Lletra de dona es un espacio de publicación y difusión de reseñas de obras escritas por mujeres, dentro de los ámbitos tanto de la creación literaria (narrativa, teatro, poesía, ensayo, autobiografía) como de la teoría crítica
“Y allí estaba ella, sonriendo, los brazos descubiertos, el cuerpo expuesto. Rápidamente repasó en la memoria las veces que ella, a impulsos del amor, le había dicho pastel, casi con deseo de comérselo.” (144)
Ja ha quedat clar que no me’n vaig ensortir, m’he quedat sense casa sense dents sense mobles i sense la meva dona. Però el pardal és aquí sencer, dur com una mala cosa, la llengua també, i vaig llepant la figueta de l’Eulália, el foriol, i ella fa un crit fi, dur, un fuet, un os.
El vicario me dijo que una mujer no puede tener dos hombres. Que debe ser solo del esposo. Me dijo todo esto cuando yo fui a confesarme para el casamiento. Habló de una tal fidelidad o felicidad. Es una palabra que se parece a mi nombre. Que la tal fidelidad valoriza a las mujeres. (458)
Quiero ser poseída por los demonios en los volcanes y por las vírgenes en los valles, comulgantes de hostia consagrada o de semen, ser poseída por el cuerpo de Cristo, y por tu cuerpo, polla de hombre y testículos de hombre y lengua de hombre, ser poseída, tómame y úsame, nacida para ser poseída, entregada.
Viviréis, follaréis, moriréis. Y nada de lo que hagáis cambiará la idea del hombre. La idea del hombre persistirá con independencia de vuestras vidas y de vuestra muerte. La naturaleza os ignora. (…) A la lluvia no le conmueven vuestras jodidas alegrías, ni vuestras jodidas fatigas, ni vuestros jodidos dolores.
Lo siento. No puedo. No puedo comer en ese lugar. (…) No puedo comer junto a esa gente. Van demasiado limpios y su ropa es demasiado nueva. Me dan asco. El mismo asco que yo le doy a un africano. Los zapatos de esa gente son demasiado caros. (…) Yo merezco el escupitajo del africano. Yo merezco el odio del africano. Yo merezco el odio del pobre. Y la gentuza que come dos platos y postre en ese lugar merece mi odio.