Reconstruyendo la dieta del águila perdicera con el análisis de isótopos para mejorar la protección de esta rapaz

El águila perdicera es una de las aves rapaces más representativas —y también más amenazadas— de la región mediterránea.
El águila perdicera es una de las aves rapaces más representativas —y también más amenazadas— de la región mediterránea.
Investigación
(07/07/2014)

El análisis de los isótopos estables del carbono, el nitrógeno y el azufre en las plumas es una técnica efectiva para reconstruir la dieta del águila perdicera durante el periodo de cría. Así se desprende de un artículo publicado en The Ibis, una de las revistas científicas más prestigiosas en ornitología, firmado por los expertos Jaime Resano Mayor, Antonio Hernández Matías, Joan Real y Francisco Parés, del Equipo de Biología de la Conservación de la UB, vinculado al Departamento de Biología Animal y al Instituto de Investigación de la Biodiversidad de la UB (IRBio). En el trabajo también han colaborado Richard Inger y Stuart Bearhop, investigadores de la Universidad de Exeter (Reino Unido).

El águila perdicera es una de las aves rapaces más representativas —y también más amenazadas— de la región mediterránea.
El águila perdicera es una de las aves rapaces más representativas —y también más amenazadas— de la región mediterránea.
Investigación
07/07/2014

El análisis de los isótopos estables del carbono, el nitrógeno y el azufre en las plumas es una técnica efectiva para reconstruir la dieta del águila perdicera durante el periodo de cría. Así se desprende de un artículo publicado en The Ibis, una de las revistas científicas más prestigiosas en ornitología, firmado por los expertos Jaime Resano Mayor, Antonio Hernández Matías, Joan Real y Francisco Parés, del Equipo de Biología de la Conservación de la UB, vinculado al Departamento de Biología Animal y al Instituto de Investigación de la Biodiversidad de la UB (IRBio). En el trabajo también han colaborado Richard Inger y Stuart Bearhop, investigadores de la Universidad de Exeter (Reino Unido).

Los estudios sobre la composición de la dieta en la fauna son de gran relevancia para comprender las relaciones entre las especies que conforman las comunidades biológicas y pueden aportar información de gran utilidad para la conservación. A pesar del elevado número de trabajos sobre dieta en poblaciones de águila perdicera (Aquila fasciata) en Europa occidental, la relación entre el consumo de presas y los parámetros vitales de las águilas es aún poco conocida.

 
Una nueva metodología en estudios de dieta del águila perdicera
 
La mayoría de estudios sobre dieta en el águila perdicera se basan en el análisis de las egagrópilas, que son regurgitaciones de alimentos no digeridos que eliminan algunas aves como las rapaces. Según explica Joan Real, jefe del Equipo de Biología de la Conservación de la UB, un grupo de investigación especializado en las poblaciones del águila perdicera en el continente europeo desde hace más de treinta años, «aparte de esta técnica convencional, desde hace tiempo también se está aplicando con éxito la técnica de análisis de isótopos estables (AIE) para estudiar la dieta de especies animales, aunque su aplicabilidad en estudios de dieta en rapaces es poco conocida ». «Así pues —continúa el experto—, el carbono, el nitrógeno, o el azufre, unos elementos comunes a la biosfera, actúan como marcadores biogeoquímicos en los tejidos animales que pueden indicar la composición de la dieta en su entorno natural»
 
Para reconstruir la dieta de las águilas mediante el análisis de isótopos de las plumas, los autores tuvieron que caracterizaron inicialmente la composición isotópica de las principales categorías de presas de estas aves rapaces en Cataluña. Tal como explica Jaime Resano Mayor, primer autor del artículo, «hemos hecho un estudio metodológico para comparar las estimaciones de dieta aplicando el análisis de egagrópilas y de isótopos estables. Todo indica que el análisis isotópico de las plumas es eficaz para inferir la dieta de la especie durante la época de cría, y muy especialmente a nivel individual, un nivel que no es posible lograr con el estudio de las egagrópilas». Según los investigadores, el análisis convencional de egagrópilas es más recomendable en estudios que tengan el objetivo de identificar las presas a escala de especie.
 
Desde el punto de vista poblacional, el estudio constata un elevado grado de concordancia en las estimaciones de dieta mediante la AIE y la técnica de las egagrópilas. A escala de territorio, las dos metodologías mostraron similitudes en el orden de clasificación de mayor a menor consumo de las principales presas. Sin embargo, la concordancia para cada una de las tomas varió: en conejos, palomas y gaviotas se reveló moderada; en ardillas y pájaros paseriformes fue menor, y en perdices fue baja. Según los autores, los análisis de carbono y de nitrógeno son imprescindibles en todos los casos, mientras que el estudio del azufre es especialmente recomendable para estimar el consumo de gaviota patiamarilla (Larus michahellis).
 
Estrategias alimentarias del águila perdicera en Europa occidental
 
El análisis de la composición isotópica también es un indicador que permite inferir la composición y diversidad de la dieta (nicho trófico) del águila perdicera durante el periodo de cría a escala poblacional, según otro artículo del equipo de la UB publicado en la revista PLOS ONE, en este caso firmado también por Marcos Moleón, de la Universidad Miguel Hernández. El estudio valora la amplitud del nicho trófico de las poblaciones de águila perdicera en Cataluña, Andalucía y Francia, mediante el análisis de isótopos estables, y analiza si la amplitud del nicho trófico tiene efectos sobre la productividad (número de pollos por pareja) a escala poblacional y territorial.
 
«El nicho trófico de las poblaciones de águila en Andalucía es considerablemente menor al de las poblaciones en Francia y Cataluña —explica Jaime Resano Mayor— ya que el mayor consumo de conejo y perdiz en Andalucía reduce la diversidad trófica». Las diferencias de consumo de presas entre áreas pueden derivarse de la distinta disponibilidad de estas presas en el medio, que es menor en las regiones septentrionales. Entre otras conclusiones, el estudio detecta una correlación negativa entre la productividad anual y la amplitud del nicho trófico a escala poblacional. Desde el punto de vista territorial, la productividad aumentaba en aquellas parejas con baja diversidad trófica (debido a un consumo elevado de conejo y perdiz), así como en aquellas con valores intermedios de diversidad trófica (consumo moderado de estas tomas junto con las palomas); mientras que las parejas con diversidad trófica elevada mostraban una productividad menor. Estos resultados sugieren que la variación individual en la dieta a escala poblacional condiciona los parámetros vitales de los individuos y, en última instancia, inciden sobre la dinámica de las poblaciones, apuntan los autores.
 
Conocer la dieta para mejorar la protección de una especie amenazada
 
Conocer los efectos de la dieta sobre los parámetros vitales en especies amenazadas —como es el águila perdicera— es básico para planificar y aplicar medidas de conservación. En esta línea, el trabajo del Equipo de Biología de la Conservación de la UB sugiere que los territorios donde se detectan las tasas vitales más negativas para las águilas (productividad, supervivencia, etc.), hay que orientar las acciones de conservación en mejorar los recursos tróficos (conejos, palomas, etc.) para mejorar estos indicadores. Por otra parte, los estudios sobre la composición de la dieta no sólo pueden informar sobre los cambios en la abundancia y la disponibilidad de los recursos tróficos explotados por las águilas; a una escala más amplia, aportan nuevos datos de interés en estudios de bioindicación sobre cambios en los hábitats y ecosistemas donde habitan las poblaciones de águila perdicera, una de las aves rapaces más representativas— y también más amenazadas— de la región mediterránea.
 
Estos artículos científicos han recibido el apoyo de la Fundación Miquel Torres de Vilafranca del Penedès, la Diputación de Barcelona, el Ministerio de Ciencia e Innovación, y el Departamento de Educación del Gobierno de Navarra. La investigación del equipo de la UB también ha recibido la colaboración de los Centros Científicos y Tecnológicos de la UB (CCiTUB), el Grupo de Apoyo de Montaña del Cuerpo de Agentes Rurales de la Generalitat de Cataluña, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, y la Junta de Andalucía, así como del ministerio francés de Ecología, Energía, Desarrollo Sostenible y Mar, entre otros.