A principios del pasado mes de junio, en Tánger, la cantante marroquí OUM empezaba la gira de su nuevo disco HALS, un álbum que compuso inspirándose en las emociones que le generó la pandemia por COVID-19. Una de las canciones estaba dedicada, según sus propias palabras, a las personas que no pueden vivir su propia identidad de forma plena en Marruecos y, mientras la interpretaba, un juego de luces proyectaba en el fondo del escenario los colores de la bandera LGTBIQ+. El público aplaudió la reivindicación de OUM.
Esos mismos días, se desataba una polémica en la XXVII edición del Salón Internacional de la Edición y del Libro de Marruecos celebrada, excepcionalmente, en la capital marroquí —por la designación de Rabat como capital de la cultura africana—, debido a la prohibición de la firma y distribución de una novela. Su título: مذكرات مثليةMemorias de una lesbiana.
La polémica llegó casi seis meses después de la aparición de dicha novela. Desde que la editorial Dar Agora publicara Memorias de una lesbiana en enero de 2022 y antes de su prohibición en el SIEL, su autora, Fatima Zahra Amezgar, había participado en presentaciones y firmas para promocionar su obra, en distintas asociaciones y también en alguna universidad marroquí, como ella misma ha compartido en sus redes sociales. Algunos medios de comunicación como Hespress se hicieron eco de su publicación, sin que la novela, a pesar de lo explícito del título, generase especial revuelo. Es cierto que una rápida búsqueda en internet, antes de que se destara la polémica, dejaba ver que más que en medios tradicionales y digitales, la promoción de su libro se había realizado gracias a entrevistas con youtubers y streamers, muestra de que la población más joven está dispuesta a tener una conversación sobre la realidad LGTBIQ+ en Marruecos.
Mientras la novela se mantenía en estos circuitos más o menos informales, no pareció suscitar demasiados problemas. Sin embargo, la polémica estalló cuando se anunció que la novela iba a ser presentada y distribuida en el marco de un evento organizado por el gobierno marroquí, en concreto, por el Ministerio de Cultura y Juventud, y, como reza el comunicado de prensa de la web del propio evento, “bajo el patronazgo de Su Majestad el Rey Mohammed VI”. Además, la ciudad que acogía el SIEL había sido nombrada también en 2022 capital cultural del mundo islámico.
La firma suscitó un fuerte debate en redes sociales, en el que llaman especialmente la atención comentarios como los del activista islamista Hassan Kattani que, asumiendo que la novela es autobiográfica (como ocurre a menudo con la literatura escrita por mujeres), acusaba a la autora de “hablar públicamente de su sexualidad y de su naturaleza desviada” por un lado, y, por otro, a los responsables del SIEL de “difundir entre nuestros hijos un libro sobre ateísmo, libertinaje y fornicación con total descaro, mientras que reduce la presencia de libros sobre religión y virtud”. Por su parte, como respuesta a la prohibición de la firma y la distribución de Memorias de una lesbiana en la feria, la autora lamentaba en sus redes sociales que “mientras el mundo celebraba el mes del orgullo, una escritora marroquí (…) ha sido víctima de un ataque (…) por haber escrito sobre una parte de la sociedad, la comunidad LGTBIQ+”. La excusa del Ministerio de Cultura y Juventud para suspender la firma y retirar la novela del SIEL fue que había sido introducida de forma ilegal y que no formaba parte de la lista de libros comunicada por la editorial.
Aunque Amezgar se ha dado a conocer en la esfera pública por su novela, Memorias de una lesbiana no es su primer texto literario publicado. En 2020 colaboró en la obra colectiva L’Amour fait loi (El amor hace la ley), con un relato breve en el que la narra la historia de Souad y Fatiha. La publicación de L’Amour fait loi surgió como reacción por parte de algunos intelectuales y artistas a la persecución y represión que sufrió el colectivo LGTBIQ+ en Marruecos a causa de un outing forzoso promovido por la influencer conocida como Sofia Taloni, que expuso de forma involuntaria a muchas personas homosexuales marroquíes que en esos momentos se encontraban encerradas en casa con sus familias.
En cuanto a la primera novela de Amezgar, Memorias de una lesbiana, cuenta la historia de Titima, una joven lesbiana que lucha entre someterse a los mandatos sociales y vivir libremente su identidad y su deseo. La historia de Titima da cuenta de la violencia que supone para alguien esconder y reprimir su orientación sexual. Así mismo, en Memorias de una lesbiana, se denuncia el machismo imperante en la sociedad y cómo las mujeres aprenden desde la infancia a satisfacer los deseos de los hombres, anteponiéndolos a los suyos propios. La novela, muy explícita sexualmente, expone la violencia sexual de la que son víctima las mujeres a la vez que reivindica su derecho a disfrutar con plenitud de su sexualidad de la forma que ellas elijan.
A pesar de la polémica suscitada por la obra de Amezgar, no se trata de la primera novela escrita por una mujer marroquí en la que se narran relaciones homosexuales. Ya en 1985 Badia Hadj Nasser publicó Le Voile mis à nu (El velo al desnudo, 2007) donde narra la búsqueda sexual de una mujer, que mantiene relaciones sexuales tanto con hombres como mujeres. La diferencia respecto a Memorias de una lesbiana es que El velo al desnudo fue escrita en francés. En francés publica también sus novelas Abdelá Taia, el primer escritor marroquí declarado abiertamente homosexual y musulmán, famoso tanto fuera como dentro de Marruecos, a donde viaja con regularidad para presentar sus obras. Por tanto, si el tema escogido por Amezgar para su novela no es una novedad ¿su censura se debe a que ha sido escrita por una mujer joven o a que, esta vez, la lengua utilizada para hablar sobre homosexualidad ha sido el árabe?
En cualquier caso, el revuelo generado por la firma de un libro como este pone de manifiesto que la homosexualidad sigue siendo un importante tabú en Marruecos y que se trata de una realidad soslayada por las instituciones. No solo eso, sino que la homosexualidad es ilegal en el país, como recoge el artículo 489 del Código Penal, que contempla penas de hasta tres años de cárcel. Sin embargo, existen ciertos colectivos de defensa de las libertades individuales que reivindican la desaparición de dicho artículo y luchan a favor de los derechos de las personas LGTBIQ+, como MALI, Hors la loi o Khmissa, algunos de los cuales han expresado también su solidaridad con Amezgar. De hecho, la censura de su novela, a pesar del paso atrás que supone para la libertad de expresión, ha servido también, en parte, para promocionarla. Aunque haya sido retirada de un lugar como el SIEL, todo apunta a que su distribución continuará, ya que su venta en las distintas librerías del país no ha sido prohibida por el momento. Además, según las entrevistas realizadas a la autora y al editor, ya han recibido propuestas de traducción a distintas lenguas. Cabe mencionar también que la primera búsqueda que aparece por defecto al teclear el título en Google en árabe es “Descargar Memorias de una lesbiana en PDF”. Indicios de que, más allá de las restricciones y prohibiciones, algo está cambiando en Marruecos respecto a la realidad LGTBIQ+.
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