Carta abierta del rector a la comunidad universitaria

Escudo de la Universidad de Barcelona.
Escudo de la Universidad de Barcelona.
Institucional
(15/04/2013)

Estimadas y estimados miembros de la comunidad universitaria:

En la última sesión de control del Parlamento, el presidente de la Generalitat, refiriéndose a la dificultad de elaborar los presupuestos para 2013, afirmó taxativamente: «No estamos dispuestos a cargarnos el estado del bienestar en este país, todo tiene un límite». El presidente sabe que nos tiene a su lado en esta justa exigencia. Desde el ejercicio de la responsabilidad como rector y con una no menor rotundidad, afirmo también que no estamos dispuestos a traspasar este límite en la calidad y el servicio de la Universidad de Barcelona.

Lo diré muy claro: no admitiré tener que ejecutar unos presupuestos que hagan inviable llevar a cabo la misión que la sociedad nos tiene encomendada. Reclamaremos, tal como lo hemos hecho en el pasado, con la autoridad de nuestra autonomía, contra cada agravio y exceso de las administraciones públicas que interfieran en nuestras competencias, con medidas concretas que explicaremos en cada caso. Seguiremos aplicando las alternativas más favorables dentro del marco legal por el bien de nuestro personal, de los estudiantes y de nuestra tarea, como lo estamos demostrando con convocatorias e interpretaciones que permiten salvaguardar nuestros principios de igualdad de oportunidades y de servicio público.

La UB ha entendido la difícil situación económica que sufre el país y los esfuerzos que las distintas administraciones han tenido que hacer para intentar reequilibrar sus déficits. No podrá decir nunca nadie que la UB, y este rector, no han invertido todas las energías en asumir unas restricciones que nos han obligado a replantear y repensar nuestras actividades en condiciones económicas muy duras. Hemos sido adalides a la hora de hacer pedagogía y explicar la necesidad que teníamos de asumir los ajustes solidariamente con otros sectores sociales. Y los hemos asumido responsablemente, priorizando, eso sí, el capítulo de personal.

Ahora bien, hemos llegado a un punto insostenible. Después del gran esfuerzo hecho estos últimos años por todos los colectivos que integran nuestra comunidad universitaria, nos hemos cargado de razones para mantener vigentes unas reivindicaciones de mejora que son previas a la coyuntura actual. No se nos puede pedir más. Una institución como la Universidad de Barcelona requiere estabilidad financiera. Las realizaciones patrimoniales pueden ser una salida temporal para evitar reducciones de personal necesario, pero no son una solución al problema. Ni la UB ni la sociedad nos podemos permitir derrochar los avances que habíamos logrado hasta ahora y, aunque todo indica que el clima de austeridad seguirá presente en las agendas políticas, actuaremos con determinación para que los efectos coyunturales no devengan estructurales.

Nuestra prioridad continúan siendo las personas. Son las personas las que administran, gestionan, estudian, enseñan, investigan, transfieren, innovan. En definitiva, somos las personas las que hacemos la UB. En este sentido, la propuesta de presupuesto para 2013 recoge el mantenimiento de las plazas necesarias en contratos renovables, la convocatoria del máximo número de nuevas plazas permanentes de profesorado que permite el marco legal, las ayudas complementarias a la beca equidad y varias iniciativas para fomentar la empleabilidad y la formación del talento interno. La UB tiene suficiente solidez y estabilidad para poderlo hacer.

Iremos hasta donde haga falta para defender aquello que consideramos justo. Sería irresponsable no hacer todo lo posible para evitar traspasar el límite de lo irreversible, y sería imperdonable no haberlo hecho si, como no deja de ser plausible, Bruselas modifica su política de ajustes, o bien Cataluña resuelve los desequilibrios con el Estado. Dando por sentado que no es nuestro trabajo señalar a los políticos cómo tienen que gobernar, no puedo evitar la comparativa cuando veo cómo países de nuestro entorno continúan invirtiendo en educación superior a pesar de la crisis. Estos países son conscientes de que necesitan tener estructuras académicas y de investigación potentes para ser competitivos. Sin un compromiso firme de los gobiernos se ampliará la brecha con los referentes con los que hasta hace unos cuantos años convergíamos y quedará incompleto el despliegue del espacio europeo de educación superior. Tal como he manifestado muchas veces, invertir en educación superior, en la universidad pública, es invertir en futuro. De forma que hay que aprovechar el diálogo abierto entre los gobiernos de Cataluña y del Estado para enderezar el camino y plantear estos escenarios de futuro.

Con esta carta me gustaría también salir al paso de rumores, insidias y toda clase de desinformaciones que circulan en nuestro ámbito y que no ayudan nada a tener un clima propicio para desarrollar nuestro trabajo. Quiero transmitir a la comunidad educativa que estamos negociando, y no pararemos de hacerlo, con la Generalitat y con otras administraciones públicas para que entiendan y asuman la situación límite que se vive en la universidad. Estamos trabajando, y seguiremos haciéndolo, por un lado, para evitar que nos impongan modelos o comisarios que frenen nuestra autonomía y desarrollo, y, por otro lado, para consolidar recursos propios y externos que nos permitan contrarrestar coyunturalmente la reducción de la financiación pública y que, en el futuro, ayuden a mejorar nuestra posición internacional.

Quizás a veces no somos bastante conscientes de toda la fuerza que tenemos a nuestro alcance si sabemos ir unidos en una misma dirección. Como rector, lucharé con mi equipo para mantener la UB en la posición de liderazgo del sistema y que todas estas amenazas nos afecten lo mínimo posible. Aprovecho la ocasión para volver a daros las gracias por vuestra comprensión y dedicación ante los sacrificios de todo tipo que han comportado unas circunstancias que todos y todas conocéis porque las sufrís, a la vez que os aliento a permanecer unidos y críticos en la respuesta en estos tiempos difíciles.

Muy cordialmente,

 

Dídac Ramírez i Sarrió
Rector

Escudo de la Universidad de Barcelona.
Escudo de la Universidad de Barcelona.
Institucional
15/04/2013

Estimadas y estimados miembros de la comunidad universitaria:

En la última sesión de control del Parlamento, el presidente de la Generalitat, refiriéndose a la dificultad de elaborar los presupuestos para 2013, afirmó taxativamente: «No estamos dispuestos a cargarnos el estado del bienestar en este país, todo tiene un límite». El presidente sabe que nos tiene a su lado en esta justa exigencia. Desde el ejercicio de la responsabilidad como rector y con una no menor rotundidad, afirmo también que no estamos dispuestos a traspasar este límite en la calidad y el servicio de la Universidad de Barcelona.

Lo diré muy claro: no admitiré tener que ejecutar unos presupuestos que hagan inviable llevar a cabo la misión que la sociedad nos tiene encomendada. Reclamaremos, tal como lo hemos hecho en el pasado, con la autoridad de nuestra autonomía, contra cada agravio y exceso de las administraciones públicas que interfieran en nuestras competencias, con medidas concretas que explicaremos en cada caso. Seguiremos aplicando las alternativas más favorables dentro del marco legal por el bien de nuestro personal, de los estudiantes y de nuestra tarea, como lo estamos demostrando con convocatorias e interpretaciones que permiten salvaguardar nuestros principios de igualdad de oportunidades y de servicio público.

La UB ha entendido la difícil situación económica que sufre el país y los esfuerzos que las distintas administraciones han tenido que hacer para intentar reequilibrar sus déficits. No podrá decir nunca nadie que la UB, y este rector, no han invertido todas las energías en asumir unas restricciones que nos han obligado a replantear y repensar nuestras actividades en condiciones económicas muy duras. Hemos sido adalides a la hora de hacer pedagogía y explicar la necesidad que teníamos de asumir los ajustes solidariamente con otros sectores sociales. Y los hemos asumido responsablemente, priorizando, eso sí, el capítulo de personal.

Ahora bien, hemos llegado a un punto insostenible. Después del gran esfuerzo hecho estos últimos años por todos los colectivos que integran nuestra comunidad universitaria, nos hemos cargado de razones para mantener vigentes unas reivindicaciones de mejora que son previas a la coyuntura actual. No se nos puede pedir más. Una institución como la Universidad de Barcelona requiere estabilidad financiera. Las realizaciones patrimoniales pueden ser una salida temporal para evitar reducciones de personal necesario, pero no son una solución al problema. Ni la UB ni la sociedad nos podemos permitir derrochar los avances que habíamos logrado hasta ahora y, aunque todo indica que el clima de austeridad seguirá presente en las agendas políticas, actuaremos con determinación para que los efectos coyunturales no devengan estructurales.

Nuestra prioridad continúan siendo las personas. Son las personas las que administran, gestionan, estudian, enseñan, investigan, transfieren, innovan. En definitiva, somos las personas las que hacemos la UB. En este sentido, la propuesta de presupuesto para 2013 recoge el mantenimiento de las plazas necesarias en contratos renovables, la convocatoria del máximo número de nuevas plazas permanentes de profesorado que permite el marco legal, las ayudas complementarias a la beca equidad y varias iniciativas para fomentar la empleabilidad y la formación del talento interno. La UB tiene suficiente solidez y estabilidad para poderlo hacer.

Iremos hasta donde haga falta para defender aquello que consideramos justo. Sería irresponsable no hacer todo lo posible para evitar traspasar el límite de lo irreversible, y sería imperdonable no haberlo hecho si, como no deja de ser plausible, Bruselas modifica su política de ajustes, o bien Cataluña resuelve los desequilibrios con el Estado. Dando por sentado que no es nuestro trabajo señalar a los políticos cómo tienen que gobernar, no puedo evitar la comparativa cuando veo cómo países de nuestro entorno continúan invirtiendo en educación superior a pesar de la crisis. Estos países son conscientes de que necesitan tener estructuras académicas y de investigación potentes para ser competitivos. Sin un compromiso firme de los gobiernos se ampliará la brecha con los referentes con los que hasta hace unos cuantos años convergíamos y quedará incompleto el despliegue del espacio europeo de educación superior. Tal como he manifestado muchas veces, invertir en educación superior, en la universidad pública, es invertir en futuro. De forma que hay que aprovechar el diálogo abierto entre los gobiernos de Cataluña y del Estado para enderezar el camino y plantear estos escenarios de futuro.

Con esta carta me gustaría también salir al paso de rumores, insidias y toda clase de desinformaciones que circulan en nuestro ámbito y que no ayudan nada a tener un clima propicio para desarrollar nuestro trabajo. Quiero transmitir a la comunidad educativa que estamos negociando, y no pararemos de hacerlo, con la Generalitat y con otras administraciones públicas para que entiendan y asuman la situación límite que se vive en la universidad. Estamos trabajando, y seguiremos haciéndolo, por un lado, para evitar que nos impongan modelos o comisarios que frenen nuestra autonomía y desarrollo, y, por otro lado, para consolidar recursos propios y externos que nos permitan contrarrestar coyunturalmente la reducción de la financiación pública y que, en el futuro, ayuden a mejorar nuestra posición internacional.

Quizás a veces no somos bastante conscientes de toda la fuerza que tenemos a nuestro alcance si sabemos ir unidos en una misma dirección. Como rector, lucharé con mi equipo para mantener la UB en la posición de liderazgo del sistema y que todas estas amenazas nos afecten lo mínimo posible. Aprovecho la ocasión para volver a daros las gracias por vuestra comprensión y dedicación ante los sacrificios de todo tipo que han comportado unas circunstancias que todos y todas conocéis porque las sufrís, a la vez que os aliento a permanecer unidos y críticos en la respuesta en estos tiempos difíciles.

Muy cordialmente,

 

Dídac Ramírez i Sarrió
Rector