En el marco de una de nuestras líneas de investigación, la representación literaria del colonialismo español en África, entrevistamos a Antonio Carrasco, experto en Derecho colonial e investigador y divulgador en el ámbito de la literatura
Antonio Carrasco es licenciado en Derecho por la Universidad de Salamanca y doctor en la misma disciplina por la Universidad Pablo de Olavide, en Sevilla. Ha publicado diversos ensayos en torno al colonialismo español en África, como Derecho colonial en África (2007) e Historia de la novela colonial hispanoafricana (2009), una obra imprescindible para el estudio de las representaciones literarias de este colonialismo desde mediados del siglo XIX hasta principios del XX. Además, desde su popular blog, Antonio Carrasco divulga su investigación, que se centra en recoger y analizar las novelas cuya acción trascurre en los territorios colonizados por España en el continente africano.
Es también autor de las novelas Orden en Río Muni (2010) y El cubano triste de Fernando Poo (2019), en las que explora la ficción desde su conocimiento de la historia colonial, y Todos deberíamos morir jóvenes (2015), con la que se acerca al género policiaco.
La literatura es una faceta de la historia colonial.
Doctor en Derecho y experto en Derecho colonial, ¿cómo llega a interesarse por la investigación en literatura y, en concreto, en literatura colonial hispanoafricana?
La literatura es una faceta de la historia colonial. Es también un modo de comprender, aunque sea parcialmente, la vida en las colonias. Y es una buena forma de acceder, interpretándola, a la mentalidad colonial. Por otra parte, me gusta la literatura en general.
En los últimos diez años se ha producido un boom de la literatura colonial, especialmente en torno a Marruecos. ¿A qué cree que se debe este interés en la producción cultural y la recepción por parte del público?
Hay varias motivaciones que pueden explicar el fenómeno. Por un lado, la búsqueda por parte de los autores de argumentos nuevos, escenarios originales y conflictos distintos de los tratados. Se va buscando en el pasado reciente también para tratar de comprender algunas situaciones actuales. La Guerra Civil como argumento se estaba agotando porque ya había sido muy novelada. La Transición comienza ahora a llegar a la novela española. Y hay que unir la conmemoración de aniversarios como el centenario de Annual.
No estoy tan seguro de que haya mucho interés en el público. Al margen de El tiempo entre costuras, no ha habido grandes best sellers sobre Marruecos. No se ha publicado una gran novela histórica, a pesar de haber algunas aportaciones notables pero parciales de Lorenzo Silva, Pérez Reverte o Martínez de Pisón. Alguno más que no recuerdo. El argumento de la derrota de Annual está casi agotado, por el momento.
Existe una larga tradición de esta literatura en épocas anteriores, tal como expone en su obra Historia de la novela colonial hispanoafricana (2009). ¿En qué sentidos cree que esta tradición difiere de la novela histórica contemporánea en torno a este tema?
Creo que en pocas cosas. Siempre han existido dos corrientes en la novela sobre Marruecos: la patriótica, en defensa de los “valores españoles”, y la crítica, que era más antibelicista que anticolonialista y más defensora de la posición del pobre que iba a la guerra. Había también un orientalismo tardío y de decorado. Es asombroso el escenario tangerino en las novelas, tan irreal como la Casablanca de la película.
Sí se notan nuevas visiones: la del nativo, la de la mujer; que, a veces, dan una imagen idealizada pero falsa de lo que se vivió. Una voluntad de ser más objetivos en la narración. Pero, a la vez, un mayor desconocimiento de los hechos que le llegan al escritor a través de las lecturas y no del conocimiento directo y de las conversaciones con los protagonistas.
Dentro de este marco, ¿qué obras y autores considera imprescindibles, tanto en referencia a novelas históricas contemporáneas como del siglo XX?
Esto es muy personal. Voy a dar una pequeña lista que comprendo que es incompleta y, por tanto, injusta. Pero me arriesgo y en la lista pongo novelas que tienen calidad literaria con otras que supusieron hitos por el momento en que revitalizaron la temática.
De Marruecos: Imán, de Sender; La ruta, de Barea; El tiempo entre costuras, de María Dueñas; Historia de un cautivo, de Gaya Nuño; El desastre de Annual, de Fernández de la Reguera y Susana March, Kelb rumí, de Ruiz Albéniz; El nombre de los nuestros, de Silva; La vida perra de Juanita Narboni, de Ángel Vázquez; y Amor africano, de Maqua. De Guinea: La selva humillada, de Soler; El río de una sola orilla, de López Hidalgo; Efún, de Liberata Masoliver; Tres modos de vivir, de Vilá; Historia de una maestra, de Josefina Rodríguez; y Annobón, de Leante. Del Sáhara: El imperio desierto, de Mayrata; y Smara, de Mata. Y de Ifni: El imperio de arena, de Jesús Torbado; y Territorio, de Sáenz.
Annual sigue siendo un episodio clave en el marco de la literatura colonial española, mientras que los personajes relacionados con el ejército siguen siendo los protagonistas indiscutibles. ¿Considera que algún episodio o algunas voces siguen relegadas al olvido dentro de esta literatura?
Si se trata de un episodio bélico, es lógico que sean los militares los protagonistas como buenos o como malos. Faltan novelas escritas desde el punto de vista marroquí. Algunos españoles lo han abordado parcialmente, pero debe ser una literatura escrita por marroquíes. Ya hay algunas novelas en Marruecos.
Como escritor de novelas en este contexto colonial, tales como Orden en Río Muni (2010), ¿cómo afronta la documentación sobre la realidad de la época?
Esa novela surgió por la falta de fuentes acerca de la vida ordinaria en el territorio de Río Muni a principios del siglo XX. Traté de aproximarme a esa realidad en base a las lecturas de textos históricos y oficiales. En España no hubo escritores coloniales en el sentido de que nacieran y vivieran siempre en la colonia, que tuvieran una visión netamente colonial por ser hijos de colonos. Este punto de vista falta y se nota en las descripciones de lo doméstico, de las relaciones con los nativos y también con los peninsulares, de su visión de la metrópoli. Realmente esa perspectiva solo la tenemos en algunos escritores pied noirs argelinos y en la India, con autores como Kipling.
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