Entrevista General

Vivir un Trastorno de la Conducta Alimentaria en primera persona

Irene Ruiz Piera es una adolescente de 15 años que fue diagnosticada con anorexia, bulimia y un trastorno dismórfico corporal después del confinamiento por la pandemia de Covid-19. Después de una época muy difícil de su vida, se ha atrevido a alzar la voz para explicar cómo es vivir un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA) en primera persona.

En esta entrevista, nos habla de la presión estética en las redes sociales y hasta en los dibujos animados, y de cómo se va dando forma a un ideal de belleza que influye en la percepción de uno mismo. Nos explica cómo se llega a un trastorno alimenticio, desde un pensamiento inocente hasta un problema grave de salud mental, y comparte los miedos, los sentimientos de culpabilidad y cómo viven este proceso los familiares más cercanos. También narra un camino por distintos médicos y psicólogos, con largas listas de espera y situaciones que sorprenderán a más de un lector.

Pocas personas se atreven a abrirse en canal de este modo y mostrar al público cómo se vive un proceso tan doloroso como sufrir un trastorno alimenticio. Hay alguna parte de la entrevista en que Irene llegó a decir «estoy intentando no llorar». Esta entrevista da espacio a todo lo que ella quiere compartir para todo aquél que esté pasando un TCA o esté preocupado por una persona cercana que lo sufre. Una entrevista que conciencia sobre cuánto daño pueden hacer modas como la que se hizo viral en TikTok, que decía «Si pesas más de 50 kg: estás gorda».

Foto de Benjamin Watson. / Font: Flickr

¿Cuándo empezó tu TCA?

Comenzó en 2020, cuando empezó la pandemia por Covid-19. En ese momento yo tenía 12 años. Durante la pandemia no se podía salir de casa, no se podía quedar con los amigos y estabas solo durante muchas horas del día… En el instituto empezamos a hacer clases online, pero no era lo mismo. Estaba siempre en casa, entonces me aburría mucho. Como no se podían hacer muchas cosas, todo el mundo buscaba una vía de escape y para muchísima gente esa vía de escape fue empezar a hacer deporte. Al ver a tanta gente, pensé «pues yo también podría probarlo, así me pongo en forma». Empezó así, pero luego fue a más.

Tu TCA empezó durante el confinamiento. Durante esos meses, todo el mundo (pero sobre todo los jóvenes) pasábamos muchas horas en las redes sociales. ¿Crees que esto influyó en que empezara tu TCA?

Durante el confinamiento empecé a usar mucho Instagram y, sobre todo, TikTok, que se hizo muy popular en ese momento. Todo el mundo se enfocó en el deporte, en llevar una vida sana, en hacer nuevas recetas… Entraba a TikTok y me salía todo el rato este tipo de contenido. También me aparecían otro tipo de temas, pero sobre todo deporte y más deporte. Había muchos vídeos donde la gente decía cosas como «Si no hago deporte durante estos días de pandemia me voy a engordar».

No podía descansar de este tipo de mensajes, porque estaban en todos sitios. Yo también era más pequeña en ese momento. Iba a segundo de la ESO y no sabía muchas cosas de las redes sociales que he aprendido más tarde. Nunca había utilizado Instagram ni TikTok, y la verdad es que no sabía en qué mundo me estaba metiendo. Pensaba que era un sitio donde la gente compartía cosas y ya está, pero no sabía lo tóxico que podía llegar a ser. Después he aprendido que las redes sociales te recomiendan contenido según lo que a ti te gusta. Es decir, que tal vez a otras personas no les salían tantos vídeos de deporte y comida sana, pero a mí me salían todo el rato.

Por otro lado, durante la pandemia, las redes estaban llenas de gente que decía que estaba aprovechando esa situación para hacer muchas cosas y que les estaba sentando genial. De mientras, yo no hacía nada más que estudiar y estar por casa. La gente lo pintaba todo muy de color de rosa. Colgaban fotos super chulas y decían «Aquí estoy, aprovechando para leer» o «Mi novio se ha venido a pasar el confinamiento conmigo». Parecía que a nadie le estaba afectando la pandemia, mientras yo lo estaba pasando muy mal. Esto me frustró mucho. A lo mejor muchos estaban mal, pero no lo mostraban. Entonces, empecé a imitar las cosas que hacían para ver si me ayudaban, y en este caso fue el deporte y las dietas.

También hubo una moda en TikTok que decía «Si pesas más de 50 kilos estás gorda», y se hizo muy viral. Esos vídeos me afectaron muchísimo. Y ese vídeo no solo me llegó a mí, sino que tuvo millones de reproducciones. También escuchaba muchas chicas que decían cosas tipo «He hecho esta dieta y he adelgazado 5 kilos». Y algunas que decían, directamente, «pues hoy he comido tal cosa y después lo he vomitado» o «Hoy me he saltado la comida para adelgazar».

Foto de Solen Feyissa. / Font: Flickr

«No podía descansar de este tipo de mensajes, porque estaban en todos sitios.»

¿Qué otras situaciones de tu entorno consideras que favorecieran que tu TCA empezara?

En el instituto había algunas chicas que no paraban de hacer comentarios tipo «Tengo que perder peso», o «Hoy he adelgazado». Hay gente a quien no le va a afectar este tipo de comentarios, pero a mí escuchar esto continuamente me afectaba mucho. Cuando lo decía, yo me comparaba. Pensaba que, si ella estaba consiguiendo adelgazar, yo también podía hacerlo. En ese momento, yo ya tenía el TCA, pero no era consciente.

También las películas e incluso los dibujos animados. Puede parecer una tontería, pero todo eso también afecta. Recuerdo que todas las princesas de Disney eran delgadas. Esto hace que desde pequeños vayamos interiorizando ese ideal de belleza. No todo el mundo tiene esos cuerpos. El mundo es variado, y eso debería reflejarse en las películas. Mostrar solamente a gente con una belleza normativa influye en la autoestima, porque es muy común compararse. Las películas son ficción, no la realidad, pero si solo te muestran esto, te crees que tienes que ser de esa manera o no eres válido. Pido un poco de realidad; no todas las madres son modelos y tienen un cuerpo estupendo después de tener cinco hijos. Las modelos tienen una vida muy estricta, con una dieta super controlada, y no me parece un buen ejemplo a seguir.

Hemos normalizado la presencia de estos estereotipos en las películas, pero si te paras a pensar un poco, dices «¿Qué estoy viendo?». Se escuchan muchas críticas a las redes sociales por ser un sitio “falso” donde solo se enseñan cuerpos perfectos, en cambio, muchas películas son igual de “falsas” en ese sentido.

«Recuerdo que todas las princesas de Disney eran delgadas. Esto hace que desde pequeños vayamos interiorizando ese ideal de belleza

¿En qué momento te diste cuenta de que estabas empezando a desarrollar un TCA?

Tardé bastante en darme cuenta. Fue un proceso muy inconsciente. Empiezas con una idea o un propósito muy pequeño y lo llevas hasta el extremo sin darte cuenta. Empezó con el deporte, después con comer sano y llegó un punto en el que me pesaba todos los días. Vigilaba con lupa si subía o no de peso: si un día pesaba 54 kilos y al día siguiente marcaba 55 kilos, pensaba «Ostras, he subido». Entonces me decía «No puede ser, tengo que pesar menos». Así todos y absolutamente todos los días. En ese momento yo no era consciente de que ahí ya tenía un problema. Alguna vez pensé que podía tenerlo, pero acababa pensando «No, seguro que esto no tiene nada que ver».

«Fue un proceso muy inconsciente.»

Entonces, ¿Qué fue lo que te hizo darte cuenta de que sí que se trataba de un TCA?

Me di cuenta pasado un año, cuando mi madre me pilló. Ese día fue cuando pensé por primera vez «¿Qué estoy haciendo?». Sí que hubo momentos anteriores en los que pensaba que tenía que dejar de vomitar; pensaba que estaba preocupando a mis padres. Entonces, dejé de hacerlo por un tiempo y empecé a comer normal otra vez. Pero al cabo de poco tiempo volví a hacerlo. En ese periodo de tiempo en el que paré, pensé que iba a dejar de hacerlo por mí misma, sin necesidad de ayuda, pero claro, yo no sabía que tenía anorexia y bulimia, y que era mucho más complicado de lo que pensaba.

En el fondo sabía que lo que estaba haciendo era algo malo. Lo sabía, pero no me quería hacer consciente. Realmente no pensaba que lo que me estaba pasando era un trastorno, simplemente creía que era una cosa rara que me había pasado durante la pandemia. Sabía que eso estaba mal, pero no era para nada consciente de que era un TCA, porque tampoco me habían hablado nunca de qué eran realmente. Sabía que existían, pero no sabía que era lo que me estaba pasando a mí.

Si no te hubieran “pillado”, ¿lo habrías contado tú?

La época en la que me pillaron fue muy dura para mí. Me entró una depresión muy fuerte. No lo mostraba a los demás, pero lo llevaba por dentro. También tuve episodios de ansiedad. Me vino encima toda la presión que no había salido de mi cabeza desde el confinamiento. Empecé a culparme muchísimo, a pensar «¿Cómo he podido hacer esto?». Es como que me di cuenta de todo lo que había estado haciendo durante dos años. Pensé «¿Qué he hecho?», «Me acabo de complicar la vida». Yo no tenía ningún problema antes de esto. Me acuerdo que en sexto (dos años antes) estaba super bien y pensé «qué pena».

Si no me hubieran pillado, no creo que lo hubiera contado, porque no era consciente. No se lo conté a nadie mientras me estaba pasando. Era algo que estaba haciendo solamente yo, como parte de mi intimidad. Eran momentos en los que estaba yo sola con el trastorno (aunque aún no sabía que lo era). Como si estuviera en una burbuja donde no me podía ver nadie. Creo que hasta que no te ve alguien, no es real del todo.

Cuando finalmente te diste cuenta del problema, ¿dónde acudiste?

Recuerdo que meses antes de que me pillaran mis padres, fuimos al hospital varias veces. Antes de ese momento, tuve un periodo en el que se me fue la regla. Yo se lo dije a mi madre, que en esa época se empezó a dar cuenta de que estaba adelgazando mucho. Me llevó al hospital varias veces, y ningún médico nos dijo que podía ser por un TCA. Bajé más de 20 kilos, pero nadie me planteó esa posibilidad. Solo me decían que la regla podía ser irregular para algunas personas. También me hicieron una analítica donde se vio que tenía el hierro muy bajo.

Como nos dijeron que no me pasaba nada, mis padres se quedaron más tranquilos, pero la realidad es que estuve más de un año sin que me bajase la regla. Eso no es nada bueno. La mujer tiene que tener la regla, pero cuando dejas de comer, tu cuerpo reacciona: te va quitando funciones básicas para que puedas sobrevivir.

Hubo un día, antes de que me pillara mi madre, que estábamos comiendo en casa y no pude más. Ya hacía tiempo que mi madre estaba muy preocupada. Me decía «Estás super delgada Irene, no sé qué pasa». Se empezó a dar cuenta de que algo pasaba, y un día me dijo «Espero que no estés haciendo nada raro con la comida». En ese momento, sin poderlo evitar, me puse a llorar. Le dije que sí, que estaba comiendo menos, pero no le dije que estaba vomitando. Entonces me llevaron al pediatra, explicamos todo esto y me dijeron que tenía inicios de anorexia. En ese momento, me di cuenta de que algo estaba mal, pero lo dejé pasar y le quité importancia. No fue hasta unos meses más tarde que me pillaron y realmente me di cuenta del todo.

«Cuando dejas de comer, tu cuerpo reacciona: te va quitando funciones básicas para que puedas sobrevivir.»

¿Cómo te sentiste cuando te diagnosticaron?

Me diagnosticaron anorexia, bulimia y trastorno dismórfico corporal. Tal vez los dos primeros son más conocidos, pero la dismorfia corporal hace que no puedas dejar de pensar en tus defectos físicos. Yo creía que si vomitaba y dejaba de comer me iba a quedar super guapa. Es muy fuerte lo que puede causar la relación de una persona con la comida, que es esencial para vivir.

Busqué por internet los trastornos y tuve miedo de acabar como esas personas. Tenía miedo de volver a caer, y hoy en día sigo teniendo miedo. Porque tengo mis días buenos y malos, y hay momentos en que no tienes nada con lo que distraerte y te vuelven esos pensamientos. Te llaman, te dicen «hola, estoy aquí, mírame, hazme caso».

Foto de Oleh Mikoto. / Font: Pexels

«Tenía miedo de volver a caer, y hoy en día sigo teniendo miedo.»

Una vez diagnosticada, informasteis al instituto. ¿Te ofrecieron algún tipo de ayuda?

Cuando me diagnosticaron, mis padres lo contaron al instituto para que me hicieran un poco de seguimiento. Pero no hicieron nada. Hay una psicóloga en el colegio, pero tampoco hizo nada; ni me vino a buscar para hablar. Mis padres pidieron ayuda, pero desde el colegio no se movieron. Como mucho, algún profesor se preocupa por ti, pero porque le sale de manera personal, no porque el colegio tenga un plan para estos casos. Algunos te miran con cara de pena, pero no hacen nada. Yo he tenido suerte porque mi familia se ha movido por mí y ha intentado ayudarme desde todos los sitios posibles.

En el instituto, ¿te habían hablado alguna vez de qué son los TCAs?

No. Nos han dado muchas charlas de concienciación sobre las drogas y el alcohol, pero nunca nos han hablado de trastornos alimenticios. Creo que una charla del colegio podría explicar qué son estos trastornos y qué formas hay de detectar si personas de tu entorno pueden tener uno. Pero una charla no puede ayudar a aquellas personas que ya tienen un TCA. Estas personas tienen que ir a un especialista, que es quien realmente puede ayudar. Algunos casos se complican muchísimo, y que tienen que llegar a ingresar en un hospital. Personas que no quieren aceptar que tienen un trastorno o que tardan mucho en ser diagnosticadas, y acaban muy graves. Yo he sufrido mucho con este TCA, pero cuando veo casos tan graves me alegro de haber cogido esto medianamente a tiempo, haber aceptado mi trastorno y haber podido mejorar.

Creo que los colegios tendrían que mostrar la realidad impactante que puede llegar a ser un trastorno alimenticio, porque hay personas que han llegado a pesar 15 kilos. Creo mostrar esa realidad puede impactar a esas personas que estén empezando a tener ese tipo de pensamientos.

¿Y os habían hablado alguna vez sobre los peligros que pueden tener las redes sociales?

No, pero hubiera sido bastante útil. Nos podrían haber hecho conscientes de que las redes sociales no son la realidad. Por otro lado, creo que mucha gente no se tomaría demasiado en serio estas charlas de concienciación. Yo misma creo que hubiera pensado «Bueno, pero a mí no me pasará nada», aunque inconscientemente nos afecte mucho.

Hay muchos influencers que dicen «No sabéis cuánto trabajo hay detrás de las redes sociales». Pero hay mucho trabajo precisamente porque las cosas que cuelgan que parecen simples o espontáneas, en realidad, no lo son. La vida no es perfecta, pero ellos eligen mostrar solo lo bueno. Me encantaría que hubiera más influencers que demostraran que nadie (tampoco ellos) tiene una vida perfecta. Cada vez hay más personas en redes que hacen comparativas entre las fotos reales y las retocadas, o enseñan cómo llega a cambiar una misma persona dependiendo de la pose en que se hace una foto. Lo que no me parece normal es que después veamos a una persona por la calle y no la reconozcamos porque la manera en que se expone en redes es totalmente diferente.

La gente que solo muestra lo bueno parece que tiene la necesidad de demostrar lo perfecto que le va todo. No solo lo hacen los influencers. Todo el mundo quiere presumir de las cosas que tiene. Hay mucho ego y orgullo en las redes sociales. Hay que concienciar sobre esto, para que no caigamos en comparaciones sin sentido.

Después del diagnóstico, ¿qué recursos te ofrecieron desde la sanidad pública?

Primero fui al médico de cabecera, y fue muy decepcionante. Cuando contamos que me habían diagnosticado, empezaron a echarle la culpa a mis padres por no estar pendientes de mí. Mi madre estaba muy pendiente, pero no puedes pretender que por ver que estoy delgada ya diga «tiene un trastorno», porque a veces hay otros motivos. Le empezó a decir «ostras, ¿es que no la has visto?», «¿Cómo no te has podido dar cuenta?». Fue muy injusto.

Después me dijo una cosa que no me esperaba. Le dijo a mi madre «Bueno, pero tu hija ya de pequeña estaba gordita». En ese momento no me pude creer que dijera eso. Mi madre se enfadó muchísimo, y le dijo «¿Cómo puedes decirle eso a una niña que tiene un trastorno alimenticio, y que cualquier comentario así puede ser algo gravísimo para ella?». Es impresionante ver cómo los mismos médicos pueden soltar ese comentario a una persona que tiene en el expediente médico «distorsión de la imagen corporal». Me afectó muchísimo. En un TCA, todo pasa dentro de la mente. Tienes estos temas 24 horas al día rondando tu cabeza. Hay que ir con mucho cuidado. Si ya es fuerte que cualquier persona haga este tipo de comentarios, que lo haga un médico no tiene palabras.

Finalmente, ¿fuiste al psicólogo de la Seguridad Social o fuiste por lo privado? ¿Cada cuánto tiempo te daban cita?

Me daban cita para ir al psicólogo cada dos meses. Yo entiendo que están saturados, pero a una persona con un trastorno alimenticio no le puedes dar cita cada dos meses, porque cada dos meses está peor. Además, me pusieron con una psicóloga de la Seguridad Social que me ponía en situaciones muy incómodas. Cuando me preguntaba cómo estaba, yo respondía «bien», porque estaba cortada y al principio cuesta abrirse con una persona que no conoces. Pues no me preguntaba nada más, y acabábamos la visita en 15 minutos. Pedimos un cambio, porque no hacía nada para intentar ayudarme. Me hacía dos preguntas y me decía «Bueno, ¿me vas a explicar algo más?». No me surgía contarle mis cosas más íntimas a una persona que notas que no te quiere ayudar. ¿Cómo le voy a contar si hoy he vomitado o si lo he pasado mal a una persona que me trata así? No me ayudaron nada esas sesiones, de hecho, me hacían estar peor, porque allí me sentía sola. Cuando pedimos el cambio, le dijo a mi madre «Es por ella, que me dice siempre que está bien».

En ese momento, pensé que tenía mucha suerte de tener a una familia que estaba haciendo todo lo posible por conseguirme ayuda. Pero si las personas que están especializadas en estos casos no te ayudan y solo tienes a tu familia (que por mucho que te quiera, no sabe tratar estos temas), te sientes sola ante esto.

Por suerte, después del cambio me encontré con otra persona que era mucho mejor y que cogí confianza. Pero solo tuve dos citas con ella, y mis padres decidieron llevarme a un psicólogo privado porque no podía estar tantos meses entre una visita y otra. En el privado podíamos pedir visita cada semana si hacía falta.

Foto de Hakeem James Hausley. / Font: Pexels

«A una persona con un trastorno alimenticio no le puedes dar cita cada dos meses, porque cada dos meses está peor

¿Has cambiado algún hábito en tu relación con las redes sociales después de ser consciente de cómo te afectaban?

Sí. Me desinstalé TikTok. Seguí utilizando Instagram, que también es una red social que puede ser muy tóxica, pero a mí me salía más contenido bonito, como vídeos de animales o películas. El problema es cuando decides seguir a muchas cuentas de influencers que solo suben fotos editadas y con poses muy pensadas. Con este trastorno me he dado cuenta de cuánto me comparo. Y hasta idealizas esa versión de ti mismo que quieres llegar a ser. Y cuando no lo consigues, es frustrante.

He dejado de seguir a todos esos famosos que no enseñan la realidad tal y como es. Pero me encanta el hecho de que hay algunos famosos que están empezando a hablar de estas cosas. Por ejemplo, Bella Hadid es una modelo que habla abiertamente de cómo le ha afectado ese mundo. Muestra una vida que no es perfecta, hablando de sus problemas de salud mental sin avergonzarse. Todo el mundo debería hacer un repaso de las personas a las que sigue para ver si realmente le aportan alguna cosa buena.

También he empezado a seguir a personas en redes sociales, como Carla Galeote (@galeotecarla) o Cris Blanco (@crisblancofdz), que hablan mucho de salud mental. Son influencers de Instagram y TikTok que explican que las redes sociales no son la realidad y hablan de problemas de salud mental. Evidentemente, personas como ellas no pueden solucionar problemas de salud mental de nadie, pero sí que ayudan a concienciar sobre lo importante que es cuidar la salud mental.

Y, en casa, ¿habéis cambiado algún hábito?

Sí. Cuando me diagnosticaron el TCA, acordamos con mis padres que no podía estar sola en la planta de arriba (vivo en una casa). Mi habitación está en esta planta de arriba, y decidimos que estudiaría en la cocina y intentaríamos que estuviera en compañía lo máximo posible. Tengo que decir que [se ríe], ahora hay veces que quiero ir al lavabo después de comer, pero me aguanto un rato solo para no preocupar a mis padres, y que piensen que he ido para vomitar. O hasta hago ruido a posta cuando tengo que subir sola a la planta de arriba para que noten que no estoy haciendo nada raro [también entre risas].

¿Crees que puedes acabar superando 100% tu trastorno?

Yo creo que no, porque es muy difícil dejar de pensar cosas que tienes tan interiorizadas. Pongo mucho de mi parte en las cosas que trabajo en el psicólogo, pero creo que es muy fácil volver a caer. En el momento en el que te despistas, quién sabe… Ahora mismo creo que, por mucho que sea consciente y haya mejorado mucho, va a estar presente toda mi vida. Es muy fácil engañarse a uno mismo, y con este tema más. Te sientes inferior, te dejas de sentir capaz de muchas cosas y yo me he vuelto super perfeccionista con este trastorno. Yo quería ser perfecta, y me ha pasado factura. Lo siento si esto es un poco triste, pero creo que voy a tener esto siempre conmigo de un modo u otro, o al menos durante mucho tiempo.

«Por mucho que sea consciente y haya mejorado mucho, va a estar presente toda mi vida.»

imatge destacada: Fotografia irene ruiz. / Font: Irene Ruiz
  1. Esther Piera Sánchez

    Hola !! Soy la madre de Irene , protagonista de la entrevista y tengo que decir que Irene ,es muy valiente , comprometida y estamos orgullosos de ella , lo que le a tocado vivir es muy complicado y ella siempre a sido muy luchadora , siempre vamos a estar a su lado , acompañándola en lo que necesite , te queremos preciosa !! Simplemente se tu misma , amate y cuidate , tu eres lo persona más importante de tu vida .

  2. Felicitats Mónica e Irene, molt bo l’article! , tan de bo que posi llum a aquets problemes socials tan greus a les persones que tinguin aquestes patologies. Salut!

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