Noves propostes de vinculació del mentor amb la universitat.

Juan Campillo.

Posiblemente, algo que buscamos a lo largo de nuestra vida laboral docente es una coherencia en el discurso y una evolución. Y es esto lo que he encontrado en las reflexiones que Pilar Benejam ha hecho sobre la formación del profesorado desde hace décadas. Una constante en sus razonamientos ha sido la mejora en la formación e inicial y permanente. Ilusionada y optimista con las diferentes reformas educativas, ha sido una defensora de formar a los futuros docentes en la acción (Benejam, 2004) dando una gran protagonismo al profesor mentor ya las buenas prácticas docentes como propuesta necesaria para la formación del profesorado.

 

Y hablando de la formación quisiera explicar que no hace mucho recuperaré un clarificador artículo de Gutierrez (2011) en el que se comentaban los retos con los que se estrenaba el nuevo Máster de formación. El autor los enumeraba de la siguiente manera: un inicio adverso, en medio de una conjuntura socioeconómica del todo negativa, la de la crisis de 2008; una obligatoriedad y validez innegociable, que después sí ha sido negociable en función de las necesidades de las especialidades; una infraestructura de partida deficiente; el continuo cambio de los planes docentes, que todavía arrastramos; una selección de centros, que debería estar amparada por las administraciones y las universidades; una selección del profesorado; un trabajo fin de Máster, a modo de tesina en el que quedarán reflejados los aprendizajes de la parte teórica y la parte práctica; y por último, la evaluación final, formativa y formadora. Si bien, después de diez años de funcionamiento, todos los retos son susceptibles de comentario, hoy sólo me gustaría hablar de la selección del profesorado-mentor.

 

Y nuevamente, recogeré los pensamientos de Benejam (2021) que reclama que los maestros o profesoras que atiendan a los alumnos de prácticas en los centros reciban un contrato de la universidad, que dispongan de tiempo para atender a los alumnos y para hacer reuniones con el profesorado de las materias teóricas.

 

Económicamente, es viable y laboralmente también. Desde hace años las universidades tienen diferentes tipos de contratos para relacionar el mundo docente con la docencia superior. Estoy pensando en los contratos de colaboración o de profesor asociado (3+3). Con esta propuesta se conseguiría: una mejor vinculación mentor vs universidad; una seguridad sobre la aplicación del plan docente del Máster en los centros; una participación activa de los mentores en el Máster; y unas juntas de evaluaciones formativas y formadoras que implicarán la asistencia de los mentores.

 

¿Acaso no es el espacio para realizar esta propuesta? ¿O sí?

 

Lo que sí es cierto es ya que no es suficiente con la voluntad de mejora se proceden a acciones. Y vuelvo a decir, económicamente es viable y laboralmente también.

 

 

  • Benejam, P. (2004) Lección magistral. III simposium sobre la enseñanza de las ciencias sociales.
  • Gutierrez, JM (2011) Reflexiones sobre la educación y el profesorado. Buisan, Echebarría y Martínez (Coord) ICE. Universidad de Barcelona

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