Aves marinas y parásitos: entender mejor la larga historia evolutiva para proteger la biodiversidad

Las pardelas son unas de les aves marinas más amenzadas por la actividad humana (imagen: Pep Arcos)
Las pardelas son unas de les aves marinas más amenzadas por la actividad humana (imagen: Pep Arcos)
Investigación
(17/05/2010)

Las aves marinas y sus parásitos son el modelo de estudio de una investigación publicada en la revista PLoS ONE para entender mejor las relaciones tróficas entre huésped y parásito. El trabajo, firmado por los expertos Jacob González-Solís y Elena Gómez, del Departamento de Biología Animal y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de la UB, abre una nueva perspectiva sobre cómo se pueden descifrar las relaciones tróficas entre huéspedes y parásitos, a partir del uso de marcadores isotópicos que por primera vez se aplican para estudiar el parasitismo en aves.

Las pardelas son unas de les aves marinas más amenzadas por la actividad humana (imagen: Pep Arcos)
Las pardelas son unas de les aves marinas más amenzadas por la actividad humana (imagen: Pep Arcos)
Investigación
17/05/2010

Las aves marinas y sus parásitos son el modelo de estudio de una investigación publicada en la revista PLoS ONE para entender mejor las relaciones tróficas entre huésped y parásito. El trabajo, firmado por los expertos Jacob González-Solís y Elena Gómez, del Departamento de Biología Animal y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de la UB, abre una nueva perspectiva sobre cómo se pueden descifrar las relaciones tróficas entre huéspedes y parásitos, a partir del uso de marcadores isotópicos que por primera vez se aplican para estudiar el parasitismo en aves.

González-Solís, que ha dirigido el estudio, subraya la dificultad de entender las relaciones tróficas entre huésped y parásito: «En muchos casos, cuesta averiguar cuál es el alimento del parásito y, por tanto, comprobar si la relación simbiótica se corresponde realmente con el parasitismo o si encaja más dentro del mutualismo o el comensalismo». El equipo científico ha estudiado colonias de pardela cenicienta del Mediterráneo y del Atlántico, un ave marina del género Calonectris, distribuida, respectivamente, en amplias áreas del Mediterráneo y del noreste del Atlántico, y actualmente amenazada por la actividad humana.

La investigación se centra en las relaciones tróficas de la pardela y algunos de sus ectoparásitos en particular: tres especies de piojos de la pluma (Halipeurus abnormis, Austromenopon echinatum y Saemundssonia peusi) y una especie de pulga, la Xenopsylla gratiosa. Normalmente, las relaciones tróficas de los sistemas huésped-parásito se estudian mediante el análisis de la dieta o la observación del comportamiento. Como alternativa, este estudio aplica el análisis de los isótopos estables del carbono y el nitrógeno. «Somos lo que comemos, los isótopos de las presas se encuentran en los tejidos de los predadores de manera predecible, por lo que si estudiamos la firma isotópica de estos elementos, podemos conocer con más detalle las diferentes fuentes de alimento de la fauna parasitaria, lo que ayuda a entender mejor las relaciones huésped-parásito, así como la segregación y coexistencia entre diferentes especies de parásitos», explica González-Solís.
 
El estudio ha permitido relacionar la composición isotópica de las fuentes de alimento con la de los parásitos. Así, por ejemplo, en el caso de los piojos, la pluma es la principal fuente de alimento pero la firma isotópica varía entre especies, lo que indica algunas diferencias en los hábitos alimenticios, tales como diferencias en el consumo de las secreciones corporales, los lípidos que recubren las plumas o de las partículas y esporas que se adhieren al plumaje. En el caso de la pulga, un parásito hematófago obligado, la firma isotópica se corresponde con la de la sangre del pájaro marino.
 
Los resultados son coincidentes tanto para las colonias de aves marinas del Atlántico como para las del Mediterráneo, apuntan los expertos. «Los niveles isotópicos del huésped ―señala González-Solís― varían según la zona geográfica de estudio, el Mediterráneo o el Atlántico, pues la composición de las masas de agua es diferente. Pero los niveles de enriquecimiento de los isótopos, que es la base para predecir la firma isotópica del consumidor, son equivalentes en todas las áreas estudiadas». El equipo también tiene previsto desarrollar líneas de estudio sobre la fauna de ácaros de la pluma ―exclusiva de cada especie de pardela― desde el punto de vista genético, morfológico y taxonómico, y analizar el perfil de segregación espacial y trófica en estos sistemas simbióticos para conocer mejor la estructura ecológica de la comunidad de parásitos. «Cuanto más especializado es un parásito, más depende del huésped, la relación evolutiva es más estrecha, y la estructuración genética del huésped coincide con la del parásito. Los parásitos más generalistas, no tan dependientes de la historia evolutiva del huésped, presentan una estructura genética más ligada a la geografía», concluye González-Solís.
 
Las pardelas son una de las aves marinas más amenazados por los efectos de la presencia humana, en particular por la pesca con palangre. En el caso de la pardela balear, la especie se encuentra en regresión en buena parte debido al impacto de los palangreros sobre la población adulta. Si no se pone remedio, la especie podría desaparecer en un margen de cuarenta años. Desde una perspectiva más global, el trabajo científico de Jacob González-Solís y Elena Gómez aporta una visión más profunda de la coevolución entre huéspedes y parásitos, de sus relaciones filogenéticas y de los problemas de conservación de las aves marinas del noreste Atlántico y del Mediterráneo. Las aves marinas se encuentran cada vez más amenazados por la mortalidad provocada por las artes de pesca, por la competencia por los recursos debido a la sobreexplotación pesquera, por la pérdida del hábitat de cría, por la introducción de predadores en las islas donde nidifican y por la contaminación medioambiental. En relación con esta última, los derrames de hidrocarburos encabezan la lista de riesgos, sólo hay que pensar en la reciente fuga de petróleo que ha habido en el golfo de México, a raíz del accidente de la plataforma petrolera de British Petroleum.
 
 
Imágenes: Jacob González-Solís y Pep Arcos (pardelas)/ Elena Gómez (ectoparásitos)
 
Más información:
Elena Goméz-Díaz y Jacob González-Solís. «Trophic structure in a seabird host-parasite food web: insights from stable isotope analyses». PloS ONE, 5(5): e10454.