Solo la operación sobrenatural de la gracia hace pasar un alma a través de su propia aniquilación hasta el lugar en que se adquiere la única forma de atención que permite acceder a la verdad y a la desdicha. Esa forma de atención es la misma para los dos objetos. Es una atención intensa, pura, sin móvil, gratuita y generosa. Y esa atención es amor.
Porque la desdicha y la verdad precisan de la misma atención para ser escuchadas, el espíritu de la justicia y el espíritu de la verdad son uno. El espíritu de justicia y verdad no es otra cosa que una determinada forma de atención, que es puro amor.