El día 3 de abril un paseante por el término municipal de Sant Cugat encontró un pollo de búho real en el suelo. Éste tiene unos 40 días de edad y se encuentra totalmente debilitado y desnutrido. Esta información llega a otro visitante del Parque Natural de la Serra de Collserola, que contacta con el Centro de Fauna de Torreferrussa de la Generalitat de Cataluña en Santa Perpètua de Mogoda y traslada el pollo. Ahí, una vez examinado por los técnicos y veterinarios y viendo que no tiene otra afección que la desnutrición, lo primero que hacen es hidratarlo y alimentarlo. Viendo que en pocas horas el pollo empieza a animarse, se traslada a una jaula donde empiezan a darle comida para ver si es capaz de alimentarse por si solo. Le dejan ratas muertas, uno de los alimentos preferidos por los búhos reales. Los cuidadores observan que, una vez pasado el impasse, efectivamente el pollo empieza a desgarrar las ratas por si sólo y se las come.

Mientras, en el Parque de Collserola los biólogos y técnicos intentan descubrir de dónde puede venir este pollo. En Collserola se conocen dos parejas de búho real pero no en el lugar donde se ha encontrado el pollo. El búho real es una especie indicadora del estado de conservación de los ecosistemas, ya que es un gran depredador y sólo vive en territorios con muchas presas y con tranquilidad suficiente, siendo espacios naturales con una buena salud ambiental. Actualmente es una especie afectada por dos grandes amenazas, la electrocución con líneas eléctricas y los rodenticidas, aunque también pueden morir atropellados por coches, ahogados en balsas, colisionados con vallas y cables eléctricos o muertos, aún hoy en día, a tiros.

Prospectada la zona donde se encontró el pollo metro a metro, los biólogos y guardas de Collserola localizan el nido ahora abandonado, muy cerca de un escondite de fotografía ilegal. Después de varias esperas nocturnas no se encuentra rastro de los adultos. Se desconoce si las molestias causadas por los fotógrafos y observadores han podido causar su abandono, ya que ésta es una zona cada vez más frecuentada por paseantes, runners y ciclistas, incluso de noche. Los búhos reales son muy sensibles a la presencia humana durante la época de cría, y más si es regular cerca del nido, como parece en este caso. Cabe recordar que las actividades fotográficas y de observación de especies amenazadas y sensibles necesitan de una autorización específica de las administraciones competentes.

El pollo, bateado como “el Pijo”, va creciendo en el centro de Torreferrussa y se encuentra muy espabilado, de tal manera que cada vez que entra algún cuidador a la jaula se comporta de forma intimidatoria, igual que cualquier otro pollo de búho real en estado salvaje. Buena señal, pues uno de los problemas de los animales que se recuperan en centros de recuperación es que habitualmente quedan impregnados por el ser humano y entonces es muy difícil liberarlos a la naturaleza. Ahora los biólogos de Collserola y los técnicos de Torreferrussa piensan qué hacer con el Pijo. Se plantean diversas alternativas. Una opción sería liberarlo en algún lugar de Collserola de forma asistida, es decir, creando un nido artificial y aportando alimento hasta que se independice, lo que en inglés se denomina hacking. El problema es que en no tener progenitores, no tendrá un período de aprendizaje de vuelo y caza, aspecto muy relevante para su supervivencia. Los pollos de búho real pasan unos 4 meses con sus progenitores hasta que no se emancipan. Otra alternativa es llevarlo a un centro en cautividad para que pueda ser utilizado para la educación ambiental. Mientras, técnicos y biólogos ponen en conocimiento la situación al Equipo de Biología de la Conservación de la Universidad de Barcelona (EBC-UB), expertos en rapaces y que desde hace unos años llevan a cabo un seguimiento y estudio de una población de búho real en la comarca del vallès Occidental. Los biólogos del EBC-UB proponen buscar una pareja de búhos que estén criando y traerles al Pijo para ver si lo adoptan, técnica conocida como fostering. De esta manera, la pareja adoptiva de búhos lo alimentarían, lo defenderían de enemigos potenciales y le enseñarían durante el período de emancipación. El reto, pues, es encontrar una pareja que tenga pollos de una edad similar al Pijo y que puedan adoptarlo. Conociendo la agresividad de los búhos reales, uno de los peligros es que puedan depredarlo y comérselo. Además, sería interesante encontrar una pareja cercana a Collserola para que las poblaciones se mantengan conectadas.

Una de las parejas más cercanas a Collserola y seguida por el EBC-UB tiene pollos ya casi de unos 90 días de edad, demasiado grandes y ya en pleno período de emancipación. Otra pareja que tendría un pollo de una edad similar al Pijo, cuando se visita se encuentra que su pollo está muerto, desconociéndose las causas. Otras parejas aún están incubando o bien tienen pollos muy pequeños, por lo que no cumplen con los requisitos. Durante el mes de abril, los biólogos del EBC-UB realizan un gran esfuerzo de revisión de todos los territorios de búho real de la zona del Vallès Occidental (15). Este año ha sido un año muy extraño, las nevadas reiteradas han provocado que algunos búhos no hayan criado o lo hayan hecho bastante más tarde, dificultando mucho el seguimiento. Se cree que uno de los territorios de búho real de la zona más occidental aún no ha puesto, ya que las plataformas conocidas han aparecido vacías durante su revisión. Una última visita llama la atención a los investigadores, ya que reiteradamente se observa a un adulto en un rellano de una roca. Esperando hasta el atardecer, aparecen andando torpemente dos pollos ¡Éstos tienen la edad del Pijo! Inmediatamente se avisa a Torreferrussa i a Collserola, y ambos organismos deciden que liberar al Pijo en este territorio es la mejor opción antes de que se quede para vestir santos en algún centro de fauna.

El 24 de abril, los investigadores del EBC-UB van a Torreferrussa. Los técnicos del centro ya lo tienen todo preparado. Se coge al Pijo y se le toman medidas para conocer su edad y plumas para sexarlo posteriormente, ya que en realidad no sabemos si se trata de Pijo o Pija (¡!). Mientras se hacen estas manipulaciones, el Pijo picotea al investigador, derramando un poco de sangre…aunque ésta no llega al río.  El pollo es anillado para que, si alguna vez se encuentra de nuevo, se puedan conocer sus movimientos. Desafortunadamente no se le ha podido colocar ningún emisor, herramienta que nos permitiría conocer su adaptación definitiva a la naturaleza, sus movimientos, si regresa a Collserola y dónde se recluta. Una vez finalizada la operación de toma de medidas y de anillamiento, un investigador del EBC-UB se lo lleva el mismo día para liberarlo en su nuevo territorio adoptivo.

Después de andar unos 20 minutos con la caja en brazos y con el Pijo emitiendo claras señales de agresividad, de esquivar una pobre chica que paseaba su perro y que probablemente no entiende nada del espectáculo que ha observado, y cargado con 10 ratas que le han proporcionado en Torreferrussa, el investigador llega a un barranco espeso con un gran risco. Los pollos de búho real ya no están en el nido y tampoco se detectan. Con temor de que el pollo que ya medio vuelo pudiera saltar del risco, el investigador lo mantiene alejado del peligro bien resguardado entre lentiscos, le rodea de ratas y le cubre con una toalla para que no viera. Cuando lo tiene todo bien preparado, le quita la toalla y sale rápidamente; el Pijo no ha tenido tiempo de reaccionar. El investigador se sitúa a distancia al otro lado del barranco para observar al pollo y sus reacciones. Después de una hora se ve un ala entre la vegetación, después aparece andando entre los matojos y más tarde llega al margen del risco donde se queda ejercitando las alas. Esto pinta bien. El observador se queda lejos hasta bien tarde por la noche, ya que no sabe donde están los otros pollos. No se ve ningún adulto. Cuatro jabalíes se acercan donde está el pollo. ¡Peligro, se lo pueden comer! El observador consigue ahuyentar al menos a tres de ellos a base de piedras y gritos.

El 26 de abril a las 7 de la tarde, un investigador del EBC-UB llega al mismo lugar para realizar observaciones a distancia. Piensa que no lo verá, ya que todo está muy espeso y, además, han pasado ya dos días. Al cabo de un rato observa una especia de bola detrás de un matojo en un rellano del risco. Buscando una y otra vez ve un ojo entre las hojas y las ramas. Es él, pero casi no se mueve en una hora y media. Mala señal, piensa. 20.30h, parece verse una sombra volando. 20.35h, el macho adulto de búho empieza a cantar sobre un pino a 10 metros del observador y justo delante del pollo. Éste lo debe ver y se levanta, se pone nervioso y empieza a correr por el rellano haciendo caer piedras y pareciendo que vaya a caer del risco. 20.45h, el macho para de cantar. 20.45h, el pollo aún está muy nervioso y empieza a reclamar alimento ininterrumpidamente con fuertes chillidos. 20.50h, como una tromba entra un búho al rellano donde está el pollo. Lleva un conejo. Probablemente es la hembra. El pollo se lanza encima y empieza a picotear el pico de la hembra. Ella intenta desgarrar el conejo y alimentar al pollo, pero él está tan nervioso y violento que prácticamente no le deja. Poco a poco y con violencia el Pijo va tomando el alimento que le ofrece la hembra. No para de reclamar. Mientras, más lejos se escuchan los reclamos de dos pollos, sus nuevos hermanos. Al cabo de un rato, el Pijo ya come más tranquilo y la hembra se va dejándole los restos del conejo.

El Pijo ha encontrado una familia y ha sido adoptado, crecerá y se emancipará con sus dos hermanos adoptivos. ¿Quién sabe qué será de su vida? A lo mejor la anilla nos lo dirá. Hemos conseguido que un pollo sobreviva, pero lo más importante es que hemos sumado y creado sinergias entre personas altruistas que paseaban por un espacio protegido, técnicos y biólogos del Parque, técnicos y veterinarios de un centro de recuperación de fauna e investigadores universitarios. ¡Felicidades a todos!

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