabra, de las condiciones de vida, es fruto de un conjunto de circunstancias sociopolíticas, económicas y de una filosofía social, pero sobre todo es fruto de una situación nueva: en un primer momento por el fracaso de las primeras formas de reconstrucción de las ciudades en la posguerra; en un segundo momento por los efectos de la denominada 'Revolución Tecnológica'.

La preocupación por las nuevas viviendas para la población inmigrante que venía del campo, centró la problemática en la construcción y se empezó a hablar de Psicología de la Arquitectura. Más tarde, con mayor conciencia de grupo y capacidad de reivindicación, junto al descontento social por unas condiciones de vida insatisfactorias, se inician los movimientos sociales urbanos y los movimientos alternativos. El núcleo de la psicología ambiental empezará a evolucionar desde las reacciones individuales de las formas arquitectónicas hacia cuestiones más urbanas, reemergiendo los aspectos más sociales, relacionados con la satisfacción residencial y la calidad de vida. No obstante, seguirá centrada en aspectos urbanísticos, arquitectónicos y en menor medida organizacionales o laborales.

En Estados Unidos y Canadá, la emergencia de los primeros indicios de una psicología arquitectónica 'ortodoxa' a demanda de los técnicos, no a iniciativa de los psicólogos. Hay, sin embargo, honrosas excepciones como Osmond o Sommer y su estudio de la conducta territorial de los pacientes en hospitales psiquiátricos, durante los años cincuenta. Esta psicología de la arquitectura, que en EEUU y Canadá muy pronto adoptará la etiqueta de Psicología Ambiental, está básicamente centrada en la mejora de diseño de entornos institucionales, como los hospitales o los hospitales psiquiátricos. El modelo explicativo está claramente centrado en el comportamiento individual desde parámetros individuales de reacción con el entorno como estímulo. Es decir, parte de una separación absoluta entre los componentes persona-en torno. Desde una perspectiva más académica que contextual, la psicología ambiental de este momento parece centrarse inicialmente en los aspectos físicos del ambiente como una reacción al olvido que las otros ramas de la psicología habían hecho de la influencia del ambiente físico. O, todavía más, como denuncia Wohlwill (1970) cuando la psicología habla de ambiente se refiere a influencias interpersonales, sociales o inespecíficas. En cambio, según Proshansky y O'Hanlon (1977, 103) para los psicólogos ambientales, la lente de análisis está focalizada en los sistemas físicos, que por definición también caracterizan a estos ambientes (refiere a los ambientes humanos). El énfasis en los 'aspectos físicos' comportará a menudo en esta época el desprecio por aquello social, como se puede ver en algunas de las definiciones al uso. Hará falta esperar a la segunda mitad de los ochenta por encontrar como 'fija' la referencia a aquello físico y a aquello social. Progresivamente y con una gran discusión epistemológica entre la tradición neopositivista y la tradición fenomenológica el objeto de la psicología de la arquitectura se irá desplazando de la reacción al entorno como variable independiente, a la construcción de su significado cognitivo y vivencial. Una visualización de esta evolución la podemos encontrar en uno de los congresos internacionales sobre el tema celebrado a Estrasburgo (Korosec-Serfaty, 1976), bajo el lema la Apropiación del Espacio. Este congreso catalizará la emergencia o la visualización de planteamientos que ya se estaban dando desde todas las perspectivas teóricas. Proshansky, por ejemplo, expone su naciente teoría del Place-Identity, relacionándola con la apropiación y el apego al lugar. 

Si el simbolismo completa o sucede a la cognición, la satisfacción residencial y la calidad de vida sucederán los estudios de reacciones o preferencias individuales a configuraciones arquitectónicas como estímulo (por ejemplo. la conferencia de la IAPS en Barcelona en 1982, se centró en el lema de la calidad ambiental y la calidad de vida). Este paso implica un nuevo matiz en la definición de objeto y objetivo. Domina la faceta de la evaluación, no implica visión de indisociabilidad entre persona y entorno pero comporta la incorporación de modelos psicosociales de explicación, puesto que requiere considerar la comparación social, los procesos identitarios y de grupo, la dimensión simbólica del entorno como construcción social, los procesos de influencia social y de atribución, la motivación, las expectativas y los niveles de aspiración, además de las características objetivas del entorno y las dinámicas sociales de la comunidad. Esto marcará un silencioso pero radical giro en el enfoque de la psicología ambiental desde los inicios de los años ochenta. 

 

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