El siglo XIX español vio un gran cambio en las comunicaciones que permitió una mayor integración económica de todo el territorio. En esta revolución de los transportes la utilización del hierro tuvo una importancia fundamental. Bien fuera por la formación de maquinaria de transporte o por la formación de infraestructuras como el ferrocarril, el hierro ha estado presente como materia prima en todo el cambio tecnológico que ha permitido la mejora del transporte durante el siglo XIX.
Pero la parte más importante del contenido de este trabajo y origen de la asignatura «El Hombre y el hierro en Cataluña» es la construcción de los puentes de hierro. Hasta entonces, las grandes cordilleras y ríos sólo se podían atravesar en los lugares donde las circunstancias fueran favorables: un puerto natural de montaña o un vado. Pero el proceso tecnológico del siglo XIX facilitó la superación de estas barreras, aunque los puentes representaban una prueba difícil por la habilidad de los constructores. Aunque el hierro ya era conocido por el hombre desde las construcciones de las pirámides, no se desarrolló como material estructural hasta finales del siglo XVII para que no se podía fundirse en grandes cantidades.
También ligado al hierro y los transportes en general fue el nacimiento del ferrocarril. Lo primero que circuló en España fue el de Barcelona a Mataró, 1848. El ferrocarril trajo grandes ventajas sociales y económicos. De hecho, sin embargo, el desarrollo de vehículos mecánicos por carretera tiene un interés superior aunque los automóviles eran una curiosidad el siglo XIX. Por otra parte, las bicicletas fueron numerosas. La idea de propulsar a uno mismo es anterior al XIX, pero en 1818 un alemán, el barón Drais, patentó la Draisiana.
