La propuesta surge de la necesidad de mejorar la formación práctica y profesional de los estudiantes de criminología y medicina legal en ciencias forenses. Actualmente, la enseñanza se centra principalmente en aspectos teóricos, lo que limita la preparación de los estudiantes para situaciones reales. Un diagnóstico detallado muestra que los estudiantes, antes, durante y después de la carrera, tienen un perfil teórico más fuerte, pero carecen de experiencia práctica que les permita aplicar sus conocimientos en contextos reales. La mayoría de los estudiantes de criminología no provienen de estudios científicos y, aunque en su vida profesional no realizarán directamente estas prácticas, deberán enfrentarse a informes y peritajes que evalúen la parte práctica de profesionales como médicos, genetistas, toxicólogos, etc. La integración de prácticas técnicas permitirá a los estudiantes aplicar la teoría en contextos prácticos, mejorando su preparación para el mercado laboral.

La literatura académica destaca la importancia de la formación práctica en ciencias forenses para el desarrollo de habilidades críticas y analíticas. Estudios previos han demostrado que la integración de prácticas técnicas mejora significativamente el aprendizaje y la motivación de los estudiantes. Por ejemplo, el uso de simulaciones y casos prácticos ha mostrado ser efectivo en la enseñanza de habilidades científicas [1, 2].