Lletra de dona és un espai de publicació i difusió de ressenyes d'obres escrites per dones, dins els àmbits tant de la creació literària (narrativa, teatre, poesia, assaig, autobiografia) com de la teoria crítica.
El vicario me dijo que una mujer no puede tener dos hombres. Que debe ser solo del esposo. Me dijo todo esto cuando yo fui a confesarme para el casamiento. Habló de una tal fidelidad o felicidad. Es una palabra que se parece a mi nombre. Que la tal fidelidad valoriza a las mujeres. (458)
Así que, ¡adelante! Sed beatíficos en vuestro contagio ilimitado y poroso. Usurpad vuestros cuerpos. Convertíos en vuestro avatar. Sed el glitch. Dejad que toda la maldita cosa entre en cortocircuito. (154)
A Minnie Tabatha le derritió el corazón. La madre de Tabatha era adicta a la heroína, y para sufragar el hábito, había metido a Tabatha en pelis porno cuando era niña. Tabatha no salió intacta de aquello. (74)
y en el modo posible que concebirse puede todo lo invisible en sí, mañosa la representaba y al alma las mostraba. La cual, en tanto, toda convertida a su inmaterial ser y esencia bella, aquélla contemplaba, participaba del alto ser, centella que con similitud en sí gozaba...
Inclineme a los estudios desde mis primeros años con tan ardientes desvelos, con tan ansiosos cuidados, que reduje a tiempo breve fatigas de mucho espacio.
La mujer enigmática no habla ni «se traiciona» por ninguno de sus poros. Le importa poco que el psicoanalista le niegue su ternura, ella no tiene cura, se basta a sí misma.
On frappe. Un homme entre : 'Allez vous planquer, vous êtes sur la liste, vous et vos six enfants'. (…) Sans finir notre bouillon de légumes, sans tout à fait réaliser ce qu'avait dit l'inconnu, nous partons chez elle. Une station de métro sépare la rue Ordener et la rue Labat. Entre les deux, la rue Marcadet : elle me paraît interminable et je vomis tout le long du chemin.
"Toda vida está hecha del entrecruzamiento de otras vidas. El pasado parecía fluir en el presente."
Y a mí llegaban en oleadas, primero, ingenuos recuerdos, sueños, luchas, mi propio presente vacilante, y luego, agudas alegrías, tristezas, desesperación, una crispación importante de la vida y un anegarse en la nada.
Escribo un libro sobre los hombres, una novela sobre los hombres de mi vida (...) Tema: el hombre. La verdad, la auténtica verdad, es que escribo a los hombres, para los hombres, para ellos (...) Cuando escribo, me muestro ante ellos. Tema: yo. Estoy llena de hombres, ése es el tema.
La luz es la mano izquierda de la oscuridad, y la oscuridad es la mano derecha de la luz. Las dos son una, vida y muerte, juntas como amantes en kémmer, como manos unidas, como el término y el camino.
Le livre de la sœur s'écrit dans l'espace-temps de la rupture. […] Son heure coïncide avec celle du désastre de la philosophie du Père. S'y fomente la pensée quadridimensionnelle du siècle à venir. Errant dans les ruines de la maison du Père, les fils refusent encore de s'aventurer dans la maison de la sœur, de peur de réveiller le frère au bois dormant.
Quiero ser poseída por los demonios en los volcanes y por las vírgenes en los valles, comulgantes de hostia consagrada o de semen, ser poseída por el cuerpo de Cristo, y por tu cuerpo, polla de hombre y testículos de hombre y lengua de hombre, ser poseída, tómame y úsame, nacida para ser poseída, entregada.
Viviréis, follaréis, moriréis. Y nada de lo que hagáis cambiará la idea del hombre. La idea del hombre persistirá con independencia de vuestras vidas y de vuestra muerte. La naturaleza os ignora. (…) A la lluvia no le conmueven vuestras jodidas alegrías, ni vuestras jodidas fatigas, ni vuestros jodidos dolores.
Lo siento. No puedo. No puedo comer en ese lugar. (…) No puedo comer junto a esa gente. Van demasiado limpios y su ropa es demasiado nueva. Me dan asco. El mismo asco que yo le doy a un africano. Los zapatos de esa gente son demasiado caros. (…) Yo merezco el escupitajo del africano. Yo merezco el odio del africano. Yo merezco el odio del pobre. Y la gentuza que come dos platos y postre en ese lugar merece mi odio.
¡Pero la lámpara! Estaba la lámpara. La gran lámpara de lágrimas refulgía. La miraba inmóvil, inquieta, parecía sentir una vida terrible. Aquella existencia de hielo. ¡Una vez!, una vez ante su mirada de lámpara se esparció en crisantemos y alegría, otra vez -mientras ella corría atravesando el salón- era una casta semilla. La lámpara de lágrimas. Salió corriendo sin mirar hacia atrás.
Las cosas crecían con profunda tranquilidad. S. Geraldo se mostraba. Ella de pie ante le mundo claro (…). Incluso los ruidos del pueblo llegaban disueltos en una pálida salva de aplausos. La joven miraba de pie, constante, con su paciente existencia de halcón. Todo era incomparable. La ciudad era una manifestación. Y en el umbral claro de la noche el mundo era el orbe. En el umbral de la noche un instante de mudez era el silencio, aparecer era una aparición, la ciudad una fortaleza, las víctimas eran hostias. Y el mundo era el orbe.
Mis intuiciones se vuelven más claras con el esfuerzo de ponerlas en palabras. En este sentido, escribir es una necesidad para mí. Por una parte porque escribir es un modo de no falsear el sentimiento (la transfiguración involuntaria de la imaginación es sólo un modo de llegar); por otra parte escribo por la incapacidad de entender si no es a través del proceso de escribir.