La UB proporciona apoyo académico a universitarios con enfermedades de larga duración

La profesora de Filología Hispánica Lola Josa codirige el proyecto Studia con Francesc Casas, oncólogo del Hospital Clínic.
La profesora de Filología Hispánica Lola Josa codirige el proyecto Studia con Francesc Casas, oncólogo del Hospital Clínic.
(22/12/2014)

Ayudar a universitarios con enfermedades de larga duración a proseguir sus estudios: este es el objetivo del proyecto Studia, que desarrolla la Universidad de Barcelona desde hace tres años. Durante este tiempo, se ha proporcionado apoyo académico a casi una treintena de estudiantes que, por circunstancias clínicas, han tenido que interrumpir su vida académica y realizar estancias hospitalarias largas. El proyecto, único en el Estado español, está codirigido por Lola Josa, profesora del Departamento de Filología Hispánica de la UB, y por Francesc Casas, oncólogo del Hospital Clínic. Se dirige a alumnos universitarios ingresados en el Hospital Clínic y el Instituto Catalán de Oncología (ICO); aunque la idea es ir ampliando cada vez más el abanico de instituciones y de ayudas, manteniendo siempre como motor a la UB.

La profesora de Filología Hispánica Lola Josa codirige el proyecto Studia con Francesc Casas, oncólogo del Hospital Clínic.
La profesora de Filología Hispánica Lola Josa codirige el proyecto Studia con Francesc Casas, oncólogo del Hospital Clínic.
22/12/2014

Ayudar a universitarios con enfermedades de larga duración a proseguir sus estudios: este es el objetivo del proyecto Studia, que desarrolla la Universidad de Barcelona desde hace tres años. Durante este tiempo, se ha proporcionado apoyo académico a casi una treintena de estudiantes que, por circunstancias clínicas, han tenido que interrumpir su vida académica y realizar estancias hospitalarias largas. El proyecto, único en el Estado español, está codirigido por Lola Josa, profesora del Departamento de Filología Hispánica de la UB, y por Francesc Casas, oncólogo del Hospital Clínic. Se dirige a alumnos universitarios ingresados en el Hospital Clínic y el Instituto Catalán de Oncología (ICO); aunque la idea es ir ampliando cada vez más el abanico de instituciones y de ayudas, manteniendo siempre como motor a la UB.

 
Este programa de integración se puso en marcha en el curso 2010-2011, fruto de un convenio con el Hospital Clínic, y en el curso 2012-2013 se amplió con la incorporación del ICO. Los destinatarios son generalmente alumnos de la UB; pero también se ha abierto la ayuda a estudiantes de otras universidades de Cataluña y del resto de España que vienen a Barcelona a recibir tratamiento. «Estamos trabajando sobre todo con enfermos de cáncer. Hasta que estos estudiantes están ya recuperados, han podido pasar dos o tres años; los estudios se les han roto y después se les hace una montaña retomarlo todo. Lo que facilita el proyecto Studia es la continuidad del proceso formativo», explica Lola Josa. Y añade: «También se quiere romper el tabú de que con el cáncer se acaba todo».
 
«Los estudios son la puerta para su existencia, para sacarla adelante»
 
Los estudiantes que reciben apoyo pertenecen a casi todas las disciplinas: hay desde arquitectos hasta ingenieros, pasando por físicos o químicos, y también alumnos de Conservatorio. «Casi todos son muy buenos estudiantes, y con la enfermedad quedan tan reducidos vivencialmente, que sus estudios son la puerta para su existencia, para sacarla adelante», asegura Josa. Y continúa: «A estas edades, la decisión de ser universitario se convierte para quien la toma en lo más importante durante esos años de su vida. Conseguir que esa decisión pueda mantenerse, a pesar de la adversidad de una enfermedad, es lo que hace que esta experiencia sea tan maravillosa».
 
El programa incorpora diferentes tipos de actividades y ayudas académicas y de apoyo intelectual para que los enfermos puedan llevar su vida de estudiantes con la máxima normalidad. Entre las acciones previstas, se incluye la impartición de seminarios y clases de refuerzo, la mediación entre el estudiante y el profesorado, la tutorización y la supervisión para la realización de exámenes y pruebas, y la tramitación de gestiones académicas.
 
Estudiantes voluntarios para ayudar a otros jóvenes enfermos
 
Cuando un alumno necesita del proyecto Studia, se activa todo el engranaje de forma muy inmediata. «Los supervisores de planta de Oncología, tanto del ICO como del Clínic, informan de si hay estudiantes universitarios ingresados. Y cuando nos dicen que sí, vamos a hablar con ellos y con los familiares, y entonces, según las necesidades, empezamos a trabajar», explica Josa. Precisamente, ella actúa como tutora de los enfermos ingresados y sirve de puente entre estos alumnos y la Universidad: a la hora de modificar matrículas, de ponerles en contacto con los profesores y los jefes de estudios de las Facultades, de realizar exámenes o de comunicar las notas. «La respuesta de los profesores es siempre de una generosidad magnífica. Son personas dispuestas a ayudar en lo que haga falta a sus estudiantes», destaca Josa.
 
El proyecto también tiene la colaboración de estudiantes voluntarios de la UB que cursan tercer ciclo y pertenecen a enseñanzas muy diversas. Sus tareas son varias: entre otras, ser los transmisores de libros y apuntes y supervisar a los estudiantes cuando se examinan, ya estén en casa o en el hospital. Además, al ser estudiantes de tercer ciclo y estar ya haciendo investigación, pueden, incluso, organizar e impartir actividades de refuerzo intelectual y seminarios específicos que pidan los propios enfermos. El equipo de voluntarios está integrado por un núcleo estable de seis personas que están en el proyecto desde el comienzo. Ellos son los que se ponen en contacto con estudiantes de tercer ciclo de otras disciplinas para que ayuden al alumno ingresado en su ámbito de conocimiento concreto. «Nunca hemos tenido problemas para encontrar a alguien disponible para hacerlo», explica el estudiante Gastón Gilabert, que actúa como coordinador académico y de voluntarios del proyecto.
 
Para este investigador en formación del Departamento de Filología Hispánica de la UB, el proyecto ofrece un servicio que «la sociedad pedía». Y argumenta: «Es absurdo que, en el siglo XXI, con las tecnologías que tenemos, un estudiante matriculado en una Facultad que quiere seguir estudiando no pueda continuar tan solo porque no puede estar físicamente. Y todo esto, de modo ajeno a su voluntad, claro». Hasta ahora, estos han sido casos de los que, tradicionalmente, «se ha olvidado el sistema universitario». Ante esta situación, Gilabert considera que la universidad pública debe asumir su responsabilidad: «Creo que sobre todo una universidad pública ha de tener también esta función. Es decir, que la universidad no debe quedarse dentro de sus muros; sino que, cuando un estudiante matriculado tiene esta necesidad, la universidad pública debe ir hasta allá, porque el aprendizaje ayuda a las personas». Y anima a que otras universidades españolas y de todo el mundo pongan en marcha proyectos similares: «A los pacientes se les da ilusión para continuar y soportar mejor la enfermedad», asegura.
 
«Te sientes una verdadera familia»
 
El proyecto Studia se reivindica a sí mismo como un proyecto de vida: «La mayoría de enfermos se recupera, sale adelante y puede proseguir los estudios. Incluso hay casos de estudiantes que se han llegado a graduar: en concreto, cuatro o cinco estudiantes a los que se les declaró la enfermedad cuando les quedaban uno o dos años para graduarse, y que ahora, con el proyecto Studia, lo han podido hacer. Hablamos, además, de carreras difíciles, como por ejemplo Ingeniería», afirma Josa con orgullo.
 
La emoción se transmite en su testimonio cuando hace balance de la experiencia en estos tres primeros años: «Cada curso académico que acaba es como vivir y duplicar la propia vida; porque todo un equipo de personas consigue que no queden frustradas las expectativas de gente muy joven a la que le toca vivir, como fuera de tiempo, una situación existencial límite». La respuesta de los voluntarios es siempre muy positiva: «Todos dan las gracias por poder colaborar en el proyecto Studia, todos», afirma Josa. «Te sientes una verdadera familia: el enfermo, los profesores, los colaboradores... Es como una familia que está haciendo que todo un proyecto de vida salga adelante. Nada es más importante, de verdad. Ayudar a los otros es lo más grande que puedes hacer, lo mejor que se puede vivir. No tengo ninguna duda de esto», concluye Josa.
 
El proyecto Studia de la UB ha sido impulsado desde el Vicerrectorado de Estudiantes y Política Lingüística, con la colaboración del Servicio de Atención al Estudiante.