- acceso abierto [3]
- producción científica [4]
Lluís Anglada
Director del Área de Ciencia Abierta
Consorci de Serveis Universitaris de Catalunya (CSUC)
Johnson, Rob; Fosci, Mattia; Chiarelli, Andrea; Pinfield, Stephen; Jubb, Michael (2017). Towards a competitive and sustainable open access publishing market in Europe: a study prepared for the OpenAIRE 2020 project, on behalf of the European Commission. [S. l.]: Research Consulting: OpenAIRE. Disponible en:
https://blogs.openaire.eu/wp-content/uploads/2017/03/OA-market-report-28... [5]. [Consulta: 16/04/2017].
Desde su primera formulación, en 2001, en forma de carta abierta donde se pedía apoyo a los científicos, el movimiento del acceso abierto no ha dejado de ganar adeptos. Lo que entonces podía parecer una petición ingenua para eliminar las barreras para acceder a la producción científica mundial se ha consolidado como un derecho (que la investigación financiada públicamente pueda ser usada públicamente) y una necesidad (la de mejorar la calidad de la investigación a través del acceso universal a sus productos).
Lo que parecía una utopía ha pasado a ser deseado por la mayoría de los agentes que intervienen en la cadena de diseminación de la ciencia, y perseguido por una buena parte de sus financiadores. Y lo que parecía un asunto técnico sobre cómo mejorar la diseminación de la ciencia ha pasado a ser un problema económico de cómo conseguirlo. Creo que en el cambio de la visión fue determinante el informe encargado por la Comisión Europea en 2006 Study on the economic and technical evolution of the scientific publication markets in Europe [6], estudio que todavía merece la pena leer y que señalaba que el mercado de las publicaciones científicas –las revistas– es un mercado inelástico.
En una, a nuestro juicio, muy acertada comparación, el informe que reseñamos sitúa el conocimiento científico al lado del suministro eléctrico (p. 38-39): la diseminación de los dos se considera un servicio público. En ambos casos, el suministro no lo llevan a cabo las administraciones públicas sino empresas privadas que, dado que son pocas, controlan el mercado en forma oligopolística, mientras que a la administración no le queda más remedio que intervenir para conseguir ampliar el máximo posible el acceso a un bien que se considera público.
Sea más o menos válida esta comparación, sirve para situar la intención del informe que reseñamos, y que parte de la premisa de mantener (con correcciones) el statu quo de los editores actuales, al mismo tiempo que sugiere una vigorosa intervención pública de cara a conseguir que la diseminación de los outputs de la investigación se realice de forma abierta.
No me ahorraré el trabajo de hacer la reseña para los fieles seguidores del Blok de BiD, pero recomiendo a los interesados la lectura del excelente resumen ejecutivo del informe (p. 11-15) o el informe de Gwen Franck en el OpenAIRE blog [7]. El informe ha sido elaborado por miembros del Research Consulting [8] por encargo del proyecto europeo OpenAIRE [9] y promete ser continuado por una hoja de ruta que será preparada para un workshop de expertos que se celebrará en La Haya el 20 de abril de 2017.
El informe tiene seis capítulos y un par de apéndices. El capítulo primero contextualiza el informe y explica la metodología y la estructura. No nos detendremos mucho más que para señalar que la finalidad del estudio es considerar “los factores económicos que contribuyen a la situación actual del mercado editorial en acceso abierto, y evalúa[r] –para los agentes políticos europeos– el potencial de mejorar la competencia y sostenibilidad del mercado a la vez que se incrementa el acceso”.
El segundo capítulo explica el estado del mercado del acceso abierto, el cual se sitúa en el contexto más amplio del mercado de la edición científica. Se da una breve pero clara panorámica histórica de la edición de revistas y se señala lo que han sido tendencias determinantes en las últimas décadas: la gestión de la edición científica pasa, en buena parte, por editoriales privadas, el coste no para de crecer, hay una fuerte concentración editorial y la diseminación del resultado es altamente dependiente del recuento de citaciones y del proceso de revisión por pares. Se divide aquí el acceso abierto en cuatro grupos: archivo (vía verde), dorado-híbrido, dorado-APC (con pago de coste por publicar) y dorado no APC; una clasificación que hace unos años no hubiésemos hecho pero que –hoy– se impone dada la importancia que está tomando el hecho de encontrar modelos válidos de negocio para el acceso abierto.
El capítulo tercero trata de la competencia y la sostenibilidad del mercado de la edición en acceso abierto, y se inicia señalando que la competencia en el mercado de la edición científica “está inhibida por el hecho de que [los títulos de] las revistas no son sustituibles por otras, por la falta de transparencia y por la alta concentración del mercado”. Señalamos que los autores del informe asumen de partida lo que entiendo es una premisa de la Comisión Europea: que la liberalización de los mercados contribuye a la mejora y abaratamiento de los productos.
El capítulo cuarto ofrece un panorama del acceso abierto en los diferentes estados de Europa del que no se desprenden modelos claros. Se señala que, a pesar de que casi la mitad de países de la Unión Europea son ‘verdes’, estos países solo son los responsables de una quinta parte de la producción científica europea. Lo que indica que las políticas favorecedoras del acceso abierto son muy dependientes de la posición de cada país en el contexto de la investigación (y, en correlación o no, con el PIB de cada país). Se hace un estudio en detalle de las políticas de Hungría, Noruega, Portugal y el Reino Unido. El capítulo acaba con una muy interesante descripción del panorama en los Estados Unidos.
El capítulo quinto (probablemente el más interesante) dibuja un camino hacia un mercado del acceso abierto competitivo y sostenible. Al principio del capítulo, se señala lo que posiblemente sea la contradicción clave, en estos momentos, y que es que los objetivos de incrementar el acceso abierto de forma inmediata y el de conseguir un mercado sostenible y competitivo no son forzosamente alcanzables a la vez. Parte de la solución de tener un acceso abierto universal depende del marco temporal dentro del cual queramos la solución.
Se identifican aquí las principales barreras para el acceso abierto. Estas son: la falta de incentivos para los autores para publicar en abierto, la inexistencia de un camino claro para los editores para pasar a publicar en acceso abierto, la falta de transparencia del mercado, la diversidad de contextos nacionales desde los cuales operar, unas infraestructuras no óptimas, y sistemas de monitorización inadecuados. Al mismo tiempo, se dan recomendaciones para eliminar estas barreras: creando incentivos para autores y editores.
Las conclusiones del informe son que la intervención del mercado es esencial si Europa quiere alcanzar los objetivos que tiene marcados en el acceso abierto. A la vez, se propugnan acciones colectivas y flexibles, y un esfuerzo económico adicional para incrementar el nivel de open access de forma inmediata, al mismo tiempo que se crean las condiciones para un mercado totalmente de acceso abierto que sea competitivo y sostenible.
El estudio es claro, informativo y fácil de leer. Su orientación es poco ‘revolucionaria’ ya que opta por la vía dorada (en cualquiera de sus opciones) en detrimento de la verde (que es vista más como un sistema de presión a los editores que como una alternativa en sí misma).
Además de recomendar su lectura, yo añadiría tres comentarios. El primero, que ni en este ni en muchos otros estudios sobre las revistas científicas a mí no me queda claro de qué universo estamos hablando. Una cosa es ceñir la edición científica a las revistas indexadas en WoS o en Scopus (que no sobrepasan las 25.000) y otra referirse a las más de 75.000 que cumplirían los requisitos de ser una revista científica viva según el Ulrich’s.
El segundo, que siempre que hay un cambio de modelo hay perdedores y ganadores y una transición difícil de realizar. Las diferentes opciones (archivado, dorado-híbrido, dorado con APC y dorado puro) tienen diferentes implicaciones económicas dependiendo de si las instituciones/países son más productores netos que consumidores netos de literatura científica. Es difícil propugnar un modelo equitativo cuando elegir este puede suponer tener que pagar más.
Para terminar, parece muy acertado indicar que si no hay una intervención decidida de los poderes públicos no transformaremos el actual mercado ‘vallado’ de la comunicación científica en uno de abierto. Las entidades editoras de revistas (empresas privadas pero también sociedades científicas) o no ven necesario cambiar (porque el modelo actual ya les parece bien), o no ven cómo hacerlo. Es preciso, pues, un empujón, y este necesita unos principios guía ‘fair’: que quien produce la investigación recupere parte de lo que cedió a las entidades editoras, que no haya pago doble (para suscribir y para publicar en abierto), que el modelo resultante se alcance con el dinero actualmente empleado en el mercado, que el escenario final no sea una mera copia (en acceso abierto) del panorama actual de la publicación científica, sino que corrija algunos de sus defectos y que incorpore algunas mejoras, hoy claramente posibles dadas las posibilidades tecnológicas actuales.