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MANIFIESTOS ECOLOGISTAS Y CULTURA AMBIENTAL. A PROPÓSITO DE UN REPERTORIO DIGITAL DE MANIFIESTOS
Gerard Jori
Universidad de
Barcelona
<gerardjori@ub.edu>
Manifiestos ecologistas y cultura ambiental. A propósito de un repertorio digital de manifiestos (Resumen).
A pesar de que los manifiestos conformen un género literario con unas fronteras bastante imprecisas y difusas, estos documentos poseen un valor extraordinario como fuente de información en proyectos de investigación académica. En este trabajo se presenta un repertorio digital de manifiestos ecologistas elaborado en el marco de un estudio sobre la cultura ambiental en Cataluña.
Palabras clave: manifiestos, ecologismo, manifiestos ecologistas, cultura ambiental, Cataluña.
Ecological manifestos and environmental culture. About a digital collection of manifestos (Abstract).
Although manifestos constitute a literary genre with a vague and diffuse borders, these documents have a special value as a source of information in academic research projects. This paper presents a digital collection of ecological manifestos produced in the context of a study on the environmental culture in Catalonia.
Key words: manifestos, environmentalism, ecological manifestos, environmental culture, Catalonia.
En el marco de las actividades del Grup de Geògrafs per a
l’Ecologia Social (2GES), equipo de investigación del Departamento de
Geografía Humana de la Universidad de Barcelona, se está llevando a cabo un
estudio que tiene por finalidad examinar el proceso de formación de la cultura
ambiental en Cataluña a partir del análisis de los manifiestos difundido por
colectivos ecologistas entre los años setenta y la actualidad. El primer
resultado de este proyecto consiste en un repertorio digital de manifiestos que
reúne los 137 textos que conforman la base documental del estudio. El objetivo
de este trabajo es enmarcar y presentar dicha colección, que se encuentra disponible en el Centre
de Recursos per a l’Ecologia Social (CRES)[1].
Para ello, se van a desarrollar cuatro apartados. En el primero se realizan algunas consideraciones teóricas sobre los manifiestos y se presentan los rasgos fundamentales de este género literario de tan difícil conceptualización. A continuación, se explican las principales características de los manifiestos ecologistas, documentos que son considerados como un producto de las circunstancias históricas. En tercer lugar, se indican las hipótesis del proyecto de investigación y se exponen algunos resultados parciales del mismo. El último apartado se dedica a presentar el repertorio digital de manifiestos ecologistas catalanes.
Una aproximación
conceptual e histórica a los manifiestos
Los geógrafos apenas han explorado las posibilidades que ofrecen los manifiestos como fuente primaria para la investigación científica, y sólo han recurrido esporádicamente a este tipo de documentos para obtener informaciones o referencias aisladas[2]. Desde otras disciplinas, como la ciencia política, la historia del arte o la lingüística, se ha dedicado una mayor atención a estos textos e, incluso, se han publicado diversas antologías que reúnen los principales manifiestos relativos a los temas más variopintos. Con todo, no parece que exista acuerdo acerca de lo que es un manifiesto. Manuel Rodríguez Alonso ha realizado una útil sistematización de las principales definiciones al uso, concluyendo que su mayor inconveniente reside en tratar de imponer unos límites fijos a unos documentos que escapan a toda clasificación[3]. Nos encontramos, por tanto, ante una noción bastante imprecisa y resbaladiza en la que parecen tener cabida textos de características muy heterogéneas, lo que nos exige, sino precisar una definición bien acotada del concepto de manifiesto, cuestión que escapa por completo a los propósitos de este trabajo, cuanto menos esbozar algunos de sus rasgos más elementales. Para ello, procederemos analizando este tipo de literatura en función de la naturaleza del emisor, lo que nos permitirá establecer una primera distinción entre dos tipos fundamentales de manifiestos: los de imposición, situados del lado del poder, y los de oposición, enfrentados al mismo[4].
Los manifiestos como fuente de legitimación política
Se ha señalado acertadamente que el significado de un término es un asunto de familia entre sus varios sentidos[5], por lo que comencemos anotando que el Diccionario de la Lengua Española recoge, en el avance de su vigésimo tercera edición, tres acepciones distintas del sustantivo “manifiesto”: 1) exposición del Santísimo Sacramento a la adoración de los fieles; 2) declaración, a efectos aduaneros o administrativos, de las mercancías que se transportan; y 3) escrito en que se hace pública declaración de doctrinas, propósitos o programas[6]. En cierto modo, esta diversidad de sentidos refleja la evolución semántica seguida por el vocablo, que en el transcurso de los últimos siglos ha ido paulatinamente enriqueciéndose a través de tres procesos lingüísticos sucesivos: la sustantivación, el préstamo y el neologismo[7]. Procedente del adjetivo latino manifestus, que significa “evidente” y que también tiene el sentido figurado de “cogido en flagrante delito”, la palabra no fue empleada como sustantivo hasta el siglo XII, momento en que comenzaría a ser utilizada en algunas lenguas romance para designar la revelación de Dios o de su voluntad[8]. De este primitivo significado teológico derivan las otras dos acepciones que hemos señalado: la de declaración de la carga de un navío, cuya primera mención en francés, posiblemente prestada del provenzal, data de 1365[9]; y la de escrito público, que es la que centrará nuestra atención.
Probablemente, fue en Portugal donde el término adquirió primero esta última acepción, pues de la tercera década del siglo XIV proceden los manifiestos de los que nos habla Fernando F. Lopes firmados por el rey Dinis contra su hijo el infante Afonso[10]. Desde por lo menos el siglo XV la voz italiana manifesto se utilizó en el sentido de “Foglio di carta manoscritto o stampato, di vario formato, che si affigge per lo più in luoghi pubblici, con scopi propagandistici o pubblicitari; per divulgare fatti riguardanti la collettività e notizie che si vogliono rendere di dominio comune”[11]. La primera referencia documentada en francés procede de una carta que Arnaud du Ferrier, embajador de Francia en Venecia, dirigió en 1574 a la reina Catalina de Médicis, y en la que el término manifeste aparece definido como “écrit public par lequel un ou des responsables politiques font connaître leurs vues ou expliquent leur conduite”[12].
En lengua castellana, el campo semántico del vocablo tampoco tardó en extenderse, tal como atestiguan diversos escritos del Siglo de Oro. Por ejemplo, en el marco de la polémica luso-española suscitada por la rebelión portuguesa de 1640, Quevedo redactó desde su confinamiento en San Marcos una Respuesta al manifiesto del Duque de Berganza (1641)[13], pequeño opúsculo destinado a replicar un texto de Agustín Manuel y Vasconcelos aparecido en 1639 en el que el autor evorense reflexionaba, con un enfoque abiertamente pro-portugués, sobre la sucesión lusa de 1580[14]. La Restauración de Portugal también dio lugar a la publicación del Manifesto do Reyno de Portugal (1641)[15], atribuido a Antonio Pais Viegas. Este texto fue rápidamente refutado por Juan Caramuel en la Respuesta al manifiesto del Reyno de Portugal (1642)[16], que a su vez fue replicado por Manuel Fernandes de Villareal en el Anticaramuel o defença del manifiesto del Reyno de Portugal (1643) (Figura 1). En consecuencia, al menos durante la primera mitad del siglo XVII, el término ya era de uso generalizado en la Península Ibérica.
Figura 1. Manifiestos y antimanifiestos difundidos a
raíz de la rebelión portuguesa de 1640. De izq. a der.: Manifesto do Reyno
de Portugal (1641), Respuesta al manifiesto del Reyno de Portugal (1642) y Anticaramuel o defença del manifiesto del Reyno de Portugal (1643) |
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Ciertamente, los lexicógrafos encontraron grandes dificultades a la hora de separar nítidamente los campos semánticos de “manifiesto” y “declaración”, como prueba el hecho de que el diccionario bilingüe publicado por Randle Cotgrave en 1611 se limitase a definir la primera palabra como “A manifestation, or declaration”[17]. Incluso, en 1635 apareció en Madrid un libro titulado Respuesta al manifiesto de Francia[18], escrito seguramente por el diplomático murciano Diego de Saavedra Fajardo[19], en el que manifiesto significa, simple y llanamente, “declaración de guerra”. Con todo, desde un buen principio ya fue evidente que el dominio natural de los manifiestos era el de la discusión pública, hecho que queda claramente al descubierto en un bello pasaje de Il duello regolato alle leggi de l’onore, escrito por Fausto da Longiano en 1551:
Due essere le maniere di uno scrivere principalmente. L’una si dice manifesto, l’altra cartello. Questi due modi sono tra sé differenti. Che ‘l manifesto s’indrizza a l’università de gli uomini per agravarsi da un’imputazioni generale o particulare contro autore incerto. Il cartello si mette fuori contro persona certa.[20]
Aunque el término haya experimentado nuevas variaciones de significado, y su campo semántico no haya dejado de enriquecerse, hasta el día de hoy continúa englobando textos cuya característica primordial reside en estar dirigidos a una audiencia difusa e indefinida que podemos hacer coincidir con la esfera de la opinión pública, noción de difícil conceptualización que, siguiendo a Vincent Price, podemos definir como el juicio de la colectividad que condiciona la toma de decisiones políticas[21]. Es más, los manifiestos siempre han perseguido plantear a la opinión pública discursos alternativos a los dominantes para tratar de reemplazarlos, y ello les convierte en un género indisociable de la política. Así, en la disputa entre Enrique III de Navarra y el Duque de Guisa que se produjo durante la primera fase de las guerras de religión francesas (1560-1570), aquél hizo publicar diversos manifiestos que, según Mézeray, surtieron un gran efecto, pues movieron a numerosos espíritus a tomar partido por su causa[22]. Los manifiestos se dirigen a la arena pública para informar sobre las bondades de una determinada opción política. Por tanto, son portadores intencionales de mensajes y su contenido es indisociable del entorno sociopolítico en el que se gestan, circulan y se interpretan.
Prácticamente todas las definiciones formuladas desde el siglo XVII coinciden en remarcar la pertenencia de dichos documentos al ámbito de la praxis política o, incluso, de la estrategia político-militar, y la palabra no entrará a formar parte de la terminología artística, donde sin duda ha tenido una gran fortuna, hasta bien entrado el siglo XIX. Podríamos multiplicar los ejemplos de definiciones para mostrar la importancia del elemento político en la conceptualización de los manifiestos, mas por razones de espacio nos limitaremos a citar un único enunciado, procedente de la primera edición del Dictionnaire de l’Académie (1694): “Escrit public par lequel un Prince, un Estat, un parti, ou une personne de grande qualité rend raison de sa conduite en quelque affaire de grande importance”[23]. Sin duda, existe una conexión, ni que sea indirecta, entre este sentido y aquella acepción teológica arcaica que señalamos anteriormente, y según la cual manifiesto equivale a revelación de la voluntad divina, habiéndose producido una especie de laicización del término que nos ha llevado de Dios a los partidos, pasando por el Príncipe y el Estado.
En un estudio ya clásico, Habermas explicó el proceso de desarrollo de la esfera pública de razonamiento crítico que se produjo en el marco del crecimiento del capitalismo y que determinó que la opinión pública se erigiera en una nueva forma de autoridad política[24]. Este proceso no deja de reflejarse en las definiciones de manifiesto aparecidas en el siglo XVIII, en las que se detecta un sesgo algo más acentuado hacia la función persuasiva o disuasiva de estos textos. Así, por ejemplo, para el Diccionario de Autoridades (1726-39) el término “manifiesto”, “usado como sustantivo, se toma por el escrito, con que se justifica y aclara al público alguna cosa”[25], y para la Encyclopédie d’Yverdon (1770-80) es, simplemente, apología[26]. Los manifiestos no sólo sirven para informar al público acerca de las acciones emprendidas por los gobernantes, sino que también anhelan convencerle de la pertinencia de dichas acciones, objetivo que persiguen poniendo en práctica “tous les artifices de la rhétorique”[27]. Desde este punto de vista, los manifiestos se contraponen al llamamiento, que invita a la acción sin proponer un programa alternativo; a la declaración, que afirma una postura sin solicitar la adhesión de los destinatarios; a la arenga, cuya finalidad no es convencer sino enardecer los ánimos de la audiencia; y a la proclama, razonamiento que un superior dirige a sus inferiores. Ante todo, los manifiestos constituyen un arma de legitimación política y, como tal, pueden utilizarse de forma preventiva para suscitar estados de opinión favorables a determinadas actuaciones antes de ser planteadas públicamente[28]. De ahí que los manifiestos tiendan a aparecer en aquellos momentos de ruptura en los que se dirimen nuevos conceptos de ciudadanía o de subjetividad política[29].
Los manifiestos como medio de oposición
ideológica
Desde comienzos del siglo XVII, circularon numerosos manifiestos elaborados por autores que no pertenecían a los estamentos dominantes de la sociedad. La definición ofrecida en el Dictionnaire françois (1680) de Pierre Richelet, donde no se menciona el estatus del emisor[30], constituye una prueba indirecta de la apropiación de este género literario por parte de grupos sociales alejados de las esferas de poder. Empero, la lexicografía no confirmaría este empleo de la palabra hasta la segunda mitad del siglo XIX, momento en que diccionarios como le Littré (1863-72) ensancharon el campo semántico del término considerando la acepción según la cual los manifiestos también son “des déclarations publiques d'un parti”, así como, por extensión, toda “publication qui annonce de nouvelles manières de voir dans la littérature, dans les arts” [31].
Algunos manifiestos difundidos en los siglos XIX y XX constituyen auténticos textos programáticos o fundacionales de movimientos políticos, filosóficos, literarios o artísticos, y su trascendencia no sólo reside en el objetivo estratégico que persiguen, sino también, e incluso de forma más esencial, en el hecho de que identifican, conforman y aglutinan a un determinado grupo social, erigiéndose, en cierto modo, en un portavoz dotado del poder de hablar y actuar en nombre del bando al que representan. En este sentido, resulta muy significativa la utilización que hacen numerosos manifiestos de la primera persona del plural, pues al identificar un “nosotros” también reconocen, ni que sea implícitamente, un “ellos”, es decir, un antagónico o, más aún, un enemigo. Encontramos un ejemplo bien ilustrativo de este recurso didáctico de la personalización de las facciones enfrentadas en el Manifeste des Égaux, texto redactado por Sylvain Maréchal en 1796 para difundir el ideario libertario de la Conjuration des Égaux, y que incluye algunos pasajes en donde se establece una clara dicotomía entre “nosotros” y “ellos”:
Mais déjà les ennemis d'un ordre des choses le plus naturel qu'on puisse imaginer, déclament contre nous.
Désorganisateurs et factieux, nous disent-ils, vous ne voulez que des massacres et du butin.
PEUPLE DE FRANCE !
Nous ne perdrons pas notre temps à leur répondre, mais nous te dirons : la sainte entreprise que nous organisons n'a d'autre but que de mettre un terme aux dissensions civiles et à la misère publique.[32]
Desde este punto de vista, tampoco puede dejar de citarse el Manifiesto comunista (1848), que en su análisis de la lucha de clases como motor de la historia de las sociedades identifica y personaliza dos grandes bandos enemigos –la burguesía y el proletariado–, para acabar exhortando a los proletarios del mundo a unirse en pos de la causa comunista:
Los comunistas rechazan ocultar sus opiniones y propósitos. Declaran abiertamente que sus objetivos sólo pueden alcanzarse mediante el derribo violento de todo el orden social hasta ahora existente. Que tiemblen las clases dominante ante una revolución comunista. Los proletarios no tienen en ella nada que perder sino sus cadenas. Tienen un mundo que ganar.
¡Proletarios de todos los países, uníos![33]
Tanto por la lucidez de sus reflexiones, como por la intensidad y el didacticismo de su prosa, el Manifiesto comunista merece ser elevado a la categoría de clásico del pensamiento político, y su influencia en la evolución histórica de la sociedad moderna resulta incontestable. Mas, para nuestros efectos, nos interesa sobre todo destacar que esta obra constituye el manifiesto más importante de la historia. Nos aventuramos incluso a sugerir que representa el manifiesto por antonomasia, pues ha proporcionado el modelo al que se han ceñido los siguientes manifiestos políticos. En efecto, tal como subrayan Carlos Mangone y Jorge Warley, numerosos textos con intención manifestaria difundidos con posterioridad han seguido estrictamente la disposición argumental del Manifiesto comunista, que incluye una introducción-ataque, una recapitulación histórica, el análisis de la situación, la polémica con otras posiciones y un programa[34]. Además, a partir de la aparición del opúsculo de Marx y Engels, los manifiestos comenzarían a adquirir un marcado carácter contestatario frente a las instituciones e ideologías dominantes. Incluso, se ha sugerido que uno de los rasgos formales más característicos de este tipo de documentos es un cierto grado de violencia verbal[35]. Desde este punto de vista, el manifiesto puede verse como un medio a través del cual un colectivo humano fija una determinada posición ideológica frente a los acontecimientos que conforman el devenir histórico de la sociedad y, como tal, estos documentos se cultivan dentro de la esfera del enfrentamiento, participando tanto de las excelencias como de las impurezas de toda pugna[36].
Así pues, de un sentido restrictivo, que reservaba el empleo de la palabra “manifiesto” a aquellos escritos, generalmente solemnes y generados en circunstancias extraordinarias, mediante los cuales los gobernantes tratan de justificar algunos de sus actos ante la colectividad, el campo semántico del vocablo fue abriéndose para incluir, también, los documentos utilizados por las minorías para explicar públicamente sus doctrinas, valores y propósitos. Lógicamente, estas minorías pueden ser de cualquier tipo, incluidas las artísticas. El género entró en este terreno de la mano del crítico Charles Augustin Sainte-Beuve, que en 1828 publicó un trabajo sobre la poesía y el teatro franceses del siglo XVI en el que calificó de manifeste a una obra de teoría literaria aparecida en 1549[37]. En 1833, Désiré Nisard, representante del clasicismo más intransigente, dio a conocer un Manifeste contre la littérature facile, texto que sería replicado al año siguiente por Jules Janin en el Manifeste de la jeune littérature[38]. A partir de la década de 1870 el empleo de la palabra se generaliza, y en la correspondencia de los hermanos Goncourt ya la encontramos acompañada del adjetivo “artístico”[39]. En las postrimerías de la centuria el movimiento simbolista se apropia del género y, de su mano, los manifiestos refuerzan su carácter de instrumentos de contestación[40]. Estos documentos comienzan, entonces, a aparecer por doquier y, en cierto modo, su significado y trascendencia se banalizan.
Claude Abastado ha señalado que la experiencia de la palabra permite atribuir intuitivamente el carácter de manifiestos a textos de naturaleza muy diversa que, originariamente, no fueron considerados como tales, y cuyo único denominador común reside en su dimensión programática, polémica o contestataria[41]. En otras palabras, la función manifestaría de un documento no sólo depende de la intención del autor, sino que también atañe a la percepción del lector, lo que explica que textos como el prefacio a Cromwell (1827)[42] de Victor Hugo, auténtica defensa del drama romántico en contra del academicismo neoclasicista, hayan sido, a posteriori, reconocidos como manifiestos[43], a pesar de que sus autores no los inscribieran explícitamente dentro de este género. Ciertamente, debemos admitir, siguiendo a Daniel Chouinard, que hoy en día reina una gran confusión conceptual, y que las nociones de manifiesto que barajamos se encuentran muy alejadas de la relativa precisión que introducían las definiciones al uso en tiempos pretéritos[44]. Con todo, es insoslayable que algunas obras –y no nos referimos únicamente a las literarias– pueden adquirir un valor manifestario a través de los comentarios, las reacciones, las polémicas o los escándalos que suscitan, fenómeno que los lingüistas denominan “estructura de escolta”[45].
En consecuencia, desde una perspectiva pragmática, la existencia de la función puede venir dada tanto por las intenciones del autor, como por las consecuencias que tiene su obra, siendo así que los manifiestos suelen proliferar en aquellas épocas de confrontación ideológica en las que es preciso fijar y contrastar posiciones. La llamada era de las vanguardias, que coincide con las cuatro primeras décadas del siglo XX, constituye, en este sentido, una auténtica “época dorada” del género, pues representó un periodo de grandes turbulencias sociales en el que se produjo una irrupción sin precedentes de movimientos políticos y estéticos que sintieron la necesidad de difundir públicamente sus propósitos. Así, en una obra sobre los ismos del siglo XX que reúne cerca de doscientos manifiestos artísticos y culturales, la inmensa mayoría de ellos pertenecen a estos años de efervescencia intelectual[46]. El Manifiesto del futurismo (1909) del italiano Filippo Tommaso Marinetti, que predica una ruptura con el pasado ensalzando conceptos como la velocidad, el ruido y la fuerza[47], constituye, seguramente, el ejemplo más paradigmático (Figura 2).
Figura 2. Manifiestos difundidos durante la era de las vanguardias. De izq. a der.: Manifiesto del futurismo (1909), Manifiesto dada (1918) y Manifiesto del surrealismo (1924) |
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Aun a riesgo de ser repetitivos, insistamos que los manifiestos nacen y se alimentan de las circunstancias históricas. De ellos se esperan resultados tangibles a corto o medio plazo porque de lo contrario se convertirían en discursos utópicos[48]. Son, por así decirlo, literatura pragmática y, como tal, sólo se lanzan a la arena pública cuando la coyuntura es favorable al mensaje que contienen. De ahí que muchos manifiestos no puedan comprenderse sin los acontecimientos previos que dieron lugar a su gestación. La creación de la I Internacional, las experiencias de la comuna de París y de los mártires de Chicago, el caso Dreyfus o la emancipación de las naciones latinoamericanas han sido acertadamente calificados como “hecho productivos” de manifiestos[49]. Por su parte, Pedro Ribas ha hecho notar en su introducción al Manifiesto comunista que el texto fue redactado ante la expectativa de una inminente situación revolucionaria[50], la cual, como es bien sabido, acabó efectivamente estallando en forma de oleada en diversos países europeos antes de que el opúsculo alcanzara una cierta notoriedad. A la vista de todo ello, resulta evidente que los manifiestos no pueden ser leídos de manera descontextualizada.
Los manifiestos
ecologistas
Los manifiestos conforman un tipo de literatura que, por su carácter iconoclasta, suele aparecer en momentos de encrucijada en los que diferentes bandos entran en liza para persuadir de la conveniencia de sus ideales y objetivos. Desde este punto de vista, podemos interpretar la actual proliferación de manifiestos ecologistas como el intento por parte del movimiento ecologista de difundir, en un contexto de crisis ecológica de alcance global, los valores de una nueva ética ambiental y los principios de un nuevo concepto de progreso que atienda a criterios ecológicos. El hombre siempre ha provocado procesos de degradación ambiental y el interés por los mismos, lejos de ser un fenómeno reciente, ha estado presente en todas las sociedades humanas. A este respecto, son bien ilustrativas las opiniones del naturalista inglés John Evelyn, que en el siglo XVII alertó sobre los efectos negativos de la tala de bosques[51] y de la contaminación atmosférica urbana[52]. Sin embargo, obras como éstas difícilmente podían convertirse en manifiestos en un escenario en el que la naturaleza y los conflictos ecológicos todavía aparecían completamente despolitizados. Para ello, habrá que esperar a la segunda mitad del siglo XX, cuando se evidencia que la intensidad de los problemas ambientales amenaza con menoscabar las condiciones de vida en el conjunto del planeta.
El texto “The Land Ethic”, escrito hacia 1947 por el ingeniero forestal estadounidense Aldo Leopold (Figura 3), y publicado póstumamente dentro de A Sand County Almanac (1949)[53], puede ser considerado como uno de los primeros manifiestos ecologistas realizados en el mundo[54]. Bien es cierto que el ensayo no tiene ninguna intención programática y que carece de la intensidad verbal que suele caracterizar a este tipo de escritos. Sin embargo, constituye la primera exposición coherente de la idea de una ética que vaya más allá de las relaciones entre seres humanos y que incluya, como objeto digno de consideración moral, al conjunto del medio ambiente. Además, como se subraya en la introducción a la edición castellana del libro, el texto ha tenido una influencia indiscutible en varias generaciones de ecologistas anglosajones, dando origen a la ética ecológica como disciplina filosófica de perfiles nítidos.
Figura 3. Primera página del manuscrito de “The Land
Ethic” y fotografía de Aldo Leopold junto a su perro Flick (ca. 1947) |
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En la década de 1960 comenzó a desarrollarse, especialmente en los Estados Unidos, un fuerte movimiento de reacción cultural contrario a la degradación de la naturaleza, que utilizará como soporte intelectual una serie de ensayos a los que, por su carácter precursor y por las polémicas que engendraron, podemos atribuir un cierto valor manifestario. Silent Spring (2005 [1962]) de Rachel Carson, “The Economics of the Coming Spaceship Earth” (1966)[55] de Kenneth E. Boulding, “The Tragedy of the Commons” (1968)[56] de Garret Hardin o The Closing Circle (1971) de Barry Commoner son sólo algunos ejemplos de este tipo de textos, a los que conviene añadir el trabajo de Edward Goldsmith y Robert Allen A Blueprint for Survival (1972), que en castellano fue traducido como Manifiesto por la supervivencia. Este texto, suscrito por treinta y siete de los principales científicos del momento, entre ellos dos premios Nobel, reconoce la extrema gravedad de la crisis ecológica mundial y propone, en pos de la supervivencia humana, una reestructuración total de la sociedad.
No es nuestra intención trazar una historia de los manifiestos ecologistas, asunto que requeriría un trabajo específico. Nos bastará con señalar, a efectos de introducir los siguientes apartados, que la aparición de este fenómeno en España es relativamente tardía, pues hasta la década de los setenta no comenzarían a circular los primeros textos ecologistas con una intención manifestaria. Veamos, a continuación, cómo se pueden utilizar estos documentos en un proyecto de investigación sobre la cultura ambiental.
Los manifiestos ecologistas
como fuente de información para el estudio de la cultura ambiental en Cataluña
Una de las líneas de investigación geográfica que en los años setenta parecía particularmente prometedora, pero que lamentablemente no ha tenido la continuidad esperada, consiste en el estudio de la percepción del medio y su engarce con el comportamiento geográfico. Este objeto de investigación engloba una gran diversidad de facetas, que van desde el análisis de la percepción de los cambios del clima a través de la historia[57] hasta el estudio de las actitudes que mantiene la población frente a los riesgos naturales[58]. Sin embargo, todas estas vertientes comparten un mismo fundamento, cual es el hecho de que las personas no se comportan en función de cómo es la realidad, sino de la imagen que de la misma se han formado, de modo que si se quiere comprender la acción humana sobre la faz de la Tierra es preciso atender a los mapas espaciales formados en la mente de cada individuo a partir de sus vivencias personales[59]. Numerosos trabajos han destacado la utilidad de este conocimiento en diversos campos. Así, por ejemplo, en otro lugar hemos defendido que la comprensión de las actitudes sociales ante el cambio climático posee un valor extraordinario de cara a responder con estrategias de “altas miras” al reto que supone esta problemática ecológica[60]. Asimismo, se ha señalado que el entendimiento de la percepción ambiental permite adecuar los servicios y las infraestructuras a las demandas y necesidades de la población, y también facilita la elaboración de los mensajes que han de difundirse socialmente para esclarecer asuntos complejos o corregir creencias populares erróneas[61].
Desde hace unos años, el Grup de Geògrafs per a l’Ecologia Social (2GES), equipo de investigación del Departamento de Geografía Humana de la Universidad de Barcelona[62], viene siguiendo esta línea de trabajo realizando algunos estudios sobre la cultura ambiental, noción de difícil conceptualización que podemos definir como el conjunto de conocimientos que atesora un grupo social y que le permite desarrollar un juicio crítico sobre las problemáticas de índole medioambiental. Obviamente, la cultura ambiental tiene diferentes vías de propagación, y se ha enfatizado el importante papel que, en este sentido, desempeñan los medios de comunicación y las administraciones públicas[63]. No obstante, los trabajos del grupo han seguido otros derroteros, centrándose en la influencia que ha tenido el movimiento ecologista en la formación y difusión de la cultura ambiental en Cataluña. En una primera fase de la investigación, se analizaron detalladamente una treintena de movilizaciones ecologistas surgidas en Cataluña en el transcurso de las cuatro últimas décadas, lo que permitió caracterizar su evolución reciente y subrayar la influencia que han tenido en la conformación del discurso social y político que se articula alrededor del medio ambiente[64]. En la actualidad, los miembros del equipo nos encontramos inmersos en una segunda fase del trabajo, centrada, no ya en el análisis de las movilizaciones ecologistas, sino de los manifiestos difundidos por colectivos ecologistas catalanes en los últimos cuarenta años.
En una síntesis de las principales conclusiones extraídas del estudio sobre las movilizaciones ecologistas debe mencionarse, en primer lugar, que el número de conflictos por el uso y la gestión del medio ambiente ha ido progresivamente aumentando desde los años setenta, fenómeno que, no siendo privativo del caso catalán, puede relacionarse con diversos factores, como el aumento generalizado de la preocupación de la población por la calidad ambiental del entorno en el que vive, la mejora del conocimiento que atesora la gente de los impactos ecológicos y sociales que provoca el actual sistema tecnológico-industrial o el escepticismo ciudadano ante la eficacia de los procedimientos institucionalizados de participación cívica en los procesos políticos de toma de decisiones. Por otro lado, a lo largo de las últimas décadas han ido paulatinamente ganando protagonismo las movilizaciones ecologistas que trascienden las reivindicaciones meramente localistas para perseguir objetivos más generales vinculados a la defensa del medio ambiente. Lo cual vendría a demostrar que las características de las actuales movilizaciones ecologistas se encuentran muy alejadas de aquel modelo NIMBY (Not In My Back Yard) formulado a principios de los años ochenta para desprestigiar a los grupos ciudadanos de oposición a la instalación de infraestructuras de tratamiento finalista de los residuos.
De hecho, tal como hemos argumentado en otro trabajo, todo parece indicar que la evolución de las movilizaciones ecologistas desde los años setenta está caracterizada por un progresivo distanciamiento de lo que ha dado en llamarse “la cultura del no”[65]. En términos generales, las movilizaciones han pasado de una actitud de simple rechazo a los proyectos que presenta la Administración Pública a otra más constructiva que las ha llevado a formular propuestas alternativas donde se articulan las dimensiones social, económica y ambiental. Así, en Cataluña, nociones como las de prevención de la contaminación o nueva cultura del agua han sido introducidas y/o difundidas por colectivos ciudadanos que deseaban aportar soluciones a los problemas ambientales y territoriales sobre la base que el desarrollo económico ha de ser compatible con la protección del entorno biofísico, de lo que se infiere que las movilizaciones ecologistas podrían constituir uno de los principales catalizadores del cambio de las mentalidades y las políticas ambientales.
Con esta hipótesis de partida, estamos trabajando en un proyecto de investigación que tiene por objetivo estudiar la cultura ambiental en Cataluña a partir del análisis de los manifiestos ecologistas difundidos entre los años setenta y la actualidad, periodo de intensas transformaciones ambientales provocadas por la expansión de la urbanización y de las redes de infraestructuras territoriales. Asumimos que en el transcurso de estas décadas se han producido mutaciones fundamentales en la cultura ambiental dominante, y que los manifiestos conforman un tipo de literatura que refleja este proceso histórico de cambio cultural, indicando sus hitos esenciales y contribuyendo a establecer una periodización. De ahí que coincidamos plenamente con Abastado cuando señala que, en el proceso de evolución imperceptible de las ideas y las mentalidades, los manifiestos, al romper con una determinada situación y proponer otra basada en nuevos valores, sirven de marcas y “hacen época”[66]. Asimismo, en la medida en que estos documentos tienen una intención didáctica, también permiten reconocer las estrategias cambiantes seguidas por el ecologismo a lo largo de las últimas décadas y ayudan a comprender el alcance de los resultados obtenidos por este movimiento.
La investigación en curso sobre los manifiestos consta de tres grandes etapas. La primera ha consistido en la selección e inventario de los 137 manifiestos que conforman la base documental del proyecto. Muchos de los textos recopilados fueron considerados como manifiestos por sus autores en el momento en que los elaboraron, y otros muchos, aun no inscribiéndose explícitamente dentro de este género, responden a los mismos criterios, razón por la que también los hemos tomado en consideración. Recuérdese, en este sentido, lo que anotamos anteriormente acerca de las estructuras de escolta. Por otro lado, sólo hemos considerado los documentos impulsados por colectivos ciudadanos, dejando de lado todos aquellos manifiestos promovidos por administraciones públicas o partidos políticos. La segunda fase del proyecto se ha dedicado al examen sistemático de los conceptos, los planteamientos y las ideas-fuerza que aparecen en los manifiestos, para lo cual hemos diseñado una ficha de análisis en la que se indican aspectos como los objetivos, las propuestas o las nociones clave de cada texto. Finalmente, la tercera etapa se ha consagrado a la celebración de una reunión de trabajo con expertos en el tema de estudio y miembros de algunos de los colectivos ciudadanos que impulsaron los documentos analizados[67]. Dedicaremos el resto de este artículo a presentar el repertorio de manifiestos que confeccionamos durante la primera fase del proyecto.
El repertorio digital de
manifiestos ecologistas
Uno de los objetivos complementarios del proyecto de investigación consiste en divulgar los manifiestos recopilados, esperando que puedan ser de utilidad a otros investigadores y que sean consultados por un público no especializado interesado en la materia. Hemos publicado los documentos en el Centre de Recursos per a l’Ecologia Social (CRES), página web que tiene por finalidad dar a conocer las experiencias y actividades del grupo de investigación. Concretamente, los manifiestos se encuentran disponibles en la sección de la página dedicada a “Recursos y bases de datos”, y su consulta puede realizarse a través del enlace <http://www.ub.edu/cres/catala/recursos_i_bbdd/man/llista.htm>[68].
El repertorio consta de 137 manifiestos (Figura 4), cuyos títulos se recogen en el anexo[69]. Cada documento se acompaña de una ficha descriptiva donde se indican sus principales características objetivas: título, año, lugar de firma, ámbito geográfico, ámbito temático, redactor, adhesiones y fuente. Los criterios que hemos seguido a la hora de confeccionar estas fichas se encuentran convenientemente explicados en la página web[70], por lo que aquí nos limitaremos a puntualizar tres aspectos. El primero es que el ámbito geográfico de los manifiestos no constituye el lugar donde fueron redactados o firmados, sino el área en la que se sitúa el conflicto ambiental concreto sobre el que versan. Numerosos manifiestos tienen un ámbito geográfico reducido –un barrio, un municipio, una comarca–, y otros se refieren a territorios mucho menos localizados, que pueden llegar a coincidir con el conjunto de Cataluña, de España o, incluso, del mundo. En segundo lugar, conviene señalar que hemos identificado un total de nueve ámbitos temáticos a los que pueden hacer referencia los manifiestos: energía, residuos y contaminación, montaña y espacios rurales, agua, ciudad y urbanización, agricultura, movilidad, litoral, y fauna. No obstante, en la práctica la mayoría de los documentos consideran más de un tema e, incluso, nos hemos visto obligados a crear una décima categoría temática, denominada “manifiestos complejos”, donde se incluyen aquellos textos que se ocupan de cuatro o más temas. Finalmente, cabe precisar que la fuente de los documentos puede ser bibliográfica, electrónica o archivística. En este sentido, queremos subrayar que uno de los mayores méritos del repertorio es que incluye varios manifiestos que proceden de archivos personales y que no se encuentran publicados en ningún otro lugar.
Figura 4. Ejemplos de manifiestos considerados en el
proyecto de investigación. De izq. a der.: Contra totes les contaminacions (1979), Manifest per un desenvolupament ple i regulat de l'energia
eòlica a Catalunya (1997) y Diagonal per a Tothom (2010) |
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La consulta de los manifiestos puede realizarse a través de un listado en el que los textos aparecen ordenados cronológicamente[71] y a través de un mapa de Cataluña que localiza los lugares a los que remiten[72]. Con todo, como numerosos documentos se refieren al conjunto de Cataluña o de España, también se incluye una relación de manifiestos de alcance general[73]. La colección incluye textos difundidos en los cuatro últimos decenios, aunque la mayoría de ellos aparecieron en los años 1976-1982 y 2000-2010.
Obviamente, la primera de dichas oleadas está relacionada con las circunstancias políticas ligadas a la transición democrática. A pesar de que el ecologismo sea un movimiento extraordinariamente diverso y disperso[74], difícilmente puede amoldarse a regímenes autoritarios debido a su carácter descentralizado, autónomo y antijerárquico, lo que explica que el desmoronamiento del aparato franquista y la consiguiente institucionalización de los derechos y las libertades públicas contribuyeran a crear las condiciones necesarias para la emergencia del pensamiento y la acción ecologistas en España. Asimismo, es sabido que la crisis ecológica adquirió la naturaleza de problema general de la humanidad a principios de la década de 1970, cuando el Club de Roma llamó la atención del mundo acerca de los límites del crecimiento[75] y las Naciones Unidas convocaron las primeras cumbres internacionales para debatir sobre los riesgos ambientales globales[76]. Cataluña participó activamente de esta efervescencia intelectual centrada en las problemáticas ecológicas, lo que se plasmó en la edición de libros[77] y de revistas especializadas[78], la organización de actos diversos[79] y la difusión de manifiestos como los que encabezan el repertorio digital que presentamos.
Por otro lado, conviene recordar que ninguna formación política o sindical de la transición democrática española desarrolló un discurso contrario a las tendencias de destrucción ambiental heredadas de la tecnocracia y del desarrollismo franquistas, lo que también contribuye a explicar que las doctrinas de preservación de la naturaleza y de transformación del orden económico y técnico se canalizaran a través de movilizaciones o asociaciones ecologistas[80]. Es incuestionable que durante la segunda mitad de los años setenta el ecologismo de los países occidentales se articuló alrededor de la cuestión nuclear[81], tendencia que en el Principado se dio de forma particularmente manifiesta, pues el Comité Antinuclear de Cataluña (CANC), fundado en 1977, constituyó el eje vertebrador del movimiento ecologista catalán hasta bien entrada la década de los ochenta. Por tanto, no es por casualidad que la mayor parte de los manifiestos más antiguos del repertorio fueran impulsados por esta coordinadora de grupos de procedencia y características muy heterogéneas, que hasta 1983 lideró el movimiento de oposición a las centrales nucleares esgrimiendo motivaciones ecológicas, técnicas, sanitarias, militares y político-sociales[82].
El segundo gran ciclo de producción de manifiestos ecologistas coincide con la década de 2000, de donde proceden 91 de los 137 documentos seleccionados. Esta elevada proporción no sólo nos habla de la mayor facilidad de acceso a los textos, sino también de la extraordinaria proliferación de demandas y reivindicaciones ecologistas que se ha registrado en el último decenio, y que ha provocado una multiplicación sin precedentes de manifiestos ecologistas. Anteriormente, hemos apuntado algunos factores que contribuyen a explicar este estallido de conflictividad territorial y ambiental, del que dan buena cuenta las distintas ediciones electrónicas del Anuari Territorial de Catalunya (2003-2010)[83]. En primer lugar, hemos destacado el aumento generalizado de la preocupación de la población por la calidad ambiental del entorno en el que vive, fenómeno que puede relacionarse con el actual proceso de fortalecimiento de las identidades territoriales[84] y, más específicamente, con la creciente sensibilización social por la salvaguarda de los ecosistemas que tienen un papel relevante en las economías y las formas de vida locales.
Otro factor que hemos señalado es la mejora del conocimiento que tiene la ciudadanía de los procesos de degradación ambiental, a lo que sin duda ha contribuido la creciente integración de científicos y expertos en los movimientos sociales[85]. A pesar de ello, la planificación urbana, territorial y sectorial continúan excluyendo la posibilidad de intercambiar conocimientos con las poblaciones afectadas, lo que determina que la movilización social constituya, muy a menudo, el único medio que tiene el ciudadano para expresar su oposición a las políticas públicas y formular alternativas a las mismas. De hecho, tal como hemos avanzado antes, las graves insuficiencias de los mecanismos institucionales de participación ciudadana constituyen una constante e importante fuente de conflictividad territorial. Incluso, en algunos casos hemos detectado que el factor que alimenta el rechazo ciudadano a un proyecto anunciado por la Administración Pública se relaciona más con las deficiencias del proceso político decisorio, que con las propias características objetivas del proyecto.
Quizá pueda parecer extraño que la mayoría de los textos hagan referencia a la ciudad y los procesos de urbanización, pues en la medida en que lo natural es simbolizado por el campo, se halla sólidamente enraizada en el imaginario colectivo la idea según la cual la vida urbana expresa nuestro alejamiento de la naturaleza. Aun siendo cierto que algunas corrientes ambientalistas denotan un fuerte conservadurismo, que puede derivar en nostalgia de un pasado idílico en el que la sociedad vivía en armonía con la naturaleza[86], también lo es que el movimiento ecologista no evita encarar los problemas reales y concretos que plantea el desarrollo de la sociedad. De ahí que la degradación ambiental ocasionada por los espacios urbanos, cuyos efectos trascienden claramente las escalas local y regional para afectar al conjunto del planeta, se haya convertido en uno de los principales “caballos de batalla” del ecologismo contemporáneo. En otro trabajo hemos examinado las reivindicaciones de algunos colectivos ciudadanos de Barcelona, mostrando cómo se articulan con las aportaciones teóricas que abogan por una reforma en profundidad de las políticas urbanas atendiendo a la dimensión ambiental[87]. Varios manifiestos del repertorio avalan esta línea de interpretación, pues al proponer una pluralidad de frentes de intervención para mitigar los impactos ambientales que se dan cita en los espacios urbanos, se emparentan directamente con las iniciativas científicas más innovadoras de transformación ecológica de las ciudades.
Conclusión
A modo de conclusión, puede ser interesante apuntar algunas de las líneas de trabajo que seguiremos a partir de ahora para explotar la base documental que hemos generado. El análisis de los manifiestos nos ha de permitir realizar una aproximación a la evolución reciente de la cultura ambiental en Cataluña, para lo cual consideramos del mayor interés efectuar una interpretación de los planteamientos de estos documentos en conexión con las circunstancias sociales, políticas y económicas del momento en que se difundieron. Concretamente, queremos estudiar la dialéctica existente entre los procesos territoriales y urbanos dominantes y las formulaciones que figuran en los manifiestos, identificando las propuestas planteadas en cada momento para hacer frente a la degradación del medio ambiente. Por otro lado, hemos agrupado los manifiestos atendiendo a su ámbito temático con el objetivo de analizar la evolución de los discursos relativos a temas concretos. Asimismo, vamos a abordar el estudio detallado del proceso de gestación y del impacto social de determinados manifiestos para comprender las funciones que desempeñan estos documentos en el seno del movimiento ecologista. También estamos trabajando en la elaboración de mapas que nos han de facilitar el análisis de la dimensión espacial de los discursos que aparecen desarrollados en los manifiestos.
Notas
[2] Deben mencionarse excepciones como la de David Harvey (2000), que analiza la globalización capitalista teniendo muy presente el Manifiesto comunista (1848) de Marx y Engels. Tampoco puede dejar de señalarse que algunos geógrafos se han aventurado a redactar y difundir sus propios manifiestos. Este es el caso de Horacio Capel, que en 2004 dio a conocer “El futuro de las ciudades. Una propuesta de manifiesto”, texto del que existen versiones en castellano, francés, inglés y alemán. Asimismo, en 2008 la Asociación de Geógrafos Españoles presentó un interesante Manifiesto por una Nueva Cultura del Territorio.
[3] Rodríguez Alonso 1998, p. 5-7. Véase también Yanoshevsky 2009.
[4] Diferenciación que establecen Demers y McMurray (1986) en una de las pocas monografías dedicadas al estudio de los manifiestos.
[5] Kaplan 1964, p. 48.
[6] Diccionario de la Lengua Española. Avance de la 23.ª edición, “Manifiesto”, <http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=manifiesto> [27 de octubre de 2010].
[7] Chouinard 1980, p. 22.
[8] Angenot et Suvin 1980, n. 4, p. 46-47.
[9] Godefroy 1880-1885, vol. V, “Manifest”, p. 149. Disponible en Internet Archive, <http://www.archive.org/stream/dictionnairedela03godeuoft/dictionnairedela03godeuoft_djvu.txt> [27 de octubre de 2010]. La referencia aludida por Godefroy se encuentra en el Thalamus parvus o Chronique de Montpellier, de la que existe una edición de 1840 en la que podemos leer “so es assaber que negun home home que sia cossol durant lan de son cossolat non puesca per se ne per autre amermar o apetissar son manifest de bes mouables ou non mouables” (p. 170). Disponible en Google Books, <http://books.google.es/books?id=Pqbf6kKcwscC&printsec=frontcover&source=gbs_atb#v=onepage&q&f=false> [27 de octubre de 2010].
[10] Lopes 1967.
[11] Battaglia 1961-2002, vol. IX, “Manifesto”, p. 692.
[12] Cit en. Centre National de Ressources Textuels et Lexicales, “Manifieste”, <http://www.cnrtl.fr/definition/manifeste> [28 de octubre de 2010].
[13] Hemos consultado el texto titulado “Descifrase el alevoso manifiesto con que previno el levantamiento del Duque de Berganza…”, publicado dentro de las Obras de Francisco de Quevedo Villegas (1852), de las que existe una versión digital disponible en Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, <http://www.cervantesvirtual.com/FichaObra.html?Ref=22679&portal=0> [30 de octubre de 2010].
[14] Por Estruch Tobella (1999, p. 122-123) también sabemos que Manuel y Vasconcelos publicó en 1641 un Manifiesto en la aclamación de D. Juan IV. Sobre su disputa con Quevedo, véase Arredondo 2003.
[15] Disponible en Biblioteca Nacional Digital, <http://purl.pt/12104> [30 de octubre de 2010].
[16] Algunas páginas de la obra se hallan disponibles en Gredos. Repositorio Documental, <http://gredos.usal.es/jspui/handle/10366/40175> [30 de octubre de 2010].
[17] Cotgrave 1611, s/p. Disponible en Internet Archive, <http://www.archive.org/details/fre_b2062733> [28 de octubre de 2010]. Este diccionario también recoge el extraño significado de “la partie honteuse”.
[18] Disponible en Biblioteca Digital Hispánica, <http://bdh.bne.es/bnesearch/CompleteSearch.do?text=manifiesto&sort=anho&exact=on&advanced=false&completeText=&pageSize=1&pageNumber=2> [30 de octubre de 2010].
[19] Sobre esta obra, véase Jover 2003, p. 512-524.
[20] Cit. en Somigli 2003, p. 31.
[21] Price 1992, p. 8.
[22] Mézeray 1690 [1608], vol. III, p. 234. Disponible en Google Books, <http://books.google.es/books?id=A9IWAAAAQAAJ&dq=abr%C3%A9g%C3%A9+chronologique+ou+Extrait+de+l%E2%80%99histoire+de+France&source=gbs_navlinks_s> [1 de noviembre de 2010].
[23] [Le] dictionnaire de l'Académie françoise, vol. II, “Manifeste”, p. 20. Disponible en Gallica. Bibliothèque Numérique, <http://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k50398c.image.r=Le+dictionnaire+de+l'Acad%C3%A9mie+fran%C3%A7oise+1694.f21.langES> [31 de octubre de 2010].
[24] Habermas 1991 [1962].
[25] Diccionario de la lengua castellana…, vol. IV, “Manifiesto”, p. 479. Disponible en Nuevo Tesoro Lexicográfico de la Lengua Española, <http://buscon.rae.es/ntlle/SrvltGUIMenuNtlle?cmd=Lema&sec=1.1.0.0.0.> [31 de octubre de 2010].
[26] Felice 1970-80, vol. XXVII, “Manifeste”, p. 379. Concretamente, se ofrece la siguiente definición: “déclaration que font les princes, & autres puissances, par un écrit public, des raisons & moyens sur lesquels ils fondent leurs droits & leurs prétentions […] ; c’est en deux mots l’apologie de leur conduite”.
[27] Tomado de la entrada “Manifeste” de la Encyclopédie, que justifica la razón de ser de los manifiestos en los siguientes términos: “Les puissances modernes étalent á leur tour, dans leurs écrits publics, tous les artifices de la rhétorique, et tout ce qu’elle a d’adresse, pour exposer la justice des causes qui leur fait prendre les armes, et les torts qu’elles prétendent avoir reçus” (Diderot et d’Alembert 1751-1772, vol. X, “Manifeste”, p. 38. Disponible en ARTFL Encyclopédie Project, <http://artflx.uchicago.edu/cgi-bin/philologic/getobject.pl?c.72:117.encyclopedie0110.370946> [31 de octubre de 2010]).
[28] Somigli 2003, p. 34.
[29] Lyon 1999, p. 16.
[30] Concretamente, el término se defineo como “Escrit où l’on découvre son dessein, & où l’on se justifie de quelque chose” (Richelet 1680, vol. II, “Manifeste”, p. 14. Disponible en Bibliothèque Interuniversitaire de la Sorbonne, con autorización, <http://www.bibliotheque.sorbonne.fr/sid/spip.php?article144> [1 de noviembre de 2010].
[31] Littré 1873-77, vol. III, “Manifeste”, p. 426. Disponible en Dictionnaire de français “Littré”, <http://littre.reverso.net/dictionnaire-francais/definition/manifeste_[2]/46211> [1 de noviembre de 2010].
[32] Maréchal 1796, s/p, <http://libertaire.pagesperso-orange.fr/portraits/egaux.htm> [2 de noviembre de 2010].
[33] Marx y Engels 2004 [1848], p. 86.
[34] Mangone y Warley 1993, p. 27.
[35] Latouche 1977-79, vol. I, p. 16.
[36] González Ramírez 1957, p. VII.
[37] Sainte-Beuve 1843 [1828], p. 45 y 343. Disponible en Google Books, <http://books.google.es/books?id=YDcJAAAAQAAJ&printsec=frontcover&dq=Tableau+historique+et+critique+de+la+po%C3%A9sie+fran%C3%A7aise+et+du+th%C3%A9%C3%A2tre+fran%C3%A7ais+au+XVIe+si%C3%A8cle&source=bl&ots=i0AD7681o_&sig=JFm9e55UZ63tg80Yxw5yi_NtKvQ&hl=es&ei=XijPTOSEJMbh4gb87fjcDA&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=3&ved=0CCgQ6AEwAg#v=onepage&q=manifeste&f=false> [1 de noviembre de 2010]. El obra aludida por Sainte-Beuve es La Deffence, et Illustration de la Langue Francoyse (1549), del poeta Joachim du Bellay.
[38] Manifiestos citados en Landrin 1983, p. 156. Del segundo existe una versión digital disponible en La Bibliothèque Électronique de Lisieux, <http://www.bmlisieux.com/curiosa/manifest.htm> [1 de noviembre de 2010].
[39] Sobre la irrupción del vocablo en la terminología artística, véase Tomiche 2010, p. 66-67.
[40] Demers y McMurray 1986, p. 51.
[41] Abastado 1980, p. 3.
[42] Hugo 1979 [1827]. Hay una versión digital del prefacio en Académie Rouen, <http://lycees.ac-rouen.fr/jeanne-d-arc/romantik/ruy-blas/cromwell.html> [3 de noviembre de 2010].
[43] Entre los numerosos ejemplos que podrían señalarse nos limitamos a citar Fazio Fernández 2007, p. 125.
[44] Chouinard 1980, p. 29.
[45] Abastado 1980, p. 5.
[46] Caws 2001.
[47] Marinetti 1914 [1909]. De las numerosas versiones digitales de este manifiesto, citamos la de Futurismo. Collezioni Private, <http://www.futur-ism.it/collezioni/libri/libri.asp?sez=2&det=1> [3 de noviembre de 2010].
[48] Rodríguez Alonso 1998, p. 8.
[49] Mangone y Warley 1993, p. 29.
[50] En la introducción a Marx y Engels 2004 [1848], p. 20.
[51] Evelyn 1825 [1669].
[52] Evelyn 1772 [1661]. Un comentario a ambas obras en Glacken 1996, p. 448-454.
[53] Leopold 2005 [1949]. La edición de 1966 se halla disponible en The Leopold Archives, <http://digicoll.library.wisc.edu/cgi-bin/AldoLeopold/AldoLeopold-idx?type=article&id=AldoLeopold.ALRoundRiver&did=AldoLeopold.ALRoundRiver.i0004&q1=almanac> [4 de noviembre de 2010].
[54] Merchant 2007, p. 185.
[55] Disponible en The Encyclopedia of Earth, <http://www.eoearth.org/article/The_Economics_of_the_Coming_Spaceship_Earth_(historical)> [5 de noviembre de 2010].
[56] Disponible en Digital Library of the Commons, <http://dlc.dlib.indiana.edu/dlc/handle/10535/4282> [5 de noviembre de 2010].
[57] Véase, por ejemplo, Olcina Cantos 2009.
[58] Véase, por ejemplo, Calvo García-Tornel y Granell Pérez 2009.
[59] Capel 1973, p. 58-59. Disponible en Racó. Revistes Catalanes amb Accés Obert, <http://www.raco.cat/index.php/RevistaGeografia/article/view/45873/56665> [5 de noviembre de 2010].
[60] Jori 2009. Véase también Alió y Jori 2008.
[61] Martin Vide 2001, p. 61.
[62] Una nota sobre las actividades de este grupo de investigación en Alió y Jori 2010a. La mayoría de los trabajos de del grupo se difunden a través del Centre de Recursos per a l’Ecologia Social, <http://www.ub.edu/cres/> [24 de noviembre de 2010].
[63] Velázquez de Castro y Fernández 1998, p. 191-192.
[64] En el marco de este proyecto, construimos una base de datos de movilizaciones ecologistas que se halla disponible en Centre de Recursos per a l’Ecologia Social, <http://www.ub.edu/cres/catala/recursos_i_bbdd/mobil.htm> [24 de noviembre de 2010].
[65] Alió y Jori 2009, p. 437. Véase también Alió 2000, que tiene una versión digital disponible en Centre de Recursos per a l’Ecologia Social, <http://www.ub.edu/cres/catala/ambits_tematics/alio3.htm> [24 de noviembre de 2010].
[66] Abastado 1980, p. 7-8.
[67] Esta reunión se realizó el 19 de noviembre de 2010 en la Sala de Juntas de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Barcelona. Se estructuró en dos sesiones de trabajo dedicadas, respectivamente, al papel de los movimientos ciudadanos en la formación de nuevas mentalidades ambientales y a las experiencias de oposición ciudadana a las políticas que afectan al medio ambiente. Contó con la intervención de las siguientes personas: Susana Abella, M. Àngels Alió, Jordi Asensi, Àlex Casademunt, Vicenç Casals, Mercedes Cerrato, Eva Fernández, Mònica Hill, Gerard Jori, Joan Nogué, Pau Pérez de Pedro, Eduard Rodríguez Ferrer, Sergi Saladié, Joaquim Sempere, Mercè Tatjer, Raül Valls y Joan Vázquez.
[68] El repertorio fue publicado a principios del mes de noviembre de 2010. Todos los enlaces citados en este trabajo pertenecientes a dicho recurso han sido consultados durante este mismo mes.
[69] Queremos aprovechar la ocasión para dar noticia de una colección digital de manifiestos parecida a la nuestra disponible en la página web del Observatori del Paisatge de Catalunya, <http://www.catpaisatge.net/cat/directori.php?idcat1=37&idcat2=78&idcat3=1> [29 de noviembre de 2010]. Este recurso reúne un total de cuarenta y dos manifiestos –29 de Cataluña, 10 del resto de España y 3 del resto de Europa– y constituye un buen complemento del repertorio que presentamos.
[70] Véase el enlace <http://www.ub.edu/cres/catala/recursos_i_bbdd/man/model_fitxa.htm>.
[71] Véase el enlace <http://www.ub.edu/cres/catala/recursos_i_bbdd/man/llista.htm#70>.
[72] Véase el enlace <http://www.ub.edu/cres/catala/recursos_i_bbdd/man/mapa.htm>.
[73] Véase el enlace <http://www.ub.edu/cres/catala/recursos_i_bbdd/man/llista_general.htm>.
[74] Una síntesis de las principales escuelas e interpretaciones dentro del movimiento ecologista en Giner 2008, p. 774-776.
[75] Meadows et al. 1972. De la misma época proceden otras obras de gran difusión, como las ya citadas de Commoner (1971) y Goldsmith y Allen (1972), así como los libros de Paul R. Ehrlich The population bomb (1969) y Population, resources, environment (1985 [1972]), este último escrito junto a su esposa Anne H.
[76] La primera Conferencia Mundial sobre Medio Ambiente se celebró en Estocolmo en el año 1972, y en ella se atribuyó a la educación un papel clave para hacer frente a los problemas ambientales. Véase, por ejemplo, Boada y Toledo 2003, p. 16-18.
[77] Sin duda, el libro de mayor impacto fue Natura, ús o abús? (Folch, 1976), escrito por diversos científicos catalanes y promovido por la Institució Catalana d’Història Natural. La obra no sólo hacía un balance de la situación del medio ambiente en Cataluña, sino que también daba la voz de alarma sobre la destrucción de los ecosistemas.
[78] Las revistas decanas del ecologismo catalán son Alfalfa (Ajoblanco Ediciones, 1977-), Userda (Edicions d'Ecologia, 1977-), el Boletín de Información sobre Energía Nuclear (Comité Antinuclear de Cataluña, 1978-) y La Fullaraca (Col·lectiu Ecologista, 1980-).
[79] El primer gran acto ecologista realizado en Cataluña fue “Salvem Catalunya per la Democràcia”, celebrado en el mes de marzo de 1977 y organizado por la Assemblea de Catalunya, el Congrés de Cultura Catalana y la Federació d’Associacions de Veïns.
[80] Garcia et al. 1980, p. 209. Véase esta obra para todo lo relativo a los orígenes del ecologismo en Cataluña. Una síntesis de la evolución de este movimiento en Vilanova 2006.
[81] Sobre el efecto catalizador de la temática nuclear, véase, por ejemplo, Chaudron et LePape 1979.
[82] La mejor fuente de información para el estudio del CANC es el Boletín de Información sobre Energía Nuclear, del que llegaron a publicarse veintisiete números entre 1978 y 1983. También son del máximo interés los folletos editados por la coordinadora. Véase, concretamente, el titulado La qüestió nuclear (ca. 1980), donde se exponen claramente los argumentos en contra de las centrales nucleares.
[83] Disponible en Territori. Observatori de Projectes i Debats Territorials de Catalunya, <http://territori.scot.cat/cat/anuari.php> [28 de noviembre de 2010].
[84] Sobre la tensión dialéctica entre lo global y lo local, véase Nogué y Vicente 2006, especialmente las p. 202-206.
[85] Sobre ello, véase Sempere et al. 2005 y Sempere et al. 2007.
[86] Arias Maldonado 2008, p. 38-41. Véase también Casals 2009, que estudia la relación existente entre el ecologismo y el pensamiento eugenésico, mostrando la existencia de continuidades entre estas dos corrientes intelectuales.
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ANEXO
Documentos
incluidos en el repertorio digital de manifiestos
Año |
Título del manifiesto |
1972 |
Carta abierta dirigida a la opinión pública sobre el proyecto vertedero de basuras en Garraf |
1976 |
Declaración de la comisión de investigación del Colegio de Doctores y Licenciados sobre la Autovia Mar de Garraf |
1976 |
Declaració de la comissió d'investigació del Col·legi de Doctors i Llicenciats de Catalunya i Balears sobre el projecte de dessecació i posterior urbanització de la península dels Alfacs |
1976 |
Manifiesto sobre las centrales nucleares |
1976 |
Manifiesto sobre las zonas húmedas de la Costa Brava |
1977 |
Los vecinos de Mollet y Parets contra la ACTUR. Protestas ante el Ministerio de la Vivienda |
1977 |
Manifest per una moratòria nuclear |
1978 |
El futur de Gallecs només pot decidir-lo el poble |
1979 |
Comunicado del Comité Antinuclear de Catalunya |
1979 |
Comunicado de grupos ecologistas catalanes a la opinión pública |
1979 |
Contra totes les contaminacions |
1979 |
Manifest sobre l'abocador de Garraf |
1979 |
L'atur i les centrals nuclears |
1979 |
Moratòria nuclear |
1980 |
Folleto explicativo sobre las finalidades del Comité Antinuclear de Catalunya |
1980 |
Manifest final de la marxa antinuclear de Catalunya |
1980 |
Per uns països catalans lliures de la nuclearització |
1981 |
Contra la nuclearització |
1981 |
Diada internacional contra la nuclearització: Ni OTAN, ni nuclears |
1981 |
Ni OTAN, ni bases, ni nuclears |
1981 |
Per la pau i el desarmament |
1982 |
Per la neutralitat en una Europa desnuclearitzada |
1982 |
Per la supervivència de les Terres de l'Ebre. Manifest contra el funcionament de la nuclear d'Ascó |
1982 |
Manifest a favor dels aiguamolls de l'Empordà |
1987 |
Declaració fundacional del Centre d'Ecologia i Projectes Alternatius |
1990 |
Manifest contra el Pla de Residus |
1990 |
Manifest la Barcelona dels Barris |
1991 |
Torna el Pla de la Ribera? |
1992 |
Comunicat de la Coordinadora contra la instal·lació de la Papelera San Marco a Mediona |
1992 |
No al nou abocador |
1993 |
Defensem la nostra terra de la contaminació |
1993 |
Volem la Rambla acabada ara |
1993 |
Manifest per un litoral viu |
1995 |
Manifest per a la declaració del Massís del Cap de Creus, de la Serra de Rodes i del Massís de l'Albera com a Zones d'Especial Protecció d'Importància Mediterrània |
1995 |
Manifest Taronja |
1995 |
Reduïm els nostres residus |
1996 |
Manifest contra la perllongació de la carretera de les Aigües |
1996 |
Manifest de la Federació d'Associacions de Veïns de Barcelona (FAVB) sobre la requalificació de Sarrià |
1997 |
Manifest de la Coordinadora Via Verda de Cerdanyola |
1997 |
Manifest per un desenvolupament ple i regulat de l'energia eòlica a Catalunya |
1999 |
Manifest de la Federació d'Associacions de Veïns de Barcelona (FAVB). La Barcelona dels Barris |
1999 |
Manifest de la Plataforma ciutadana opositora al projecte Barça 2000 |
1999 |
Manifest del Priorat sobre les centrals eòliques |
1999 |
No al Programa Comarcal de Gestió dels Residus Municipals a la Conca de Barberà |
1999 |
Manifest per una nova cultura de l'aigua a Catalunya |
1999 |
Manifest públic de la comissió de Can Batlló |
2000 |
Declaració de Cervera |
2000 |
Manifest comarcal en favor de la constitució d´un consorci per a la Protecció de l´Espai Natural del Montbaig-Montpedrós-Puig Vicenç |
2000 |
Manifest de membres de la Unitat de Geografia de la Universitat Rovira i Virgili (URV) |
2000 |
Manifest reivindicatiu de la Plataforma Salvem La Tordera |
2000 |
Per un pla alternatiu entre la Ciutadella i el Besòs. Manifest de les entitats i dels ciutadans i ciutadanes que es reuneixen en el Fòrum de la Ribera del Besòs |
2000 |
Raons per dir NO al Túnel d'Horta. Manifest social contra el túnel d'Horta |
2001 |
Aturem la destrucció del medi ambient. Contra la política ambiental de la Generalitat |
2001 |
Manifest per a un nou marc de protecció de Collserola |
2001 |
Per una declaració de preservació del litoral |
2002 |
Manifest comarcal a favor de la constitució d'un consorci per a la Protecció de l'Espai Natural de les Serres Garraf-Ordal (Montbaig-Montpedrós-Puig Vicenç-L'Aragall) |
2002 |
Manifest de Can Fenosa |
2002 |
Manifest del II Fòrum Veïnal Barcelonès |
2002 |
Manifest del Penedès |
2002 |
Manifest en defensa de la Vall (St. Just, Collserola) |
2002 |
Manifest per Gallecs |
2002 |
Manifest de la Plataforma Pro-Espai Natural de les Serres d'Ordal i l'Aragall |
2002 |
Manifest Salvem L'Empordà |
2002 |
Manifest Salvem Cap Ras |
2003 |
Crida en defensa del Vallès |
2003 |
Declaració de Figueres per una nova cultura del territori |
2003 |
Declaració de l'Agulla |
2003 |
Compromís per una nova cultura de l'energia elèctrica |
2003 |
Manifest científic per la Timoneda d'Alfés |
2003 |
Manifest d'Olot per la salvaguarda de la connectivitat ecològica i paisatgística de Catalunya |
2003 |
Manifest de Llagostera |
2003 |
Manifest pel lliure i responsable accés a la muntanya |
2003 |
Prou agressions al territori |
2004 |
Abans de tot, les persones. Declaració de l'Intergrup de Suport a la Bicicleta per unes ciutats més humanes |
2004 |
Declaració de Torroella de Montgrí. Per a la defensa del patrimoni cultural de la pedra seca |
2004 |
Declaració de la lluita contra el túnel de Bracons |
2004 |
Manifest de denúncia de 6 projectes macro-inmobiliaris |
2004 |
Manifest de Pedra |
2004 |
Manifest de Vallbona de les Monges. Per un canal Segarra-Garrigues pel segle XXI |
2004 |
Manifest pel desenvolupament de l'energia eòlica |
2004 |
Per la dignitat i la qualitat de l'alta muntanya. Prou depredació del territori |
2005 |
Declaració de Tortosa per una nova cultura del territori |
2005 |
Declaració per un desenvolupament sostenible de la comarca (Anoia) |
2005 |
Defensem Poblenou. Salvem Can Ricart |
2005 |
El Manifest NO a la línia de molt alta tensió (MAT) |
2005 |
Manifest del Portús |
2005 |
Manifest pels Pirineus |
2005 |
Manifest per a un nou marc de protecció de Collserola |
2005 |
Manifest del III Fòrum Veïnal barcelonès per a un pla d'equipaments |
2005 |
Manifest per l'observatori d'infraestructures de les comarques gironines |
2005 |
Manifest per la conservació de l'ós bru a Catalunya |
2005 |
Manifest per la Via Verda del Vallès. El Camí Verd |
2005 |
Manifest per una nova cultura de l'energia a Catalunya |
2005 |
Protegim l'Horta de Lleida |
2006 |
Declaració de Molins de Rei. Per una normativa europea, estatal i catalana que prioritzi la prevenció de residus, la defensa del medi ambient i la salut de les persones |
2006 |
Demandes de la societat civil vallesana a les institucions democràtiques i als partits polítics en relació a la preservació dels espais agronaturals de la plana del Vallès |
2006 |
Repensar Barcelona. Situación urgente en el Forat de la Vergonya |
2006 |
Manifest en defensa dels horts i els recs de Banyoles |
2006 |
Manifest fundacional del Centre per la Sostenibilitat Territorial |
2006 |
Manifest per una nova cultura del territori |
2007 |
Continuem dient NO al Túnel d'Horta |
2007 |
Declaració de la Plataforma Cívica per la Reducció de Residus |
2007 |
Declaració de Vila-rodona per les Terres del Gaià |
2007 |
Declaració de Tamarit per les Terres del Gaià |
2007 |
Manifest del Observatori de la crisi energètica i les alternatives de societat (OCEAS) |
2007 |
Manifest contra la Carretera Cabanelles-Lliurona-Albanyà |
2007 |
Manifest del Priorat per un urbanisme enriquidor |
2007 |
Manifest en defensa d'un nou model de zoo a la ciutat de Barcelona |
2007 |
Manifest en defensa de les Terres de Ponent |
2007 |
El Vallès sense el Quart Cinturó |
2007 |
Manifest Illa d'en Formosa (Subirats) |
2007 |
Manifest per la protecció de l'àliga cuabarrada |
2007 |
Manifest per la protecció dels camps i boscos del Rodal de Sabadell |
2008 |
Declaració de Lleida a favor del reequilibri territorial i contra els transvasaments |
2008 |
Declaració de Molins de Rei contra la política de gestió de residus del (DMAH-ARC) |
2008 |
Els transvasaments no són la solució |
2008 |
Manifest contra la captura de l'óssa Hvala |
2008 |
Manifest de la Plataforma en Defensa de l'Ebre |
2008 |
Manifest en defensa dels drets del riu |
2008 |
Manifest de Montserrat en defensa del medi natural, el patrimoni cultural i els drets cívics |
2008 |
Manifest per una alimentació bona, neta, justa i sense organismes genèticament modificats |
2008 |
Sense túnels ni vials. Collserola Parc Natural |
2009 |
Gallecs al PEIN, bé, i ara què? |
2009 |
Manifest contra la política ambiental del govern de la Generalitat |
2009 |
Manifest d'adhesió entre la Modificació del Pla General Metropolità en l'àrea de contacte entre el Parc de Collserola i el nucli urbà de Sant Feliu |
2009 |
Manifest de Bellpuig. Salut, democràcia i bons aliments |
2009 |
Manifest de la Plataforma per la Defensa de Gallecs |
2009 |
Manifest del IV Fòrum Veïnal Barcelonès |
2009 |
Manifest en contra de la pedrera de Can Ravionet a Susqueda |
2009 |
Manifest per l'Horta, per Lleida |
2009 |
Manifest de Novembre. Sant Pere del Bosc i les Alegries, patrimoni des lloretencs d'avui i de demà |
2010 |
Aigua per unir. Una nova proposta per a la gestió de l'aigua a Catalunya |
2010 |
L'Ebre sens cabals és la mort del Delta. Rius amb aigua: Rius Vius |
2010 |
Manifest ciutadà de suport al Delta del Llobregat |
2010 |
Manifest contra el cementiri nuclear centralitzat |
2010 |
Manifest de la 10a Assamblea de la Plataforma en Defensa de l'Ebre |
2010 |
Manifest de la Plataforma Diagonal per a Tothom |
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