Lletra de dona es un espacio de publicación y difusión de reseñas de obras escritas por mujeres, dentro de los ámbitos tanto de la creación literaria (narrativa, teatro, poesía, ensayo, autobiografía) como de la teoría crítica
“Mandásteme, señora mía, que contase esta noche un desengaño, para que las damas se avisen de los engaños y cautelas de los hombres, […] siendo mayor entretenimiento decir mal de ellas: pues ni comedia se representa, ni libro se imprime que no sea todo en ofensa de las mujeres, sin que se reserve ninguna.” (p. 124)
“Cuando los cuerpos ocupan espacios que no solían tender a habitar, ocurre algo distinto a la reproducción de los hechos materiales. La esperanza en que la reproducción fracase es la esperanza de nuevas impresiones, de que surjan nuevas líneas, nuevos objetos, o incluso nuevos cuerpos, que se reúnen al juntarse en torno a esta mesa.”
“The archive was an opaque hope, yet it kept slipping away as though it didn’t want to be found, plundered, excavated. It became outright seductive in its evasiveness, and it kept making clear that it didn’t want our masturbatory desire for it” (22).
Quiero ser poseída por los demonios en los volcanes y por las vírgenes en los valles, comulgantes de hostia consagrada o de semen, ser poseída por el cuerpo de Cristo, y por tu cuerpo, polla de hombre y testículos de hombre y lengua de hombre, ser poseída, tómame y úsame, nacida para ser poseída, entregada.
Viviréis, follaréis, moriréis. Y nada de lo que hagáis cambiará la idea del hombre. La idea del hombre persistirá con independencia de vuestras vidas y de vuestra muerte. La naturaleza os ignora. (…) A la lluvia no le conmueven vuestras jodidas alegrías, ni vuestras jodidas fatigas, ni vuestros jodidos dolores.
Lo siento. No puedo. No puedo comer en ese lugar. (…) No puedo comer junto a esa gente. Van demasiado limpios y su ropa es demasiado nueva. Me dan asco. El mismo asco que yo le doy a un africano. Los zapatos de esa gente son demasiado caros. (…) Yo merezco el escupitajo del africano. Yo merezco el odio del africano. Yo merezco el odio del pobre. Y la gentuza que come dos platos y postre en ese lugar merece mi odio.