J. VILELLA, «Un obispo-pastor de época teodosiana: Prisciliano»,
Studia Ephemeridis Augustinianum
58/2 (1997), pp. 503-530.
UN OBISPO-PASTOR DE ÉPOCA TEODOSIANA: PRISCILIANO
*
Son pocos los grandes nombres de la cristiandad antigua que han susci-
tado, entre sus estudiosos, tanta polémica como Prisciliano, una figura cen-
tral del fenómeno cristiano -no sólo hispano- del período teodosiano y
paradigma de los aspectos socio-políticos y mentales que caracterizan y de-
finen su época. La cuantiosa y, con frecuencia, antagónica bibliografía
1
existente acerca de Prisciliano y del priscilianismo evidencia los múltiples y
variados aspectos que gravitan a su alrededor y las dificultades interpreta-
tivas que presentan, sin duda propiciadas por las características de las fuen-
tes
2
relativas a la figura de Prisciliano y a sus creencias y prácticas
3
. Cons-
* Este estudio se ha realizado gracias a la concesión del proyecto de investi-
gación PS94-0242 subvencionado por la D.G.I.C.Y.T.
1 Dentro de la extensa y variada bibliografía de que ha sido objeto Prisciliano y
el priscilianismo queremos destacar los trabajos de Vollmann: B. VOLLMANN,
Studien
zum Priszillianismus. Die Forschung, die Quellen, der fünfzehnte Brief Papst Leos des Grossen
,
St. Ottilien 1965; ID.,
Priscillianus
,
RE
, suppl. 14 (1974), c. 485-559, una excelente
síntesis. Otras relevantes aportaciones son también: E.-Ch. BABUT,
Priscillien et le
Priscillianisme
, Paris 1909; A. PUECH,
Les origines du Priscillianisme et l'orthodoxie de
Priscillien
,
Bulletin d'ancienne littérature et d'archéologie chrétiennes
, 2 (1912), p. 81-95
y 161-213; J. A. DAVIDS,
De Orosio et sancto Augustino Priscillianistarum aduersariis
commentatio historica et philologica
, Hagae Comitis 1930; A. D'ALÈS,
Priscillien et l'Espagne
chrétienne à la fin du IV
e
siècle
, Paris 1936; J. M. RAMOS,
Prisciliano.
Gesta rerum,
Salamanca 1952; H. CHADWICK,
Priscillian of Avila. The Occult and the Charismatic in the
Early Church
, Oxford 1976; M. V. ESCRIBANO,
Iglesia y Estado en el certamen priscilianista.
Causa ecclesiae
y
iudicium publicum, Zaragoza 1988. Se proporciona un amplio
elenco bibliográfico en los trabajos mencionados de Vollmann y Escribano, así
como también en J. E. LÓPEZ PEREIRA,
Prisciliano de Avila y el priscilianismo desde el siglo
IV a nuestros días: rutas bibliográficas
,
Cuadernos abulenses
, 3 (1985), p. 13-77.
2 Las fuentes que, directa o indirectamente, son pertinentes en el estudio del
fenómeno priscilianista se hallan recogidas -aunque no de manera exhaustiva- en
B. VOLLMANN,
Studien zum Priszillianismus
, cit., p. 52-83. Cf. asimismo, J. E. LÓPEZ PEREIRA,
Prisciliano de Avila
, cit., p. 26-38.
3 La cuestión de la ortodoxia o heterodoxia de Prisciliano, muy controvertida
-sobre todo a partir del hallazgo de los
Tractatus
de Würzburg-, necesariamente
gravita en toda la bibliografía dedicada a Prisciliano y al priscilianismo -ver n. 1-.
Mencionamos únicamente aquí, en orden cronológico, aquellos títulos que consi-
deramos más representativos al respecto: F. PARET,
Priscillianus. Ein Reformator des
503
J. VILELLA
cientes de la amplitud y policromía de la cuestión priscilianista, a conti-
nuación nos limitaremos a exponer, en la medida de lo posible y necesa-
riamente con brevedad, los datos biográficos que pueden recabarse de los
textos antiguos acerca de Prisciliano y, para ello, estructuramos nuestra
exposición en tres partes que se hallan orgánicamente vinculadas: las obras
de Prisciliano, la doctrina y la conducta religiosa de Prisciliano y las acusa-
ciones a Prisciliano. Esperamos poder contribuir así a un mejor conoci-
miento del epónimo del priscilianismo y del mundo que encarna.
1. Las obras de Prisciliano
¿Cuáles son los escritos que actualmente se conservan de Prisciliano?
En su
Commonitorium de errore Priscillianistarum et Origenistarum
, Orosio dice
reproducir un fragmento de una carta de Prisciliano
4
para demostrar su
maniqueísmo. Incluso aceptándose su autenticidad, el fragmento que pro-
porciona Orosio se halla, sin duda, fuera de contexto, hecho que ofrece la
posibilidad de que Orosio haya tergiversado el sentido de este párrafo. Por
otra parte, como ha observado Vollmann
5
, Orosio, para la redacción de
este opúsculo, parece apoyarse en una fuente antipriscilianista en la que
seguramente también se ha basado el
Indiculus de haeresibus
en su parte
dedicada a los gnósticos
6
. Según Vollmann, tal fuente antipriscilianista po-
vierten Jahrhunderts. Eine Kirchengeschichtliche Studie, zugleich ein Kommentar zu den
erhaltenen Schriften Priscillians
, Würzburg 1891; A. PUECH,
Priscilliani quod superest,
edidit G. Schepss 1889
,
JS
(1891), p. 110-124, 243-255 y 307-318; A.
HILGENFELD,
Priscillianus und seine neuentdeckten Schriften
,
Zeitschrift für wissenschaft-
liche Theologie
, 35 (1892), p. 1-85; M. MENÉNDEZ PELAYO,
Opúsculos de Prisciliano y mo-
dernas publicaciones acerca de su doctrina
,
Revista de archivos, bibliotecas y museos
,
1899, n. 1-4 y 8-10; K. KÜNSTLE,
Antipriscilliana. Dogmengeschichtliche Untersuchungen
und Texte aus dem Streite gegen Priscillians Irrlehre
, Freiburg 1905; H. LECLERCQ,
L'Espa-
gne chrétienne
, Paris 1906
2
, p. 151-212; E.-Ch. BABUT,
Priscillien
, cit.; P. MONCEAUX,
La ques-
tion du Priscillianisme
,
JS
, 9 (1911), p. 70-75 y 104-113; A. PUECH,
Les
origines du Priscillianisme
, cit.; Z. GARCÍA VILLADA,
Historia eclesiástica de España
, I, 2, Madrid
1929, p. 91-145; J. A. DAVIDS,
De Orosio
, cit.; A. D'ALÈS,
Priscillien
, cit.; B. VOLLMANN,
Priscillianus
,
cit., c. 520-551; H. CHADWICK,
Priscillian of Avila
, cit.; A. B. J. M. GOOSEN,
Achtergronden van
Priscillianus'christelijke Ascese
, Nijmegen 1976; M. SOTOMAYOR,
La Iglesia en la España
romana
, in R. GARCÍA VILLOSLADA,
Historia de la Iglesia de España
, I, Madrid 1979, p. 260-272; A. ORBE,
Heterodoxia del
[
Priscilliani
]
Tractatus Genesis
,
Hispania sacra
, 33 (1981), p. 285-311;
M.V. ESCRIBANO,
Heterodoxia e historiografía
, in
Heterodoxos, reformadores y marginados en
la Antigüedad clásica
, Sevilla 1991, p. 137-160.
4 OROSIVS,
Common. de errore Prisc. et Orig.
, 2,
CC
49, p. 159.
5 B. VOLLMANN,
Priscillianus
, cit., c. 531-534.
6 Cf. PS. HIERONYMVS,
Indic. de haeres.
, 13-15,
PL
81, c. 638. En relación al
Indiculus
de haeresibus
, cf. H.-Ch. PUECH,
Histoire de l'ancienne église et patristique
,
AEHE
,
504
UN OBISPO-PASTOR DE ÉPOCA TEODOSIANA: PRISCILIANO
dría ser el libro apologético
7
del gran enemigo de Prisciliano, Itacio Claro
-probablemente obispo de Estoi-, hecho muy verosímil. Sabemos además
que Prisciliano es autor del prólogo a los
Canones in Pauli apostoli epistolas
,
en el que los dedica a un amigo suyo anónimo que le había encargado re-
futar la hermenéutica de estas epístolas realizada por herejes no identi-
ficados
8
, y seguramente también de los 90
Canones
que conocemos a través
de la versión de Peregrino, obispo cuya cronología y sede se desconocen
9
.
Son sólo éstos los textos conservados que podemos atribuir a Prisciliano
con un grado aceptable de seguridad y ello a pesar de saberse que Prisci-
liano escribió numerosas obras
10
. A partir de las noticias conservadas acer-
ca de su actividad literaria y del hecho de ser la cabeza del grupo priscilia-
V
e
sect., 1960-1961, p. 112-116, p. 114.
7 Cf.
supra
, n. 5. Según Isidoro -cf. ISIDORVS,
De uir. ill.
, 2,
Codoñer
, p. 135-, Itacio
Claro es autor de un libro apologético (
librum sub apologetici specie
) en contra de Pris-
ciliano, libro, no conservado y escrito en un momento del conflicto priscilianista
que no es posible precisar, en el cual se condenan los dogmas de Prisciliano, acu-
sándolo de maleficio y de conducta licenciosa, y en el que se afirmaba también que
un tal Marcos de Memfis, experto en artes mágicas y discípulo de Manes, había
sido maestro de Prisciliano. Es evidente que, en este punto, Itacio sigue y adapta la
caracterización que de Marcos el Mago hace Ireneo de Lión en su
Aduersus haereses
,
cf. IRENAEVS,
Adu. haer.
, 1, 13-16,
SC
264, p. 188-264. El Marcos de Ireneo es el
gnóstico del s. II discípulo de Valentino, cuyo gnosticismo es, básicamente, de
carácter gramatológico y aritmológico, de indudable ascendencia heleno-judía. Por
su parte, Jerónimo y Sulpicio Severo también parecen conocer el apologético de
Itacio, cf.: HIERONYMVS,
De uir. ill.
, 121,
TU
14, 1a, p. 53;
ID.,
Ep.
, 75, 3,
CSEL
55, p. 32; ID.,
Comment. in Esaiam
, 17, 64, 4.5,
CC
73A, p. 735;
SVLPICIVS SEVERVS,
Chron.
, 2, 46, 2,
CSEL
1, p. 99. Para esta cuestión, cf. E.-Ch. BABUT,
Priscillien
, cit., p. 33-56.
8 PRISCILLIANVS,
Can.
,
prol.
,
CSEL
18, p. 110-112.
9 Editados en
CSEL
18, p. 112-147. El texto actual de los
Canones
fue editado
por el obispo Peregrino -cuya identidad es desconocida-, quien, en su proemio a
los mismos, indica que su autor es Prisciliano y no Jerónimo. Dice asimismo Pere-
grino que considera la edición de estos
Canones
muy necesaria y declara que ha
corregido los contenidos doctrinalmente desviados (
correctis his quae prauo sensu
posita fuerant
), manteniendo, en cambio, todo lo que considera adecuado como
ejemplo de religión católica y respetando el orden original de la redacción de
Prisciliano, cf. PEREGRINVS,
Prooem. in ep. Pauli apost.
,
CSEL
18, p. 109.
10 HIERONYMVS,
De uir. ill.
, 121,
TU
14, 1a, p. 53; VINCENTIVS,
Common.
,
25,
CC
64, p. 182. En los
Tractatus
-ver n. 11-12- se alude a obras priscilianistas cuya
autoría puede o no corresponder a Prisciliano: PRISCILLIANVS,
Tract.
, 1,
CSEL
18, p. 3, l. 7-8;
ID.,
Tract.
, 2,
ibid.
, p. 35, l. 11-12; ID.,
Tract.
, 2,
ibid.
, p. 38, l. 7; ID.,
Tract.
, 2,
ibid.
, p. 41,
l. 19; ID.,
Tract.
, 2,
ibid.
, p. 43, l. 10, donde se dice explícitamente que se trata de un
escrito antimaniqueo, lógicamente anterior a la redacción del
Liber ad Damasum
-ver n. 14-.
Cf. también:
Exemp. profes.
,
Chadwick
, p. 325, l. 30-37;
Exemp. profes.
,
ibid
., p. 236, l.
56-60;
Exemp. profes.
,
ibid
., p. 236, l. 65-66;
Exemp. profes.
,
ibid
., p. 237, l. 85 y 88-89;
Exemp. profes.
,
ibid
., l. 105;
Conc. Brac.
I (561),
Barlow
, p. 109.
505
J. VILELLA
nista, Prisciliano ha recibido también, aunque con dudas, la atribución de
los 11
Tractatus
de Würzburg
11
. Como es sabido, estos
Tractatus
forman una
colección heterogénea que reúne tanto escritos apologéticos (I-III) como
homilías sobre temas diversos (IV-XI)
12
. Sea o no Prisciliano su autor -o el
autor de alguno de ellos-, es indudable que los tres primeros
Tractatus
son
de su época. Frente a lo que sucede con el
Liber ad Damasum
, cuya crono-
logía es claramente del 382
13
, el primero y el tercero no contienen indicios
cronológicos firmes aunque el
Liber apologeticus
fue compuesto para ser
11 Para el estado de la cuestión, cf. B. VOLLMANN,
Priscillianus
, cit., c. 490 y 552-559 y
H. CHADWICK,
Priscillian of Avila
, cit., p. 62-69. La autoría de estos
Tractatus
es uno de
los grandes problemas que presenta su correcta interpretación. El códice de
Würzburg no menciona en ningún momento el nombre del autor -o autores- de
los 11
Tractatus
. Schepps, al realizar su primera edición, concluye, a partir de las
evidencias internas de los opúsculos, que son obra de un único autor que sería
Prisciliano, cf. G. SCHEPSS,
Priscilliani quae supersunt
, Wien 1889 [
CSEL
18], p. VII-
VIII. En la investigación posterior conviven posturas unitarias, que siguen la línea
de Schepss, junto a posiciones analistas que niegan, siempre a partir de argumen-
tos internos, la autoría única de los
Tractatus
. Entre los analistas hay acuerdo sobre
el contenido priscilianista de los
Tractatus
, si bien postulan diferencias tanto por lo
que respecta a los autores como a las épocas y causas de composición de los mis-
mos. De todas maneras, en la crítica analista existe consenso en la adscripción de
los tres primeros a Prisciliano o a miembros de su círculo inmediato. Respecto a
esta cuestión, que ha generado una bibliografía considerable, es, por lo demás,
poco verosímil la defensa de Instancio -uno de los obispos seguidores de Priscilia-
no- como autor de los textos del manuscrito de Würzburg que hizo Morin -cf. G.
MORIN, Pro Instantio.
Contre l'attribution à Priscillien des opuscules du manuscrit de
Würzburg
,
RBen
30 (1913), p. 153-173, seguido, en este punto, por
otros autores. Por nuestra parte, citamos, únicamente a efectos prácticos, los
Tractatus
como si fuera Prisciliano el autor de los once, hecho poco probable.
12 Editados en
CSEL
18, p. 3-106. El códice de Würzburg, fechado en los s. V-VI
por sus características paleográficas, da título a cada uno de sus 11
Tractatus
, excep-
ción hecha del primero, al que Schepss denominó
Liber apologeticus
por su conteni-
do. Los títulos de los demás
Tractatus
son:
Liber ad Damasum episcopum
(II);
Liber de
fide et de apocryphis
(III);
Tractatus Paschae
(IV);
Tractatus Genesis
(V);
Tractatus exodi
(VI);
Tractatus primi psalmi
(VII);
Tractatus psalmi tertii
(VIII);
Tractatus ad populum I
(IX);
Tractatus ad populum II
(X);
Benedictio super fideles
(XI).
13 La primera intervención de Macedonio -
magister officiorum
en el 382-383- a
favor de los priscilianistas -justo después de ser rechazadas las apelaciones del gru-
po de Prisciliano a Dámaso y Ambrosio- tendría lugar en el año 382, quizás duran-
te su segunda mitad, así parece deducirse de la segunda intervención de Macedo-
nio en el conflicto priscilianista durante los primeros meses del año 383 y de la
proclamación de Máximo durante la primavera del mismo 383. Cf.
PLRE
, I, p. 526,
Macedonius
3.
506
UN OBISPO-PASTOR DE ÉPOCA TEODOSIANA: PRISCILIANO
leído ante unos obispos y a requerimiento de estos últimos
14
, hecho que se
ha puesto, a menudo, en relación con uno u otro de los dos
conuentus
sino-
dales conocidos en el decurso de la controversia priscilianista -Zaragoza y
Burdeos-, teniendo, en cambio, una cronología muy imprecisa los ocho
restantes. Sigue todavía abierta la cuestión de la autoría, cronología y
destino de estos
Tractatus
15
.
2. La doctrina y la conducta religiosa de Prisciliano
Debido a las dudas que gravitan sobre la atribución a Prisciliano de los
Tractatus
de Würzburg, no es posible saber si se le puede o no atribuir la
noticia proporcionada por el
Liber apologeticus
, cuyo autor afirma que, ha-
llando ya ridícula la religión pagana, había atravesado un período de indi-
ferencia ante la religión cristiana
16
, antes de su bautismo y conversión a un
ascetismo cristiano radicalizado
17
, conversión definida en este opúsculo
mediante el tópico del
portus securae quietis
18
. Idéntica problemática se plan-
tea en el
Liber ad Damasum
, cuando su autor declara haber recibido el bau-
tismo varios años antes de comenzar el conflicto priscilianista, de donde
puede colegirse una conversión al cristianismo en su edad adulta
19
.
Según los textos que le son adversos, Prisciliano configura su doctrina a
partir de la instrucción o formación que recibe de Agape -mujer noble- o
de Agape y Helpidio -retórico- a la vez
20
. Sean cuales sean sus mentores,
14 PRISCILLIANVS,
Tract.
, 1,
CSEL
18, p. 3. Cf. H. CHADWICK,
Priscillian of Avila
, cit., p.
47-51.
15 Cf.
supra
, n. 11.
16 PRISCILLIANVS,
Tract.
, 1,
CSEL
18, p. 14, l. 7-13. Dice:
otiosi ad deum et nulla eruditi
per scribturas fide uiueremus
.
17 PRISCILLIANVS,
Tract.
, 1,
CSEL
18, p. 4-5; ID.,
Tract.
, 1,
ibid.
, p. 7, l. 13-15; ID.,
Tract.
, 1,
ibid.
, p. 13, l. 13-14; ID.,
Tract.
, 1,
ibid.
, p. 31, l. 28-31.
18 ID.,
Tract.
, 1,
ibid.
, p. 4, l. 11-14.
19 ID.,
Tract.
, 2,
ibid.
, p. 34-35.
20 Jerónimo sólo pone en relación a Prisciliano con Agape: HIERONYMVS,
Ep.
,
133, 4,
CSEL
56, p. 248, l. 10-12; cf.: ID.,
Ep.
, 75, 3,
CSEL
55, p. 32; ID.,
Comment. in Esaiam
,
17, 64, 4.5,
CC
73A, p. 735. Sulpicio Severo afirma que los maestros de Prisciliano
fueron la mujer noble Agape y el retórico Helpidio: SVLPICIVS SEVERVS,
Chron.
, 2, 46, 2,
CSEL
1, p. 99, l. 21. Cf. PROSPER
, Epit. Chron.
, a. 379,
MGH aa
9,
Chronica minora
1, p.
460. Indica asimismo Jerónimo en su
ep.
133 que, antes de instruir a Prisciliano,
Agape también había enseñado a Helpidio. Es posible, además, que Helpidio estu-
viera casado con Agape, lo cual explicaría mejor, de ser cierta, la influencia de Agape
tanto sobre Helpidio como sobre Prisciliano. Dice Jerónimo en su
ep.
133:
mulier
uirum, caecum caeca duxit in foueam
, afirmación que permite, en el contexto de este
pasaje, interpretar el quiasmo en el sentido de "la mujer al marido". Por otra parte,
y como hemos dicho -ver n. 7-, Isidoro hace a Prisciliano discípulo de Marcos,
hecho inverosímil. Es igualmente imposible la relación de Agape y Helpidio con
507
J. VILELLA
Prisciliano forja una doctrina en torno a la cual gira el conflicto priscilia-
nista y cuyas grandes líneas teológicas se localizan en pasajes diversos de
los
Tractatus
de Würzburg y son ordenadas y sistematizadas en los
Canones
in Pauli apostoli epistolas
. Estas líneas hacen referencia, básicamente, a la na-
turaleza de Dios
21
, a la identidad Dios-Cristo a través de la Encarnación
22
, a
la naturaleza de Cristo
23
, a la concepción doxológica
24
, a la creación
25
, a la
escatología
26
y al dualismo
27
.
En otro orden de cosas, como evidencian los
Tractatus
y los
Canones
, la
conducta religiosa priscilianista consta, en síntesis, de estos elementos: la
defensa del ascetismo
28
-que se manifiesta en el celibato
29
-; la renuncia a
Marcos que indica explícitamente Sulpicio Severo -SVLPICIVS SEVERVS,
Chron.
, 2, 46, 2,
CSEL
1, p. 99, l. 19-21- y que también parece recoger Jerónimo: HIERONYMVS,
De
uir. ill.
, 121,
TU
14, 1a, p. 53; ID.,
Ep.
, 75, 3,
CSEL
55, p. 32; ID.,
Comment. in Esaiam
, 17, 64, 4.5,
CC
73A, p. 735.
21 PRISCILLIANVS,
Can.
, 1,
CSEL
18, p. 112-113; ID.,
Can.
, 8,
ibid.
, p. 115; ID.,
Can.
,
10,
ibid.
, p. 116. Cf.
De Trinit. fidei cathol.
,
Morin
, p. 178-205.
22 PRISCILLIANVS,
Tract.
, 1,
CSEL
18, p. 7; ID.,
Tract.
, 1,
ibid.
, p. 8-9; ID.,
Tract.
,
1,
ibid.
, p. 13; ID.,
Tract.
, 1,
ibid.
, p. 16; ID.,
Tract.
, 1,
ibid.
, p. 21-23; ID.,
Tract.
, 1,
ibid.
, p.
25; ID.,
Tract.
, 1,
ibid.
, p. 27-33; ID.,
Tract.
, 2,
ibid.
, p. 35-39; ID.,
Tract.
, 3,
ibid.
, p. 49; ID.,
Tract.
, 3,
ibid.
, p. 51; ID.,
Tract.
, 3,
ibid.
, p. 55-56; ID.,
Tract.
, 4,
ibid.
, p. 57-61; ID.,
Tract.
, 5,
ibid.
, p. 75; ID.,
Tract.
, 6,
ibid.
, p. 72; ID.,
Tract.
, 6,
ibid.
, p. 74-75; ID.,
Tract.
, 6,
ibid.
, p. 77;
ID.,
Tract.
, 7,
ibid.
, p. 82-83; ID.,
Tract.
, 10,
ibid.
, p. 92-93; ID.,
Tract.
, 10,
ibid.
, p. 102; ID.,
Can.
, 1,
ibid.
, p. 112-113; ID.,
Can.
, 8,
ibid.
, p. 115; ID.,
Can.
, 10,
ibid.
, p. 116; ID.,
Can.
,
12-19,
ibid.
, p. 116-119; ID.,
Can.
, 83,
ibid.
, p. 144. Cf.:
Exemp. profes.
,
Chadwick
, p. 235, l.
15-16 y 35-37; OROSIVS,
Common. de errore Prisc. et Orig.
, 2,
CC
49, p. 160; AVGVSTINVS,
C. mend.
, 6, 10,
CSEL
41, p. 482; ID.,
C. mend.
, 11, 25,
ibid.
, p. 503; PASTOR,
Libell. in mod.
symb.
,
Rodríguez
, p. 342, l. 238-243. Algunos autores ponen en relación al priscilianismo con el
sabelianismo: AVGVSTINVS,
Ad Oros. c. Prisc. et Orig.
, 4,
CC
49, p. 168; ID.,
De haeres.
, 70,
2,
CC
46, p. 333;
Praedestinatus
, 70,
PL
53, c. 612; LEO I,
Ep.
, 15, 1,
Vollmann
, p. 125; ID.,
Ep.
, 15, 17,
ibid.
, p. 137;
Conc. Brac.
I (561),
Barlow
, p. 107.
23 PRISCILLIANVS,
Tract.
, 5,
CSEL
18, p. 66; ID.,
Tract.
, 6,
ibid.
, p. 74-75; ID.,
Can.
, 12-19,
ibid.
,
p. 116-119; ID.,
Can.
, 83,
ibid.
, p. 144. Cf.
De Trinit. fidei cathol.
,
Morin
, p. 178-205.
24 PRISCILLIANVS,
Tract.
, 2,
CSEL
18, p. 37; ID.,
Tract.
, 11,
ibid.
, p. 103-104. Cf. OROSIVS,
Common.
de errore Prisc. et Orig.
, 2,
CC
49, p. 160;
De Trinit. fidei cathol.
,
Morin
, p. 178-205;
Fides
"s. Ambrosii"
,
Künstle
, p. 59.
25 PRISCILLIANVS,
Tract.
, 5,
CSEL
18, p. 62-68, especialmente p. 64-65. En este
Tractatus
se condenan posiciones heréticas, de carácter maniqueo, en relación a la
creación-inicio del mundo, cf. PRISCILLIANVS,
Tract.
, 5,
CSEL
18, p. 63-64.
26 ID.,
Can.
, 85-88,
ibid.
, p. 145-146.
27 ID.,
Tract.
, 6,
ibid.
, p. 74; ID.,
Tract.
, 6,
ibid.
, p. 76; ID.,
Tract.
, 9,
ibid.
, p. 97-98;
ID.,
Tract.
, 10,
ibid.
, p. 99, l. 4-9; ID.,
Can.
, 2-6,
ibid.
, p. 113-115; ID.,
Can.
, 11,
ibid.
, p. 116;
ID.,
Can.
, 22-23,
ibid.
, p. 120; ID.,
Can.
, 25,
ibid.
, p. 121; ID.,
Can.
, 29,
ibid.
, p. 123; ID.,
Can.
, 52,
ibid.
, p. 131. Cf.:
Exemp. profes.
,
Chadwick
, p. 235, l. 29; OROSIVS,
Common. de
errore Prisc. et Orig.
, 2,
CC
49, p. 158-160; AVGVSTINVS,
De nat. et orig. animae
, 3, 7, 9,
CSEL
60, p. 367; ID.,
De haeres.
, 70,
CC
46, p. 333-334;
Praedestinatus
, 70,
PL
53, c. 612;
PASTOR,
Libell. in mod. symb.
,
Rodríguez
, p. 342, l. 236-237; ID.,
Libell. in mod. symb.
,
ibid.
, p. 343, l. 252-255; LEO I,
Ep.
, 15, 6,
Vollmann
, p. 128-129; ID.,
Ep.
., 15, 8,
ibid.
, p.
129; ID.,
Ep.
, 15, 17,
ibid.
, p. 136-137;
Conc. Brac.
I (561),
Barlow
, p. 198.
28 PRISCILLIANVS,
Tract.
, 4,
CSEL
18, p. 58-59; ID.,
Tract.
6,
ibid.
, p. 70-71; ID.,
Tract.
, 7,
ibid.
, p. 82-83;
508
UN OBISPO-PASTOR DE ÉPOCA TEODOSIANA: PRISCILIANO
los bienes mundanos
30
; abstención de la carne y del alcohol
31
y el aparta-
miento de la iglesia durante los períodos de Cuaresma y Navidad
32
; estudio
de las Escrituras en un sentido amplio e incluyendo, a modo de soporte
doctrinal, textos apócrifos, cuya licitud defiende particularmente el
Liber de
fide et de apocryphis
33
; importancia del don de la profecía carismática recibi-
ID.,
Tract.
, 8,
ibid
., p. 87; ID.,
Tract.
, 9,
ibid
., p. 90; ID.,
Tract.
, 10,
ibid
., p. 92-94; ID.,
Tract
., 10,
ibid
.,
p. 96-97. Cf.
Conc. Caesar.
I (378/380), c. 6,
Rodríguez
, p. 295-296.
29 PRISCILLIANVS,
Tract.
, 1,
CSEL
18, p. 29; ID.,
Tract.
, 4,
ibid.
, p. 58-59; ID.,
Tract.
, 5,
ibid.
, p. 65; ID.,
Tract.
, 6,
ibid.
, p. 81; ID.,
Tract.
, 10,
ibid.
, p. 100-101; ID.,
Can.
,
33-34,
ibid.
, p. 124. Cf.: ID.,
Tract.
, 2,
ibid.
, p. 36; ID.,
Can.
, 57,
ibid.
, p. 134; FILASTRIVS,
Diuer. heres. liber
, 84,
CC
9, p. 253;
Exemp. profes.
,
Chadwick
, p. 239, l. 148-149;
AVGVSTINVS,
C. mend.
, 14, 30,
CSEL
41, p. 510-511; ID.,
De haeres.
, 70,
2,
CC
46, p. 333;
Praedestinatus
, 70,
PL
53, c. 612; PASTOR,
Libell. in mod. symb.
,
Rodríguez
,
p. 344, l. 268-269; LEO I,
Ep.
, 15,
praef.
, 8,
Vollmann
, p. 124, l. 36-37; ID.,
Ep.
, 15, 7,
ibid.
,
p. 129; ID.,
Ep.
, 15, 17,
ibid.
, p. 137;
Conc. Brac.
I (561),
Barlow
, p. 108. Sin embargo,
algunos textos adversos al priscilianismo informan acerca de la naturaleza obscena de las
reuniones priscilianistas, cf.:
Conc. Caesar.
I (378/380), c. 1,
Rodríguez
, p. 293; HIERONYMVS,
Comment. in Esaiam
, 17, 64, 4.5,
CC
73A, p. 735, l. 30; ID.,
Ep.
, 133, 3,
CSEL
56, p. 243;
AVGVSTINVS,
De nat. boni
, 47,
CSEL
25, p. 886-887; ID.,
C. mend.
, 7, 17,
CSEL
41, p. 488;
MONTANVS,
Ep.
, 1,
Rodríguez
, p. 361-362, l. 217-219;
Conc. Brac.
I (561),
Barlow
, p. 109.
30 PRISCILLIANVS,
Tract.
, 1,
CSEL
18, p. 4-5; ID.,
Tract.
, 1,
ibid.
, p. 17; ID.,
Tract.
,
2,
ibid.
, p. 34-35; ID.,
Tract.
, 4,
ibid.
, p. 57; ID.,
Tract.
, 4,
ibid.
, p. 59; ID.,
Tract.
, 6,
ibid.
, p.
77; ID.,
Tract.
, 9,
ibid.
, p. 94; ID.,
Tract.
, 10,
ibid.
, p. 99; ID.,
Can.
, 37-38,
ibid.
, p. 125-126;
ID.,
Can.
, 89,
ibid.
, p. 146.
31 ID.,
Tract.
, 4,
ibid.
, p. 58-60; ID.,
Can.
, 35-36,
ibid.
, p. 125. Cf.:
Conc. Caesar.
I
(378/380), c. 2,
Rodríguez
, p. 293-294; FILASTRIVS,
Diuer. heres. liber
, 84,
CC
9, p. 253;
AVGVSTINVS,
Ep.
, 36, 28,
CSEL
34, 2, p. 57; ID.,
De haeres.
, 70, 2,
CC
46, p. 334;
Praedestinatus
, 70,
PL
53, c. 612; PASTOR,
Libell. in mod. symb.
,
Rodríguez
, p. 344, l. 270-
272; VIGILIVS,
Ep.
, 1, 1,
PL
84, c. 829-831;
Conc. Brac.
I (561),
Barlow
, p. 107-108;
Conc.
Brac.
I (561), c. 14,
ibid.
, p. 113. Lo contrario se afirma en PS. OROSIVS,
Ep. ad Aug. de
haeres.
,
Svennung
, p. 189, l. 23-24.
32 PRISCILLIANVS,
Tract.
, 4,
CSEL
18, p. 58. Cf.:
Conc. Caesar.
I (378/380), c. 2,
Rodríguez
,
p. 293-294;
Conc. Caesar.
I (378/380), c. 4,
ibid.
, p. 294-295; LEO I,
Ep.
, 15, 4,
Vollmann
, p. 126-127,
práctica que vincula a los priscilianistas con los seguidores de Cerdón y Marción,
así como con los maniqueos.
33 En el concilio I de Zaragoza, Hidacio ya acusa a los priscilianistas del uso de textos
apócrifos, ver n. 87. Para la defensa de la interpretación libre de las Escrituras incluyendo ciertos
apócrifos, PRISCILLIANVS,
Tract.
, 3,
CSEL
18, p. 44-56. Cf.: ID.,
Tract.
, 5,
ibid.
, p. 70;
De
Trinit. fidei cathol.
,
Morin
, p. 193-194. El criterio de la distinción entre apócrifos heréticos y
ortodoxos queda establecido en PRISCILLIANVS,
Tract.
, 3,
CSEL
18, p. 48; ID.,
Tract.
, 3,
ibid.
, p.
51-52. Cf. además: ID.,
Tract.
, 1,
ibid.
, p. 30; ID.,
Tract.
, 1,
ibid.
, p. 32; ID.,
Tract.
, 2,
ibid.
,
p. 41; ID.,
Tract.
, 8,
ibid.
, p. 87. En relación a las prevenciones de los priscilianistas respecto
a ciertos apócrifos interpolados por herejes: PRISCILLIANVS,
Tract.
, 1,
CSEL
18, p. 22;
ID.,
Tract.
, 2,
ibid.
, p. 42; ID.,
Tract.
, 3,
ibid.
, p. 46; ID.,
Tract.
, 3,
ibid.
, p. 51; ID.,
Tract.
,
3,
ibid.
, p. 56; ID.,
Can.
,
prol.
,
ibid.
, p. 110. La lectura de textos apócrifos está bien
documentada por fuentes adversas a Prisciliano:
Exemp. profes.
,
Chadwick
, p. 237, l. 84-85;
Exemp.
profes.
,
ibid.
, p. 239, l. 149; INNOCENTIVS I,
Ep.
, 6, 7,
Wurm
, p. 76-78; HIERONYMVS,
509
J. VILELLA
do sin mediación de la jerarquía eclesiástica, con especial énfasis en la fi-
gura del maestro (
doctor
)
34
y en la existencia de grados entre los creyentes
según el conocimiento
35
; defensa de la igualdad de sexos y estamentos
sociales entre los creyentes
36
.
Sin embargo, a pesar de ser éstos los principales puntos que se despren-
den del manuscrito de Würzburg, no es posible conocer con exactitud el
contenido de la doctrina de Prisciliano, debido al carácter heterogéneo de
dicho manuscrito
37
. Además, Prisciliano es expurgado y revisado en los
Canones
38
, hecho que nos deja en la ignorancia del contenido original de
los mismos, pudiéndose también suponer, aunque no consta explícitamen-
te, que los
Tractatus
han podido sufrir un idéntico proceso de revisión. Por
otra parte, Prisciliano nos es presentado, por una gran cantidad de fuentes
que le son contrarias, como autor de una doctrina herética que es radical-
mente distinta de la que conocemos a través de los escritos priscilianistas,
Prol. in Pent.
,
Weber
, p. 3, l. 19-20; OROSIVS,
Common. de errore Prisc. et Orig.
, 2,
CC
49, pp. 159-160; AVGVSTINVS,
Ep.
, 237, 2-4,
CSEL
57, p. 526-528; ID.,
De haeres.
, 70,
2,
CC
46, p. 334;
Praedestinatus
, 70,
PL
53, c. 612; PASTOR,
Libell. in mod. symb.
,
Rodríguez
,
p. 343, l. 259-261; TVRIBIVS,
Ep. ad Idac. et Cep.
, 3-6,
PL
54, c. 694-695; LEO I,
Ep.
, 15,
praef.
, 11,
Vollmann
, p. 124; ID.,
Ep.
, 15, 6,
ibid.
, p. 134; ID.,
Ep.
, 15, 15,
ibid.
, p. 133-134;
Conc. Brac.
I (561),
Barlow
, p. 106, l. 4-6;
Conc. Brac.
I (561),
ibid.
, p. 109; BRAVLIO,
Ep.
, 44,
Riesco
, p. 170, l. 78-79. Toribio dice que, en su época, los priscilianistas de la
Gallaecia
veneraban, además de otras obras apócrifas que no cita, las
Acta
(
Actus
) de Santo Tomás, de
San Andrés, de San Juan y la
Memoria Apostolorum
: TVRIBIVS,
Ep. ad Idac. et Cep.
, 5,
PL
54, c. 694. La
Memoria Apostolorum
es también citada por Orosio como un apócrifo utilizado
por los priscilianistas: OROSIVS,
Common. de errore Prisc. et Orig.
, 2,
CC
49, p. 159. Otros
textos apócrifos presumiblemente utilizados por los priscilianistas son:
Collect. de diuer. sent.
,
De Bruyne
, p. 321-322;
Apocal.
,
ibid.
, p. 323-324;
Sermo s. Aug. episc.
,
ibid.
, p. 324-325;
Hom. de die iud.
,
ibid.
, p. 326-327;
De parab. Salom.
,
ibid.
, p. 328-330;
Liber "canon in
ebreica" Hieron. presb.
,
ibid.
, p. 331-334;
Apocal. Thomae
,
Bihlmeyer
, p. 272-274;
Frag.
de creat. mundi
,
Dold-Eizenhöfer
, p. 186*;
Ep. Titi de dipos. sanctim.
,
De Bruyne
, p. 48-63.
Respecto a la actitud priscilianista ante los apócrifos, cf. los comentarios -que no subscribimos
en su totalidad- de E.-Ch. BABUT,
Priscillien
, cit., p. 215-240.
34 PRISCILLIANVS,
Tract.
, 1,
CSEL
18, p. 32; ID.,
Tract.
, 2,
ibid.
, p. 35;
Tract.
, 3,
ibid.
, p. 56; ID.,
Tract.
, 6,
ibid.
, p. 80, l. 26; ID.,
Can.
, 39,
ibid.
, p. 126; ID.,
Can.
, 44,
ibid.
,
p. 128; ID.,
Can.
, 48,
ibid.
, p. 130. Cf.: ID.,
Can.
, 21,
ibid.
, p. 120; ID.,
Can.
, 61,
ibid.
, p. 135;
Conc. Caesar.
I (378/380), c. 7,
Rodríguez
, p. 296. Para la insistencia en el
sermo
profético:
PRISCILLIANVS,
Tract.
, 5,
CSEL
18, p. 62; ID.,
Tract.
, 6,
ibid.
, p. 69; ID.,
Tract.
, 7,
ibid.
,
p. 83; ID.,
Tract.
, 10,
ibid.
, p. 92. Cf.:
Conc. Caesar.
I (378/380), c. 7,
Rodríguez
, p. 296;
TVRIBIVS,
Ep. ad Idac. et Cep.
, 4,
PL
54, c. 694.
35 PRISCILLIANVS,
Tract.
, 1,
CSEL
18, p. 3, l. 9; ID.,
Tract.
, 2,
ibid.
, p. 36; ID.,
Tract.
, 5,
ibid.
, p. 67-68. Cf.: HIERONYMVS,
Ep.
, 133, 3,
CSEL
56, p. 245, l. 16-18; TVRIBIVS,
Ep. ad Idac. et Cep.
, 4,
PL
54, c. 694.
36 PRISCILLIANVS,
Tract.
, 1,
CSEL
18, p. 28; ID.,
Can.
, 55,
ibid.
, p. 133.
37 Ver n. 11-12. Cf. H. CHADWICK,
Priscillian of Avila
, cit., p. 70-100.
38 Ver n. 9.
510
UN OBISPO-PASTOR DE ÉPOCA TEODOSIANA: PRISCILIANO
aunque es imposible saber si las fuentes antipriscilianistas hacen distin-
ción, en lo que respecta a los principios doctrinales y conductuales, entre
Prisciliano y sus continuadores, puesto que se trata de obras tardías, parcia-
les y, a menudo, tendenciosas
39
. El contenido herético del priscilianismo
está expuesto, básicamente, por Orosio, Agustín, León Magno y por la
Regula fidei
transmitida por la Colección Canónica Hispana dentro de las
actas del concilio I de Toledo del año 400.
En su
Commonitorium de errore Priscillianistarum et Origenistarum
, el presbí-
tero galaico Orosio -quien afirma que la herejía de Prisciliano es semejante
al maniqueísmo- dice
40
que Prisciliano defiende que el alma, nacida de
Dios, surge de una especie de "almacén" (
de quodam promptuario
)
41
con el
propósito declarado de luchar contra el mal y, tras ser instruída por los
ángeles, desciende a través de unos círculos, siendo entonces atrapada por
el principio maligno y ligada a los diversos cuerpos, a los que se adscribe
en forma de quirógrafo (
chirographus
), siendo este quirógrafo disuelto por
Cristo
42
, quien lo fija a la Cruz mediante su pasión
43
.
Indica
44
también Orosio que Prisciliano enseña que los nombres de los
patriarcas son miembros del alma -Rubén la cabeza, Judá el pecho y así
sucesivamente-, mientras que los miembros del cuerpo corresponden a los
signos zodiacales -Aries la cabeza, Tauro la cerviz, etc.-, significando con
esto último el origen de las tinieblas y del príncipe del mundo. Al decir de
Orosio, Prisciliano se basa para lo anterior en un apócrifo titulado
Memoria
Apostolorum
45
, del que extrae además enseñanzas secretas de Cristo a los
39 Un ejemplo de la diferencia doctrinal entre la doctrina de Prisciliano y el pris-
cilianismo posterior podría ser la cuestión del carácter no engendrado (
innascibilis
)
de Cristo, aspecto particularmente discutido en el concilio I de Toledo del año 400:
Exemp. profes.
,
Chadwick
, p. 235, l. 27-30 y 36-37;
Exemp. profes.
,
ibid.
, p. 236, l. 54-56. Sin embargo, la cues-
tión de la innascibilidad sólo aparece en una ocasión en el manuscrito de Würzburg
y en un contexto en el que no se aprecia ningún tipo de desviación de la ortodoxia:
PRISCILLIANVS,
Tract.
, 6,
CSEL
18, p. 74. En relación a este tema, cf.: PASTOR,
Libell. in
mod. symb.
,
Rodríguez
, p. 343, l. 246-247; LEO I,
Ep.
, 15, 3,
Vollmann
, p. 126; ID.,
Ep.
, 15, 17,
ibid.
, p. 137, donde se hace referencia a la doctrina del carácter unigénito del Hijo,
inscribiendo esta doctrina en la tradición herética de Pablo de Samosata y Fotino.
40 OROSIVS,
Common. de errore Prisc. et Orig.
, 2,
CC
49, p. 158-159. Orosio ilustra
su interpretación con la cita textual de una epístola de Prisciliano, ver n. 4.
41 Cf. HIERONYMVS,
Ep.
, 126, 1,
CSEL
56, p. 143, l. 9:
thesauro
.
42 Cf.: PRISCILLIANVS,
Tract.
, 1,
CSEL
18, p. 16, l. 23; ID.,
Can.
, 17,
ibid.
, p. 119, l. 5.
43 Para la doctrina del quirógrafo, cf. AVGVSTINVS,
Ep.
, 190, 23-24,
CSEL
57, p. 159-
160.
44 OROSIVS,
Common. de errore Prisc. et Orig.
, 2,
CC
49, p. 159-160.
45 Ver n. 33. Siempre según Orosio, en este libro también se hallan creencias
como la del príncipe de la humedad y el príncipe del fuego y se muestra que los
bienes del mundo se realizan no por poder (
potentia
) sino por artificio (
arte
) de Dios.
511
J. VILELLA
discípulos a partir de parábolas como la del sembrador. Dice también
Orosio que Prisciliano se refiere a la Trinidad sólo de nombre, sin que ésta
tenga existencia o propiedades, siendo Cristo uno solo, Padre, Hijo y
Espíritu Santo
46
.
Agustín se refiere a la doctrina de Prisciliano en varios de sus escritos.
En su
Ad Orosium contra Priscillianistas et Origenistas
, Agustín, para quien los
priscilianistas están muy próximos a los maniqueos -por lo que muchos de
sus escritos contra los maniqueos también les son aplicables-, alude
47
, para
rebatirlo, al
dogma Priscilliani
, según el cual la naturaleza del alma es divi-
na
48
, idea contraria a la ortodoxia. En su
ep.
165, dice que los priscilianistas
(
Hispana Priscilliani haeresis
) consideran el alma una emanación de la subs-
tancia de Dios, idea, según Agustín, de los estoicos y de los maniqueos
49
.
En la
ep.
202A, Agustín se refiere también, en relación con el mismo tema,
a la creencia priscilianista y origenista según la cual las almas son dadas a
los cuerpos mortales en razón de los méritos de la vida anterior
50
. En el
Contra mendacium
, hace referencia
51
al tema de la naturaleza del alma en
idénticos términos cuando dice que los priscilianistas afirman que el alma
es una parte de Dios
52
, teniendo su misma naturaleza y substancia.
En la
ep.
237, Agustín, que manifiesta haber leído un códice priscilia-
nista, se refiere a la veneración de los priscilianistas por himnos y escritos
apócrifos. Dice que los priscilianistas se diferencian en esto de los otros
herejes, puesto que los maniqueos, marcionitas y otros rechazan parte de
los libros canónicos, especialmente el Antiguo Testamento y los profetas,
mientras que los seguidores de Prisciliano aceptan todas las Escrituras,
canónicas o no, pervirtiendo su sentido. En esto radica la mendacidad del
priscilianismo para Agustín, quien califica al priscilianismo como la más fa-
laz de todas las sectas, puesto que practican un doble lenguaje, protegien-
do su doctrina, de ser necesario, mediante el perjurio, y justificando en las
Escrituras tal falsedad
53
. En el
Contra mendacium
, donde Agustín menciona
y conoce la
Libra
de Dictinio, se hallan otras referencias a la falsedad prisci-
lianista -diciendo, una y otra vez, Agustín que los priscilianistas practican la
46 OROSIVS,
Common. de errore Prisc. et Orig.
, 2,
CC
49, p. 160.
47 AVGVSTINVS,
Ad Oros. c. Prisc. et Orig.
, 1-4,
ibid
, p. 165-168. Cf. ID.,
Retract.
, 2, 44,
CC
57, p. 126.
48 Cf.
Exemp. profes.
,
Chadwick
, p. 235, l. 15-16;
Conc. Brac.
I (516),
Barlow
, p. 107.
49 AVGVSTINVS,
Ep.
, 165, 1,
CSEL
44, p. 542. Cf. HIERONYMVS,
Ep.
, 126, 1,
CSEL
56, p.
143.
50 AVGVSTINVS,
Ep.
, 202A, 8,
CSEL
57, p. 307.
51 ID.,
C. mend.
, 5, 8,
CSEL
41, p. 479, l. 20-21.
52 Cf. PS. AMBROSIVS,
Alterc. c. eos, qui animam non confitentur esse facturam aut ex
traduce esse dicunt
,
Caspari
, p. 229.
53 AVGVSTINVS,
Ep.
, 237,
CSEL
57, p. 526-532.
512
UN OBISPO-PASTOR DE ÉPOCA TEODOSIANA: PRISCILIANO
mentira, justificándola en las Escrituras-
54
, así como en el
De haeresibus
, obra
en la que Agustín caracteriza el priscilianismo a partir de la yuxtaposición y
síntesis que hace de las informaciones proporcionadas por Filastrio
55
y
Orosio, añadiendo que las almas descienden a través de siete cielos y tam-
bién que los priscilianistas se destacaban de los demás herejes por practicar
una doctrina secreta que protegían incluso mediante el perjurio
56
. Por úl-
timo, Agustín se ocupa de la doctrina priscilianista en materia trinitaria en
el
Ad Orosium contra Priscillianistas et Origenistas
57
y en el
De haeresibus
,
donde acusa a Prisciliano de mantener, respecto a la Trinidad, el dogma
sabeliano, calificado por Agustín de
antiquum
58
.
León Magno, en su respuesta a la carta que había recibido de Toribio
59
-obispo de Astorga-, revisa y ordena dieciséis opiniones heréticas del pris-
cilianismo
60
. En esta carta, la descripción del priscilianismo coincide, en
términos generales, con el
Commonitorium de errore Priscillianistarum et
Origenistarum
de Orosio
61
y con algunos cánones del concilio I de Zarago-
za
62
. Tal como es descrito por León, el priscilianismo recoge errores proce-
dentes de muchas herejías, particularmente del maniqueísmo y del monar-
quianismo. Si bien León expone pormenorizadamente todas y cada una de
dichas proposiciones heréticas, en la
praefatio
y en la conclusión de su carta
realiza una síntesis en la que destaca los elementos que considera más des-
tacados del priscilianismo. Estos son: el error trinitario monarquiano y
arriano
63
, el dualismo de raíz maniquea
64
, la práctica de las artes mágicas y
54 ID.,
C. mend.
,
CSEL
41, p. 469-528. Cf.: ID.,
Enchir. ad Laurent. de fide et spe et
carit.
, 6, 18,
CC
46, p. 58, l. 1-7; ID.,
Retract.
, 2, 60,
CC
57, p. 138.
55 Cf. FILASTRIVS,
Diuer. heres. liber
, 84,
CC
9, p. 253-254.
56 AVGVSTINVS,
De haeres.
, 70,
CC
46, p. 333-334. Obviamente, en el epítome del
De haeresibus
de Agustín se siguen las mismas fuentes:
Praedestinatus
, 70,
PL
53, c. 612.
Respecto a la mendacidad de los priscilianistas, cf. también:
Exemp.
profes
.
, Chadwick
,
p. 238, l. 116-119; CONSENTIVS,
Ep.
, 11*,
apud
AVGVSTINVS,
Ep.
,
CSEL
88, p. 51-70;
TVRIBIVS,
Ep. ad Idac. et Cep.
, 4,
PL
54, c. 694.
57 AVGVSTINVS,
Ad Oros. c. Prisc. et Orig.
, 4,
CC
49, p. 168.
58 ID.,
De haeres.
, 70, 2,
CC
46, p. 334, l. 30-32.
59 En relación a Toribio de Astorga y a su actividad epistolar, cf. J. VILELLA,
La
correspondencia entre los obispos hispanos y el papado durante el siglo V
,
Studia Ephemeridis
Augustinianum
, 46 (1994), p. 457-481, p. 465-471.
60 LEO I,
Ep
., 15,
Vollmann
, p. 122-138.
61 Se trata de los capítulos 1, 5, 8, 10, 11, 12 y 14.
62 Los capítulos 4 y 6 de León son iguales, respectivamente, a los cánones 4 y 1
del concilio I de Zaragoza. Respecto a estos cánones, ver n. 85.
63 LEO I,
Ep.
, 15, 1-3,
Vollmann
, p. 125-126.
64 ID.,
Ep.
, 15, 4-10,
ibid.
, p. 126-131.
513
J. VILELLA
las creencias astrológicas
65
y la predilección por la lectura de apócrifos,
con mención expresa de los tratados de Dictinio
66
. Más de un siglo des-
pués, el concilio I de Braga presenta un elenco de errores priscilianistas en
unos términos muy similares a la carta de León
67
.
Como señalaron Morin
68
y Kattenbusch
69
, la
Regula fidei
transmitida por
la Colección Canónica Hispana dentro de las actas del concilio I de Tole-
do
70
debe ser atribuida al obispo Pastor
71
. Las creencias y prácticas presun-
tamente priscilianistas condenadas en esta profesión de fe son: creencia en
la no creación divina del mundo; creencia en la identidad de las personas
divinas; afirmación de la asunción carnal de Cristo, sin alma; creencia en la
innascibilidad de Cristo; creencia en la mutabilidad o pasibilidad de Cristo;
diferencia entre el Dios del Antiguo Testamento y el Dios del Nuevo Testa-
mento; creencia en la creación del mundo por otro Dios; negación de la re-
surrección de la carne; creencia en la substancia divina del alma; creencia
en los apócrifos; creencia en la naturaleza única de Cristo; creencia en prin-
cipios divinos extratrinitarios; creencia en la astrología; negación del matri-
monio; abstención de la carne; bautismo contrario a la norma romana
72
.
En estos puntos se justifica el carácter herético del priscilianismo por
parte de sus detractores aunque, como hemos dicho, es prácticamente im-
posible el distinguir, en estas fuentes -tardías y tendenciosas-, entre la
doctrina de Prisciliano y el priscilianismo posterior. Además, del amplio
conjunto de fuentes adversas a Prisciliano se colige que el hecho de justi-
ficar el carácter herético del priscilianismo y su condena se va radicali-
65 ID.,
Ep.
, 15, 11-14,
ibid.
, p. 131-133.
66 ID.,
Ep.
, 15, 15-16,
ibid.
, p. 133-136.
67 Cf.
Conc. Brac.
I (561),
Barlow
, p. 107-109.
68 G. MORIN,
Pastor et Syagrius, deux écrivains perdus du cinquième siècle
,
RBen
,
10 (1893), p. 385-394, p. 385-390.
69 F. KATTENBUSCH,
Das apostolische Symbol. Seine Entstehung, sein geschichtlicher Sinn,
seine ursprüngliche Stellung im Kultus und in der Theologie der Kirche. Ein Beitrag zur
Symbolik und Dogmengeschichte
, I, Leipzig 1894, p. 158 y 407.
70 En relación a esta regla de fe, cf. J. VILELLA
, La correspondencia
, cit., p. 460-461, n. 11.
71 Pastor es mencionado por Idacio y Genadio: YDATIVS,
Cont. Chron. Hieron.
, a.
433, 93,
Burgess
, p. 92; GENNADIVS,
De uir. ill.
, 77,
TU
14,
1a, p. 87. Respecto a Pastor, cf. J. VILELLA,
Priscilianismo galaico y política antiprisciliani-
sta durante el siglo V
,
AnTard
, 5 (1997), en prensa.
72 PASTOR,
Libell. in mod. symb.
,
Rodríguez
, p. 342-344. La regla de fe breve -trans-
mitida por tradiciones manuscritas, distintas de la Colección Canónica Hispana,
que la atribuyen a Agustín o Jerónimo- recoge también los diez primeros puntos,
excepción hecha del sexto y, además, condena la creencia en la pasión de Dios
Padre -y no Hijo- y la creencia en la impasibilidad de Cristo-Hombre, cf. J. A.
ALDAMA,
El Símbolo Toledano I. Su texto, su origen, su posición en la historia de los símbolos
,
Roma 1934, p. 29-36.
514
UN OBISPO-PASTOR DE ÉPOCA TEODOSIANA: PRISCILIANO
zando con el tiempo. Un buen ejemplo de ello lo proporciona Jerónimo.
La actitud de Jerónimo ante el priscilianismo varía si se sigue, en orden
cronológico, la serie de pasajes que le dedica en sus obras
73
. Inicialmente,
Jerónimo mantiene una actitud neutral en su
De uiris illustribus
, compuesto
-años 392/393- en un momento próximo a la ejecución de Prisciliano. En
esta obra, Jerónimo dice que Prisciliano es acusado por algunos (
a
nonnullis
) de un gnosticismo procedente de Basílides y de Marcos
74
pero
que es defendido por otros (
defendentibus aliis
) de esta acusación
75
. En la
ep.
75 -fechada después del 398-, Jerónimo afirma, sin dudar sobre ella, la vin-
culación gnóstica de hispanos -sin duda los priscilianistas- con Basílides
76
.