Ángel Borrego
Facultat de Biblioteconomia i Documentació
Universitat de Barcelona
Pinfield, Stephen; Cox, Andrew M; Rutter, Sophie. (2017). Mapping the future of academic libraries: a report for SCONUL. [London: SCONUL]. Disponible en: https://sconul.ac.uk/publication/mapping-the-future-of-academic-libraries [5]. [Consulta: 09/01/2018].
En los últimos años abundan los informes que analizan el entorno cambiante en el que se mueven las bibliotecas universitarias para vislumbrar estrategias que les ayuden a continuar jugando un papel útil en el ámbito de la educación superior. El informe que hoy reseñamos responde a un encargo en esta línea de la asociación de bibliotecas universitarias británica SCONUL (Society of College, National and University Libraries). El trabajo recoge las conclusiones de una revisión bibliográfica sobre la cuestión, las entrevistas a una treintena de personalidades vinculadas al mundo de la educación superior y las respuestas a una encuesta entre personal de bibliotecas universitarias británicas.
El informe empieza enumerando los cambios que afectan a las bibliotecas universitarias en la actualidad. Aunque los autores nos señalan muchos, ninguno de ellos es identificado como decisivo por los participantes en el estudio. Más bien, es la combinación simultánea de todos ellos lo que produce la sacudida. No obstante, los autores identifican cinco grandes «nexos», cada uno de los cuales aglutina diversos factores individuales:
- La «datificación» de la ciencia que incluye tendencias como el acceso abierto, la ciencia abierta, la minería de datos, la inteligencia artificial, las humanidades digitales o las redes sociales de contenido académico. Este nexo engloba una serie de desarrollos que provocan que la investigación, en cualquier disciplina, se base en conjuntos de datos cada vez más grandes y complejos.
- El aprendizaje conectado es un nexo que combina tendencias pedagógicas relacionadas con un aprendizaje más flexible, social y basado en herramientas tecnológicas, con la docencia resultando un proceso de facilitación para estudiantes que esperan poder acceder a los recursos educativos cuando y donde los necesiten.
- La orientación de las bibliotecas hacia los servicios hace que, sin abandonar la gestión de la colección, cada vez adquiera más importancia la curación de contenidos creados dentro de la propia institución para ponerlos a disposición de una audiencia externa. Hay consenso en torno a la idea de Lorcan Dempsey [6] de pasar de la biblioteca como selectora de recursos externos para ponerlos al alcance de usuarios internos («outside-in») a gestionar contenidos creados internamente para ponerlos a disposición del público externo («inside-out»).
- La identidad de la biblioteca se disipa como consecuencia de las tendencias descritas más arriba y las fronteras con otros servicios, como los informáticos, se difuminan.
- Las presiones políticas y económicas no afectan tan solo a la biblioteca, sino al conjunto de la Universidad. Más allá de algunos fenómenos estrictamente británicos a los que hace referencia el informe, como el Brexit, el lector local reconocerá fácilmente otros como la presión por la internacionalización, la reducción de la inversión pública en educación superior o el incremento de la competencia.
A pesar de todos estos cambios, los participantes en el estudio creen que la biblioteca continuará gozando de presencia física en los campus de aquí a una década y seguirá albergando un número significativo de documentos impresos. Todavía no está claro dónde se situará el punto de equilibrio entre el mundo impreso y el digital. Una falta de claridad que quizás tiene que ver con el fracaso de la biblioteca a la hora de crear una presencia atractiva en el mundo digital, un terreno en el que no ha conseguido la repercusión de Google Scholar o ResearchGate. Siguiendo la idea de Lynn Silipigni Connaway, es preciso diseñar servicios bibliotecarios que hagan aflorar los recursos documentales allá donde están los usuarios, no donde la biblioteca quiere que estén («the library in the life of the user [7]»). Los autores del informe destacan la necesidad de mejorar la formación del personal bibliotecario en ámbitos como la inteligencia artificial, el aprendizaje automático (machine learning) o las analíticas de aprendizaje (learning analytics).
Hay consenso en que todos estos cambios provocan que la biblioteca deba reposicionarse, pero no únicamente de forma reactiva sino que, en según qué casos, debe adoptar un papel de liderazgo. Los autores del informe proponen tres niveles de cambio para las bibliotecas: como proveedoras de servicios alineados con los objetivos de la institución; como colaboradoras, trabajando con los usuarios y con otros servicios de la organización; y como líderes, innovando en algunas áreas, persuadiendo a los equipos de dirección del camino a seguir y contribuyendo a la estrategia institucional.
La mayor parte de los profesionales consultados son optimistas sobre el futuro de las bibliotecas, aunque prevén una reducción del número de puestos de trabajo y cambios en las competencias profesionales, con una menor necesidad de dominar los procesos técnicos en beneficio de habilidades de gestión, negociación o resolución de conflictos. Este optimismo, no obstante, no es compartido fuera de la profesión, quizás porque los expertos externos tienen una visión más tradicional de la biblioteca o quizás porque los bibliotecarios pecan de ingenuos. En cualquier caso, es preciso mejorar la comunicación sobre el papel presente y futuro de las bibliotecas y poner en cuestión algunos estereotipos que aparecieron repetidamente durante la realización del estudio, como la idea de que «la biblioteca es una marca fuerte» ―cuando a menudo es asociada únicamente con los libros y se le otorga una importancia decreciente― o «la biblioteca es una fuente de descubrimiento» ―cuando numerosos estudios muestran que los sistemas bibliotecarios no son la fuente preferida por los usuarios para buscar bibliografía.
A pesar de que en el estudio se observó una cierta resistencia al cambio, un punto fuerte es la tradición bien establecida de colaboración y trabajo consorcial, una tendencia que será necesaria para afrontar retos como la preservación digital. Se trata de una actitud que también deberá practicarse dentro de las propias instituciones, dada la borradura de los límites entre la biblioteca y otros servicios, un fenómeno que los autores bautizan como «coopetition», el equilibrio entre cooperación y competencia.
El informe finaliza con una serie de recomendaciones a las bibliotecas universitarias y a SCONUL que, entre otras, insisten en la necesidad de seguir analizando el entorno para dar respuesta a los nuevos retos, mejorar la presencia digital o perfeccionar las estrategias de comunicación. Como era de esperar, el informe no supone un punto y aparte que dé respuestas contundentes a los interrogantes que afectan al futuro de las bibliotecas universitarias, sino más bien un documento más que sirve para animar el debate.